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El mordisco de la cláusula suelo

Un suelo desagradable

Un suelo desagradable

Según el estudio realizado por el bufete Martínez-Echevarria Abogados, en España hay tres millones de familias afectadas por las cláusulas suelo, las cuales pagan 6.000 millones de euros de más al año por su hipoteca. No estamos hablando , por lo tanto, del chocolate del loro ni de una minucia a la que se da mucho bombo, como se piensa a veces.

Como sabéis, esta cláusula impide que los afectados por este tipo de cláusulas puedan beneficiarse de las bajadas del Euribor. Los bancos, que han visto las orejas al lobo y en sede judicial, están dispuestos a renegociar esta cláusula siempre que los afectados no pidan la devolución de las cantidades cobradas hasta el momento: es decir, que te quitan la cláusula a partir de ahora pero no están dispuestos en modo alguno a hablar de lo que han cobrado de más.

Para ello, y cubriéndose las espaldas, muchos bancos están formando un documento con los clientes quitándoles la cláusula suelo a cambio de que el hipotecado se dé por satisfecho y renuncie a cualquier acción posterior. Le podemos llamar de muchas maneras, pero es un truco para no tener que devolver lo cobrado en exceso si, como se prevé, la Justicia da la razón a los afectados. Y encima lo venden como un favor al cliente, que normalmente no se ha enterado aún de nada y acepta el trato de mil amores, pensando que se han portado como caballeros.

Por todo ello, y dado que la decisión final sobre el asunto no puede retrasarse mucho, creo que conviene esperar, siempre y cuando no se esté tan ahogado como para necesitar de inmediato que se elimine esa cantidad que se está pagando de más. O si no, lo mejor es ir reclamando, porque ahora están más suaves que nunca. O eso parece.

El plan de vivienda y las VPO

VPO (Vísperas Para Órgano)

VPO (Vísperas Para Órgano)

Bueno, pues parece que el Gobierno se ha decidido de una vez a cumplir la vieja expectativa de algunos sectores sociales, aunque todavía no hay nada hecho y se trata de un plan, uno de esos planes que acaban en leyes, en aguas de borrajas o en inquilinos mediopensionistas sin derecho a desayuno.

¿Y de qué se trata? De acabar con la construcción de Viviendas de Protección Oficial en régimen de propiedad para poner todo el énfasis en la Vivienda de Protección Oficial en régimen de alquiler.

Como siempre, en estos casos, hay opiniones para todos los gustos, pero a mí, personalmente, me parece una medida positiva, sobre todo en un momento en el que la vivienda ha dejado de ser un bien exclusivamente de utilidad para convertirse en un refugio de capital.

Precisamente por eso, el bien debe ofrecer su utilidad, que es servir para que la gente viva en él, peor me parece injusto, y hasta diría aberrante, que el resto de españoles paguemos a escote la propiedad de unos frente a la de otros.

La vivienda de protección oficial no deja de ser una subvención que unos ciudadanos, por unas determinadas circunstancias y condiciones, reciben del erario público. Que se permita su utilización en condiciones ventajosas puede ser justo, pero que se convierta en una riqueza familiar por el hecho de que alguien haya ganado un sorteo (o más frecuentemente porque haya tenido cierto tipo de mano entre quienes la concedían) no es de recibo.

Lo que, de todas maneras, no se termina de entender es que siga subvencionando pro un lado la creación de un parque de viviendas públicas en alquiler y por otro se rescate a los bancos con dinero público sin obligarlos a que todas esas hipotecas que lastran sus balances y sus carteras no pasen precisamente a engrosar el parque público de vivienda.

¿En qué quedamos? O necesitamos vivienda pública, y en ese caso podemos quedarnos con toda la que queramos a cambio de las jugosas, chorreantes, catarátricas ayudas públicas a la banca, o no la necesitamos, y en ese caso no queda claro qué pintan estas promociones.

