Diccionario de insensateces comúnmente aceptadas

Ojalá regalasen uno de estos con el DNI

Ojalá regalasen uno de estos con el DNI

No sé si la decadencia crónica de los sistemas educativos (véanse los resultados del informe PISA) es simple casualidad o tiene por fin último facilitar la esquila de los ciudadanos, pero observo que hay unas cuantas palabras que van perdiendo su significado hasta el punto de que, a veces, necesitamos traducción de lo que oímos o leemos en nuestro propio idioma.

Si me lo permitís, hoy voy a abordar algunas de estas palabras que no significan lo que creemos y que nos engañan hasta el punto de modificar nuestras expectativas personales o, peor aún, las bases de nuestro pensamiento.

INDEFINIDO = DEFINITIVO

A ver, decidme: ¿De dónde sale la idea de que un contrato indefinido va a durar más que uno temporal? A veces no caemos en la cuenta de que el empresario hace contrato indefinido porque a cambio de esa palabra el trabajador acepta unas condiciones mucho peores, cuando esa palabra significa en realidad que nos puede despedir a los tres meses pagando la ridícula indemnización que marca la ley. Con lo que te paga de menos o las horas que te saca, te paga siete veces la indemnización. Y a veces está calculado así precisamente.

Indefinido significa sin término cierto, lo que puede ser mucho o poco tiempo. Y sacrificar derechos o aspiraciones a cambio de una incertidumbre se llama lotería.

NECESARIO = SUFICIENTE

Es necesario tener estudios. Es necesario esforzarse, asumir algunos riesgos y ser una persona honrada y respetuosa en el puesto de trabajo. ¿Es eso suficiente para mantener el empleo? Por supuesto que no. Hay otras cosas, como las decisiones tomadas por la gerencia, la marcha general del sector y el estado financiero de los clientes, por ejemplo.

Viene a ser como lo que era necesario para salir con la chavala más guapa de la clase en el instituto: ser guapo, educado, y divertido. ¿Era suficiente? No. Además le tenías que gustar. Gran putada.

DEMOCRÁTICO = JUSTO

Lo democrático es lo que decidimos entre todos, pero no hay razón para creer que cuando nos juntamos vayamos a ser más justos que de uno en uno. De hecho, todos los sociólogos afirman que el anonimato de la masa, y la irresponsabilidad que conlleva, saca normalmente lo peor de nosotros y casi nunca  lo mejor. O sea que aunque la democracia es deseable para el ámbito público, temedla cuando afecte a vuestros asuntos privados, como las condiciones de una hipoteca, porque nunca se sabe qué es lo que querrán los demás y cómo te afectará eso. Todos conocemos a gente que jamás robaría nada pero que estaría encantada de votar a un partido que propusiese en su programa dejar desnudo y en la calle al vecino.

NUEVO = MEJOR

Otra parecida. A menudo un producto nuevo se lanza al mercado para competir en precio, o en campaña de marketing, con un antecesor de calidad muy superior. O simplemente para sustituir al anterior, que dejaba, por su calidad, un margen de beneficio más pequeño a al empresa que lo producía. Hay ocasiones, desde luego, en las que lo nuevo mejora a lo antiguo, pero no hay razón lógica alguna para que así sea. Puede ser así, o todo lo contrario, y casi con la misma probabilidad.

MÁS CARO = MEJOR

Algún día hablaré en un artículo aparte de los mecanismos de fijación de precios. De momento os aseguro que la calidad es sólo una de las muchas variables que tienen que ver con el precio. Una de tantas, y no siempre la de más peso.

Hay más, muchas más, pero de momento estas pocas pueden bastarnos para reflexionar y ser un poco más duros de pelar en la negociación diaria, sobre todo si se trata de asuntos de la máxima importancia como la compra de vivienda y la hipoteca.

Si a alguien le sirven, doy por bueno el artículo. Si no, os ruego disculpas y trataré de enmendarme.

