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Acerca de Ladríllez

Javier Pérez Fernández (Zamora, 1970) Director durante 10 años de la revista universitaria dela Universidad de León, ha participado en casi todos los foros asociativos y juveniles de la ciudad. Escribe desde los 14 años en periódicos y revistas, especialmente Bedunia, como satírico, y en el diarioLA CRÓNICA-EL MUNDO, donde realizó un suplemento dominical sobre historia militar leonesa. Profesionalmente, se especializó en marketing y economía agraria. Trabaja como comercial de publicidad para medios de comunicación y dirige una casa de turismo rural en la montaña leonesa. En cuanto a trayectoria literaria, empezó por el verso satírico, estudió métrica y composición clásica y es autor de más de mil poemas, aunque jamás se consideró poeta. Más constante ha sido su dedicación al columnismo de prensa, medio en el que ha publicado más de ochocientos artículos en los últimos veinte años. Como autor de relatos cortos, ha tratado de conciliar la temática escabrosa con el estilo irónico, lo que le ha valido más reconocimientos que amistades. En total tiene escritos más de doscientos relatos y ha recibido casi una veintena de premios en este campo. Pero el género donde considera que mejor se desenvuelve es el de la novela. Escribió su primera obra de más de doscientas páginas a los dieciocho años, aunque afirma que sólo permitiría su difusión bajo amenaza a punta de pistola. Desde entonces, ha escrito una enorme epopeya espacial de más de dos mil folios, y cinco novelas, una de las cuales,la Crin de Damocles, le valió el premio Azorín 2006. La espina de la amapola, Ed. Planeta 2008. El Gris. Ediciones B. 2010 -La crin de Damocles, Ed. Planeta 2006. Premio Azorín de novela. -Viento Divino. Caja Murcia. Instituto Castillo Puche. -Antología poética Antonia Pérez Alegre. Fundación Espejo 2005. -Apagar el sol. Ayuntamiento de Toledo. Premio narrativa femenina 2005 -Historias para catar. Tropo Editores 2007 -Diversas antologías y colecciones de cuentos.

El fin de las cláusulas suelo. Dos consecuencias

Motivos navideños

Motivos navideños

Y por fin se conoció la sentencia Europea: los bancos tendrán que devolver la totalidad de lo cobrado indebidamente por las cláusulas suelo, y no c0n un límite temporal, como antes había determinado el Tribunal supremo español. Se trata de un inmenso varapalo para la banca (menos para la intervenida, como Bankia, que pagará con dinero público y se partirá de la risa).

Se ha hablado mucho de los efectos que esta mala noticia podrá tener el año que viene para el sector bancario,pero mientras siga abierta la barra libre de Mario Draghi, la respuesta, para mí, es obvia: ninguno. ¿Qué más da, a corto plazo, el coste de cualquier operación mientras el crédito sea ilimitado a tipo de interés cero? ¿Que eso habrá que pagarlo algún día? Pues puede que sí, o puede que no, pero en todo caso se verá el efecto ese día, si es que llega.

Y no es cinismo, de veras, sino el sentir más habitual que se puede leer de las pumas de los verdaderos entendidos y de los que manejan el cotarro este de la banca, el capital y la hipoteca.

El problema, para mí, no siendo monetario, es de doble orden, dentro de lo filosófico, un aspecto en el que siempre hago hincapié, porque tiene un recorrido más largo y profundo que los simples hechos y las simples cifras.

En primer lugar, tenemos una sentencia que devuelve las cláusulas suelo en general, de forma abusiva, sin preocuparse de diferenciar las que eran engañosas de las que no, las que estaban bien redactadas de las que eran un timo y las que otorgaban a cambio ventajas al consumidor de las que simplemente se burlaban de él. Los jueces han querido apuntarse un tanto contra la banca y han dictado una sentencia que, tras la de las preferentes, convierte a España en un país peligroso. Si las cosas van bien, todo es estupendo, y si las cosas van mal, el cliente es de repente imbécil, no ha entendido lo que firmó, y hay que devolverle el dinero. Me parece gravísimo.

