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Aumentan la cantidad inembargable para proteger a los hipotecados

Parece bonita, pero es venenosa.

Parece bonita, pero es venenosa.

Sin duda es una buena noticia y me parece además justa: acaban de aumentar la cantidad a la que el banco no podrá echar mano en caso de embargo hasta los 961 €. Esta cantidad se ha calculado sobre el salario mínimo interprofesional, que es de 641 €, y se trata de añadirle un 50 % a dicho salario mínimo. Además, por cada miembro de la unidad familiar que no tenga ingresos propios, se añade otro 30 % más del salario mínimo interprofesional, con lo que la cantidad inembargable para continuar con el cobro de viviendas no subastadas puede llegara los 1350 € al mes.

La cuestión en sí tiene bastante miga y, como digo al principio, parece justa y apropiada, aunque no está exenta de grandes y graves inconvenientes. Hablaremos más de este asunto y de las nuevas normas para la subasta de pisos embargados a lo largo de lo próximos días, pero hoy quiero hacer un pequeño análisis de este importante cambio:

-En primer lugar, permitir que la gente respire tiene que ser bueno para la economía. Si crece la cantidad inembargable estamos dando un respiro a un montón de gente y reintegrándola al mercado, lo que puede dinamizar l demanda y hacer que la economía mejore un poco, porque uno de los mayores riesgos quew padecíamos con el tema de las hipotecas impagadas era que la situación se enquistase durante quince o veinte años, dejando en la pobreza crónica a una serie de gente.

-En segundo lugar, al aumentar las cantidades que no se pueden embargar, podemos estar ante la circunstancia de que lo que se pueda embargar sea menor que los intereses de lo que se debe, con lo que la deuda podría convertirse en eterna. Esto, tradicionalmente da lugar a la generación de morosos profesionales, que nunca aceptarán un trabajo por encima de esa cantidad (ya que no ganan nada trabajando) o que se pasarán a l trabajo en negro y la economía sumergida, con el consiguiente perjuicio para toda la sociedad.

-Por último, y de manera directa, esto hará que los bancos presten menor porcentaje de la tasación lo que perjudicará, en general, a los que menos tengan, abriendo la breca entre las clases sociales. Unos podrán tener cosas en propiedad, y el resto sólo alquiladas.

¿Cómo lo veis?

Inflación, salario e hipoteca

Os parecerá una novela, pero no: es un acta del Consejo de Ministros...

Os parecerá una novela, pero no: es un acta del Consejo de Ministros...

El último proyecto de la Unión Europea, o de la Merkel, si es que hay alguna diferencia, es desvincular las subidas de salarios de la inflación y unirlas a la productividad, de modo que no entremos en el círculo perverso de que los salarios suben porque sube la vida, y la vida sube porque suben los salarios.

En principio, cuando la señora cancillera lo contó por aquí (al tiempo que nos ofrecía trabajo si queríamos ser emigrantes, en lo que era el colmo de la humillación para ZP) la cosa sonaba razonable y hasta sana, por aquello de meter en vereda una economía que no levanta cabeza debido a la baja productividad.

Pero luego , dándole vueltas, he caído en la cuenta de que una idea tan buena puede suponer nuestro pase definitivo al club de los países chungos, dándonos el tiro de gracia que parece que esperamos de rodillas. Y trato de explicarlo:

Lo cierto es que la canciller alemana tiene razón, pero lo cierto también es que en un país como el nuestro, donde las autoridades no controlan nada de lo que tendrían que controlar, ( como el monopolio encubierto de la electricidad, la gasolina o la banca) y se limita a controlar lo que no debería (como si fumamos en los bares o vamos a 120 por la autovía, como en cualquier sitio normal) desvincular los salarios del IPC sería como dar a entender a los que disfrutan de posición de dominio que pueden hacer lo que quieran para acabar de jorobarnos.

La única razón por la que la electricidad no ha subido un 300 % es porque el gobierno tiene miedo del efecto de esa subida sobre el IPC.

La única razón pro la que la gasolina no está a 1,80 es porque el gobierno tiene miedo del efecto de ese precio sobre el IPC.

La única razón por la que hay muchos precios que se mantienen estables es porque el Gobierno y la gran empresa saben que tendrán que subir pensiones y salarios de acuerdo con la inflación, por lo que perderán de un bolsillo lo que les entre en en el otro.

¿Pero qué pasaría si pudiese subir el IPC sin que eso repercutiera en sueldos y pensiones? Pues que entonces ya no habría aliciente alguno para no crujirnos hasta el exterminio. 