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Acerca de Ladríllez

Javier Pérez Fernández (Zamora, 1970) Director durante 10 años de la revista universitaria dela Universidad de León, ha participado en casi todos los foros asociativos y juveniles de la ciudad. Escribe desde los 14 años en periódicos y revistas, especialmente Bedunia, como satírico, y en el diarioLA CRÓNICA-EL MUNDO, donde realizó un suplemento dominical sobre historia militar leonesa. Profesionalmente, se especializó en marketing y economía agraria. Trabaja como comercial de publicidad para medios de comunicación y dirige una casa de turismo rural en la montaña leonesa. En cuanto a trayectoria literaria, empezó por el verso satírico, estudió métrica y composición clásica y es autor de más de mil poemas, aunque jamás se consideró poeta. Más constante ha sido su dedicación al columnismo de prensa, medio en el que ha publicado más de ochocientos artículos en los últimos veinte años. Como autor de relatos cortos, ha tratado de conciliar la temática escabrosa con el estilo irónico, lo que le ha valido más reconocimientos que amistades. En total tiene escritos más de doscientos relatos y ha recibido casi una veintena de premios en este campo. Pero el género donde considera que mejor se desenvuelve es el de la novela. Escribió su primera obra de más de doscientas páginas a los dieciocho años, aunque afirma que sólo permitiría su difusión bajo amenaza a punta de pistola. Desde entonces, ha escrito una enorme epopeya espacial de más de dos mil folios, y cinco novelas, una de las cuales,la Crin de Damocles, le valió el premio Azorín 2006. La espina de la amapola, Ed. Planeta 2008. El Gris. Ediciones B. 2010 -La crin de Damocles, Ed. Planeta 2006. Premio Azorín de novela. -Viento Divino. Caja Murcia. Instituto Castillo Puche. -Antología poética Antonia Pérez Alegre. Fundación Espejo 2005. -Apagar el sol. Ayuntamiento de Toledo. Premio narrativa femenina 2005 -Historias para catar. Tropo Editores 2007 -Diversas antologías y colecciones de cuentos.

39 pensamientos en “Diccionario de insensateces comúnmente aceptadas

  1. Elena Cava

    Que me digan a mí si indefinido significa permanente. Mi jefa me despidió a la vuelta de una excedencia por maternidad estando yo embarazada de ocho meses. Por consejo de mi abogado tuve que coger el dinero que quisieron darme como indemnización, porque me amenazaron con hacerme la vida imposible si volvía, ya que el despido sería considerado nulo por cualquier juez. Y sí, tenía un contrato indefinido y la ley de mi parte, pero no me sirvió de nada.

    1. Anita

      Es la vergüenza de siempre, Elena. Yo estuve en un comité de empresa cuando trabajaba y esta situación la vivimos en varias ocasiones. No puedes hacer nada si tus jefes se proponen hacerte la vida imposible (mobbing); es decir, sí puedes: denunciarlo. Pero ya sabes que necesitarás testigos, y eso es complicado; a todos nos da miedo perder nuestro trabajo o enemistarnos con el “poder”… ¿Y quién está dispuesto a meterse en juicios? Al final, tienes la opción de marcharte con la indemnización bajo el brazo, volver y denunciar, o bien cogerte una baja por depresión. Pero la actitud negativa de los empresarios hacia las mujeres que deciden tener hijos no se soluciona, evidentemente, con leyes; es cuestión de actitud. ¡Para que luego digan que hay igualdad de derechos!

      1. Santa Paciencia

        Una amiga mía ha probado ambas cosas en diferentes trabajos. En el primero demandó a la empresa que dejó de renovarle el contrato tras anunciar que estaba embarazada. Obtuvo una suculenta indemnización.

        En el segundo sufrió mobbing por ser madre y tener la “necesidad especial” de adelantar su horario una hora para recoger a su hija del colegio. Sufrió mobbing y terminó pidiendo la baja por ansiedad y estrés. La despidieron al día siguiente, con toda la hipocresía y maldad que pudieron reunir, pero al menos no se quedó con una mano delante y otra detrás y pudo cobrar el paro.

        Impresionante, ¿no? Yo creo que se podría escribir un libro.

    2. Uli

      Alucino con esto que me dices, es para denunciarlo. No solo tenias la ley de tu parte, hay muchas asociaciones que te podían apoyar y acojonar al empresario con medidas. Es una pena que hayas cedido.

      1. Carol

        Comparto vuestra indignación por estas experiencias, pero me gustaría precisar que el mobbing no se da solo con situaciones excepcionales (maternidad, horarios especiales, enfermedades). Yo lo he vivido y puedo afirmar que hay jefes y compañeros que te hacen la vida imposible solo porque sí.

