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La burbuja inmobiliaria China

vivienda en China

El otro día hablábamos de la burbuja inmobiliaria británica y de cómo no se libran del condenado fenómeno ni esos tipos tan flemáticos y sensatos que son los ingleses. Hoy, para seguir con el recorrido y demostrar que las burbujas inmobiliarias son un fenómeno universal vamos a ver el otro caso, el de China, mucho más preocupante que el anterior por las repercusiones económicas y financieras que podría tener para el resto del mundo.

Como sabéis, suelo ilustrar los artículos con alguna foto alusiva y un pie que la explique desde la ironía, pero en esta ocasión creo que es necesario usar una gráfica como apoyo, sin cachondo alguno, y un poco más grande de lo habitual. Echadle un ojo detenidamente, por favor.

El despegue de la economía China y su papel preponderante como nueva potencia económica ha atraído gran cantidad de capitales del exterior, y no sólo destinados a aumentar la producción industrial y deslocalizar la industria occidental. Muchos de esos capitales aguardan una buena oportunidad de inversión y entre tanto se colocan en el sector inmobiliario, que ha sufrido un enorme auge en el país debido a la enorme migración de personas del campo hacia las ciudades. Hablamos de casi ciento cincuenta millones de personas en veinte años, aunque algunos mencionan cifras mucho más abultadas.

El crecimiento anual de China es de alrededor del 7,7% y la balanza comercial positiva junto al mercado inmobiliario son las grandes bazas del gigante asiático. El Gobierno chino, además, lleva años jugando al cubilete con el valor de su moneda para intentar atraer capitales extranjeros, así que no es de extrañar que al final se haya producido una enorme acumulación de dinero tras sus fronteras.

El problema, por supuesto, es que ese dinero está allí a título de préstamo y que en algún momento los que lo pusieron querrán recuperarlo. La conclusión final es que China es ahora  uno de los países más endeudados del mundo con un 215% de su PIB en deuda (según datos del Banco Popular de China, correspondiente a un 75% en deuda pública y un 140% del PIB en privada).

¿Y qué está sucediendo? Que la larguísima crisis de Occidente está impulsando a algunos de esos inversores a intentar deshacer sus inversiones, lo que unido al debilitamiento de la demanda ha hecho que la bolsa china lleve tres años seguidos de caídas y la vivienda ya haya iniciado la cuesta abajo, como podéis ver en la gráfica.

Si se confirma el estallido de la burbuja china, que es justamente lo que yo preveo, la crisis de las hipotecas subprime va a ser una broma de niños comparada con la crisis de la hipoteca china.

Veremos en unos meses.

Hipoteca, alquiler, y ceguera voluntaria

Podemos quedarnos pegados a ideas viejas...

Podemos quedarnos pegados a ideas viejas...

La discusión es antigua, pero en los últimos meses se ha acentuado. Para que la economía española mejore, es necesario que los ciudadanos puedan volver a consumir, y que la movilidad geográfica sea más fácil de cara a que las familias puedan desplazarse más sencillamente a donde hay trabajo en lugar de tener que esperar, en precario, a que el trabajo se genere donde ellos residen.

Y es cierto, porque en España, en el caso del famoso dilema de si debe ir Mahoma a la montaña o la montaña a Mahoma, nos hemos decidido siempre por esperar que venga la montaña. Reflejo de ese carácter y esas idea es la casi obligatoriedad de tener un piso en propiedad, rechazando otras fórmulas, como el alquiler, que quedan reservadas a los que no tienen otra alternativa.

Ahora que las hipotecas antiguas son cada vez más difíciles de pagar y las nuevas cada vez más difíciles de conseguir, todo indica que de una vez nos decidiremos a tomarnos el alquiler en serio.  Sin embargo, lo que más me llama la atención en este sentido, es toda la batería de propuestas que he leído para eliminar las deducciones por compra de vivienda y desincentivar la compra de vivienda para que de una vez se alquilen pisos en vez de comprarlos.

