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Euribor a 0,75 %. Plusmarca a la baja (y truco)

Lecciones de gravedad

Lecciones de gravedad

El Euribor sigue en su senda descendente, dicen que descontando los futuros descensos en el precio oficial del dinero. Y el dinero sigue bajando, como mercancía de relumbrón que se ofrece en en el escaparate en busca de quien se anime a entrar en la tienda a pedirlo.

La buena noticia es que el Euribor afecta a todas las hipotecas contratadas, esas que cada evz nos cuesta más pagar, y que este descenso, para los que vean ahora revisada su hipoteca supone un ahorro anual de uno novecientos euros. Todio un pellizco.

La mala, pro supuesto, es que se trata de un tipo de interés teórico, porque en la práctica estamos ante el escaparte de un país comunista, que vende mantequilla y se harta de anunciarla, pero cuando la gente entre a la tienda, no hay nada en las estanterías más que un peine casposo y un paquete de jabón amarillento. Y eso lo viví personalmente, así que no me vengáis con que es un tópico.

Todo esto lo dice cualquier otro blog, así que trataré de diferenciarme contando algo, aunque sea una simple hipótesis. ¿Y a qué se deben estas bajadas, si no hay dinero para prestar ni clientes solventes a los que prestarles? ¿Qué ataque de generosidad les ha dado a los bancos para permitir que baje el manipuladísimo Euribor, con la pasta que eso les hace perder al revisar las hipotecas antiguas?

Yo lo tengo claro: el miedo a que aumente la morosidad y la insolvencia. Cuanto más baje la hipoteca, más posibilidades tienen de que quede sin pagar. Yo, por supuesto, no tengo los datos, pero ellos sí los tienen: si una bajada meda de novecientos euros al año permite seguir cobrando al porcentaje suficiente de hipotecados, valdrá la pena.

Sobre todo con las provisiones a que obligan los insolventes.

Sobre todo con el miedo a que les revisen las cuentas.

Ahora que estamos acojonados todos y no sólo algunos, parece que la cosa mejora. El mal de muchos no siempre es consuelo de tontos, a lo que parece.

Por qué la hipoteca nos dio por saco.

Político explicando que los pisos nunca bajan...

Político explicando que los pisos nunca bajan...

Más de uno se tomará a a risa lo que voy a decir, pero va muy en serio: hipotecarse es un acto de esperanza.

Pedir un préstamo es siempre señal de optimismo porque supone creer que en el futuro se va a poder devolver ese dinero, disponiendo entre tanto de un capital que en este momento no está a nuestro alcance. Cuando nos endeudamos, implícitamente entendemos que nuestro trabajo mejorará y nuestra renta lo hará con él, y no sólo lo entendemos nosotros, sino que lo entiende también el banco, lo que no deja de reforzar nuestra percepción optimista.

Sin embargo, algo ha ido muy mal y las hipotecas que se solicitaron estos años anteriores  siguen pesando como una losa sobre nuestras economías y sobre nuestro ánimo comprador, con lo que la demanda general se resiente. Y con ella la actividad económica y el empleo.

¿Y qué pasó? Pues varias cosas:

1- Que el bien que compramos, o sea el piso, empezó a valer cada vez menos, con lo que teníamos una deuda por un importe superior al valor del bien que compramos con el dinero prestado. A eso se llama perder pasta a lo bestia. Y cuando la gente pierde pasta, se empobrece y no puede ni comprar ni invertir.

2- Que las hipotecas solían doler los primeros años, pero luego, con la inflación y la subida de salarios, la cuota resultaba cada vez menos molesta, pues al ser constante suponía menos dinero real. Ahora, como los salarios han comenzado a bajar en lugar de a subir, esa cuota constante resulta que cada año es más dura de pagar.

En resumen, la hipoteca nos dio por saco, porque han dejado de cumplirse dos de los dogmas básicos de la religión financiera española: que los pisos nunca bajan y que la inflación es siempre alta.

Nos fue a sobrar fe cuando menos falta hacía…

Hipoteca y dinero sentado

No es tan fácil encontrar una foto de dinero sentado, así que os tiene que valer igual Toro Sentado...

No es tan fácil encontrar una foto de dinero sentado, así que os tiene que valer igual Toro Sentado...

Hoy me apetece hablaros de un concepto que aquí no queremos entender desde hace siglos y que está en el origen de esta crisis y de otros hecho luctuosos, como que en España el paro estructural sea del once o del doce por ciento, incluso en los tiempos buenos, mientras que en otros países rara vez pasan del cuatro por ciento cuando las cosas vienen bien dadas. Se trata del dinero sentado, o “sitting money“, como le llaman en inglés.