Lo que se sospecha, al final, es que necesitamos que se construyan viviendas, porque el cemento es la droga que pide en vena nuestra economía, llena de políticos que no saben hacer otra cosa y, pro qué no decirlo, millones de trabajadores que tampoco saben hacer otra cosa.

Pena, oigan…

 

¿Somos más inteligentes?

A estudiar toca

A estudiar toca

Está claro que la necesidad es el mejor incentivo para cualquier circunstancia de la vida y el conocimiento no iba a ser menos. Cada vez hay más estudios que reflejan la mejora de conocimientos financieros que se está produciendo entre la ciudadanía española como consecuencia de la crisis económica, de manera que conceptos complejos y términos hipotecarios que antes todo el mundo desconocía se han convertido en el pan nuestro de cada día.

Y es que uno de los grandes problemas de la burbuja inmobiliaria fue que los ciudadanos contrataron productos que desconocían en toda su dimensión, y lo hacían fiados de la palabra del director de la sucursal que les estaba vendiendo el producto sin pararse a pensar que éste cobraba unos incentivos por volumen de ventas efectuadas.

De esa manera las sorpresas fueron viniendo a medida que las familias ya no podían pagar sus cuotas hipotecarias y comenzaron a recibir exigencias contractuales por parte de las entidades financieras, unas exigencias que desconocían haber firmado pero que, evidentemente, sí que se encontraban en el contrato hipotecario.

Las primeras cláusulas que comenzaron a llamar la atención fueron las cláusulas suelo, ya que muchas familias vieron como los medios de comunicación anunciaban una y otra vez que el Euríbor estaba bajando pero ellos no veían como sus cuotas descendían, cuando apenas unos años antes sí que habían sufrido las consecuencias de los incrementos casi exponenciales.

Pero el gran descubrimiento fue, sin duda, la dación en pago, o la ausencia de ella. La mayoría de los ciudadanos españoles, en su desconocimiento pleno, estaban convencidos de que si no podían pagar sus hipotecas podrían deshacerse de su deuda entregando la vivienda que hipotecaron en un inicio, craso error, porque no solo perdían sus vivienda sino que además mantenían una deuda insalvable con las entidades con las que firmaron.

Este hecho ha llevado a la bancarrota financiera a un gran número de familias españolas y ha hecho que todas las demás comprendan la necesidad de entender firmemente lo que firman en todo momento con el objetivo de salvaguardar la estabilidad financiera de la propia familia.

La trampa de las hipotecas

Baratita, oiga

Baratita, oiga

En esta vida hay dos varas de medir la realidad, las estadísticas o la realidad por sí misma. Las estadísticas no suelen mentir, ya que son capaces de determinar tendencias de una manera más o menos aceptable, o al menos de la forma más pragmática que conocemos, son variantes ideológicas que puedan hacer que oscilen hacia uno u otro lado.

Sin embargo, estas estadísticas son imperfectas y a menudo no reflejan fielmente lo que sucede en un momento dado en la sociedad, en la realidad, en nuestro día a día, y en el tema de las hipotecas se vuelve a demostrar este axioma, más o menos verídico desde un punto de vista teórico, pero claramente acertado desde un punto de vista práctico.

Partamos de la base de que las entidades financieras están en el juego económico para ganar dinero. Se aprovecharon de la coyuntura económica, de la corrupción de los políticos y de la ignorancia de los ciudadanos para hacerse de oro. Después, utilizaron su poder y el hecho de que los políticos bebieran de sus manos como consecuencia de las deudas que habían contraído para vendernos la moto de que había que rescatarlas, y allá se fue nuestro dinero público.

Por tanto, no parece que las entidades financieras, de ningún lugar del mundo, pequen de estulticia, más bien al contrario. Entonces, si hemos empezado a descubrir, algo de lo que ya hemos hablado en estas páginas, que los bancos y cajas han vuelto a comenzar su guerra por las hipotecas, ofreciendo tipos de interés muy atractivos, ¿no será que hay algún índice de recuperación?