Porque nos falta una pregunta: ¿de quién son las viviendas que se alquilan? Las que ya están construidas y no se venden, de acuerdo, pueden ser redirigidas al mercado de alquiler, pero si pretendemos reactivar algún día la construcción, tenemos que pensar de una buena y santa vez que una vivienda en alquiler es una vivienda que alguien compró, posiblemente con una hipoteca, y que luego, sólo luego, pone en alquiler. 

Criminalizar a los propietarios o complicarles la vida no va a ser el camino. De hecho, el camino para salir de cualquier crisis es hacer las cosas más fáciles a todo el mundo.

Porque hay propietarios sin alquiler, pero no hay alquiler sin propietarios. Ojo al detalle.

La hipoteca como síntoma y medidor de la reactivación

Reunión de banqueros mundiales.

Reunión de banqueros mundiales.

Para muchos de nosotros la hipoteca es un problema en sí mismo, y basta con eso para que nos interesemos por su evolución, por el Euribor o por las distintas condiciones que nos imponen para concederla, renovarla, o subrogarnos. O sea, que la hipoteca no es síntioma de nada, sino la enfermedad en sí, y bastante tenemos con curarnos de ella como para encima ponernos a mirarla a la lupa.

Pero el mercado hipotecario es también un buen indicador del momento en que se recuperará la economía y nuestro conocimiento de ella, aunque sea a la fuerza, nos ayuda a comprender cómo van a ir otros sectores.

El mercado hipotecario es el más seguro y el que más garantías ofrece a los bancos de recuperar su dinero. Os puede parecer una broma que diga esto, pero como en España no está aceptada la dación en pago, el que se hipoteca responde de su deuda con la casa y con sus bienes presentes y futuros, así que no se puede pedir más garantía.

Mientras el mercado hipotecario esté flojo, podemos entender que la liquidez bancaria está por los suelos, y sin liquidez bancaria no hay modo de crear empleo ni hacer despegar la economomía, más que nada porque no hay quién se anime a crear una empresa sólo con sus ahorros, ni modo de sostenerla con esa sola financiación.

Porque lo cierto es que todos o casi todos pensamos que el principal problema de este país es el paro. ¿Y cómo se va a crear empleo si se deniegan las líneas de crédito a los pequeñas empresas?, ¿cómo se va a crear actividad y empleo si no se puede financiar ninguna nueva actividad ni ninguna ampliación de la ya existente?

El desempleo, amigos, proviene en este caso de la falta de respaldo financiero. Y la falta de respaldo financiero proviene de muchas cosas, demasiadas, pero hay algo que desde nuestra humilde condición de hipotecados o demandantes de hipoteca podemos ver perfectamente, mucho mejor incluso que los políticos: que si la hipoteca se endurece, el paro aumenta. Que si las hipotecas se complican, la economía no se recupera.

Así que, por favor, viendo lo que hay y todos conocemos en el mercado hipotecario, permitidme que no sea aún demasiado optimista sobre las posibilidades de recuperación para los próximos meses.

Aún no. Más adelante, ya veremos. Y que no le dé al BCE por subir los tipos d einterés, que entonces sí que la hemos armado…

Tropezando con la misma piedra

A vueltas con la hipoteca

A vueltas con la hipoteca

Está claro que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, eso ya lo sabíamos, pero lo que desconocíamos era que las entidades financieras, esas deidades incapaces de equivocarse, en su contra, al menos, también podían tropezar otra vez con la misma piedra.

Si esta crisis que aún nos sigue golpeando comenzó por la irresponsabilidad de las entidades financieras, que antepusieron la venta de productos financieros a la responsabilidad corporativa, y por su empeño en conceder hipotecas por encima del 100% de valor de tasación de las viviendas, lo cuál estalló en cuanto la burbuja inmobiliaria comenzó a desinflarse, ahora todo apunta a que están volviendo a cometer el mismo error.