El dinero sentado es dinero que procede, como todo, del sistema productivo y que en lugar de producir más riqueza a través de la inversión se paraliza a sí mismo, convertido en bienes que no son productivos, sino simplemente de consumo o equipamiento.

En economía se dice claramente que el ahorro y la inversión son dos variables que siempre tienen que ser equivalentes. Parece complicado, peor no o es: para que alguien invierta, alguien tiene que haber ahorrado previamente, y prestado ese dinero al que lo quiere invertir. Sirve igual a nivel local que a nivel global. ¿Lo pongo bonito?  I=S

El problema surge cuando el ahorro, en vez de convertirse en inversión que a su vez genere más producción, o más empleo, se convierte en edificios, en urbanizaciones, en chalés  y en solares. Entonces, ese dinero se sienta, porque en cuanto acabe el proceso de construcción no seguirá produciendo nada más y el capital necesario para devolver la deuda tendrá que provenir de otras actividades.

Para quienes duden de este hecho, el ejemplo clásico es la diferencia que hay, para una ciudad, entre gastarse cien millones de euros en un palacio de congresos y gastárselos en una fábrica. Son los mismos cien millones, y en ambos casos sirven para levantar un edificio y dar trabajo a la gente que la construye, sólo que una vez acabada la construcción la fábrica necesita trescientos currantes y los pisos no dan trabajo a nadie más, salvo de manera marginal.

Ese fue el problema también de España tras la conquista de América: que el oro que se trajo no se invirtió en industria, sino en levantar magníficas casas solariegas, retablos, iglesias , castillos y palacios.  Y de esos por lo menos sacamos algo, por lo que pagan los turistas que vienen a verlos, pero  me temo que no va a haber la misma suerte con los bloques de pisos vacíos que infestan el extrarradio de muchas ciudades.

Por tanto, el problema con nuestras hipotecas no es sólo que ahoguen nuestra economía, sino que el dinero que se emplea para pagarlas se detrae del montante global que podría crear empleo.

Dinero sentado para un país de siesta…

(Y Feliz Navidad)

¿Qué es eso de un banco malo? Hipoteca, política y demagogia.

Mr. Scrooge detesta los bancos malos.

Mr. Scrooge detesta los bancos malos.

Como estamos en precampaña electoral, parece ser que un banco malo es una cosa con dinero y cuernos que azota a los honrados trabajadores para repartir el dinero de los pobres entre los ricos y comprar tartas de manzana a Mister Scrooge, mientras los niños hambrientos miran los escaparates.

Sin embargo, cuando leemos un poco, resulta que la figura del banco malo la utilizan por primera vez gobiernos tan reaccionarios como las socialdemocracias de Finlandia, Suecia y Noruega en los años noventa, aunque hubo algún experimento anterior con las savings and loans norteamericanas en el periodo de Reagan. Se trata, pues, de una herramienta conocida y no adscrita a ninguna ideología en particular.

La necesidad de un banco malo surge como solución a una crisis de confianza, cuando las entidades financieras dejan de prestarse dinero entre ellas o de prestárselo a los particulares por miedo a la situación de solvencia de las otras entidades financieras. En esos casos se crea un banco que absorba los activos tóxicos de todas las entidades de modo que, al aflorar los activos peligrosos, todo el mundo tenga muy claro cual es la situación, dónde estamos, quién es es solvente y quien no, y a partir de esa transparencia vuelva a fluir el crédito y se reactive la economía. O sea, que se trata de aclarar el panorama para que la desconfianza no estrangule el crédito ni las hipotecas y el mercado pueda reactivarse.

Generalmente, es el Estado quien forma este banco malo y se queda con esos activos tóxicos, comprándolos a las entidades financieras a un precio muy inferior al de mercado y quedándose con una parte de las acciones del banco como garantía. Por tanto, la creación de un “banco malo”, es un proceso de nacionalización total o parcial de la banca, y por eso es la banca la que más duramente suele resistirse a este proceso que convierte al Estado en accionista.

En el caso de España, la idea progre de que se está dando el dinero de los contribuyentes a los banqueros es particularmente estúpida, ya que la inmensa mayoría del dinero necesario para el rescate de entidades financieras irá a parar a las Cajas de Ahorros, que son bancos públicos, gestionados por políticos. O sea: eso que tanto les gusta pedir a esos mismos progres como solución a la crisis.

El banco malo, por tanto, es una solución con la que habitualmente los bancos pierden dinero y los contribuyentes lo ganan, como sucedió en EEUU con los rescates de los bancos, donde las arcas públicas tuvieron un beneficio de alrededor de 12.000 millones de dólares sólo en la venta de su participación en Citigroup. En España quizás lo tengamos más crudo, repito, porque lo que rescatamos ya son bancos públicos, ese rescoldo colectivista de otros tiempos que algunos, con otro collar, siguen considerando mejores.