En este sentido nos faltaría una estadística que reflejara únicamente el volumen de hipotecas nuevas constituidas en un mes, en comparación con el mes anterior. El problema de la estadística que ofrece el INE, fantástica en todos los aspectos, es que valora la bolsa de hipotecas, es decir, calcula el número neto de hipotecas, las nuevas menos las que se han cancelado, y ello resta veracidad a la misma.

La realidad, la que palpamos en nuestro día a día, es que las hipotecas poco a poco se están recuperando, con ello la venta de inmuebles y con todo ello puede que el conjunto de la economía, si el gobierno no lo acaba estropeando, claro.

Más hipotecas pero más estrictas

Últimamente venimos oyendo cantos de sirena que nos hablan de que la recuperación del crédito se debería de empezar a producir a partir de este año 2014, y aunque todos nos habíamos mostrado muy escépticos al respecto ya que nada hacía presagiar que el optimismo debiera ser el estado de ánimo más plausible, lo cierto es que las acciones de la banca nos están despertando de nuestro propio pesimismo.

A la rica hipoteca, oiga

A la rica hipoteca, oiga

En estos primeros meses del año 2014 estamos asistiendo a una carrera sin solución de continuidad a ofrecer la mejor hipoteca del mercado, la más económica, la más barata, la más atractiva para los consumidores, y ninguna entidad parece dispuesta a quedarse atrás en esta lucha sin retorno por volver a captar a ciudadanos endeudados.

Eso sí, no es oro todo lo que reluce, y lo que tiempo atrás eran facilidades de todo tipo ahora se están convirtiendo en condiciones muy, pero que muy, estrictas a la hora de poder alcanzar un crédito hipotecario, algo que no dejar de ser, en el largo plazo, beneficioso para el conjunto de la sociedad, ya que nos garantizamos que no se empiece a generar una nueva burbuja inmobiliaria.

Porque no nos podemos olvidar, y si lo hacemos ya estarán los agoreros como yo para recordárnoslo, que gran parte de la responsabilidad de la burbuja inmobiliaria recayó, sin duda, en las entidades financieras que concedieron créditos a quien no podían pagarlos sin ningún tipo de garantías y fiados únicamente en la bonanza económica del mercado, algo que atenta claramente contra toda buena ejecución bancaria.

La buena noticia, por otro lado, es que el hecho de que fluya el crédito en las hipotecas, o que al menos las entidades financieras tengan intenciones sanas de lanzarse al mercado hipotecario, hará que el crédito, en general, también fluya y con ello las empresas se podrán beneficiar de una liquidez que creían perdida para siempre y con ello afrontar nuevos proyectos de inversión que les ayuden a generar nuevos puestos de trabajo y plantearse seriamente el ayudarnos a salir de la actual crisis.

En definitiva, alegrémonos de que todo parece empezar a cambiar, ¿o no?, eso solo el tiempo lo dirá.

La hipoteca retrocede ante el dinero del colchón

El mullido colchón que tienen algunos

El mullido colchón que tienen algunos

A principios de este año, concretamente en enero, se firmaron en España 17.464 créditos hipotecarios, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). La cifra en sí un poco ridícula y no se atreve siquiera a comparar con la de un mal mes de los años buenos, pero lo que realmente llama la atención es otra cifra: la del total de compraventas de viviendas: 30.659 casas, según la misma fuente.

¿Y esto qué significa? Pues que los pisos se siguen vendiendo,  pero al contado, sin pasar por el banco ni solicitar una hipoteca, y eso aunque parece que algunos bancos vuelven a ofrecer productos comerciales destinados a la compra de vivienda. De hecho, el 57% de las operaciones inmobiliarias sobre viviendas, no llevaban hipoteca.

