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Los embargos no se detienen

El temido cartel que aquí no nos ponen...

El temido cartel que aquí no nos ponen...

Supongo que estos informes habrá que tomárselos con la máxima prudencia, porque proceden de parte interesada, pero tras un pormenorizado estudio, la Asociación de Afectados por Embargos y Subastas (AFES) afirma que casi una de cada cinco hipotecas firmadas entre 2004 y 2008 están en peligro de convertirse en embargos y desahucios.

Para que los números gordos nos ayuden a valorar el problema en su verdadera magnitud, más de setecientas mil viviendas de los casi cuatro millones de hipotecas que se firmaron en aquellos años dorados pueden haber sido ejecutadas a finales de 2014 o principios de 2015.

Según este mismo informe, hasta la fecha se han producido ya 171.000 embargos, a los que hay que sumar una cifra muy similar de viviendas en proceso de ejecución hipotecaria. A esta cifra hay que sumar otros trescientos setenta y cinco mil embargos que se prevén para antes de que acabe 29013. Se toma como base para este cálculo la relación entre el coste de las letras mensuales y la renta media de las familias, muy afectada por la incidencia del desempleo.

En total si hacemos cuentas, resulta que las viviendas afectadas por esta clase de procesos rondará una cifra muy similar a todas las hipotecas que se firmaron durante 2004. Y para colmo de males, AFES aclara, curándose en salud, que estas cifras contemplan sólo el escenario más favorable, es decir, que el paro y la crisis se queden como están, porque si llegamos a ver una depresión mayor, como algunos vaticinan por los problemas de la deuda soberana, entonces las cifras podrían ser peores.

Mientras tanto, se estudian fórmulas para que los bancos no tengan que quedarse con los pisos al tiempo que consigan mantener una mínima solvencia en sus balances, ya que de lo contrario la falta de crédito acabaría de estrangular cualquier conato de recuperación económica.

Y que eso es lo que sucede con las grandes borracheras: que tienen grandes resacas.

Embargo

Un instante antes del comienzo del embargo.

Un instante antes del comienzo del embargo.

Lo primero, decir de qué hablamos: el embargo es el conjunto de actividades cuya principal finalidad es afectar bienes concretos del patrimonio del deudor a una concreta ejecución procesal frente a él dirigida.

O dicho en cristiano: el embargo es quitarle a una persona sus bienes para que estos sirvan de pago de una deuda.

Para que exista embargo, es necesario que antes se haya decretado una acción judicial contra el deudor y que sea por una cantidad concreta y determinada de dinero. Por tanto, lo primero es concretar el monto de la deuda e iniciar el procedimiento judicial. Pero OJO: si la deuda es con una entidad pública, el proceso judicial no es necesario porque las entidades públicas pueden embargar por sí mismas sin participación de la justicia, lo que acelera todo el proceso.

Para que el embargo sea efectivo, el deudor debe ser fehacientemente informado de su deuda y de que se abre el proceso de embargo. A esta información se le llama apremio, y muchos tratan de retrasar la notificación todo lo que pueden, a sabiendas de que el embargo es imposible hasta que no se haya notificado convenientemente.

Antes de la ejecución pública de los bienes embargados, el deudor puede detener el proceso pagando la deuda, pero esto suele ser muy complicado, sobre todo porque una vez que se inicia el proceso nos meten en esas gloriosas listas de apestados que nos alejan de cualquier fuente de financiación.

Por último, ya que el tema daría para semanas enteras de artículos, decir que no todos los bienes son embargables: entre las excepciones están los muebles y utensilios del hogar, la ropa del deudor y su familia, libros, herramientas e instrumentos necesarios para la labor profesional, objetos sacros y dedicados al culto, y cualquier otro bien que se demuestre imprescindible para que el embargado pueda mantener un medio de subsistencia.

Un apunte: las administraciones públicas son inembargables. O sea que si el ayuntamiento no te paga, pues te jodes.

Por si acaso pensabais que éramos todos iguales…

 

 

La paciencia de los bancos (Pedro Navajas se calma un poco)

En esta clase de juegos, la cosa nunca está clara...

En esta clase de juegos, la cosa nunca está clara...

Mañana hablo del embargo, y me refiero a lo que nos puede pasar y ya les está pasando a muchos con el piso. Hoy, para abrir boca, pensé poner el poema de Gabriel y Galán sobre el embargo, peor no me pareció serio, así que voy a contaros un pequeño secreto que nos dará un poco de esperanza.

Resulta que cuando dejamos de pagar las cuotas de la hipoteca, el banco nos amenaza y nos empieza a enviar cartas desagradables sobre lo que nos va a pasar si no hacemos frente a nuestro compromiso. Nosotros, como es natural, nos ponemos muy nerviosos y negociamos lo que sea, pero hay que saber que ellos se ponen también muy nervioso, y no sólo porque ya tengan pisos a mansalva y estén dispuesto a lo que sea por no hacerse con uno más. Hay y una razón suplementaria:

Cuando un banco ejecuta un inmueble, tiene la obligación de provisionarlo en su contabilidad, por lo que eso perjudica terriblemente a su cuenta de resultados y a su coeficiente de solvencia.

Mientras el banco se limite a enviarnos cartas, hacer que negocia con nosotros y apretarnos las clavijas, el Banco de España no se entera de nada ni exige al banco mayores garantías. Pero cuando se inscribe la ejecución de la hipoteca, entonces nosotros nos quedamos sin piso y ellos se quedan oficialmente sin el dinero, lo que les obliga a provisionar fondos para cubrir la parte que no puedan recuperar.

La conclusión es obvia: los bancos tienen más paciencia que antes, porque su situación es tal que cada piso que ejecutan se aprietan a sí mismos un poco más la soga en torno al cuello. De hecho, no es de extrañar que en algunas entidades los directores de sucursal estén recibiendo instrucciones de tener un poco más de paciencia con los deudores que hacen lo que pueden por seguir pagando aunque no sean capaces de satisfacer todo lo que deben.

De hecho, no sería de extrañar que algunas cajas de ahorros, a partir de cierto punto, prefiriesen no cobrar (y callar) a ejecutar los pisos, sobre todo si la hipoteca es reciente y la provisión es más alta que el valor al que se va a poder vender ese inmuebles.

La vida te da sorpresas…

Sorpresas te da la vida…