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Hipotecas, bancos, y muertos en el armario

Rarezas y temores

Rarezas y temores

Cuando la prensa internacional habla de que la banca española es un peligro porque tiene sus armarios llenos de cadáveres, no se refiere mayormente a trapicheos, cuentas falsas, o asientos contables inventados, sino que en lo fundamental se refiere a nosotros.

¿Qué tal nos sienta el papel de zombies? Supongo que según el color del maquillaje que use cada cual y lo bien o mal que haya sabido mantener la línea, ¿no? El caso es que la prensa europea no lo ve de ese modo y lo único que tiene en cuenta es el precio de mercado de unos inmuebles que siguen convirtiéndose en impagados a un ritmo creciente a medida que pasa el tiempo y la situación de la economía española no mejora.

El otro día hablaba de las pruebas de stress que tiene que pasar una economía doméstica, y esa cuenta, más o menos publica se ha realizado ya para los bancos españoles, con el resultado de que muchos de ellos aguantarían el tirón si la crisis era corta, si se empezaba a recuperar el empelo y si el número de hipotecas impagadas comenzaba a reducirse pronto. ¿Y qué ha pasado en realidad? Pues todo lo contrario. A medida que los pisos siguen bajando, el respaldo de las deudas de nuestros bancos sigue perdiendo valor y sus balances son cada vez más endebles.

Trato de explicarlo lo más sencillamente posible: el dinero que nos prestaron vino en muchas ocasiones de fuera. Ese dinero nos lo dieron para comprar un piso, y en su balance aparece que nos dieron el dinero pero nos pueden embargar el piso. Ahora resulta que la deuda sigue ahí, cada vez hay más gente que no puede pagar y el piso vale cada vez menos, lo que origina una pérdida latente.

Eso son los muertos que nuestros bancos tienen en el armario: los pisos, y sobre todo los terrenos, tasados a un precio que se aleja diariamente del real mientras la economía no tiene pinta de mejorar ni el número de personas sin trabajo tiene pinta de reducirse.

¿Y cómo se sale de aquí? Pues no está ni medio claro. Si los bancos no tienen pasta, no pueden prestar. Y si prestan la que el Banco Central Europeo les da, entonces sus balances empeoran y les dejan de prestar a ellos. La vieja solución, la de toda la vida, era devaluar al moneda, pero eso, hoy por hoy, supone salir del Euro, con el consiguiente pánico que acarrearía.

Así que, para hacer previsiones económicas hoy en dí, más que economista hay que ser entendido en cine de terror. Y encima de serie B.

¡Marchando una de spaghetti zombie!