Seguro que a todos se os pasado ya por la cabeza más de una idea de por qué pasa esto, y seguramente tenéis razón: el dinero estaba y sigue estando en alguna parte, y quienes dieron el pelotazo en los años buenos lo tienen a buen recaudo esperando las ocasiones que genera la crisis. Así es como funciona el mundo en realidad: el que da un gran estacazo económico y tiene un mínimo de cerebro, poco a poco se hace respetable, o se muda de ciudad, y se convierte, con sus hijos y sus nietos en una persona irreprochable de posibles.

Luego están también los que simplemente trabajan y ahorran, pero cuando se habla de comprar vivienda estos son bastante menos frecuentes, aunque hay mucho que pueden hacerlo con a ayuda de los padres o los abuelos, o incluso de los propios vendedores, que pueden aceptar que el piso se pague a plazos. Hay muchas posibilidades y no todo son dineros escondidos, por supuesto, pero vivimos en un país donde el refrán que dice “piensa mal y acertarás” podría formar parte, sin problemas, de una hipotética letra del himno nacional.

Al final, entre esto y otras cosas, el número de hipotecas constituidas sobre viviendas lleva descendido este año un 32,5%  respecto al mismo periodo de 2013, lo que ya es decir, porque 2013 fue un año espectacularmente malo.

Mientras tanto, los bancos siguen como locos tratando de vender sus carteras inmobiliarias, antes de que a alguien se le ocurra decir que la valoración a la están inscritas a sus balances no se la cree ni Harry Potter.

Veremos en qué para esto.

 

Ya ni las hipotecas aguantan la morosidad

Morosea que algo queda

Morosea que algo queda

Esta crisis que todo lo puede está hundiendo todos los parámetros habituales con los que nos solíamos manejar en términos económicos y financieros. Si cada día nos encontramos con una nueva sorpresa que llevarnos a la boca, ahora nos encontramos con que la tasa de morosidad hipotecaria también se ha empezado a disparar.

Hasta hace bien poquito nos habían vendido la cantinela de que los españoles preferían quedarse sin comer a dejar de pagar la hipoteca, algo que garantizaba los pago a las entidades financieras. Sin embargo, parece que esto ha cambiado a juzgar por los nuevos datos de morosidad hipotecaria que han hecho que las grandes entidades financieras se empiecen a llevar las manos a la cabeza.

Si en 2012 el volumen de créditos hipotecarios que manejaban las principales entidades financieras de este país, concretamente las que cotizan en el Ibex 35, es decir, Banco Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia, Banco Popular, Banco Sabadell y Bankinter, manejaban un volumen de 17.204 millones de euros en créditos hipotecarios morosos, en 2013, y según los datos del Banco de España, esta cifra se ha disparado hasta los 24.539 millones de euros, o lo que es lo mismo un crecimiento del 42%.

Unos datos que no dejan de ser tramposos, como bien apuntan gran cantidad de expertos económicos, y es que las entidades financieras maquillan sus cuentas con las viviendas que se quedan en propiedad. Es decir, imaginemos que una familia no puede pagar la hipoteca, entonces estaría dentro de estos volúmenes de créditos morosos. Pero al cabo del tiempo, la entidad financiera de turno se apodera de la vivienda con lo que el crédito hipotecario desaparece y así la deuda deja de ser hipotecaria.

Con esta pequeña triquiñuela los bancos y cajas van maquillando sus cuentas para poder satisfacer los intereses de sus accionistas y poder presentar así mejores cuentas ante ellos, lo que garantiza cierto estado de tranquilidad.

En definitiva, tantos años de crisis están haciendo mella en todos los sectores, y en el sector financiero más que en ninguno, como causante original de la crisis y por tanto el que debe de sufrir en mayor grado las consecuencias, aunque hasta ahora no se hayan producido en su justa medida.

¿A qué se debe la guerra de las hipotecas?

Esta es la guerra!!!!

Esta es la guerra!!!!

¿No te has enterado? ¡Qué sí, qué sí! Que se ha iniciado una guerra en toda regla por parte de las entidades financieras por captar a los pocos osados que se atreven a lanzarse a por una hipoteca, una guerra que todavía no tiene vencedores y que promete no dejar enemigos vivos por el camino.

