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La broma de Italia. Tu hipoteca es lo de menos

equilibrismos

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Hoy vamos a dejar un poco de lado la pequeñez de nuestras hipotecas. Una hipoteca no deja de ser un tema local, y hoy quiero que hablemos a lo grande.

Como todos sabéis,  el calendario político de este año pintaba chungo, y se pronosticaban enormes batacazos en las bolsas si las cosas iban mal. Y el camino, en principio, fue ese: el Brexit se impuso en el referéndum británico y nadie tiene una idea muy clara de cómo ejecutarlo. Luego ganó Donald Trump las elecciones, sin que se sepa muy bien tampoco que consecuencias va a tener…

Pero los palos en la bolsa no llegaron. El Brexit supuso una caída inicial, recuperada tres o cuatro veces en volumen en los días siguientes. Lo de Trump, ni eso: a pesar de que el dinero siempre se proclamaba miedoso y huidizo de cualquier incertidumbre, una incógnita como la de Trump no lo hizo escapar, sino todo lo contrario.

Y llegó diciembre, con dos citas electorales más. las elecciones presidenciales austriacas, donde se enfrentaban los verdes contra los neonazis (o sendos sucedáneos de ellos) y el referéndum italiano, donde el primer ministro Rienzi había opuesto su cabeza en juego.

En Austria, los partidarios del sentido común (a su modo) y la estabilidad, ganaron su primera batalla, con la ajustada victoria de los verdes. Pero en Italia el desastre fue completo. Cuando más estabilidad se necesitaba, cuando los bancos italianos parecían tomar aire en vez de irse por el desagüe de un rescate público, el pueblo italiano daba la espalda a todas las reformas, regresaba a la vieja tradición de elegir un Gobierno cada tres meses,l y se lanzaba en brazos de la inestabilidad.

Era un desastre sin paliativos, pero, ¿qué hicieron las bolsas? Subir. Subir desaforadamente, tanto, que aúne están subiendo.

¿Qué ha sucedido? Que a las bolsas ya no les interesa la realidad. Cuando el NO ganó el referéndum de Italia, los inversores, las manos verdaderamente fuertes, no huyeron por la inestabilidad que eso causaba ni los daños que se podían producir, sino que pensaron que Draghi tendría que ponerse como loco a imprimir euros, quisiera o no. ¿Y a dónde iría la mayor parte de esos euros recién impresos? A sus manos. Así que era hora de comprar, porque a la bolsa le iría bien, le fuera como le fuese a la economía real.

A la Bolsa lo único que realmente le importa es que no se deje de imprimir dinero nuevo al ritmo que se está imprimiendo. Y eso sólo es posible cuando las cosas van mal. Cuando hay Brexit, cuando hay No en Italia, o cuando se prevé un desastre.

Los inversores ya no desean que las empresas ganen dinero. Los inversores han descubierto que ganar dinero es trabajoso, mientras conseguir que te lo impriman t y te lo presten a ti al 0% es una puñetera bicoca. Por eso lo hemos visto y lo seguiremos viendo mientras se imprima sin medida: las malas noticias son maravillosas   para la bolsa.

Ya los demás, con nuestra hipoteca de calderilla, que nos vayan dando.

 

 

 

 

paroporzonas

 

El mapa de arriba es perfectamente elocuente: ilustra, en colores, la variación del desempleo en España en esta legislatura política que acaba.  En unas zonas de España, muy concretas y determinadas, el paro ha aumentado, mientras que en otra se ha conseguido que se reduzca.

Y me temo que nos e trata sólo de un asunto de empleo, sino de una valoración general de los activos, la economía, y también, como no, la vivienda y las hipotecas.

Cada vez existe una distancia mayor entre unas zonas y otras. La famosa desigualdad que tanto se comenta no alcanza sólo a las personas y sus salarios, que concentran la riqueza en unos pocos, sino también en los territorios.

Con el tema hipotecario los inversores lo tienen claro, organizando un buen cúmulo de equívocos que ya ha salido aquí y en otras foros. Mientras unos dicen que el mercado de la vivienda y la hipoteca se están recuperando a buen ritmo, otros afirman que el ladrillo sigue hundido y lo estará por muchos años. ¿Y quienes tienen razón? Pues seguramente los dos.

