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Hipotecas y rescates bancarios.

Cosas primitivas

Cosas primitivas

Hoy voy a tratar de acercarme a eso que algunos llaman injusticia del rescate de los bancos con dinero público. En realidad y desde mi punto de vista, es algo mucho peor que una injusticia: es una tontería, y los países pueden prosperar con decisiones injustas, pero más difícilmente con decisiones idiotas.

En primer lugar, hay que tener en cuenta que la mayor parte del dinero público que se ha ido a rescatar bancos se ha ido precisamente a bancos que ya eran públicos, así que nacionalizar una caja de ahorros viene a ser algo así como nacionalizar uno de los pantanos que inauguraba Franco. ¡Ya son nuestros, carajo!

Hecha esta salvedad, analicemos lo que ocurre:

-Una caja de ahorros (gestionada por políticos jubilados y otros mamuts blancos) ha metido en ladrillos más de lo que tenía y más de lo que podrá devolver en su vida.

-Ese ladrillo se ha ido depreciando, por lo que los préstamos dejan de estar respaldados por los activos, gracias a que se tasaron verdaderas boñigas a precio de oro.

-La diferencia entre el activo y el pasivo deja un glorioso agujero en las cuentas de los bancos y cajas, que endurecen las condiciones de crédito.

-El endurecimiento del crédito, o su desaparición, ahoga a las empresas, que reducen su actividad, poniendo en la calle a millones de trabajadores.

-El aumento del paro y la falta de circulación de efectivo reducen la demanda.

-La reducción de la demanda, genera aún más paro, y el paro genera más impagados en las hipotecas, ya que muchos hipotecados, al quedarse sin trabajo, no pueden hacer frente a sus compromisos. Y esto aumenta el agujero en el balance de los bancos de dos maneras distintas: por el aumento de la morosidad y por la mayor depreciación de los pisos y terrenos que poseen.

Suena genial, ¿verdad? Bueno, pues aquí llega el Gobierno, coge el dinero de todos, y lo presta a los bancos para cubrir sus balances, de modo que el agujero se cierre y pueda fluir de nuevo el crédito para romper el círculo vicioso.

¿Y por qué creo que es una solución idiota?

Porque el dinero público podía rescatar directamente a los ciudadanos hipotecados. pero no un rescate en plan guay, con palmadita en la espalda, como haría una tía soltera y millonaria, sino un embargo en toda regla: si no pagas, en vez de quedarse el banco tu casa, se la queda el Estado. De este modo, esas viviendas no entran en el mercado ni reducen los precios, los bancos se liberan de los morosos, pasándonolos a todos, la gente no se queda en la calle, y los balances de los bancos se limpian de igual modo, con una reserva de viviendas que el Estado poco a poco revenderá o alquilará.

Porque lo que NO planteo es que las queden los que no pagaron, sino que se les rescate a ellos en vez de a los bancos y que ellos devuelvan más adelante lo prestado igual que se supone que lo van a devolver los bancos. Y al que no lo devuelva, se le sanciona como sea pertinente. Hay mil maneras.

De este modo se consigue:

-Aumentar la demanda, reactivando el empleo.

-Liberar a los bancos de morosos, saneando sus balances (lo mismo que se intenta rescatando a los bancos).

-Estabilizar el precio de los activos, deteniendo la sangría contable.

¿Por qué demonios no se proponen estas cosas más a menudo? Prefiero no darle muchas vueltas, aunque lo comentamos un día de estos…

Reforma hipotecaria del Gobierno: Menos da una piedra

Menos da una piedra, aunque sea tan grande

Menos da una piedra, aunque sea tan grande

Esta semana se ha confirmado la aprobación de las medidas hipotecarias que han venido avanzando los diferentes miembros del Gobierno en las pasadas semanas, con el objetivo principal de conseguir que las familias con mayores riesgos de exclusión social no caigan en el drama social que el embargo genera.

De esta manera todas las familias con todos sus miembros en situación de desempleo y cuya cuota hipotecaria supere el 60% de sus ingresos, incluyendo las prestaciones por desempleo, podrán acogerse a las ventajas que ofrece esta nueva modificación legislativa, siempre y cuando se trate de la vivienda habitual y el valor de la hipoteca no supere los 200.000 euros, en las grandes ciudades, y 120.000 en las ciudades más pequeñas.

Para estos casos las entidades financieras estarán en la obligación de aceptar la refinanciación de la deuda hipotecaria de las familias, de manera que se pueda reducir, de manera importante, la cuota hipotecaria mensual a pagar, y se consiga así que puedan salir adelante.

En primer lugar, las familias se podrán acoger a un período de 4 años de carencia durante el cuál sólo pagarán intereses, con lo que su cuota se reducirá, aunque al final tendrán que pagar el capital que han dejado de pagar en estos momentos iniciales.

En segundo lugar, también se permite la ampliación del plazo de amortización de la hipoteca hasta 40 años, lo cuál facilitará, igualmente, la reducción de la cuota mensual, así como se prevé una reducción del tipo de interés a aplicar a Euríbor + 0.25, independientemente de lo que se tenga firmado en el contrato hipotecario.

Con ello se conseguirá reducir el esfuerzo que tienen que realizar las familias para pagar sus cuotas mensuales, confiando en que en un futuro puedan recuperar sus empleos y con ello se encuentren en disposición de poder pagar sus hipotecas en situación más normalizada.

Sin embargo, las asociaciones de consumidores y de hipotecados creen que estas medidas no resuelven el problema en términos generales, sino que tan sólo son parches del sistema, pero que la verdadera solución se encontraría en la aplicación de la dación en pago en términos generales para todas las familias.