En segundo lugar, y también muy grave, es tremendo que haya tenido que ser el tribunal europeo el que diga al Supremo que declarar las cláusulas nulas pero no devolver todo el dinero es una valiente majadería. ¿En qué clase de país vivimos cuando se reconoce que hay una cláusula abusiva pero, al que abusa, se le exonera de devolver el dinero? Pues en eso estábamos hasta este momento.

En resumen, como digo, a simple vista parece un tema que ha terminado bien pero,a  mi juicio, es una losa más sobre nuestra credibilidad y la de nuestras instituciones. Y se irá viendo

 

Anular una hipoteca. Consecuencias

Un mundo lleno de posibilidades...

Un mundo lleno de posibilidades…

Una de las cuestiones que lo más a menudo en toda clase de foros, es que si las cláusulas de una hipoteca eran abusivas, se puede solicitar la anulación del contrato hipotecario en su conjunto y no de las cláusulas sueltas que resultasen fuera de la ley.

Por ejemplo, últimamente se habla mucho de las tasaciones que estaban mal hechas o hinchadas, un problema del que ya hemos hablado aquí en diversas ocasiones. Para comprobar si la tasación era excesiva, se tiene que mirar las valoraciones de los inmuebles colindantes y comprobar si efectivamente sus valores se corresponden a los consignados en la tasación y si, de veras, los precios de otras compraventas en parecidas circunstancias alcanzaron los precios que se citan (a veces en lugar de precios efectivos se reproducían anuncios, y no es lo mismo lo que se pide que el precio final de venta).

La cuestión es que, en el ejemplo, se dice que en caso de detectarse irregularidades se puede solicitar la anulación de todo el contrato hipotecario, con la consiguiente responsabilidad judicialde la sociedad tasadora.

Bien, al grano: ¿La anulación de la hipoteca quiere decir que desaparece la deuda? Si, eso quiere decir, y que desaparece la carga hipotecaria sobre el inmueble.

¿La anulación de la hipoteca quiere decir que nos quedamos gratis la casa? De eso nada. Porque lo que no se nos va a permitir es un enriquecimiento ilícito a costa del error ajeno. Desaparece la hipoteca, pero la deuda se mantiene de un modo u otro, aunque haya que determinar, seguramente en los juzgados, a cuánto asciende y con quién la tenemos.

Por eso, en vez de anular el contrato hipotecario completo, lo más interesante suele ser intentar llegar a un acuerdo que evite a ambas partes ese engorroso proceso.

O dicho de otro modo: que es bueno saber que el entendimiento beneficia a todos, y olvidarse de los cuentos de hadas sobre hipotecas anuladas y desaparecidas.

La hipoteca puede desaparecer, pero la deuda no. Y si desaparece la deuda puede desaparecer la venta, y seguro que la mayor parte de la gente tampoco quiere eso…

En fin, que bueno será no escuchar cantos de sirena…

 

La broma de Italia. Tu hipoteca es lo de menos

equilibrismos

equilibrismos

Hoy vamos a dejar un poco de lado la pequeñez de nuestras hipotecas. Una hipoteca no deja de ser un tema local, y hoy quiero que hablemos a lo grande.

Como todos sabéis,  el calendario político de este año pintaba chungo, y se pronosticaban enormes batacazos en las bolsas si las cosas iban mal. Y el camino, en principio, fue ese: el Brexit se impuso en el referéndum británico y nadie tiene una idea muy clara de cómo ejecutarlo. Luego ganó Donald Trump las elecciones, sin que se sepa muy bien tampoco que consecuencias va a tener…

Pero los palos en la bolsa no llegaron. El Brexit supuso una caída inicial, recuperada tres o cuatro veces en volumen en los días siguientes. Lo de Trump, ni eso: a pesar de que el dinero siempre se proclamaba miedoso y huidizo de cualquier incertidumbre, una incógnita como la de Trump no lo hizo escapar, sino todo lo contrario.

Y llegó diciembre, con dos citas electorales más. las elecciones presidenciales austriacas, donde se enfrentaban los verdes contra los neonazis (o sendos sucedáneos de ellos) y el referéndum italiano, donde el primer ministro Rienzi había opuesto su cabeza en juego.