Una forma de actuar que ya veníamos meses viendo cuando se trataba de viviendas en posesión de las entidades financieras, como consecuencia de procesos de embargo hipotecario, pero que ahora comenzamos a ver para clientes en general.

Son varias entidades, como Ibercaja, por ejemplo, las que han comenzado a lanzar sus hipotecas por el 100% del valor de tasación. Eso sí, las restricciones que ahora exigen son mucho mayores que las previas a la crisis.

Están compensando el riesgo en el que incurren con esos 20 puntos porcentuales de financiación adicionales, con un tipo de interés más elevado, generalmente en los primeros períodos, o bien con una mayor vinculación con la entidad.

De esa manera intentan generar los ingresos suficientes al inicio de la vida del préstamos que les pueda compensar en caso de que se produzca un embargo en situación de pérdida patrimonial.

En definitiva, las entidades financieras están tropezando con la misma piedra, pero ésta es ahora más pequeña y hará menos daño, aunque sorprende que se estén planteando una solución hipotecaria que ha colapsado el sistema financiero y económico internacional, algo que todavía hoy estamos sufriendo los ciudadanos anónimos con una hipoteca a nuestras espaldas.

Porque, si bien es cierto que lo están haciendo con alguna restricción adicional, también es cierto que están comenzando a conceder hipotecas por el 100% del valor de tasación, olvidándose ya del 80% que parecía ser el límite hasta ahora.

Elena Salgado echa por tierra cualquier esperanza de dación en pago en España

Favor con favor se paga

Favor con favor se paga

Hasta ahora habíamos intuido que el Gobierno de España tenía alguna deuda pendiente con el sistema financiero, habida cuenta de la gran protección que le estaba proporcionando y por su inacción para dinamizar el crédito en nuestro país, esencial para iniciar el relanzamiento de nuestra economía hacia la recuperación, pero ahora, tras las últimas declaraciones de Elena Salgado, Ministra de Economía, podemos certificar que esta intuición es una realidad.

Elena Salgado ha dicho que la dación en pago no es una opción para nuestra economía, porque muchas de las viviendas hipotecadas lo están por encima de su valor actual del mercado, por lo que la aplicación retroactiva de la dación en pago provocaría el colapso del sistema financiero por las deudas que las entidades acumularían al quedarse sólo con una vivienda que no cubriría el total de la deuda.

En la actualidad, si el valor de mercado de la vivienda no cubre la deuda hipotecaria, los titulares de la hipoteca mantienen la deuda con la entidad financiera y están en la obligación de seguir abonando sus cuotas, aún cuando hayan entregado ya la vivienda, como consecuencia de la ejecución hipotecaria.

Está claro que la aplicación de la dación en pago de una manera retroactiva provocaría pérdidas a las entidades financieras, pero, por otro lado, un gran beneficio a los ciudadanos que se quedarían sin vivienda, sí, pero también sin deuda que pagar, lo cuál sería, din duda, una gran noticia.

Pero, aún entendiendo que nuestro sistema económico se organiza entorno al sistema financiero, y que un colapso de éste provocaría un colapso general, sí que es cierto que se podría pensar en la dación en pago como una alternativa para el futuro, como una cláusula que apareciera en las nuevas hipotecas que se firmaran.

Con ello no se conseguiría solucionar ninguno de los problemas actuales que están acuciando a las familias españolas, pero sí que prepararían al sistema para el futuro, para cuando nos llegara una nueva crisis en el próximo ciclo negativo de la economía. Por tanto, aún comprendiendo que la retroactividad es negativa en estos momentos, sí que podemos apostar por la dación en pago para el futuro.

En ese punto es en el que podremos ver la verdadera independencia del Gobierno con respecto al sistema financiero.

Crisis y cobardía. El muro infranqueable

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Tranquilos todos

Hoy me apetece hablar con claridad. Con demasiada, incluso.