Las barbas de Angela Merkel

Una propuesta más...

Una propuesta más...

Como no las tiene, podemos hablar tranquilamente del rape en seco al que la señora canciller ha sometido sus barbas y las de todos los alemanes. Su plan de ahorro alcanza nada menos que 80.000 millones de euros y supondrá una rebaja del 2,5 % al sueldo de los funcionarios, eliminar 10.000 puestos en la función pública, 40.000 soldados en el ejército (que es de servicio militar y no profesional, como el nuestro) y un verdadero montón de partidas presupuestarias de gasto e inversión. Otra de sus partidas más duras será el recorte en el subsidio a los parados de larga duración y en otras medidas de fomento del empleo como cursos y cursillos.

Es la hora, entonces, de poner nuestras barbas en remojo.

Con este precedente, no es de extrañar que nos hayan dicho a nosotros que nuestras medidas de recorte del gasto son insuficientes y que se espera mucho más de España, sobre todo en la reforma laboral, que sigue siendo nuestra asignatura pendiente y en coberturas sociales, aunque no se ha mencionado cuales nos quieren menguar.

La bolsa, como sabéis, ha castigado durante todos estos días nuestra deuda y nuestros valores y la huida de capitales ya es un clamor, al tiempo que las Cajas de ahorro han reconocido, al fin, que necesitarían entre 24.000 y 34.000 millones de euros para sanearse.

Mi pregunta de hoy es más complicada que de costumbre, y espero que no me respondáis como Rajoy, que consiguió ahorrar sólo 111 millones de euros con las medidas que propuso: ¿qué gastos recortaríais vosotros para reducir el déficit en otros 10.000 millones de euros anuales, que será lo que nos pidan?

Advertencia: recortar sueldos a políticos y altos cargos, supone ahorrar 79 millones de euros. Coches oficiales, prebendas, dietas y demás, otros 80 millones de euros. Ya tenemos 160 millones ahorrados porque en esto estamos de acuerdo.

Los otros 9840 millones que hay que ahorrar os los dejo a vuestro cargo. ¿Qué proponéis?

Autonomías y ayuntamientos ahorrando (o no)

Casa pensativa pensando en la hipoteca y en el IBI municipal.

Casa pensativa pensando en la hipoteca y en el IBI municipal.

Ya casi terminamos con la batería de medidas concretas para reducir el déficit. De hecho, creo que estamos ya en los brindis al sol, una vez que se han terminado las partidas más novedosas.

Dentro de lo anunciado tenemos la intención de hacer que comunidades autónomas y ayuntamientos ahorren 1.500 millones de euros el año próximo. Por si no lo sabíais, las administraciones autonómicas y las corporaciones locales son las que deciden y administran el 36% de los gastos del Estado.

Como ya habréis oído, algunas comunidades y ayuntamientos se han opuesto a la bajada de sueldo de los funcionarios, pero en mi opinión se trata de un gesto demagógico, y por dos motivos: porque les viene mejor que a nadie poder ahorrar unos duros y porque este tipo de bajadas han de ser aceptados por ley.

Por otra parte, supongo que ya estaréis enterados del último esquinazo que dio el Gobierno a la realidad con la norma que prohibía a los ayuntamientos endeudarse. En principio, la norma entraba en vigor ya mismo, pero luego, en la fe de erratas del BOE, se corrigió y se dijo que la prohibición de endeudarse entraba en vigor el 1 de enero de 2011. O sea que podéis ver que en España se legisla hasta con la fe de erratas.

¿Cómo veis este asunto?, ¿creéis que esto es lo que más va a doler, puesto que ayuntamientos y Comunidades son las que realizan el gasto más cercano al ciudadano?

¿Creéis que habría que apretar por otro lado o que son estas entidades las que más deberían recortar?

En algunos países como Grecia e Italia se está reduciendo por ley el número de municipios y provincias. En Grecia se eliminan cientos de ayuntamientos, que serán absorbidos pro otros cercanos de mayor tamaño y en Italia se habla de eliminar hasta nueve provincias ¿Deberíamos hacer algo así por aquí o sería meterse en el avispero?

¿Se ahorraría algo con una reorganización territorial del Estado?

 

 

Aumenta el ahorro, ¿pésame o enhorabuena?

Siempre hay ideas originales para acabar con los excedentes de productos sin vender.

Siempre hay ideas originales para acabar con los excedentes de productos sin vender.

Según los últimos datos, esos datos que caen en avalancha cuando termina un año y comienza otro, la tasa de ahorro de los españoles se ha disparado en 2009 hasta alcanzar el 14, 1 % de la renta disponible, lo que es un 4,1 % más que el año anterior. O sea, una tercera parte más, que es mucho enm términos relativos.