En Austria, los partidarios del sentido común (a su modo) y la estabilidad, ganaron su primera batalla, con la ajustada victoria de los verdes. Pero en Italia el desastre fue completo. Cuando más estabilidad se necesitaba, cuando los bancos italianos parecían tomar aire en vez de irse por el desagüe de un rescate público, el pueblo italiano daba la espalda a todas las reformas, regresaba a la vieja tradición de elegir un Gobierno cada tres meses,l y se lanzaba en brazos de la inestabilidad.

Era un desastre sin paliativos, pero, ¿qué hicieron las bolsas? Subir. Subir desaforadamente, tanto, que aúne están subiendo.

¿Qué ha sucedido? Que a las bolsas ya no les interesa la realidad. Cuando el NO ganó el referéndum de Italia, los inversores, las manos verdaderamente fuertes, no huyeron por la inestabilidad que eso causaba ni los daños que se podían producir, sino que pensaron que Draghi tendría que ponerse como loco a imprimir euros, quisiera o no. ¿Y a dónde iría la mayor parte de esos euros recién impresos? A sus manos. Así que era hora de comprar, porque a la bolsa le iría bien, le fuera como le fuese a la economía real.

A la Bolsa lo único que realmente le importa es que no se deje de imprimir dinero nuevo al ritmo que se está imprimiendo. Y eso sólo es posible cuando las cosas van mal. Cuando hay Brexit, cuando hay No en Italia, o cuando se prevé un desastre.

Los inversores ya no desean que las empresas ganen dinero. Los inversores han descubierto que ganar dinero es trabajoso, mientras conseguir que te lo impriman t y te lo presten a ti al 0% es una puñetera bicoca. Por eso lo hemos visto y lo seguiremos viendo mientras se imprima sin medida: las malas noticias son maravillosas   para la bolsa.

Ya los demás, con nuestra hipoteca de calderilla, que nos vayan dando.

 

 

 

 

La hipoteca y el incentivo al alquiler

Política fiscal

Política fiscal

Ahora que el Gobierno está pensando de nuevo seriamente la posibilidad de meter tijera a las ventajas fiscales de la hipoteca, por aquello de que las cuentas no cuadran y la guillotina de las pensiones espera a las navidades del año que viene para caer, se aprovecha la coyuntura para presentar un plan de incentivos al alquiler.

¿Qué se pretende? Pues que el enorme parque de viviendas desocupadas salgan cuanto antes al mercado y que, mediante ese incremento de la oferta, disminuya el precio medio de los alquileres y sea más interesante esta opción frente a la hipoteca.

La idea no suena mal, pero mucho me temo que los incentivos y los problemas no irán pro el mismo camino, llevando al final el agua a los molinos de siempre. Y me explico: si de lo que se trata es de subir los impuestos a las viviendas vacías para forzar a los propietarios a alquilarlos, puede haber un montón de problemas legales y seguramente  e ponga en marcha la picaresca de empadronar a Rita la Cantaora en el piso con tal de que no parezca vacío. Gente sobra para estos casos, y más que sobrará si el impuesto al piso vacío es lo bastante doloroso como algunos pretenden.

Si, pro contra, lo que se pretende es dar algún tipo de ayuda o beneficio  a los caseros, mucho me temo que los trámites, las condiciones y el papeleo serán tan complicados y trabajosos que el propietario de a pie, el que tiene una segunda vivienda porque la heredó de un tío del pueblo, preferirá pasar de todo a meterse en ese jaleo, con lo que todo el dinero se lo embucharán directamente los bancos y grandes inmobiliarias, a las que subvencionaremos su cuenta de resultados.

La opción que nadie parece plantearse, y que sería la más barata y útil, es aumentar la seguridad jurídica de ambas parte del contrato de alquiler: asegurarse de que los caseros cumplen sus obligaciones, mantienen el piso en condiciones y no se exceden en sus exigencias, y asegurarse de que el inquilino que no paga o causa destrozos se arrepiente de inmediato de ello, sin procesos largos y costosos.

Con eso sería suficiente, pero en este país siempre es mejor tirar de cartera, la de todo, que ponerse serio. Porque todos los asesores de imagen de todos los partidos dicen que ponerse serio te deja cara de fascista. O algo así. Yo qué sé…

La hipoteca y las cuentas públicas

Todo parece guay...

