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La deuda (¿alguien tiene un Tanagel a mano?)

Nuestras ministras nos salvarán...

Nuestras ministras nos salvarán...

En este blog he hablado mucho de la deuda pública y de lo que sucede cuando el Estado se dedica a absorber los recursos disponibles, de modo que no llegue el crédito a los empresarios privados.

Lo que no había dicho nunca, porque acabo de enterarme hace poco, es el monto total de la deuda española, pública y privada.

El 260 % del PIB. Nada menos.

¿Os dais cuenta de lo que supone eso? Debemos 2,6 veces lo que se produce en un año, y se supone que ese año también habrá que gastar, vivir, consumir, etc. ¿Os dais cuenta de lo que quiere decir? Que con nuestra estructura productiva podemos tardar décadas enteras en pagar esa deuda, porque para deber el 260% del PIB hay que vivir muchos años con el dinero del futuro, que es justamente lo que hemos estado haciendo.

Las cosas, lamentablemente, son así: nos hemos gastado el dinero de este año, el del 2011 y el del 2012, y estamos como estamos. Con el dinero del 2013, tenemos que vivir este año, y lo que se pueda del siguiente, y así sucesivamente hasta que se pueda rellenar el boquete causado por toda una diversidad de causas que comentamos aquí a diario.

Visto ahora el tema, con el dato fresco, ¿cómo puede alguien dudar de que habrá que hacer grandes recortes de gastos?

Permitidme una cuenta: con un 10 % de recorte sobre el nivel actual, tardaríamos 26 años en pagar.

Casi nada.

No sé vosotros, pero yo voy mirando en el botiquín, porque noto una flojera..

Conspiración contra España

 

Así son los juegos de los gandes.

Así son los juegos de los grandes.

Supongo que casi todos habéis oído hablar estos días de la conspiración de los especuladores internacionales contra las finanzas y la deuda pública española. El rumor cobró tanta fuerza que hasta nuestro Gobierno se vio en la necesidad de ir a la City londinense para tratar de convencer a los mercados de nuestra solvencia.

Lo cierto, en cualquier caso, es que en poco menos de diez días la Bolsa española ha sufrido un descomunal batacazo y nuestra deuda pública ha pasado de ser una inversión segura a tener que pagar unas importantes primas de riesgo. Estas primas de riesgo se miden mediante los CDS (Credit Default Swaps), que son una especie de pólizas de seguros para el caso de que el deudor no pueda hacer frente a sus obligaciones, y lo cierto también es que los CDS de la deuda española se han disparado en las últimas fechas lo que, una vez más, y van tres mil, nuestra deuda pública es más cara y menos atractiva.

Desde mi punto de vista, y aquí estoy para darlo, frases como “vienen a por nosotros” o “han olido la sangre” son meras exageraciones, o mejor dicho, modos sensacionalistas de decir que los especuladores bajistas han visto en la debilidad de la confianza española una presa fácil para sus maniobras.

Siendo objetivos, y eso deberíamos ser, hay que reconocer que la economía española puede ir mejor o peor, pero no inspira confianza, y esa falta de confianza se traduce en una facilidad extrema para hacer caer las cotizaciones y sacar una buena tajada.

Siendo objetivos, lo que hay que reconocer es que no hay ninguna conspiración contra España, sino que se trata simplemente de la Ley de la Gravedad: las cosas caen por su peso, y el nuestro empieza a ser excesivo para sostener una imagen de salud financiera.

  Decir que hay una conspiración cuando sólo somos el eslabón más débil de la cadena es una tontería: no nos atacan porque nos odien: nos atacan porque nos ven fáciles de romper y porque ven, sospechan, intuyen, que nuestro Gobierno no tiene capacidad de reacción. Por debilidad, por lentitud y por estupidez.

¿Lo digo más claro?