Tienen razón los dos porque los que hablan de recuperación se refieren a unas zonas de España muy determinadas y a un tipo de viviendas muy concretos, capaces de mantener su valor e incluso de una revalorización debida a la demanda. Y los que hablan de que el hundimiento persiste aciertan también, porque hay una España devaluada, sin demanda y sin expectativas que malamente podrá vender pisos mientras la población siga cayendo y empobreciéndose.

La vivienda no es una isla en medio de la economía, sino posiblemente el mejor reflejo de las demás actividades: si hay trabajo, hay demanda de vivienda, hay jóvenes que se emancipan, jóvenes que se casan y que buscan un lugar para su nueva familia. Si en vez de eso hay un 50% de paro juvenil y medio millón de jóvenes emigrantes, lo único que se venderá serán los palacetes en el Paseo de la Castellana o en la Diagonal. Y a inversores rusos y chinos.

Es lo que hay.

 

La hipoteca regresa a sus vicios. Hipotecas por más del 100 % de la tasación

Una película que ya hemos visto...

Una película que ya hemos visto...

Dicen que la necesidad agudiza el ingenio, pero me temo que en este país nuestro la necesidad agudiza la torpeza, o eso hay que pensar al saber que de nuevo, una vez más, los bancos están dando hipotecas por encima del 100% del valor de tasación de los pisos, quizás con la esperanza de que si las cosas salen más seamos todos los que paguemos el pufo. Esta práctica irresponsable, dirigida  de momento de manera exclusiva a los compradores de los pisos que los bancos tienen en stock,  está siendo aplicada por BBVA, Popular y Sabadell, entre otros, y va dirigida a que los compradores puedan hacer frente a toda la serie de gastos que apareja la compra de un piso, como impuestos, notarios, registradores. Por tanto, y resumiendo, están vendiendo pisos a gente que no tiene ahorros y que no ha demostrado, hasta el momento de la compra, la capacidad de generar un excedente económico, ya sea por falta de renta o por exceso de gasto. La idea, para los bancos, es captar nuevos clientes y sacar de su balance el peso  muerto de esos pisos. En mi opinión, se trata de una simple jugada de probabilidad: tenemos estos pisos porque colocamos hipotecas a los que no podían pagarlos. Volvemos a intentarlo, y los nuevos que lo cojan pagarán o no. Si pagan, salimos ganando, y si no pagan, el pufo ya lo teníamos. Estamos ante uno más de los muchos casos que vemos a diario de incentivos perversos, donde todo se coordina para hacer las cosas mal. El comprador piensa que se puede hacer con una vivienda, y que luego, si no puede pagarla, ya llorará a quien sea para que no lo desahucien. El vendedor piensa que puede quitarse ese muerto del balance y que luego, si se repite al insolvencia, ya aparecerá quien sea para hacerse cargo del marrón. Y ese quién sea somos todos, me temo. La banca se defiende de todo esto diciendo que si no hay clientes solventes, en loas parámetros habituales, hay que buscar liquidar las viviendas con clientes que no cumplan todos los parámetros pero sean los mejores p0sibles. La respuesta cabal parece no contemplarla nadie: si no hay clientes solventes, no hay mercado y es mejor dedicarse a otra cosa. Lo contrario es vivir en el fraude y del fraude. Fácil de entender pero difícil de asumir, me temo.

Hipoteca y tasación

A pasar por ventanilla

A pasar por ventanilla

Para mí, uno de los mayores problemas de este país es la avalancha de papeles con que nos agobian, todos esos papeles que malgastan esfuerzo y restan energías a cualquier emprendedor. Si cuando pones una empresa acabas pasándote más tiempo haciendo papeles que preocupándote de buscar clientes y proveedores, ¿cómo demonios quieren luego que seamos competitivos?