Todo parece guay…

No, a nosotros no nos pasa como a los Estados: nosotros tenemos que hacer que nuestra deuda total disminuya, y cuando llega el recibo de la hipoteca tenemos que pagarlo, calculando, pasito a pasito, lo que nos queda aún por pagar, porque sabemos que de nuestra hipoteca tendremos que devolver hasta el último céntimo.

En cambio, para los Estados, y para algunas empresas elegidas por el dedo mágico de los bancos centrales, las deudas son una mera broma, porque nadie piensa, ni por asomo, en devolverlas algún día, sino que simplemente se refinancian, generando nueva deuda para que se pague así la anterior.

La deuda del Estado es ilimitada mientras consiga colocar sus emisiones, y las emisiones se colocan dependiendo de varios criterios, entre los que se cuenta la solvencia del país, la estabilidad de sus cuentas y, pro qué no decirlo, la docilidad que muestre su Gobierno a la hora de hacer lo que le mandan y no dar la tabarra con ideas peregrinas ou ofreciendo a sus ciudadanos servicios que no se corresponden con la verdadera riqueza del país.

Porque ahí es dodne realmente reside el problema: en las democracias,gana las elecciones el candidato que más servicios gratuitos ofrece, el que reparte paguitas, el que construye carreteras y el que inaugura hospitales. Es normal: la gente quiere tener más por menos y presta su apoyo al que le ofrece esa opción. ¿Y quién lo va a pagar? Eso no importa: cuando llegue la hora, ya se verá, y si no, pues el que venga que arree.

Los ciudadanos de las democracias padecen de un infantilismo cada vez más acentuado que les impide distinguir lo público de lo privado o que les cierra los ojos a todo lo que no sea corto plazo. ¿Qué sucedería, y de hecho ha sucedido ya, si a personas que no pueden pagar una hipoteca se les ofrece de todos modos la casa de sus sueños? Pues que la aceptan, la disfrutan el tiempo que pueden, y luego cuentan loq ue sea cuando llega el desahucio o simplemente se encogen de hombros.

Eso fue la crisis subprime, organizada por una conjunción de incentivos perversos: las personas querían aquellas viviendas, los bancos querían dar aquellas hipotecas para titulizarlas, los tasadores querían tasar alto porque cobraban a porcentaje y los empleados de la banca querían aceptarlo todo, porque les daban un bonito plus de productividad. ¿ Y qué pasó luego? Lo que vimos: crisis del sistema financiero, rescates, garrotazo, tentetieso, desempleo y una depresión de la que no hemos salido aún.

Pues en eso me temo que estamos recayendo: en otra crisis, pero esta vez de los Estados subprime, Estados a los que se les presta a sabiendas de que no podrán devolver el dinero. Estados medio arruinados, que no producen nada, y que aún así consiguen refinanciar su deuda, porque hay por ahí un montón de gente con los incentivos equivocados para mantenerlos en pie.

¿Y luego?

El que venga que arree. Por supuesto.

Amenaza de Bruselas a España por incumplir la normativa hipotecaria

La eterna balanza

La eterna balanza

La hipoteca es un contrato muy antiguo en el que a nivel jurídico se suponía que estaba todo muy trillado y muy claro, pero por lo visto no era tan sencillo: además de irse acumulando sentencias contra ciertas prácticas hipotecarias de los últimos años, como la cláusula suelo o la titulización de los contratos, siguen surgiendo constantemente agujeros en el entramado legal.

La unión Europea ha tenido que dar un golpe en la mesa para intentar poner orden en todo este líos y ha dado a España y otros ocho países más, dos meses de plazo para que hagan cumplir de una vez por todas la normativa hipotecaria común.

En concreto, los países afectados son Croacia, Chipre, Finlandia, Grecia, Luxemburgo, Portugal, Eslovenia, España y Suecia.

El objetivo de la Directiva sobre créditos hipotecarios, adoptada el 4 de febrero de 2014, es mejorar las medidas de protección de los consumidores en toda la UE mediante la introducción de prácticas crediticias responsables a escala de la UE.

