La hipoteca y el reparto del riesgo

Es importante saber quién tiene la última palabra

Es importante saber quién tiene la última palabra

Hoy me voy a poner teórico, que es una cosa que a algunos les espanta, así que vayan por anticipado mis disculpas:

Cuando uno pide un préstamo es porque necesita dinero en el momento presente y piensa pagarlo con los remanentes o ingresos futuros, que son los beneficios del trabajo o de otras actividades económicas. Hasta ahí, supongo, todo el mundo de acuerdo.

Por tanto, cuando se busca a alguien que nos preste dinero, lo que s ele está diciendo es que nos deje una cierta cantidad a cambio de parte de los beneficios que pensamos obtener en el negocio. En el caso de un piso, le damos un beneficio directo, que se llama interés, porque el banco no nos conoce y pone el capital para que nosotros podamos embarcarnos en la aventura económica de ser propietarios en vez de inquilinos.

La cuestión que casi nadie mira es que el banco, que tiene derecho a cobrar antes que nadie y que puede exigir que se venda nuestra casa para comprar lo suyo, no tiene participación alguna en los beneficios adicionales del negocio. Ahora todo el mundo llora porque el banco pone condiciones abusivas y embarga los pisos, ¿pero quién se quejó cuando compró, con hipoteca, por cien mil euros y vendió diez años después por ciento cincuenta mil?

El banco obtiene sus derechos preferentes a cambio de renuncias a los posibles beneficios, que son TODOS para el que recibe el préstamo. El banco, por tanto, no e s un socio que se quede con la mitad de las pérdidas o la mitad de los beneficios. Es un socio que no admite pérdidas, pero que no participa en los beneficios. Para que el contrato fuese de otro modo, habría que dar a los bancos participación´ en lo que se gane vendiendo el piso en caso de que haya beneficios, y eso todos sabemos que no es así.

Siendo, por tanto, las posibles ganancias para el comprador del piso, las posibles pérdidas deben ser también para él, o el negocio quedará desequilibrado.

Las hipotecas son a treinta años. Los que compraron un piso entre 1985 y 2000 han ganado una pasta gansa, y no van a repartirlo con su banco. Los que compraron después, no pueden pedir , pro tanto, que el banco comparta sus pérdidas.

Así son las cosas, me temo.

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Acerca de Ladríllez

Javier Pérez Fernández (Zamora, 1970) Director durante 10 años de la revista universitaria dela Universidad de León, ha participado en casi todos los foros asociativos y juveniles de la ciudad. Escribe desde los 14 años en periódicos y revistas, especialmente Bedunia, como satírico, y en el diarioLA CRÓNICA-EL MUNDO, donde realizó un suplemento dominical sobre historia militar leonesa. Profesionalmente, se especializó en marketing y economía agraria. Trabaja como comercial de publicidad para medios de comunicación y dirige una casa de turismo rural en la montaña leonesa. En cuanto a trayectoria literaria, empezó por el verso satírico, estudió métrica y composición clásica y es autor de más de mil poemas, aunque jamás se consideró poeta. Más constante ha sido su dedicación al columnismo de prensa, medio en el que ha publicado más de ochocientos artículos en los últimos veinte años. Como autor de relatos cortos, ha tratado de conciliar la temática escabrosa con el estilo irónico, lo que le ha valido más reconocimientos que amistades. En total tiene escritos más de doscientos relatos y ha recibido casi una veintena de premios en este campo. Pero el género donde considera que mejor se desenvuelve es el de la novela. Escribió su primera obra de más de doscientas páginas a los dieciocho años, aunque afirma que sólo permitiría su difusión bajo amenaza a punta de pistola. Desde entonces, ha escrito una enorme epopeya espacial de más de dos mil folios, y cinco novelas, una de las cuales,la Crin de Damocles, le valió el premio Azorín 2006. La espina de la amapola, Ed. Planeta 2008. El Gris. Ediciones B. 2010 -La crin de Damocles, Ed. Planeta 2006. Premio Azorín de novela. -Viento Divino. Caja Murcia. Instituto Castillo Puche. -Antología poética Antonia Pérez Alegre. Fundación Espejo 2005. -Apagar el sol. Ayuntamiento de Toledo. Premio narrativa femenina 2005 -Historias para catar. Tropo Editores 2007 -Diversas antologías y colecciones de cuentos.

5 pensamientos en “La hipoteca y el reparto del riesgo

  1. dabeman

    Lo que si puede pedir el resto de la sociedad, que no participa de los beneficios ni del banco ni del comprador, es que si:
    – el banco quiebra por no haber gestionado bien su riesgo, se le tenga que ayudar financieramente a costa de nuestros impuestos.
    – el comprador se queda sin nada por haber gestionado bien su riesgo, se le tenga quw ayudar financieramente a costa de nuestros impuestos, ya sea de forma directa (subsidios, subvenciones…) o indirecta (pretendiendo cambiar las reglas del juego a medio partido, como los que abogan por la dacion aunque ésta no se hubiera firmado)

  2. waswluz

    A ver qué opináis de esta opción: ¿por qué no se añade otro tipo de hipoteca en la que el banco si tenga “beneficio del negocio”? En el fútbol ya se hace, se cobra menos por un traspaso a cambio de guardarse un % del siguiente traspaso.

    1. marta

      No me parece mala opción pero se creará picaresca para engañar al banco, porque al final es otro con el que repartir, la cuestión es quien pagaría el beneficio del banco.

  3. ejemplo82

    Los bancos fueron el aire que hinchó la burbuja inmobiliaria porque eso les interesaba. Ellos sí participaron en los beneficios por subida de los pisos, y de hecho compraron cientos de miles de inmuebles. Pero la avaricia rompe el saco, y la explosión de la burbuja les pilló a ellos mismos.
    Ahora se encuentran con pisos reflejados en sus balances a un precio al que no pueden vender por mucho que intenten engañar, pero tampoco pueden bajarlo porque su balance diría: bancarrota.
    En cuanto a los pobres compradores particulares, se encuentran con un bien que les vendieron a un precio tan abusivo, que ni dando el bien a cambio pueden saldar la deuda con los pobrecitos bancos, que no tendrán más remedio que quedarse con todo su patrimonio hasta completar el precio abusivo que produjo la burbuja que ellos inflaron.
    En fin, son tan conmovedores los bancos que lo mejor que podemos hacer es seguir pagando sus errores a través del los regalos que les hace el gobierno y lamentarnos por lo poco que ganan.
    Ladrillez, ¿de qué banco eres? Seguro que no de la Banca March o Banco Caminos. Tu discurso tiene un tufillo …

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