El timo de la estampita con las hipotecas multidivisas

La picaresca española sigue a la orden del día

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Para ponerte en situación el timo de la estampita es aquél en el que un desequilibrado ficticio se acerca a un tipo y le ofrece unas estampitas que lleva en un sobre las cuáles, aparentemente, son billetes de curso legal. El tipo, tratando de aprovechar su suerte de haberse encontrado con un desequilibrado que no sabe que lo que lleva en el sobre son billetes en lugar de estampitas le paga una cantidad de dinero por el sobre y se marcha creyendo que ha hecho el negocio del siglo.

Sin embargo, luego resulta que lo que había en el sobre no eran más que papeles y que había sido timado por un desequilibrado, que no lo era en realidad, y que le ha dado gato por liebre aprovechando la sed ventajista y sin escrúpulos del tipo que se creyó más listo que nadie.

Pues algo parecido ha sucedido con las hipotecas multidivisas. Todos los analistas y expertos siempre han coincidido en afirmar que se trata de un producto especulativo en el que se debería de entrar sólo si se dispone de la flexibilidad suficiente como para poder jugar de manera eficiente en la lotería del tipo de cambio.

Pero durante muchos años cerca de 30.000 (según los cálculos de ADICAE) desoyeron estas recomendaciones y creyeron ver la gallina de los huevos de oro a su alcance, con la posibilidad de contratar una hipoteca mucho más barata que la del vecino, aprovechando su superior inteligencia y demostrándose a sí mismos, o al resto de la gente, que es más importante, que sabían aprovechar sus oportunidades.

Unas oportunidades que ahora se están viniendo abajo como un castillo de naipes. El poder del Euro, que parecía sempiterno hace unos años, ha desaparecido, y Bancos Centrales con tradición de tipos de interés bajos, como el japonés, se han visto en la obligación de corregir su tendencia ante la escalada inflacionista a la que se enfrentaban.

Ello ha provocado que todos los que tenían hipotecas multidivisas ahora se encuentran con que deben más dinero del que contrataron inicialmente, y que mientras sus vecinos siguen pagando cuotas similares, a ellos se les ha doblado. En definitiva, fueron a por lana y acabaron siendo esquilados.