Uno de los peores problemas de esta crisis es que nadie habla claro de ella y se sigue queriendo salir del agujero con medidas falsas, con medias verdades y sin mirar a la cara a las situaciones verdaderamente catastróficas.

Tenemos, pro ejemplo, el caso de los bancos y las hipotecas. Sabemos todos que la banca tiene inscritos en su balance los pisos por un valor muy superior al que hoy podrían venderse en el mercado. Sabemos, pro tanto, que el patrimonio de los bancos no es el que ellos dicen, pero como tomar en serio ese problema podría suponer una quiebra masiva, hacemos como que no lo sabemos, seguimos adelante, y el problema no se arregla.

Sabemos también que muchas hipotecas son incobrables. Se extienden lo plazos, se alargan las cuotas, peor sabemos que muchos hipotecados no podrán pagar sus préstamos porque se han quedado sin trabajo o porque no hay esperanza de que vuelvan tener un nivel de ingresos como en el momento en que les fue concedida la hipoteca. ?Y se hace algo? NO. ¿Se acepta que habrá que cobrarles menos o quedarse con un piso que no se podrá vender? NO. Se pospone el desastre para otro día, para el turno de otro, para la hora en que s ele pueda echar la culpa a otro.

Sabemos que las entidades locales y las autonomías no pueden mantener el nivel de empleo público y de servicios actual, porque para ello tendrían que aumentar los impuestos provocando la huida de los que producen. Sabemos que se gasta más de lo que se ingresa y por eso continúa el endeudamiento. ¿Y se hace algo para ajustar las cuentas? Muy poco. ¿Se le dice de una vez a la gente que no se pude pagar más? NO. En lugar de eso, se desata una carrera buscando prestamistas que sigan alimentando ese agujero.

Mientras no seamos capaces de reconocer dónde estamos en realidad, con unos bancos que están más cerca de la quiebra de lo que reconocen, unos ciudadanos depauperados sin capacidad para pagar sus deudas ni estimular el consumo y unas instituciones que gastan de manera sistemática por encima de lo que recaudan, no podremos buscar soluciones.

Somos como el que tiene un dolor en el pecho e insiste en que es de una mala postura en la cama, no vaya a ser que si va al médico le diga que padece del corazón y le quite el tabaco, el alcohol, la sal en las comidas y hasta lo ponga a hacer ejercicio.

Somos de chiste

 

 

 

Se termina la crisis inmobiliaria, a tenor del crecimiento de las ventas

¿Será que se está terminando la crisis?

¿Será que se está terminando la crisis?

Así culmina un crecimiento continuo en todos los meses de este año 2010, en comparación con los datos de los mismos meses del año 2009, lo que, en principio, debería de certificar que el mercado inmobiliario se está recuperando y la crisis está llegando a su fin.

Es más, este crecimiento del 30% es el mayor que se produce en un dato interanual desde que comenzara la crisis (¿te acuerdas de que antes vivíamos sin crisis?), con lo que podemos empezar a lanzar las campanas al vuelo sobre la recuperación, ¿o no?

Está claro que este dato es alentador y ofrece una perspectiva que ya creíamos olvidada como es la de más operaciones de compraventa de viviendas cerradas. Sin embargo, en este año 2010 todo debe de ser relativizado porque las condiciones están cambiando de manera importante.

Si en el primer semestre del año se produjo un efecto anticipación de la compra ante la subida del IVA que se produjo a partir del mes de julio, ahora en este segundo semestre tenemos que tener en cuenta un nuevo efecto distorsionador del que no se está hablando todavía en los medios de comunicación.

Se trata de la eliminación de la deducción fiscal por compra de vivienda que se va a producir a partir del 1 de enero de 2011 para todas las rentas superiores a 24.000 euros, es decir, la inmensa mayoría de las familias españolas que no podrán beneficiarse de esta deducción que lleva tantos años operando.

