Archivo por meses: octubre 2012

Hipoteca y guillotina. El fin de las negociaciones.

Todo muy moderno y aséptico, eso sí...

Todo muy moderno y aséptico, eso sí...

Ya lo sabíamos todos y además lo hemos comentado aquí muchas veces: en caso de no poder pagar la cuota de la hipoteca lo mejor era negociar con el banco, porque tal y como vienen las aguas, la mayor parte de las entidades preferían una espera, una rebaja o cualquier otro tipo de paño antes de embargar un piso que luego no iban a poder vender.

Los bancos lo preferían y nosotros, en general, también. Un poco de espera, un poco de mano izquierda, te voy pagando estos meses lo que pueda, me amplías el plazo, y ya se irá viendo. O sea, darnos tiempo unos y otros en la idea de que no hay mal que cien años dure.

Pues mirad por donde ahí ha terminado por caer la bomba: el FROB, ese organismo creado para rescatar las cajas (porque son cajas casi toda las que necesitan pasta pública) ha prohibido a todas las entidades rescatada renegociar ningún tipo de condición con los morosos, de manera que se inicie la ejecución inmediata de las viviendas hipotecadas con el número suficiente de recibos pendientes par comenzar el trámite.

La idea es simple: el banco malo se hará cargo de los inmuebles fallidos, pero es oportunidad no durará siempre, por lo que los bancos rescatados deben apresurarse a declarar fallidas aquellas hipotecas que presenten especiales condiciones de riesgo o tengan ya acumulados unos impagos suficientes.

Esto, da la vuelta a la tortilla: hasta ahora, estábamos seguros de que ellos tenían tanto interés como nosotros en llegar a un acuerdo. Ahora nosotros queremos llegar a ese acuerdo, pero ellos saben que, si no pagamos, “el banco malo” se hará cargo del piso y se lo podrán quitar de encima de una vez por todas. Los incentivos, por tanto, están claros: o tienen MUY claro que van a cobrar la cantidad completa y puntualmente, o preferirán deshacerse del cliente.

El FROB ha justificado esta decisión diciendo que es imprescindible clarificar de una vez por todas a cuánto ascienden los créditos tóxicos, o de lo contrario Europa nos fusilará en cuarenta y tres paredones diferentes.

Tienen razón, a su modo, pero que el dinero público sirva para apretarnos las clavijas y suprimir cualquier atisbo de flexibilidad, da por saco…

La maldades del banco malo

Que viene el banco malo... (dibujo de joserico.com)

Que viene el banco malo... (dibujo de joserico.com)

Todos los bancos son malos.

Vale, bien, una vez he pagado mi tributo correspondiente al templo de las obviedades tontas, ¿qué tal si nos preguntamos qué es eso de un banco malo, de lo que tanto se habla últimamente?

Un banco malo es una vieja solución técnica que permite que las entidades financieras se deshagan de sus activos devaluados pasándoselas a un banco, normalmente de carácter estatal, de tal manera que los balances de estas entidades queden limpios y toda la “porquería” se concentre en un sólo lugar, que ejerce de cloaca financiera donde van a parar todos los desechos. Su principal utilidad es acabar con la incertidumbre de qué activos problemáticos tiene cada entidad y cual es su nivel real de solvencia.

Como ya sabéis algunos de los que me leéis habitualmente en este blog, no estoy radicalmente en contra de la idea de crear un banco malo, aunque sólo sea para despejar un poco el panorama. Nuestra crisis es sobre todo de credibilidad y cualquier medida que ayude a aclarar el panorama no parece, en principio, desacertada.

Lo que ocurre es que hay bancos malos bien montados y bancos malos que nacen ya chapuceros, contrahechos y a medida de los peores chorizos, con lo que se consigue que más que una ayuda sean una prolongación del chanchullo.

Un banco malo montado como es debido, obliga a loa bancos a amortizar todo lo que le pasan a este banco, de modo que se ve en qué situación están se nacionalizan, se liquidan o se sanean.

Un banco malo chapucero se dedica simplemente a comprar los activos chungos de los bancos, pero al valor que e les dio en su momento. Y ahí esta de nuevo el mal: un activo sobrevalorado que se convirtió en un agujero, sigue sobrevalorado, pero ahora en manos de todos, comiéndonos a escote la diferencia entre el valor contable y el valor real.

