Archivo por meses: mayo 2009

Subvenciones encubiertas

La situación tiene en realidad otro nombre

La situación tiene en realidad otro nombre

Gracias por la bienvenida y encantado de estar por aquí, peleando a teclazos con esta crisis que, más que nada, me parece un fantasma revenido de las bombillas de 40 W y las escaleras con olor a berzas torturadas de otras épocas.

Estos son tiempos de echar cuentas a todas horas. Y yo creo que una de las cosas que más nos interesan a los que a la fuerza hemos aprendido a echar cuentas de memoria, es seguir la pista al dinero para tratar de averiguar por qué escapa de nosotros.

Porque lo cierto es que poco a poco se ha ido instalando en la sociedad y en el mercado una mecánica que extrae riqueza de los particulares para concentrarla en pocas manos.

Uno de los casos que más me llaman la atención es el de los salarios concebidos como retribución suficiente para el sustento individual y familiar. Otro día, si queréis, hablamos de qué es lo que ha pasado para que antes se pudiese vivir con un sólo sueldo y hoy no llegue siquiera con dos, sobre todo a los hipotecados. Hoy me interesa, porque está en la base de la pirámide, el salario de los jóvenes.

Los salarios que en multitud de casos pagan las empresas a los jóvenes sólo son aceptables si se cuenta con la ayuda de la familia. Hoy en día hay demasiados empleos que se ofrecen en el entendimiento tácito de que quien los desempeña no podrá mantenerse con el salario que percibe, de manera que el empleador recibe el cien por cien del trabajo, pero sólo sufraga el cincuenta o el sesenta por ciento de los gastos vitales de su empleado.

En otros tiempos las empresas buscaban financiación extraordinaria intentando que el Ayuntamiento o la Diputación, por ejemplo, les regalase suelo en un polígono industrial. Ahora lo que podemos ver es a un padre que le dice a su hijo que acepte ese trabajo de quinientos euros, que ya le echará él una mano con la vivienda, o con los garbanzos de fin de mes.

De este modo, si os dais cuenta, lo que tenemos ante nosotros es que las familias subvencionan directamente a las empresas, pagando de su bolsillo una parte de los costes laborales.

Alucinante, ¿no?

A este paso acabaremos envidiando a Kunta Kinte, que por lo menos no tenía que pedirle dinero a su padre a fin de mes después de pagar los recibos y la hipoteca.

Cambios en el blog

Tenemos varios cambios que anunciaros. El primero es que damos la bienvenida al Sr Ladrillez, nuestro nuevo blogger que acompañará, con sus artículos cañeros, al Sr Mburuvicha. Nuestro objetivo es teneros informados día a día durante toda la semana. Un artículo al día para leer, disfrutar y desahogarse comentando la vida de hipotecados que llevamos. Desde aquí te animo a comentar, realmente es una buena terapia para los que tenemos una hipoteca encima, y es que comentar anónimamente tu vida a extraños, es una buena escapatoria relajante.

El segundo cambio es que tengo a punto el simulador para calcular la desgravación a hacienda. El simulador nos ayudará entre otras cosas a calcular si nos interesa amortizar o por el contrario ingresar el dinero en el banco para que nos de intereses.

Gracias a todos los que nos leéis y recordad que nos podeís enviar sugerencias para mejorar el blog.

Un detalle venenoso

Cualquier pedregal se cotiza

Donde no hay libertad, cualquier pedregal se cotiza

Una de las preguntas que nos hacemos con más frecuencia todos los que andamos metidos en el mundo de la hipoteca y la vivienda es cómo llegaron los pisos y locales a alcanzar semejantes precios en un país donde sobra suelo y falta sueldo. Que en Holanda, Hong Kong o Singapur cueste el metro cuadrado a precio de angula trufada tiene cierta lógica, pero que se hayan alcanzado ciertas cifras en España supera cualquier razonamiento cabal.

Quizás, a mi juicio, tenga algo que ver con esto la mentalidad feudal de las instituciones españolas, que aún creen en el derecho de pernada sobre el ciudadano, al que consideran antes súbdito que contribuyente.

El mejor ejemplo de lo que digo es la necesidad de permisos para todo. ¿Por qué tenemos que pedir permiso para hacer algo a lo que legalmente tenemos derecho? Ahí precisamente, en los permisos, es dónde la administración se reserva su última palabra y donde se cultivan y crecen los laberintos que al final encarecen el suelo.

Hay un detalle venenoso que diferencia a España de otros países más ricos, como Alemania, donde la vivienda resulta mucho más asequible. En España la ley dice que se puede construir allí donde esté permitido. La ley alemana dice, en cambio, que se puede construir donde no esté prohibido.

A primera vista, parecen normas casi idénticas, pero si lo pensáis un segundo caeréis en la cuenta de que en España se puede edificar solamente donde alguien haya dado previamente el visto bueno, con todo lo que eso supone de posibles costes y corruptelas, mientras que en Alemania puedes edificar donde te dé la gana siempre y cuándo no se haya opuesto previamente la administración.

La diferencia entre la libertad y la sumisión la conocen bien nuestros bolsillos.