Por ello, todos los núcleos familiares con intención de adquirir una vivienda en el corto plazo están haciendo esfuerzos para hacerlo dentro de este año 2010 y beneficiarse así de esta deducción importante a la hora de presentar la declaración por el IRPF.

Es evidente, que aquellos que no se pueden permitir el comprar una vivienda no están generando este efecto anticipación, pero sí todos aquellos que, por ejemplo, poseían una cuenta vivienda o cualquier tipo de ahorro adicional y que los estaban guardando para la compra de un inmueble.

Por tanto, no es de extrañar que de aquí a que finalice el año sigamos viendo cifras de crecimiento importante que serán utilizadas por algún político para hablar del fin de la crisis y del comienzo de la recuperación. Pero más vale que no nos engañemos a nosotros mismos y comprendamos que todo está distorsionado.

¡Mal haríamos en otro caso!

La hipoteca y el factor demográfico

El caso es parchear...

El caso es parchear...

Está claro: sobran pisos porque no se venden los que hay, y también, hay que decirlo, porque algunos que estaban siendo ocupados por inmigrantes van quedando vacíos a medida que algunos extranjeros regresan a sus paises ante la mala situación que padecemos. A esto se le llama un movimiento procíclico: en los buenos tiempos hacen falta más viviendas, y en los malos se desocupan las antiguas y quedan sin vender las recién construidas.

Creo que ya he dicho alguna vez que la salvación del sector inmobiliario sólo puede venir por el aumento de la natalidad o el aumento de los divorcios. Bromeo, por supuesto, pero procuro decir algo de verdad también en las bromas: el hecho es que el tamaño de la unidad familiar y su progresiva desintegración ha tenido mucho que ver con el auge inmobiliario y de las hipotecas que hemos “disfrutado” los años anteriores.

Cuando una familia se convierte en dos, por un divorcio, se necesitan dos pisos en vez de uno. Cuando la gente prefiere vivir sola a compartir piso, se necesitan más viviendas. Todo eso es tan obvio como que el sector de la construcción podría reflotarse por el simple método de ayudar a los jóvenes a emanciparse.

Si hubiese verdaderas ayudas para que los jóvenes salieran de casa de sus padres, o se consiguiese de algún modo que en España no viviera la gente con sus padres hasta los treinta años, tendríamos media crisis solucionada.

Pero en un país donde el paro juvenil es el 40 % y el nivel educativo sigues desplomándose sin que nadie sepa dónde puede acabar, es muy difícil que las generaciones más jóvenes entren en el mercado laboral, y si no entran en el mercado laboral, no se emancipan, no demandan la viviendas que deberían demandar, no cotizan ala seguridad social y no tienen hijos que sirvan de reemplazo en el futuro.

¿Os dais cuenta de qué clase de desastre estamos describiendo?

A veces las raíces de una crisis como esta son mucho más profundas que cuatro pufos bancarios y un exceso de alegría a la hora de gastar.

 

 

La estafa hipotecaria tiene consecuencias

Ya va siendo hora de que los causantes de la crisis empiecen a pagar

Ya va siendo hora de que los causantes de la crisis empiecen a pagar

Todos conocemos el origen de la crisis, el germen que ha provocado toda esta epidemia que ha contagiado a todo el mundo, al menos al mundo más desarrollado, al mundo que se mueve en manos del sector financiero, a su antojo, a sus vaivenes.

Está claro ya que todo lo que nos ha sucedido en los últimos tres años ha sido provocado por las hipotecas subprime, algo así como el intercambio de paquetes de hipotecas entre entidades financieras, con algunas saneadas y otras, por llamarlo de alguna forma, con gran riesgo de impago.

Estas hipotecas concedidas con alto riesgo de impago fueron concedidas porque los agentes que las vendía cobraban por el volumen de hipotecas concedidas, así que las daban a diestro y siniestro, sin mirar dos veces a quien se las estaban dando.

