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Hipoteca, Hacienda e historia. El Diccionario Madoz

Portada del diccionario Madoz

Portada del diccionario Madoz

Aunque parezca mentira, ni las hipotecas ni Hacienda existieron desde siempre.

El primer intento sistemático de crear en España una Hacienda Pública que recaudase tributos para el sostenimeinto del Estado fue el del Marqués de la Ensenada, que pretendía ya crear un censo de los bienes que podían ser gravados. Como por entonces era muy difícil imponer tributos a las rentas se trataba sobre todo de hacer tributar a los objetos, es decir a las construcciones, fincas y otros bienes de carácter real.

Posteriormente, alguien pensó que la mejor manera de financiar al Estado era apropiarse de los bienes de la Iglesia y así surgió la idea de la desamortización. Este no es lugar para tratar un tema tan extenso como las causas y efectos de la desamortiización, pero sí puede resultar interesante, desde muchos puntos de vista, conocer el gigantesco documento que se creó para hacer posible el nacimiento de la actual Hacienda Pública: el Diccionario Madoz.

El Diccionario Madoz es una obra gigantesca, en 16 volúmenas de letra apretada en el que se detallan los bienes, producción, población, condiciones del terreno, edificios históricos, y hasta detalles históricos de TODOS los pueblos y aldeas de España, incluyendo a menudo caseríos, masías, granjas y hasta accidentes geográficos que pudiesen ser explotados para la caza y la pesca.

Esta obra, compuesta entre 1842 y 1845, es el mejor documento histórico sobre la situación de España al final del Antiguo Régimen, pero su enorme volumen hacía que, aunque estuviera digitalizada en diversas fuentes, fuese aún muy dfifíicl de consultar. Cualquiera que quisiera bucar un pueblo o un dato tenía que navegar por 16 archivos de varios cientos de megas y además resultaba imposible hacer una búsqueda por términos.

Desde hace muy poco, un grupo de gente lo está digitalizando de manera unitaria, para que todas y cada una de las entreadas sean accesibles de forma individual y s epueda, asimismo, buscar cualquier palabra que aparezca en el contenido. De momento tiene 16.000 pueblos y no han llegado siquiera a la mitad, pero si alguien tiene curiosidad por buscar algo de su tierra, puede probar a echar un vistazo en www.diccionariomadoz.com

Como veis, antes de la hipoteca fue el censo. Una vez que la casa está identificada y situada, lo demás viene rodado.

Otro día hablaremos del registro de la propiedad y del catasstro. Ambos, también, se apoyaron en este descomunal trabajo del diccionario Madoz. 

Echadle un ojo y disfrutadlo.

Hipoteca y diferencia de metros en el registro

Conversaciones con el banco previas a la concesión de la hipoteca

Conversaciones con el banco previas a la concesión de la hipoteca

Uno de los problemas más tontos y más frecuentes a la hora de formalizar una hipoteca sobre un inmueble de segunda mano es que a menudo no hay coincidencia entre la superficie que aparece en el registro y la que constata efectivamente el tasador en su informe.

Esto se debe a muy distintas circunstancias, pero en especial a la antigua legislación, que establecía tamaños máximos para los pisos de protección oficial y para las viviendas protegidas o subvencionadas de cualquier otro modo. Así, los promotores hacían la viviendas un poco mayores para poder venderlas más fácilmente, pero declaraban menos metros de los reales para poder seguir beneficiándose de las bonificaciones. Como en aquellos tiempos se pagaban muchas veces las viviendas a tocateja, o el banco concedía la hipoteca contra el certificado del constructor, no había ningún problema. O dicho de otra manera: si el Instituto Nacional de la Vivienda lo veía todo bien, el banco lo veía todo bien, pasara lo que pasase. Y no hacía preguntas. Cosas de las dictaduras, ya sabéis…

El problema viene ahora cuando tratamos de comprar una de esas viviendas y los metros no encajan. En principio, el banco no debería poner problemas, porque generalmente el tamaño real de la vivienda es superior al escriturado, pero aún así, al existir la divergencia de tamaño, las sociedades tasadoras lo señalan, y a veces el banco pide que se abra un expediente o acta de notoriedad o de mayor cabida.

De la clase de laberinto en que nos metemos por esa nimiedad hablamos otro día, si os parece.

Por hoy, baste esta nota entre histórica y práctica que, para mí, señala una cosa: a medida que pasa el tiempo parece que aumenta nuestra libertad, pero lo que en realidad ha aumentado es el volumen de papeleo que la simula y la variedad de pretextos con que se nos da órdenes cuando parecen solamente darnos recomendaciones y consejos.

 

Vivienda y catastrazo

También pagan IBI, por si no lo sabíais...

También pagan IBI, por si no lo sabíais...

¿Queréis una buena noticia?

 Los ayuntamientos están en la puñetera ruina, implorando de rodillas que el Estado les permita seguir endeudándose para poder hacer frente a los gastos corrientes. Algunos no tienen ya ni para nóminas, y están pagando los sueldos con los ingresos correspondientes al año que viene o pidiendo prestado a entidades privadas a cambio de no se sabe muy bien qué favores.

Y sí, habéis leído bien: esa es la buena noticia, comparada con la otra.

Porque la mala es que la ley obliga a los ayuntamientos a actualizar los datos catastrales cada diez años, y en muchas ciudades se acerca ya ese momento en el que se revisará el valor catastral de los inmuebles. Ese valor es la base sobre la que se calcula el temido IBI, un coste más de la vivienda que a veces no tenemos en cuenta pero que nos abre en dos cuando llega de repente con sus trescientos o cuatrocientos euros de sablazo sorpresivo. Los caseros lo conocen muy bien y lo prorratean en los precios de los alquileres, así que nadie se libra de su impacto.

Ahora, si queréis, unís las dos noticias y me contáis cómo veis la próxima revisión del valor catastral y qué va a suponer para nuestros bolsillos. Lo más que nos queda es rezar para que en la localidad en la que vivimos falten muchos años para esta revisión, o mejor aún, que falten muy pocos meses, o semanas incluso, a ver si con suerte la proximidad de las elecciones hace que los políticos se corten un poco y no se desmanden.

¿Cómo lo veis?, ¿se nota tanto como digo el IBI o es un gasto que comparado con otros no es para tanto?, ¿qué clase de palo pegan por este concepto en los lugares donde vivís?

Compartamos un poco de información, por favor.