Cuando vemos esta clase de datos tenemos que pensar dos cosas antes de sacar una conclusión, porque se trata de un tema con dos filos:

-1- Que la inversión procede del ahorro, y que si los españoles no empezábamos a ahorrar más no teníamos que quedar necesariamente en la ruina porque no habría capital que invertir, dada la dificultad de seguir obteniendo financiación exterior.

Lo que se invierte es siempre el ahorro de alguien, y durante demasiados años hemos estado tirando por aquí del ahorro de los países asiáticos, que prestaban grandes cantidades de dinero procedente de sus excedentes comerciales y de la diferencia entre sus ingresos y el nivel de gasto de sus economías.

Aumentar el ahorro supone, pro tanto, permitir la financiación de nuestra economía de forma autónoma, lo que tiene que ser necesariamente bueno.

-2- Por otro lado, el aumento del ahorro es una disminución del consumo y la demanda. Si la gente ahorra más es que gasta menos, lo que contraerá la producción y el empleo, y esto puede llevar a que muchas empresas, ya tocadas, no puedan soportar sus costes y acaben cerrando, lo que supondría un nuevo descenso de la demanda por la gente que se queda sin trabajo y sin salario. La espiral del avión tocado, vaya.

La economía se mueve por lo que la gente demanda, y cualquier descenso de la demanda es una contracción de la economía, que deja a personas en la calle.

¿Cómo lo veis vosotros?, ¿es bueno o malo este aumento del ahorro? ¿El hombre precavido vale por dos o puede ser la precaución la que mate al gato?

P.D: los comentarios que se ahorran no se pueden invertir más tarde, así que no seáis tacaños…  🙂

 

 

 

Acumulación de capital (un cuento de robots)

Karel Capek es el inventor de la palabra ROBOT. Significa obrero, en checo.

Karel Capek es el inventor de la palabra ROBOT. Significa obrero, en checo.

No lo duda nadie: para invertir y crear empleo, ya sea a nivel particular o nacional, primero hay que acumular capital, y luego ponerlo a producir bienes, servicios, o lo que sea. El capital lo es todo en la economía, y hasta Marx utilizó este concepto como título de su principal obra. Sin capital no hay economía; sólo subsistencia.
Como sabéis, me gusta buscar el origen de los problemas, aunque a veces eso me obligue a ir un poco lejos, y en el caso de esta crisis que padecemos tengo la impresión de que el origen, la verdadera raíz, está en la falta de fines. El capital no es un fin en sí mismo, sino un medio, en primera instancia, para la producción , y en última para el bienestar.

Y eso, los fines, es lo que parecen haber perdido de vista los distintos sistemas financieros: se supone que la gente trabaja para vivir, y no para conseguir capital, aunque lo segundo es posible y hasta deseable en cierta medida.
Pero si la acumulación de capitales conduce al desempleo, la inseguridad en la calle y la destrucción del tejido productivo, o somos tontos o nos están tomando el pelo, o alguna pieza del reloj se ha perdido por el camino, porque resulta que las agujas marchan hacia atrás.
Y sin embargo, así sucede: Occidente se mecaniza, se automatiza, tiene un porcentaje importante de todas las patentes y una capacidad agrícola e industrial muy por encima de la suma del resto del mundo, y a pesar de ello, el capital prefiere irse a otros lugares donde abaratar costes. ¿Y para qué? Para crear más capital. ¿Y para qué crear más capital? Eso ya no lo saben.
Parece un cuento de robots, pero es la puñetera realidad. El capital tiene que vender sus productos al ciudadano, que es su fin y su cliente último, pero se desentiende del ciudadano y se mira sólo a sí mismo en un acto de onanismo olímpico. Y como siempre sucede en estos casos, el capital se vuelve estéril.
Como es sábado, permitidme que acabe con un cuento, o una parábola, y perdonad la irrupción de mi otro yo, mi Mister Hyde.

Con el mundo puede pasar como en aquella goleta en que viajaban nueve marineros, jóvenes y fuertes, y un anciano gastado y achacoso al que todos debían cuidar, lavar y dar de comer.
El viejo era una continua molestia y todos se quejaban de tener que ayudarle a cada paso, de sus achaques, de sus quejas y de su mal humor constante.
Un día el viejo murió y lo tiraron por la borda casi con alegría: iban cortos de agua, escasos de provisiones y faltos de fuerza para remar cunado faltaba el viento. Todo lo que fuera quitarse peso era una buena noticia.
-Ahora por fin iremos más rápido -dijo un marinero, después de la breve ceremonia.
-Diablos, sí, ¿pero a dónde? -respondió el capitán, cayendo en la cuenta de que sólo el abuelo lo sabía.


Pues eso.
Gracias por vuestra paciencia.