La medida se basa sobre todo en crear una serie de normas comunes sobre la denominación de los productos, las definiciones de los riesgos, la evaluación de la solvencia de los clientes, la reducción de la arbitrariedad en lo referente a las contraprestaciones y garantías exigibles y también, al tipo de sociedades que pueden conceder las hipotecas.

La legislación que debe armonizarse parece sencilla en principio, pero nos encontramos aquí, por una parte, con la resistencia de los Estados a meterse en interminables procesos judiciales debidos a las distintas jurisprudencias de cada país, y pro otro, al temor de los bancos, que presionan para que esta normativa no los ate de manos a la hora de elegir los clientes que más les interesan.

En resumen: que todo el mundo dice que esta normativa es buena y que todas las partes saldrían ganando, pero al mismo tiempo, todo el mundo opina también que es mejor que lo haga otro primero para ver qué efectos colaterales pueden surgir, porque el mundo de la hipoteca mezclado con el de los abogados y las leyes ya ha dado sobradas muestras de ser un cóctel difícilmente previsible.

Y ni los bancos nioi los estados tiene ya humor para más experimentos.

Al consumidor le da igual, siempre que no se le tome el pelo: quiere su casa, y listos.

A ver cómo se compatibilizan todos estos intereses. No debería ser difícil.

La hipoteca y el nuevo orden

El fin de los comeflores

El fin de los comeflores

El mundo está cambiando, y no sólo en lo que se refiera a automatización, nuevas tecnologías, o dominio de la economía financiera sobre la economía real. El antiguo orden de las democracias liberales, deja paso poco a poco a una nueva forma de entender la política y la estética, que seguramente tendrá mucho que decir en los próximos años y que va a afectar a todas las facetas de nuestra vida, incluida la hipoteca.

De momento, hemos padecido tres terremotos, aunque a unos se les haya dado más importancia que a otros. Por una parte, los británicos votaron a favor de la salida de Reino Unido de la Unión Europea, en lo que se interpretó, y creo que correctamente, como una bofetada a los políticos tradicionales, sus redes de intereses y su manera de gestionar la nueva escasez. En segundo lugar, y también impriotante que los medios le hayan restado importancia, los colombianos votaron en contra del acuerdo de paz con las FARC, por mucho que todos los medios de comunicación dieran por hecha la victoria del SI a la paz, y que todo el mundo influyente apoyase esa opción.

Por último, como todos sabéis, Donald Trump le ha ganado las elecciones a Hillary Clintosn y no sólo eso, sino que hoy mismo acaba de nombrar a una especie de troll, un tipo polémico y políticamente incorrecto, como asesor principal y jefe de estrategia de la Casa Blanca.

¿Cuales son a mio entender las consecuencias de estos hechos?

En primer lugar, que el movimiento de lo políticamente correcto, esa amalgama de movimientos políticos, sociales y culturales que algunos llaman “sociedad civil” y otros simplemente “progredumbre”, están en franco retroceso. Su tesis de que todo el mundo es bueno, de que todo vale una lagrimita y de que las decisiones buenistas y sentimentales pueden servir eternamente para dominar a los demás, están perdiendo enteros. América es el escaparate donde se miran los asesores europeos y no sería de extrañar que en las próximas citas electorales de Holanda, Francia y Alemania apareciese algún movimiento estética o políticamente alienado con los modos y las tesis de Farage y Trump.

Por otra parte, y en lo que atañe a las hipotecas, creo que esto puede suponer que se acelere el proceso de la subida de los tipos de interés. No será mañana, ni en tres meses, pero la vieja idea de que los tipos permanecerán a cero durante años no es ya de recibo, dado el incremento de la inestabilidad y, sobre todo, la aversión al comercio exterior globalizado que parece traer consigo la nueva ola.

Todo nos afecta de un modo u otro. Si el comercio exterior se frena, puede que todo lo que compramos por cuatro duros empiece a ser un poco más caro, pero es posible también que se eleven un poco más los salarios, y también un poco más las hipotecas.

Esperemos a ver lo que nos depara este nuevo escenario.

Que haya suerte

La mentira del PIB y la hipoteca

No sé... no me da buen fario. Creo que se avecina un truco...