    3. Rubio

      No soy el más adecuado para hablar, pues soy un hombre, pero ya sólo por orgullo me quedaba en la empresa y denunciaba al empresario. Como han comentado otros compañeros, hay muchas asociaciones dispuestas a ayudarte y a sacar los colores a ese sinvergüenza retrogrado. Está claro que estar en un sitio donde no te quieren es muy violento, pero si te rodeas de compañeros honestos y sabes mover tus cartas (medios de comunicación), por la cuenta que le trae, se pensará mucho lo que hace contigo. Recuerda que la imagen que da una empresa lo es todo, y ahora la sociedad está muy concienciada en el tema del machismo. No os calléis nunca, compañeras. El silencio y el miedo es su arma más poderosa.

      1. Josean

        Así es como debería ser, pero en muchos casos la relación que se tiene con los compañeros de trabajo no es muy profunda (en muchos casos no se trata de tus amigos), y en el momento en que las personas necesitan que se les apoye, por ejemplo para testificar en un juicio, se echan atrás por miedo a las “represalias” laborales que puedan sufrir en el futuro. Por eso los casos de mobbing o sexismo en el trabajo traen tanta ansiedad a quienes los sufren.

  2. Miriem

    Es cierto que no es suficiente con tener estudios hoy en día. Pero para encontrar un buen trabajo en muchas ocasiones la formación es el primer corte que el departamento de recursos humanos de las empresas establece. Luego ya viene lo demás, pero son variables que no están en tu mano. Eso sí, un buen enchufe sigue haciendo milagros en este país, je, je.

    1. Flavia

      Lo de los estudios no deja de ser curioso. Llevo muchos años trabajando y he asistido a cantidad de entrevistas de trabajo en las que se pedía licenciatura, cursos de formación, idion¡mas… Y he de decir que en ningún momento me han pedido un título ni un certificado. Podía haber dicho que era ingeniera aeronáutica sin ningún problema. Eso sí; después, si me cogían, tenía un periodo de prueba para demostrar mi valía. Lo que sí comprobé repetidamente es el valor que dan todos los departamentos se recursos humanos a la experiencia previa; bastante más que a la formación.

      1. barato-barato

        A lo mejor es que se han enterado de lo que son los planes de estudios actuales y se han dicho: ¿para qué?

        No te enfades, que es broma…

        🙂

    2. Ana Isabel

      Lo del “enchufe” es que es pan de cada día en este país. A veces pienso que seguimos en los tiempos de Franco, no porque yo lo hubiera vivido -tengo cuarenta años-, sino por lo que he leído o las películas que he visto de aquella época. Yo he cambiado mucho de trabajo y más de uno lo conseguí por “contactos”. Lo podemos llamar contactos o enchufe, pero para el caso es parecido. Lo que sí sé es que si uno de mis trabajos actuales no lo hubiera conseguido así no podría pagar mis gastos. Ahora, eso sí, después tienes que demostrar que vales. Supongo que esa es la diferencia entre “contactos” y ser “enchufado” directamente, en el que dará igual que valgas o no. En todo caso, quiero pensar que en otros países es diferente.

  3. Magda

    Muy bueno el artículo, Sr. Ladríllez. No viene mal que alguien nos recuerde una obviedad, porque es cierto que muchas veces nos engañan, pero también es verdad que en muchas ocasiones somos nosotros los que nos dejamos engañar por no pararnos a reflexionar cosas tan simples como las que comentas. Un saludo.

  4. Darío

    Pues no, lo más caro no siempre es lo mejor. A lo mejor los amantes de la buena cocina se tiran a mi yugular, pero hace poco estuve en el restaurante de un hotel de reconocido prestigio para probar un exquisito y carísimo menú degustación recomendado por unos conocidos. Sí, estaba todo muy rico, pero me quedé con hambre y salí con la sensación de que la nueva cocina es una tomadura de pelo. Lo mismo se podría extrapolar a la compra de una vivienda. Preciosísimo (además de carísimo) el chalet de la sierra, pero no tienen en cuenta que hay que chuparse tres horas de atasco diario para disfrutar de tus dos plantas con jardín y garaje.