La clave parece estar en ofrecer diferenciales por debajo del 2%, con lo que se pueden manejar hipotecas por debajo del 3%, aunque la mayoría está marcando suelos del 3%, para evitar el desmadre que pueda hundirlas aún más, pero en cualquier caso se trata de hipotecas realmente atractivas, especialmente en los tiempos que corren.

Pero, ¿tienen trampa?

Por supuesto que sí, no te vayas a dejar engañar. Tienes que tener en cuenta que las entidades financieras salieron escaldadas de la burbuja inmobiliaria que ellas mismas generaron y ahora se cuidan muy mucho a la hora de conceder una hipoteca.

Así que no te creas que todos podremos acceder a estas hipotecas baratitas, baratitas, nada de eso, están reservadas para gente con gran poder adquisitivo, o al menos con la capacidad suficiente como para hacer frente a todas las garantías que exige la entidad financiera.

Y, ¿a qué se debe esta guerra?

El mayor negocio de las entidades financieras, no nos engañemos, son las hipotecas, ya que es la mejor forma de tener a un cliente durante largo tiempo, cobrándole unos intereses más que interesantes para ellos a la vez que se le pueden ir vendiendo diferentes productos a través de la venta cruzada.

Con ello se busca la fidelización del cliente con la entidad, algo cada vez más difícil de ver, y de esa manera las entidades pueden obtener beneficios, no ya solo en el corto plazo, sino, sobre todo, en el medio-largo plazo, con todo lo que ello les puede reportar.

En definitiva, la guerra está servida, y nosotros somos la carnaza, es el momento de ser inteligentes y aprovecharse de este nuevo fenómeno sin caer en los mismos errores del pasado. Recuerda que los bancos y cajas solo quieren ganar dinero, y para ello tú lo tienes que perder, no hay otra alternativa.

Pasando revista al panorama bancario

Más o menos lo que tenemos hoy en día...

Más o menos lo que tenemos hoy en día...

Parece, dicen comentan e insisten en que la cosa va mejorando. Hoy han saldo los datos del paro del mes de noviembre y son los mejores de toda la serie temporal, desde que se apuntan estas cosas.

A mi juicio, habrá que ver todavía lo que dice la Encuesta de Población Activa, no sea que los cuarenta mil parados menos se conviertan en cien mil emigrantes más, cosa que no me extrañaría teniendo en cuenta el pelaje de los que nos gobierna, pero no adelantemos acontecimientos.

Lo cierto es que por razones económicas o coyunturales, el crédito a las familias y a las empresas se sigue contrayendo a niveles nunca vistos.Los últimos datos que tenemos son del mes de Octubre, y aunque asustan mucho no dejan de reflejar el hecho de que el dinero ni fluye, ni llega, ni parece que de momento se le espere, pro más que el BCE baje los tipos para que los bancos comerciales comiencen a prestar de una buena vez.

Según estos datos, la deuda de las familias se redujo un 5,2% en octubre, hasta los 793.940 millones. Esto, interpretado, significa que la gente devolvió muchas más cuotas de préstamos de los que otra gente ha conseguido que le concedan. O sea, que tenemos una contracción del crédito.
La deuda de las empresas cayó un 10%, hasta los 1,081 billones de euros. Sigue siendo una burrada, por supuesto, sobre todo en una época en la que muchas empresas no venden y tienen cada día más problemas para devolver esas cantidades, pero una reducción del 10% habla muy claramente de lo que está sucediendo con las líneas de crédito que caducan y sus dificultades para renovarlas.

En cuanto a las hipotecas, la cuestión está clara: las pocas que se conceden corresponden a la venta de inmuebles pro parte del Sareb (banco malo) o de las carteras de los bancos. O sea, que los bancos están dispuestos a convertir, en su balance, pisos en préstamos, pero no dinero en préstamos como se supone que es la base de su negocio.