No sé… no me da buen fario. Creo que se avecina un truco…

¿Qué pasaría si el banco que nos ha concedido una hipoteca sospechara que nuestra renta no era la que dijimos, o que nuestro ratio de endeudamiento, debido a compromisos previos, es superior al que habíamos declarado? Pues que seguramente nos vigilarían con mil ojos y que, en cuanto diésemos la primera señal de devolver una letra, se nos echaría encima como lobos para recuperar lo que pudiesen.

Pues eso es lo que el pasa al PIB de España, me temo, y aunque llevo años hablando de ese tema, no está de más hacerlo también en este blog, para que nuestros lectores se enteren de lo que sucede, ahora que un grupo de economistas ha presentado ante Bruselas una denuncia al respecto.

El PIB de España, amigos, es de poco más de un billón de euros al año. Es más o menos el mismo, o algo más, que al comienzo de la crisis. Y eso es justamente lo que no resulta serio. Si se han perdido millones de empleos, si el consumo de cemento, de electricidad, de gasóleo y de varias partidas más sigue muy por debajo de lo que era antes de la crisis, ¿cómo puñetas va a ser nuestro PIB el mismo que antes de la crisis?

¿De veras ha mejorado tanto nuestra eficiencia para producir lo mismo que antes, pero usando mucha menos energía, menos capital, menos mano de obra, menos cemento y menos  materias primas? hay dos opciones: o nos hemos vuelto unos puñeteros genios, o lo que cuentan es radicalmente falso.

El cálculo se puede hacer de muchas maneras: pro el uso de los factores productivos, pro la suma total de sueldos y salarios, o por el uso de las transacciones financieras: en todos los casos, resulta que nuestro PIB real es , aproximandamente, entre un 15 y un 20% menor de lo que nuestras autoridades declaran. Y el problema no viene de ahora: empezó nada menos que con Zapatero y nadie se ha atrevido a corregir la falsedad, por la cuenta que le trae.

¿Porque, qué ocurre con un PIB hinchado? Que nuestra deuda, que hoy es el 99,98% del PIB, pasaría, con las cifras reales, a ser más de un 125%, lo que prácticamente nos declararía en bancarrota.

Por lo tanto, lo peor de este dato no es que se haya maquillado incorporando al Producto Interior Bruto la prostitución y el tráfico de drogas: lo peor es que, aun incorporando esas actividades, seguimos teniendo que añadir magia de chistera y conejo para que las cosas cuadren.

Supongo que en la Unión Europea lo saben y hacen la vista gorda, pero lo malo será el día que tengamos que decir NO a algo y nos amenacen con hablar de las cifras verdaderas.

Porque si la verdad hace libres, la mentira hace siervos.

No suena bien, ¿verdad?

Los tipos de interés de las hipotecas no subirán en años

Una ventana de esperanza a los hipotecados

Una ventana de esperanza a los hipotecados

Eso es lo que parece desprenderse tanto de las palabras de Mario Draghi como de los análisis de las principales firmas bancarias, tras la reunión del Banco Central Europeo. Y es un alivio, porque con el actual nivel de endeudamiento, una subida delos tipos de interés tendría efectos devastadores, tanto para las finanzas públicas, atascadas en niveles de deuda estratosféricos, como para las economías domésticas, cada vez más preocupadas pro la mengua de su poder adquisitivo.

Mario Draghi, como siempre, dejó bastante claro (para lo que se estila en esos ambientes) la intención de su mensaje: que en ningún momento se había analizado cuándo finalizaría el programa de compra de activos en vigor (o impresión de dinero a destajo, si queremos llamarle por un nombre que entendamos todos). Que los tipos de interés se mantendrán bajos durante mucho tiempo y que el programa de compra de activos no durará para siempre, pero que no finalizará de forma brusca.

Por todo ello, no se esperan grandes cambios en la reunión de finales de años, ni siquiera a medio plazo. Todo lo contrario:  si se llega a hacer algún movimiento será para añadir más estímulos monetarios a la economía, por mucho que nos digan que esta va como un cohete, todo se ha normalizado, y que ya va buscando su velocidad de crucero hacia el crecimiento sostenido.

