A estas alturas ya lo sabéis todos: el Banco Centra Europeo ha reducido el tipo oficial de interés a un simbólico 0,05% y ha colocado el tipo del préstamo interbancario al -0,2%, o sea, en negativo.
Un tipo de interés negativo quiere decir que quien presta dinero tiene que pagar por hacerlo, en vez de recibir una retribución a cambio, y eso es lo que sucede ahora con los bancos que prefieren dejar su capital depositado en la entidad emisora: que deberán pagar por hacerlo. ¿Y cual es la intención de esto? Que los bancos se decidan de una buena vez a poner el dinero en circulación, puesto que no sacarle rendimiento alguno es mejor que tenerlo parado.
¿Conseguirá esto revitalizar las hipotecas? Yo creo que no. Y tengo varios motivos para ser de esta opinión, por mucho que otros medios digan que las hipotecas solicitadas aumentaron un 19% en junio
-Ausencia de demanda solvente. Con los salarios reales cayendo, no es previsible que la banca encuentre buenos candidatos para préstamos a plazos tan largos como requiere un préstamo hipotecario. La tan cacareada recuperación del empleo pasa sólo por la contabilidad de cabezas, pero no pro la contabilidad de horas trabajadas. En España trabajan hoy algunos cientos de miles más de personas que hace un año, pero el factor trabajo, en su conjunto, se sigue reduciendo, ya que se han sustituido contratos a tiempo completo por contratos basura a tiempo parcial. Tres personas que trabajaban cuarenta horas semanales parecen menos que cinco que trabajan a media jornada, pero no es cierto. El gobierno dirá que el paro ha disminuido en dos trabajadores, pero en lugar de 120 horas semanales ahora se están trabajando 100. Multiplicar es fácil, pero casi siempre nos escamotean este dato. Ojo al asunto, por favor.
¿De dónde van a salir los clientes cualificados para las hipotecas en estas condiciones?
–Exposición al ladrillo. La banca sigue intentando quitarse los activos inmobiliarios de su balance, tan sospechosos desde hace años. Pueden contarnos cualquier milonga, pero lo cierto es que invertirán antes en plantaciones de aguacates que en nuevas bolsas de inmuebles. Aunque sólo sea para que sus accionistas puedan hacer como que se creen que todo es diferente a lo que era.
–Expectativas de deflación. La economía parece irse hacia el hoyo de la deflación, con lo que cada deudor puede ser una fuente de sorpresas. Esa cosa maldita que nadie tiene en cuenta al hablar de los empresarios, esa cosa que se llama riesgo, tiene un coste muy determinado y las compañías de seguros se dedican a pasarlo a cifras. Si las circunstancias macroeconómicas señalan la posibilidad de que los deudores puedan irse volviendo cada vez más frágiles con el tiempo, los bancos sólo podrán prestar a largo plazo con diferenciales muy altos y garantías muy concretas.
O sea que no, que no veo que esto vaya a reflotar el mercado hipotecario. Y tampoco veo la buena noticia por ninguna parte.
Las bolsas la celebran porque les concede tiempo, no porque les conceda salud.
De momento, existen diferentes portales para encontrar la mejor hipoteca, pero nosotros seguiremos dedicándonos a su análisis y al calculo de las cuotas, a las cláusulas y a toda esa letra pequeña que hay que vigilar.
Mucho ojo.