Si estás pensando en pedir una hipoteca, quizás estas sean las líneas maestras a seguir:

-Comprar un piso de un banco, y si es posible, del banco malo.

-Vigilar muy bien los tipos de interés y los diferenciales, porque los intereses pueden subir y entonces será el llanto y el crujir de dientes si creemos que el tipo de interés siempre será el 0,25%.

-Fuera de estas dos premisas, puede ser el mejor momento para ahorrar y vivir de alquiler otro par de años. Pero de eso ya hablaremos en otro artículo, porque las condiciones han cambiado, y condiciones cambiantes conducen a soluciones diferentes.

Al menos cuando se está vivo..

La hipoteca regresa a sus vicios. Hipotecas por más del 100 % de la tasación

Una película que ya hemos visto...

Una película que ya hemos visto...

Dicen que la necesidad agudiza el ingenio, pero me temo que en este país nuestro la necesidad agudiza la torpeza, o eso hay que pensar al saber que de nuevo, una vez más, los bancos están dando hipotecas por encima del 100% del valor de tasación de los pisos, quizás con la esperanza de que si las cosas salen más seamos todos los que paguemos el pufo. Esta práctica irresponsable, dirigida  de momento de manera exclusiva a los compradores de los pisos que los bancos tienen en stock,  está siendo aplicada por BBVA, Popular y Sabadell, entre otros, y va dirigida a que los compradores puedan hacer frente a toda la serie de gastos que apareja la compra de un piso, como impuestos, notarios, registradores. Por tanto, y resumiendo, están vendiendo pisos a gente que no tiene ahorros y que no ha demostrado, hasta el momento de la compra, la capacidad de generar un excedente económico, ya sea por falta de renta o por exceso de gasto. La idea, para los bancos, es captar nuevos clientes y sacar de su balance el peso  muerto de esos pisos. En mi opinión, se trata de una simple jugada de probabilidad: tenemos estos pisos porque colocamos hipotecas a los que no podían pagarlos. Volvemos a intentarlo, y los nuevos que lo cojan pagarán o no. Si pagan, salimos ganando, y si no pagan, el pufo ya lo teníamos. Estamos ante uno más de los muchos casos que vemos a diario de incentivos perversos, donde todo se coordina para hacer las cosas mal. El comprador piensa que se puede hacer con una vivienda, y que luego, si no puede pagarla, ya llorará a quien sea para que no lo desahucien. El vendedor piensa que puede quitarse ese muerto del balance y que luego, si se repite al insolvencia, ya aparecerá quien sea para hacerse cargo del marrón. Y ese quién sea somos todos, me temo. La banca se defiende de todo esto diciendo que si no hay clientes solventes, en loas parámetros habituales, hay que buscar liquidar las viviendas con clientes que no cumplan todos los parámetros pero sean los mejores p0sibles. La respuesta cabal parece no contemplarla nadie: si no hay clientes solventes, no hay mercado y es mejor dedicarse a otra cosa. Lo contrario es vivir en el fraude y del fraude. Fácil de entender pero difícil de asumir, me temo.

Lo que significaría una bajada radical de los pisos

Los vencedores se reúnen para decidir qué hacen con los bancos

Los vencedores se reúnen para decidir qué hacen con los bancos

Hay gente que está esperando a la apertura definitiva del banco malo para intentar comprar un piso, y en principio parece una buena idea, porque los pisos van a tener que bajar una verdadera burrada para que así, de una buena vez, se acaben por convertir en pérdidas reales lo que hasta ahora son solamente pérdidas potenciales. Además, para esos pisos es posible que haya financiación, aunque es de suponer que no será en unas condiciones muy ventajosas ya que hay una pérdida implícita en la operación, a la que no se va a añadir un riesgo de impago. O sea, que a los que están preparando esa jugada más les vale tener el dinero en efectivo o preparar buenos avales.