Es más, otro analista, Renta 4 en este caso, augura que en la última reunión del año (que se celebrará el 8 de diciembre), el BCE podría “extender el QE en torno a seis meses, desde marzo 2017 hasta septiembre 2017. Otro síntoma, como veis, de la confianza que, en el fondo, tiene todo el mundo en la marcha de la economía.

Si tenemos en cuenta que el BCE podría ampliar el programa de estímulos hasta otoño del año que viene y que, según el organismo, su retirada será gradual, nada parece indicar que pueda haber subidas en el precio del dinero hasta al menos 2019. Y tampoco, pro tanto, en las cuotas de las hipotecas.

Lo lógico sería que el organismo europeo siguiera los mismos pasos que su homólogo estadounidense (la Reserva Federal), que antes de tocar los tipos de interés fue reduciendo de forma progresiva su programa de compra de activos.

No es meterse a adivino: es una simple cuestión de calendario.

La vivienda de los jóvenes. Alquiler, hipoteca y piso compartido

Y parece que sus palabras nos pillan en mal momento...

Y parece que sus palabras nos pillan en mal momento…

Ya sabéis que yo soy de los sota caballo y rey: si los jóvenes no tienen dinero, no consumen, pro mucho que estén en edad de formar una familia, hacerse con una casa o quieran comprar un coche. Y si los que tienen dinero, que son lo mayores, no tienen ganas de consumir, entonces nos vamos directamente a la porra, porque la clave económica de los nuevos tiempos está más en la demanda que en la oferta.

Y pro ahí va la coda, según los datos que van llegando. Los inquilinos menores de 34 años destinan el 55,34% de su salario al pago del alquiler, de unos 661 euros de media, lo que supone 56 euros más que el año pasado,  y superando la recomendación oficial de destinar como máximo el 35% de los ingresos mensuales al pago de la vivienda.

Así de claro y así de crudo lo decía el portal inmobiliario pisos.com

En el caso de la hipoteca, cuyo precio medio en España es de 523,09 euros, los jóvenes menores de 34 años deben invertir el 43,79% de su sueldo, y eso en los sitios más favorables, porque en comunidades como Madrid, Baleares o Cataluña,  el valor medio de las hipotecas se sitúa en unos escalofriantes 749, 686 y 608 euros, respectivamente.

Así las cosas, las dificultades para los jóvenes no se basan ya tanto en la modalidad elegida, el alquiler o la hipoteca, como en que no tienen ingresos suficientes para ninguno de los dos supuestos. Y eso en el supuesto de que tengan la suerte de estar trabajando, pues ya sabemos en qué niveles se encuentra el paro juvenil en nuestro país.

Por mucho que los bancos estén ahora interesados en volver a dar créditos, los jóvenes no son su objetivo prioritario: con alto paro, alta temporalidad y expectativas borrosas, es difícil firmar un contrato a  veinte o treinta años.

¿Y cual es la solución por la que optan los jóvenes? Compartir piso. Y ahí también hay malas noticias, porque el precio medio de la habitación en alquiler ha subido un 22,5% respecto al año pasado, situándose en los 280,15 euros al mes.

La franja de edad que más demanda inmuebles compartidos está comprendida entre los 18 y los 25 años (49,44%), mientras que los inquilinos de entre 26 y 35 años suponen el 29,30%. Por otro lado, el 54,87% de los perfiles son mujeres frente al 45,13% de hombres, lo que se explica, en parte, a que las mujeres trabajan por término medio en sectores peor pagados.

O sea que si esperamos que esta gente pague las pensiones de los que se están jubilando ahora, más nos vale ofrecerles algo mejor. Ya no por solidaridad, sino por propio interés.

La hipoteca y la beca

Está muy pero que muy feo...

Está muy pero que muy feo…

Meterse a hablar del tema educativo es como entrar en un campo de minas, lo sé, pero alguna vez hay que hacerlo. En España ha habido un montón de sistemas educativos, siguen conviviendo la pública y la concertada y el tema levanta pasiones, pero curiosamente no por la calidad de la enseñanza, por lo que los chavales aprenden o dejan de aprender, sino por temas como la enseñanza de la religión o lo que cuesta cada plaza en la pública u la concertada.