    1. Uli

      Pues estroy contigo, me han llevado este año a 3 restaurantes de esos superpijos, en los que me gasté un pasta y me quedé con hambre. Prefiero un churrasco en el bar de mi barrio la verdad! Lo mas caro = una mierdad picha en un palo

      1. Ximo

        Creo que lo que Ladríllez quiere explicar con lo de caro no es que un producto sea mejor o peor por su precio, sino el valor simbólico que la empresa le da al ajustarle un determinado precio para aumentar sus ventas. Un caso que siempre me ha llamado la atención es el del turrón 1880, que presume de ser el turrón más caro del mundo. Siguiendo la lógica de oferta-demanda, que su precio sea el más alto del mercado nos debería echar para atrás. Sin embargo, aunque el turrón sea el mismo que el de la marca “Elbotijo”, lo acabaremos comprando porque pensamos que es el mejor y nuestra familia se merece lo mejor en navidad (especialmente).

      2. Paco

        Me recuerdas a mi padre 😉 Hace poco mi madre nos invitó a comer por el Día de la Madre en un restaurante de esos en los que te ponen un plato enorme, una comida muy pequeña y alguna decoración de alimento alrededor imitando un cuadro de Picasso. Mi madre pagó mucho dinero y mi padre, que siempre ha sido de buen comer, se quedó con hambre, se enfadó y nos amargó la comida. No siempre más caro es mejor… Que se lo digan a mi mujer, que se compra toda la ropa en los mercadillos…

    2. Desperado

      En estos casos, la cuestión es saber exactamente qué es aquéllo por lo que vamos a pagar. Evidentemente no es lo mismo un bocata de tortilla en el bar del tío Paco que un menú degustación en El Bulli. Ni siquiera creo que se trate del mismo concepto: lo primero está bueno y llena, lo segundo es una experiencia (que yo no he probado, por cierto). Las dos cosas son igual de buenas o igual de malas, según se miren; pero evidentemente, no se trata de lo mismo, repito. Por eso no pienso que se trate de engañar, sino más bien de escoger lo que más nos interesa en determinado momento.

  5. Pilar

    Muy buen el artículo, Señor Ladríllez, me ha encantado su forma de escribir, muy amena. Respecto a los “significados” de algunos términos, le diré que yo ya intuía que eso del contrato indefinido escondía alguna milonga, y nunca quise uno, hasta que lo tuve. Al cabo de dos años le dije a mi jefe que prefería estudiar y llegar a un acuerdo para cobrar el paro, a lo que me contestó que no había problema: firmé un documento conforme era una impuntual y al día siguiente ya estaba en la calle, con la liquidación, eso sí, pero renunciando a la indemnización. Sabía que era fácil echar a la calle a la gente, pero tanto… y confirmé que para qué ser indefinida. En ese momento pensé:”Para eso prefiero ser temporal, como lo he sido muchas veces, y cobrar la liquidación con cada contrato. Así tampoco me siento atada y culpable por querer irme de un trabajo”. En fin. Gracias por el artículo.

  6. Aleix

    El artículo me parece original, pero yo propongo un diccionario alternativo, basado en la visión que tengo de estos términos si se relacionan con la vida actual.

    Indefinido = Tranquilidad

    Necesario = Imprescincible

    Democrático = Lo que opina la mayoría sin que tenga que ser cierto ni obligatorio

    Nuevo = Lo de antes, con otro aspecto y un poco más caro

    Más caro = Más ontentoso

    ¡Saludos!

    1. peterlove

      Yo añado otra:

      Voy a quitar la publicidad de TVE, que van a pagar las otras TV, las operadoras de telefonía y los ciudadanos = Voy a quitar la publicidad de TVE, que van a pagar los ciudadanos

      Un saludo.

      PD. Como funcionario, me opongo radicalmente al sistema de contrato temporal de nuestro gremio. Recordemos que ya con Felipe VII la cosa era así, y con cada cambio de monarca y/o jefe de órgano se cambiaban todos los funcionarios.

      1. Santa Paciencia

        Pues a mí no me importaría ser funcionaria como tú y tener la seguridad de que cada mes podré pagar todos mis gastos. Mejor dicho, tener la seguridad de que cada mes, llueve, truene o nieve, podré tener el mismo dinero (o más si tienes en cuenta las pagas extra) para vivir. Acabo de encontrar un trabajo que podría convertirse en indefinido, pero todo está por ver, así que te envidio.