En España, pro lo pronto,  ya hemos visto dos señales terriblemente alarmantes:

-Que el banco malo no se hará cargo de deudas y créditos inferiores a los 250.000 euros.

-Que el banco malo, en el caso de las viviendas e hipotecas, no se hará cargo de los inmuebles valorados en menos de 100.000 euros.

¿Qué significa esto? Que los bancos están perdiendo el trasero para engordar las valoraciones y conseguir así meter todos estos pufos en el banco malo. Osea, incentivos para que todo cueste más, y encima, que el dinero lo ponga otro.

Genial.

¿Bajarán los pisos con el banco malo?

¿Seguimos con el agua al cuello?

¿Seguimos con el agua al cuello?

Curiosa metamorfosis la que ha sufrido nuestro Ministro de Economía que ha pasado de negar una y mil veces la posibilidad de la creación de un banco malo para la maltrecha situación financiera de muchas entidades nacionales a valorar positivamente todo lo que puede generar para la economía en su conjunto, especialmente de cara al descenso del precio de la vivienda, cosas de la política, supongo.

Aún así, no podemos negar que De Guindos tiene razón. Uno de los principales lastres de la economía está siendo que las viviendas no están descendiendo tanto como deberían ya que las entidades financieras se niegan a depreciar el valor de sus activos, de todas esas viviendas que han estado embargando durante todos estos años de crisis.

Ello ha provocado un desajuste claro en el sector con lo que no ha podido lograr la recuperación que debió de haberse producido ya hace unos meses, porque las entidades financieras han estado manteniendo precios desorbitados en un momento de coyuntura económica que pedía precisamente lo contrario, aprovechando su capacidad para mantener clientes cautivos gracias a su monopolio en concepto de financiación para los clientes.

Según los expertos en la materia, con la creación de una entidad financiera “mala” los bancos y cajas podrán derivar hacia ella sus activos tóxicos, aquellas viviendas que han perdido gran parte de su valor, y éstos serán vendidos al precio que corresponde en el mercado, con lo que se beneficiarán las propias entidades, que aunque sufrirán pérdidas, al menos se desharán de sus activos tóxicos, y los propios ciudadanos que podrán acceder a viviendas mucho más económicas.

A pesar de que ya se han lanzado pequeños trazos de como se orquestará este banco malo lo cierto es que todavía no tenemos clara la letra pequeña con lo que no podemos pronunciarnos sobre su viabilidad futura en un escenario de recesión económica como la actual. Sin embargo, todo apunta a que podemos estar ante la solución menos mala para conseguir que las entidades financieras solventes no se contagien de la situación que han generado el resto de entidades, especialmente las Cajas, gobernadas en su mayoría por políticos caprichosos y guiados por los intereses creados.

Cuanto tenemos que aprender de los americanos, al menos en esto

Ya podrían sufrir lo mismo las entidades financieras españolas

Ya podrían sufrir lo mismo las entidades financieras españolas

En un momento como el actual en el que la sensibilidad hipotecaria, financiera y bancaria está a flor de piel, noticias como la que nos llega desde el otro lado del charco no hacen sino echar sal en la herida que tenemos abierta todos los ciudadanos españoles.

Viendo como las autoridades europeas no hacen sino ayudar a las entidades financieras, no digo que sin razón, ni con ella tampoco, el comprobar como la ciudad de Nueva York haya decidido demandar al gigante financiero JPMorgan por fraude hipotecario nos pone los pelos como escarpias.

Porque después de haber ayudado a su sistema financiero, como el inicio de la crisis demandaba, ahora ha llegado el momento de empezar a exigir responsabilidades, algo que todavía no hemos hecho en Europa, y en lo que los Estados Unidos se nos ha adelantado.

La base de la demanda está en las hipotecas de alto riesgo que aceptaron los directivos de JPMorgan sin el sustento económico y financiero de las familias necesario como para garantizar el pago de las cuotas resultantes, y el haber utilizado estos productos hipotecarios de alto riesgo como garantía y aval de otras operaciones financieras.