Y de aquellos barros vinieron estos lodos, y de aquella actuación irresponsable de los agentes financieros de Estados Unidos ha provocado, gracias a la globalización, que todas las entidades financieras del mundo se contagiaron y provocaron el colapso.

Era de esperar que esa actuación tuviera algún castigo, y aunque la cosa está tardando, ya sabemos que las cosas de palacio van despacio, parece que ahora ha empezado a moverse y ya empiezan a aparecer noticias de tribunales que están juzgando a las entidades que cayeron en esta práctica.

Y lo curioso es que son las otras entidades, las que recibieron los paquetes tóxicos, los que están denunciando a las entidades que originaron el juego, porque se sienten engañadas, ellas compraron un paquete de hipotecas y dieron por supuesto que todo era correcto.

Dieron por supuesto que las entidades financieras que les vendían los productos habían sido tan cuidadoso como ellas mismas, pero no fue así, y así les ha ido.

De todas formas, estoy seguro que los responsables no recibirán, ni mucho menos, el castigo que se merecen, el castigo que deberían de haber recibido por causar lo que han provocado con su actitud.

Y es que el problema de nuestro sistema capitalista es que está montado en función del sector financiero, y la sociedad necesita que éste se encuentre en buen estado de salud, por lo que nunca será atacado, ni puesto en tela de juicio.

No podemos vivir ni con el sistema financiero, ni sin él.

Hipoteca, huevo y gallina

Mantengamos a la fiera bajo vigilancia.

Mantengamos a la fiera bajo vigilancia.

Hoy vamos a hablar del huevo y la gallina, tema que se presta a toda clase de discusiones constantinopilitanas, que es lo mismo que estambúlicas, o si lo preferís, bizantinas. Ya veis en qué plan vengo, así que armaos de paciencia.

La cuestión que nos preguntamos es si una crisis viene dada por una falta de inversión o por una falta de consumo, y sobre todo, qué se produce primero, si la falta de consumo o la falta de inversión.

¿Se dejan de hacer pisos porque ya no se venden?, ¿o se dejan de vender porque la gente no tiene ya trabajo o no consigue que le presten el dinero?

Cada sector es un mundo, por supuesto, y la intervención del consumo y la inversión en cada cual es muy dispar dependiendo de condiciones de todo tipo, pero en general, muy en general, y con datos macroeconómicos en la mano, soy de la opinión de que las crisis se originan por una falta de inversión en primer lugar y luego, sólo luego, al expresarse esa falta de inversión en una menor actividad, llega el paro, la desconfianza, las malas expectativas, y finalmente el desempleo y la disminución del consumo.

Por tanto, se sale de las crisis fomentando la inversión y no el consumo. Se sale de las crisis reduciendo los impuestos a los empresarios (en especial a los pequeños y medianos, más sensibles a pequeñas variaciones) y no tanto subiendo los sueldos a los trabajadores. El simple hecho de que haya más gente trabajando será suficiente para impulsar el consumo sin necesidad de regalar dinero a la gente. Y sin todos los efectos perniciosos de repartir lo de todos entre lso que lo han ganado y los que no.

Pero de la componente ética de repartir, ya hablamos otro día.

 

 

 

 

Todo lo que sube, baja, sobre todo las hipotecas

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Todo lo que sube tiene que bajar, es ley de vida

El número de hipotecas formalizadas en el mes de abril descendió un 11% en relación con la misma cifra del año 2009, cifra marcada por las 1004 hipotecas de este año 2010 contra las 1130 del año anterior, con lo que parece que el sector inmobiliario no acaba de recuperarse.

Este porcentaje demuestra algunas sensaciones que se venían percibiendo por parte de los consumidores y tira por tierra otros argumentos. Por un lado, demuestra que el grifo del crédito esta totalmente cerrado y que las entidades de crédito están tirando para atrás a la hora de conceder hipotecas, dificultando el acceso a las mismas de los consumidores.