Sin embargo, aún hay una cosa peor que esa: que todos los certificados, las valoraciones, los planes de no sé qué y no se cuanto, cuestan dinero, llevan horas, ¡pero no admiten responsabilidad alguna si luego algo sale mal!

¿Un ejemplo? La ITV. Tienes que llevar el coche, verifican los frenos, verifican si todas las piezas tienen su correspondiente certificado para que no hayas tuneado el vehículo por tu cuenta, miran los frenos, las luces, las ruedas, los gases de escape… Pero si al salir de las instalaciones de la ITV te metes el gran guantazo porque los frenos estaban en mal estado y no se dieron cuenta, no son responsables de nada. Lo mismo, como segundo ejemplo, sucede con la famosa verificación técnica de las viviendas, que los arquitectos cobran pero no avalan con responsabilidad alguna.

En el caso de las hipotecas y los desahucios, que tanto preocupan ahora, parece que todo el mundo evita ir a la raíz del problema, de manera que dé la impresión de que las hipotecas impagadas se bajaron un día de los árboles, y que no existieron unas empresas tasadoras, a menudo participadas y dirigidas desde los propios bancos, que valoraban las viviendas por un valor que nada tenía que ver con el real.

Si tenemos en cuenta que la tasación de la vivienda es un valor clave en la concesión y vida posterior de cualquier hipoteca, ¿cómo es posible que se deje de un lado la responsabilidad de los tasadores a la hora de incumplir con su principal trabajo, que es asignar un valor real y prudente al bien que va a ser objeto de la operación?

Lo que sucede aquí es que nadie piensa en los papeles como mejora ni como garantía de nada, sino como una manera simple, fácil, limpia y poco trabajosa de sacarse un buen dinero sin y hacerse cargo de nada cuando las cosas se tuercen.

Como sociedad entera tenemos mentalidad de chupatintas. Y así nos va.

Suben el precio mínimo de salida en las subastas de pisos embargados

Te lo dejo en cuatro perras, que es de un embargo...

Te lo dejo en cuatro perras, que es de un embargo...

El viernes hablaba de los cambios legislativos en torno a las hipotecas y de cómo se había modificado la cantidad máxima embargable del salario de una persona para cubrir una deuda hipotecaria. Tenía la cuestión sus más y sus menos, como todo, y dejábamos pendiente para hoy el otro cambio normativo.

Porque es importante: han elevado del cincuenta al sesenta por ciento del valor de tasación la cantidad mínima a la que se puede adjudicar en subasta un piso embargado.

Hasta ahora, el procedimiento el el que sigue: después de no pagar una serie de cuotas, normalmente seis o más, el banco iniciaba un procedimiento de apremio, y tras no conseguir satisfacción económica del hipotecado, solicitaba el embargo del piso.

Una vez embargado el piso, y tras los trámites oportunos, se subastaba la vivienda, de modo que lo obtenido en esta subasta se destinaba a pagar la deuda. Lo que quedaba, si quedaba algo a mayores, era para el hipotecado, y si quedaba un saldo negativo, era y es lo que seguía debiendo el hipotecado después de perder la casa.

Lo vemos con un ejemplo: Tenías una hipoteca de trescientos mil euros. Debías doscientos mil en el momento de dejar de pagar. Te embargaban la vivienda. Como podía sacarla a subasta por la mitad de lo tasado, la sacaban a subasta a ciento cincuenta mil. La adjudicaban a ese precio, y seguías debiendo cincuenta mil.

En teoría, el sistema era bueno, porque la pública subasta permite que el precio del bien se eleve si vale la pena, peor todos sabemos lo que es la picaresca y el canallismo de las subastas, con lo que casi siempre se adjudicaban las viviendas en el valor mínimo o de salida, haciendo un gran daño al hipotecado.

Con el cambio actual, que pasa del 50% al 60 % , y en el mismo ejemplo, no podrían adjudicar esa vivienda en subasta en menos de ciento ochenta mil. Es un paso tímido y apocado (como casi todos los que dan últimamente) pero es un paso en la buena dirección.: en la de defender los intereses del ciudadano por encima de los del banco, y sobre todo, por encima de los del subastero. Porque era el colmo.