Según las propias autoridades de la ciudad de Nueva York, este sólo es el principio de toda una serie de demandas contra las entidades financieras que realizaron abusos durante los años de crecimiento económico y que han provocado gran parte de la terrible crisis que todavía nos asola.

Viendo este comportamiento, los españoles nos preguntamos como es posible que los directivos de las Cajas que se dedicaron a malversar el dinero de todos los contribuyentes y ahorradores se vayan de rositas, o peor aún, cobrando indemnizaciones millonarias sin tener que dar la cara por ningún tipo de responsabilidad.

Lo justo sería que todas estas personas que tuvieron en sus manos miles de millones de euros pasaran a disposición judicial para, al menos, responder con su patrimonio por el tremendo agujero que provocaron en las cuentas de estas instituciones, que ahora han tenido que desaparecer.

Porque no podemos olvidar que las Cajas realizaban un servicio a la comunidad, dotándonos de integración y desarrollo territorial, que ahora ha pasado a mejor vida en favor del negocio puramente financiero de los bancos. Y toda la culpa de ello la tienen los directivos de las mismas, políticos y sindicalistas en su mayoría.

El pasado siempre está ahí (Hipoteca y presupuesto)

Y pedimos a los que ahorran que nos ayuden...

Y pedimos a los que ahorran que nos ayuden...

El Gobierno ha publicado los Presupuestos Generales del Estado,  y de momento a los mercados parecen serles indiferentes, en parte porque no se los creen y en parte porque otra vez, una más, se pueden resumir en mayores recortes pero ninguna reforma.

Lo peor, sin embargo, y estoy seguro de que lo veremos en fechas próximas en el interés pagado por la deuda, es que los recortes van de nuevo contra la inversión, y mucho menos contra el gasto. ¿Cual es el resumen? Que se pretende que todo siga como hasta ahora, pero tirando con un poco menos. No se desmantelan las estructuras duplicadas, ni se busca una racionalización del gasto, ni se busca la eficiencia: simplemente se recorta, a derecho y sin mirar, para no tener que cerrar chiringuitos, retirar pesebres ni abolir abrevaderos o cementerios de elefantes. O dicho en terminología deportiva: patada a seguir.

Lo llamativo, sin embargo, y que afecta bien de cerca al tema hipotecario, es el hecho de que todos los periódicos, del cualquier signo ideológico, mencionen escandalizados el hecho de que el pago de la deuda se lleve una cuarta parte de todos los ingresos del Estado. O toda la subida del IVA, o que se gaste más en pagar la deuda que en subsidios a los desempleados.

Y entonces, cuando leo eso, el que alucino soy yo. ¿Y qué demonios se pensaba la gente que era la deuda? ¿Qué carajo creían que era el déficit público?

Las familias pasamos pro lo mismo: una buena parte, más del 25% de nuestros ingresos, se nos van en pagar la hipoteca. Y es que las deudas son para pagarlas, no para creer que vendrá alguien a perdonarlas o que desaparecerán pro sí solas. No es la rapacidad ni la codicia del capital lo que ha hecho que una cuarta parte de nuestros impuestos se vayan al pago de deuda: es la mala cabeza, el despilfarro y la mala administración de todos nuestros políticos desde que empezó la democracia. Porque una cosa está clara: no hay sitio en este artículo, ni en tres más que dedicara, para citar todos los defectos del franquismo, pero aún así, el haber dejado a España endeudada hasta las cejas NO es uno de ellos.

Osea que, ¿a qué se debe esto? A que pagamos, ahora, todos estos treinta años. A que el pasado está siempre ahí, con la hipoteca, con lo que fumamos, con lo que trasnochamos, con los préstamos estúpidos que pedimos. Siempre nos espera a la vuelta de la esquina en forma de infarto, sordera, desahucio o quiebra nacional.

Por eso me burlo siempre de los que se proclaman ciudadanos del mundo saltándose las fronteras: porque todo lo que hicimos y dejamos de hacer, lo que hicieron y dejaron de hacer nuestros padres, abuelos y bisabuelos es lo que realmente marca la diferencia. Es nuestro capital y nuestro lastre.

El quiere empezar de cero es porque deja un pufo. Eso no falla.