Por otro lado, tira por tierra todos los argumentos de recuperación que se venían escuchando últimamente basándose en otras estadísticas, en otros datos más halagüeños que el que hemos conocido hoy. Está claro que si se formalizan menos hipotecas es porque se están vendiendo menos viviendas, por lo que el sector está todavía muy lejos de recuperarse.

Estamos en una situación muy compleja para los analistas, para los que nos dedicamos, con mayor o menor acierto, a analizar la situación económica de nuestro país y de nuestro entorno basados en las estadísticas que recibimos, porque éstas, lejos de apoyarse las unas y las otras, se están dedicando a contradecirse, con lo que uno ya no sabe con que quedarse.

Por ejemplo, el sentido común nos dice que este primer semestre de 2010 era propicio para la venta de viviendas y que fomentaba la compra antes del 30 de junio, antes de que se modificara el porcentaje de IVA, pero ahora resulta que no, resulta que la gente ha comprado menos viviendas.

Y si seguimos con esta lógica, el sentido común nos advierte ahora que el segundo semestre debe de ser peor que el primero, porque es evidente que el consumidor retraerá su consumo, al menos durante los primeros meses, situación que, combinada con la crisis provocará un parón del consumo en general, y de la compraventa inmobiliaria en particular.

Son malos tiempos para la lírica, malos tiempos para el sector inmobiliario, que no es capaz de encontrar la clave que les permita escapar del pozo sin fondo en el que se han visto envueltos a raíz de toda la crisis financiera. Sin embargo, para ser justos hay que recordar que parece que lo peor ya ha pasado y que todo lo que tiene que venir a partir de ahora debería de ser positivo para el sector. O al menos eso dice la teoría.

¿Es buena idea una huelga general?

Piquete informativo

Piquete informativo

Sé de sobra que cada ideología y cada religión tienen sus rituales y que la huelga es una especie de misa sindical que conserva la fe de sus adeptos, pero a veces me pregunto si seguimos siendo racionales, o habremos regresado vuelto a los tiempos de la magia, cuando se creía que bastaba con pronunciar un conjuro para que todo se arreglase. Nuestros Harry Potters particulares parecen pensar que diciendo “Huelga General” desaparecerán los problemas de competitividad, surgirá el empleo desde las entrañas de la Tierra y se matarán en el extranjero por importar nuestros productos, misteriosamente tocados por un halo de calidad, buen precio o cualquier otra circunstancia atractiva, tan irresistible como repentina.

Sin embargo, yo prefiero ser el aguafiestas que se pregunta: ¿qué es lo que se va a conseguir con una huelga general?, ¿qué se espera ganar con esa huelga? ¿Alguien piensa realmente que con una huelga general se va a conseguir que las deudas queden pagadas y que los desempleados tengan trabajo? ¿Se puede permitir el Gobierno, presionado por todas partes, ceder ante una huelga general? Y peor aún: si cede, ¿en beneficio y en perjuicio de quién cederá?

Una huelga general puede servir, en realidad, para que los patronos, públicos y privados se ahorren un verdadero dineral a cambio de nada. Si por cada día de huelga se le descuenta al trabajador de su nómina ese día, la parte proporcional de vacaciones, de pagas extras, y de cotizaciones sociales, serán los propios trabajadores los que paguen de su bolsillo las migajas simbólicas que se puedan conseguir, si es que llega a haberlas.

Y eso contando con que funcione y no sea un fiasco, lo que resultaría desastroso para los sindicatos, pues confirmaría lo que muchos ya pensamos: que representan a los trabajadores porque ellos lo dicen y los demás lo creemos. No porque sea así realmente.

O sea que allá cada cual con los riesgos que se toma. Yo la dejaría para mejor ocasión, francamente: ni podemos permitirnos su coste económico ni los sindicatos van a poder permitirse su coste político.