Entonces subiría el IPC, y con el IPC los tipos de interés de las hipotecas, asociadas al EURIBOR, pero NO subirían ni los salarios ni las pensiones. Para ellos sería Jauja, y para nosotros, el fin. ¿Lo cogemos?

Pues más no vale…

La hipoteca china y el gran Yuyu

Qué tiempos aquellos en que nos comparaban con los ricos...

Qué tiempos aquellos en que nos comparaban con los ricos...

Dicen que China está revuelta porque un trabajador de ese país tiene que ahorrar el salario de catorce años para poder comprarse una vivienda, mientras que en otros países la media es de seis o siete.

Dejando aparte la malsana envidia que producen esos países donde la vivienda se compra con el sueldo de seis años, uno no puede dejar de preguntarse, ante semejantes datos, a qué altura empezamos a quedar aquí, cuando un piso medio cuesta alrededor de 180.000 euros y una salario medios ronda los 1400 euros. La cuenta, a ojo, y para los términos medios, son diez años y medio. Y las hipotecas, cada vez más largas, como sabéis, pero esa es otra.

Ahora, si me lo permitís, os diré por qué estamos peor que ellos y luego, si queréis, lo debatimos en los comentarios.

Catorce años es más que diez y medio, de acuerdo, ¿pero no os dais cuenta de que aquello es una dictadura y aún así este tema supone una amenaza para la paz social? El hecho, al menos el que yo deduzco, es que ellos están peor que nosotros, pero nosotros somos mucho más mansos y conformistas que ellos, o vivimos en una dictadura mucho más férrea que la china aunque no queramos darnos cuenta.

A veces este tipo de comparaciones ayuda a abrir los ojos. El otro día, pro ejemplo, me enteré de que una gran empresa quería poner un call center para llamadas a larga distancia en mi ciudad. Todo el mundo lo celebraba, pero yo me pregunté: si pueden elegir Marruecos, Colombia, Ecuador o tu pueblo, y eligen tu pueblo, ¿de veras crees que es como para celebrarlo?

Algo va aún peor de lo que pensábamos, me temo.

 

¿Qué exigimos?

Con partituras así, tenemos el concierto que tenemos...

Con partituras así, tenemos el concierto que tenemos...

No voy a señalar hacia afuera, porque me sumo, como uno más, a unas exigencias que a todos nos gustarían que fuesen mínimas.

Exigimos un sueldo con el que poder vivir, un horario en el que poder conciliar nuestra vida laboral y personal y una estabilidad que nos permita planificar nuestra vida más allá de un seis meses o un año, porque vivir a salto de mata está bien pàra las liebres pero no para las personas. Porque es muy caro. La hipoteca es mala, pero el alquiler es más caro. Las cosas como son.

Estas razones mencionadas son, fundamentalmente, las que hacen que tantos jóvenes vean en la oposición y el funcionariado la única salida digna, y no se lo reprocho.

La cuestión, y aquí viene lo malo, es quién paga todo eso. En la empresa pública lo pagamos entre todos, pero los ingresos públicos provienen de los impuestos que se cobran a la empresa privada y los particulares. Ya sé que parece una chorrada, pero hay que decirlo: el Estado no se paga a sí mismo, sino que detrae recursos de los demás para cubrir sus necesidades.

El problema, y os lo planteo para que lo comentemos entre todos, es: ¿cómo podemos hacer que nuestras empresas y nuestros profesionales ganen dinero y sean a la vez competitivos? Los impuestos, por definición, son una parte de lo que la gente gana: ¿Cómo podemos hacer que ganen más para que paguen más, y que al mismo tiempo puedan dar a la gente buen sueldo, buen horario y estabilidad?

A mí lo único que se me ocurre es que no existiera competencia, pero eso es como decir que se lucha contra las inundaciones prohibiendo la lluvia.

La otra solución es innovar, o emplear inteligencia en vez de fuerza bruta, pero con un sistema educativo más preocupado de hacernos a todos iguales que de hacernos mejores, no podemos conseguir otra cosa que ramplonería y mediocridad: justo lo que nos acaba de hundir frente a otros igual de brutos que nosotros, pero mucho más baratos.

La conclusión es que exigimos lo que no podemos tener, dado nuestro modelo productivo. Y cambiar de modelo, por muy imperativo que sea, va a ser como despertarnos en un campo de trabajo.

Mala cosa.