Sin embargo, esa bajada de los pisos va a tener otras dos consecuencias de las que aún no conocemos el alcance y que son la razón pro la que hasta ahora se ha tratado de evitar a toda costa una liquidación general de vivienda.

-En primer lugar, la valoración general de los pisos va a descender, con lo que eso llevará aparejado en el campo personal y en el campo financiero. Si el precio medio de los pisos baja, y va a bajar si hay muchos miles de viviendas que se venden con descuentos del cincuenta por ciento, el resto de pisos, que se valora a precio de mercado, verá bajada también su valoración. Así, quien tenga una hipoteca en estos momentos, y aunque la esté pagando religiosamente todos los meses, empezará a ser un cliente sospechoso, a que el valor medio del bien hipotecado se ha reducido respecto a su deuda.

La gracia de esto vendrá cuando desde Europa nos pidan que apliquemos las normas contables comunes y resulte que, a partir de ese momento, muchas hipotecas que se consideraban sanas pasen a ser hipotecas tóxicas…

-En segundo lugar, la vivienda es la principal acumulación de capital de las familias, y la garantía tradicional de conservación de la riqueza. Si el precio de los pisos baja, los españoles nos empobrecemos, y eso hará más difícil el endeudamiento para cualquier pequeña empresa e incluso empeorará la percepción general, lo que puede llevar a reducir el consumo. O dicho con palabras más corrientes: si mi piso ya no vale cuarenta millones, que es lo que tengo ahí para una emergencia, y sólo vale veinte, entonces mejor no meterse en aventuras…

Ya se sabe: todo tiene sus contrapartidas.

Hipoteca y guillotina. El fin de las negociaciones.

Todo muy moderno y aséptico, eso sí...

Todo muy moderno y aséptico, eso sí...

Ya lo sabíamos todos y además lo hemos comentado aquí muchas veces: en caso de no poder pagar la cuota de la hipoteca lo mejor era negociar con el banco, porque tal y como vienen las aguas, la mayor parte de las entidades preferían una espera, una rebaja o cualquier otro tipo de paño antes de embargar un piso que luego no iban a poder vender.

Los bancos lo preferían y nosotros, en general, también. Un poco de espera, un poco de mano izquierda, te voy pagando estos meses lo que pueda, me amplías el plazo, y ya se irá viendo. O sea, darnos tiempo unos y otros en la idea de que no hay mal que cien años dure.

Pues mirad por donde ahí ha terminado por caer la bomba: el FROB, ese organismo creado para rescatar las cajas (porque son cajas casi toda las que necesitan pasta pública) ha prohibido a todas las entidades rescatada renegociar ningún tipo de condición con los morosos, de manera que se inicie la ejecución inmediata de las viviendas hipotecadas con el número suficiente de recibos pendientes par comenzar el trámite.

La idea es simple: el banco malo se hará cargo de los inmuebles fallidos, pero es oportunidad no durará siempre, por lo que los bancos rescatados deben apresurarse a declarar fallidas aquellas hipotecas que presenten especiales condiciones de riesgo o tengan ya acumulados unos impagos suficientes.

Esto, da la vuelta a la tortilla: hasta ahora, estábamos seguros de que ellos tenían tanto interés como nosotros en llegar a un acuerdo. Ahora nosotros queremos llegar a ese acuerdo, pero ellos saben que, si no pagamos, “el banco malo” se hará cargo del piso y se lo podrán quitar de encima de una vez por todas. Los incentivos, por tanto, están claros: o tienen MUY claro que van a cobrar la cantidad completa y puntualmente, o preferirán deshacerse del cliente.

El FROB ha justificado esta decisión diciendo que es imprescindible clarificar de una vez por todas a cuánto ascienden los créditos tóxicos, o de lo contrario Europa nos fusilará en cuarenta y tres paredones diferentes.

Tienen razón, a su modo, pero que el dinero público sirva para apretarnos las clavijas y suprimir cualquier atisbo de flexibilidad, da por saco…