        1. Isabel

          Yo también me apunto, Santa Paciencia. Dios mío, la felicidad tiene que ser eso: Que le guste o no el trabajo al jefe y yo siga cobrando a primeros; que estoy hecha polvo por la regla y no voy, pero yo sigo cobrando a primeros de mes; que el jefe grita por lo que le apetece y me tiene a mí a mano.., pero yo sigo cobrando a fin de mes. Yo también quiero esa felicidad.

  7. Elena

    Hola, Sr. Ladríllez. Le animo a que escriba un post sobre la eliminación de la deducción de IRPF por compra de vivienda habitual. Espero sus impresiones ya que yo tengo el corazón dividido. Por un lado, lamento el hecho de que yo no voy a poder beneficiarme de la deducción. No tengo casa y no voy a comprarla antes de 2011. Por otro, creo que puede ser bueno para el mercado.

      1. Elena

        @Aluminio. Me refería a un artículo en que profundice en las consecuencias, razones y aportaciones de la nueva medida en el actual mercado inmobiliario. Yo sé que el Sr. Ladríllez tiene ese toque de análisis que aún no se había tocado en este post (y confío en que llegará.

  8. porlosañosquenosquedan...

    … por currar. El artículo me parece curioso, pero sobre todo me parece loable que alguien se de cuenta de que un contrato indefinido es tan papel mojado como otros contratos. Ya no hay nada seguro y me aventuro a decir que la fiebre opositora que le ha entrado a todo el mundo (y que sufrimos desde hace años, hará que un puesto de trabajo público deje de ser “para toda la vida” en el futuro.

    1. Rubio

      No quiero ganarme la enemistad de nadie, pero quizás sea positivo que el contrato de los funcionarios no sea para siempre, o al menos que haya un control sobre ellos. Sé que sonará a prejuicio, pero las últimas experiencias que he tenido con ellos han sido muy desagradables. Casi ninguno quiere trabajar y te atienden con los humos muy subidos, mirándote por encima del hombro. Ya comenté el otro día mi odisea en Hacienda y, me sacaron tanto de mis casillas, que llegué a la conclusión de que es la única manera de agilizar la burocracia y hacer que sean más productivos. No digo que no haya ninguno noble, pero…

      1. Jasper

        Yo estoy de acuerdo. Efectivamente no podemos afirmar que todos los funcionarios trabajen igual, pero en muchos casos comprobamos cómo el hecho de tener la plaza segura hace que no se preocupen ni lo más mínimo en hacer bien su cometido. Un caso que a mi me duele especialmente es el de los profesores: en el colegio público al que asistía mi hija habíaalgunos que llevaban años de excedencia y estaban en la empresa privada, trabajando en puestos de administración y similares. Como no soltaban su plaza, éstas eran cubiertas por profesores interinos que iban de plaza en plaza, hasta conseguir la definitiva; el resultado era que ninguno se quedaba, por lo que ninguno se comprometía realmente con el puesto. Y algunos de estos “profesionales” llevaban de excedencia hasta 20 años… A mí esto me parece vergonzoso.

        1. Dioscoro de Mármara

          Ahí sí que no estoy de acuerdo. Ya sé que cuentas un caso concreto y no pretendes generalizar, pero por experiencia te diré que si algún profesional público en el mundo trabaja (casi siempre) por vocación más que por beneficio o seguridad laboral, ése es el gremio de la enseñanza.

          Mi padre fue profesor en enseñanzas medias (sólo disfrutó de cinco años de plaza fija –en pleno régimen anterior– antes de jubilarse), tengo buenos amigos en el gremio y te aseguro que le ponen más interés y paciencia que los propios padres. Luego, ovejas negras hay en todas partes.