Ahora, la última bronca gira en torno a la reválida, y tampoco se trata de lo que saben los chavales, sino de quién pone el examen, si el Estado central o las Comunidades Autónomas, o qué tipo de examen se pone, si uno que permita conocer lo que enseñan en cada lugar o uno más difuso que impida crear escalas y rankings.

Amigos, esto es la guerra, pero una guerra política completamente enconada en torno a la politización de las aulas y al hecho, que todos conocemos, de que el título es igual en todas partes pero lo que se enseña no tiene nada que ver si se compara entre unos sitios y otros. Hay comunidades autónomas donde, de media, no saben hacer la O con un canuto (me ahorro el citarlas) y colegios privados donde se paga por la nota, para adelantar luego a los  de la pública a la hora de acceder a una plaza universitaria.

Pero eso da igual. Lo que importa es la religión y que nadie pueda medir nada. ¿Y qué tiene esto que ver con las hipotecas y con nuestro blog? Pues la relación viene por el lado de las becas. A muchas familias les deniegan la famosa beca MEC por tener “presuntamente” un alto patrimonio, en lo que, por supuesto, entra el valor de la vivienda, contabilizado en base al su el valor catastral. Lo que casi siempre omiten es que salvo que esa vivienda esté pagada en su totalidad, la ley sólo permite  aplicar el porcentaje del valor catastral en base a lo que se haya amortizado de hipoteca.

O sea, que no te pueden considerar toda la casa como tuya si no has pagado la hipoteca. Para saber lo que llevamos pagado, pues ya sabéis: al extracto bancario y ahí a comprobar la parte de capital amortizado. El resto, a efectos legales y todos los efectos, no puede ser masa patrimonial  ya que lo adeudas y no forma parte de lo que tienes.

O sea, que si te deniegan la beca porque el presunto valor de tu patrimonio excede el mínimo, se puede recurrir esta denegación en base a que te están imputando un patrimonio que no se ajusta a la realidad, puesto que existen deudas que no son correctamente contabilizadas. O sea que al tanto, porque además de haber pocas becas hay mucho listo por ahí.

Los jueces meten mano a la usura

Viejo cuadro de usureros. Hoy suelen ser personajes web, mucho más siniestros

Dicen que la usura está en el nacimiento de la civilización occidental, y que el hecho de que unos pueblos pudiesen prestar con interés y otros no, porque se lo prohibía su religión, marca el origen del capitalismo moderno y la distribución de fuerzas de la Edad Media. Probablemente sea cierto, como probablemente sea también verdad que el prestamista tiene una imagen realmente nefasta ya desde tiempos de la Biblia, cuando Jesús los azota en el Templo. Y si esto sucede con los prestamistas, ¿pues qué será con los usureros, que son los prestamistas a tipos de interés abusivos?

En España, la legislación contra la usura es muy antigua y lleva muchos años sin aplicarse, considerada como una especie de resto folclórico de los tiempos en los que el Gobierno se preocupaba de la justa medida de las cosas y regulaba asuntos que hoy se consideran de índole privada. Pero, sin embargo, en estos días ha salido una importante sentencia contra la usura que puede verse repetida y tener repercusiones futuras.

En este caso, la sentencia va contra Cofidis, una conocida casa de préstamos rápidos, y se basa en otra sentencia del Tribunal Supremo del 25 de noviembre de 2015 relacionada con otro préstamo revolving que considera que “a este tipo de créditos se le aplica la Ley de Represión de la Usura contra el límite a la autonomía de la voluntad”.  La sentencia, que es recurrible, declara nulo el préstamo, establece que no se deben pagar los gastos de penalización por impago ni los gastos del seguro, declarándose nulos los intereses.

Y esa es la clave: que se pacten o no, se firmen o no, hay un límite a la voluntariedad de las cláusulas que las convierte en nulas, porque se entiende que, en determinadas situaciones, la voluntariedad puede hallarse sesgada por la necesidad, lo que entra en el terreno de la coacción.

De momento, esta legislación no se está aplicando a las hipotecas, aunque seguramente habrá casos en que las comisiones, los gastos y demás tasas aplicables podrían hacer crecer la deuda en un monto y una velocidad que hiciera incurrir al contrato en este peligroso terreno de la usura. Estemos atentos