          1. Jasper

            Estoy de acuerdo contigo en casi todo lo que dices; en mi familia hay mucha gente dedicada a la enseñanza, empezando por mi abuela y siguiendo por mi hermano y mi cuñada, y son profesionales implicados hasta la médula. Yo mismo soy un defensor a ultranza de la escuela pública. La pena es que haya casos como éstos que desprestigien al resto de la profesión, y encima, afectando con eso a la educación de nuestros hijos. Y te lo dice alguien que ha formado parte siempre del APA y el consejo escolar, es decir, que me implico hasta el fondo, en lo que puedo.
            Mi hija ha tenido profesores estupendos, pero también se ha visto afectada por esta gente de la que hablo. Y entre mis conocidos hay más de uno…
            Un abrazo para todos los profesores de verdad, que sé que son la mayoría.
            P.D.: Este es un buen blog, da gusto poder comentar todo con gente tan informada

      2. Luis

        En eso que dices que estoy de acuerdo contigo. En mi situación actual sueño con ser funcionario, pero no por trabajar menos, sino por la seguridad que no tengo en la privada. Entiendo que a los funcionarios habría que revisarles la productividad, algunos es que es una vergüenza, yo he visto cómo una persona de la administración usaba su tiempo de trabajo para ir a la compra… Hombre, es que no me parece normal. Otra cosa es la Enseñanza o la Sanidad, yo creo que ahí sí que trabajan los funcionarios.

    2. Jordi

      Pero no me extraña que los jóvenes quieran opositar, con el panorama tan negro que tienen/tenemos. El otro día leía un estudio en el que se indicaba que cuatro de cada seis jóvenes españoles creen que su trabajo no guardará relación con sus estudios, nueve de cada diez afirman estar muy preocupados por su futuro, y seis de cada diez piensan que no encontrarán un trabajo con ingresos suficientes para vivir. El pesimismo cala en la sociedad y por esos todos miran las oposiciones como una posible tabla de salvación.

  9. Javi Toro

    No entiendo qué le ocurre a algunas personas con las cosas caras. No siempre lo caro es mejor, ya que muchísimas veces estás pagando un altísimo porcentaje de publicidad y sólo un poco más por el valor real del artículo, por muy buena calidad que tenga. Por ejemplo: mi madre me dijo el otro día que un vestido que le gustó costaba 441 euros en una tienda de barrio. ¿En qué están pensando en esa tienda? Yo le contesté que con 41 euros sería más que suficiente y que los otros 400 se perderán en derroches de la marca, publicidad y tonterías de ese estilo. Tampoco entiendo por qué hay personas que se creen mejor que los demás llevando determinadas marcas. En fin, esto ya es otro debate…

    1. Soñarás

      Tienes toda la razón, Javi. Nos quejamos de que los países emergentes se han vuelto unos consumistas, pero aquí estamos a la cabeza. ¿Qué me decís de la moda que ha surgido de un año a esta parte por llevar gafas de marca? Da igual cómo te queden, eso sí, que se vean bien grandes las letras en las patillas. Cuanto más grandes mejor, para que todo el mundo se dé cuenta. O como los bolsos de Tous. Muchas señoras llevan en el Metro uno, eso sí, falsificado, pero de marca, que es lo que cuenta.

  10. Herce

    Aun cuando es cierto lo que dices, también es propio del lenguaje ir variando sobre la marcha. Términos que hace años no significaban tal o cual cosa, de repente sí toman esa acepción simplemente por el hecho de que se han aceptado en el habla popular.

    El problema no está en que el lenguaje cambie, porque eso es su ley de vida, sino en que realmente no nos paramos a pensar en el significado de lo que estamos viendo (una noticia en la tele) o leyendo (unas cláusulas de un contrato o de una hipoteca) o, incluso, diciendo.

  11. Herce

    Y digo yo, y me respondo a mí mismo, que lo mismo que ocurre con el lenguaje pasa con las hipotecas o la renta o con miles de cosas: muchas veces tenemos ideas o juicios preconcebidos sobre, por ejemplo, el asunto la deducción por vivienda planteado en el post de los mileuristas (al cual reclamo respuesta, señor Ladríllez): no sabemos si lo que pensamos es cierto y correcto o errado e incierto, pero el caso es que lo que dice la prensa o nuestros colegas va a misa sin siquiera molestarnos en comprobar determinados extremos. Eso se llama, con perdón de los presentes, ignorancia, que no es sólo el hecho de no saber, sino también el hecho de no querer saber.

  12. Elena

    Entiendo lo que dices Herce. Y es lo que me sucede a mí con la retirada de la deducción por compra de vivienda. Me cuesta comprender si será beneficiosa para los ciudadanos o si los únicos que sacarán tajada serán los de siempre.

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