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Desgravaciones por alquilar una vivienda hipotecada

Yo busco despacho...

Yo busco despacho...

Una de las maneras más socorridas que existen de pagar una hipoteca, sobre todo cuando nos hemos tenido que trasladar, nos hemos separado o por alguna otra circunstancia no podemos habitar el piso que hemos comprado, es alquilarlo.

Fuera los miedos habituales a que el inquilino no pague, sea un descendiente de las hordas bárbaras o surja cualquier otro contratiempo, el mayor temor al que se enfrentan los caseros potenciales es Hacienda, porque el ingreso procedente del alquiler hay que declararlo como rendimiento.

A esos que no se deciden a alquilar por miedo al Fisco, debo decirles que si te la pueden armar con contrato, sin él ya es jugar a la lotería. Y además, ojo, hay un montón de posibles desgravaciones que se pueden aprovechar en el caso de la vivienda y que no se utilizan en muchas ocsiones por desconocimiento. Aquí van algunas:

– Los intereses pagados por las cuotas de la hipoteca son desgravables. Ya sabéis, la famosa desgravación que van a quitar ahora. Gracias, Gobierno. Sois geniales.

– Los gastos de mantenimiento de la vivienda y los gastos extraordinarios de la comunidad. Las derramas son desgravables.

-Las cuotas de la comunidad y el IBI.

-El 10% de las mejoras y reformas necesarias, aunque con unas condiciones específicas, como la mejora energética.

-Descuentos sobre lo ingresado por el alquiuler de entre un 5 y un 55 % por desgaste, envejecimiento y depreciación de la vivienda.

-Cierttas bonificaciones según la edad del inquilino. Esto hay que mirarlo en cada comunidad autónoma, proque algunas bonifican más el alquiler a jóvenes. Puede llegar al total de lo cobrado, con lo que no tenemos que pagar NADA a Hcienda por lo ingresado en concepto de alquiler.

– Reducción general del 50% del rendimiento en alquileres de viviendas.

Y unas cuantas mñas que me dejo pro ahí. O sea que no hay disculpa. Al menos disculpa fiscal.

 

El gran agujero de los alquileres de pisos

Mejor no tocar....

Mejor no tocar....

Todos lo sabíamos ya, o al menos lo intuíamos, pero ahora tenemos alguna razón más para creerlo: según la asociación de técnicos de Hacienda, aproximadamente el 55% de los alquileres de pisos en España no se declaran, lo que supone unos 3000 millones de euros.

El dato lo han obtenido cruzando los datos de Hacienda con los del Ministerio de la Vivienda, así que lo que menos se explica uno es por qué lo publican y no le acaban de meter mano.

La respuesta, quizás, esté en que saben que aflorar toda esa economía sumergida tendría seguramente consecuencias muy graves y prefieren hacer la vista gorda, como en casi todo, ya que estamos en el país donde las leyes se publican con mero carácter folclórico.

El peligro de destapar este fraude, tan sencillo de detectar desde que la ley obliga, por ejemplo, a que las compañías eléctricas declaren los consumos de cada vivienda, tiene básicamente dos frentes:

El miedo a que una mayor presión fiscal sobre los alquileres redundara en un encarecimiento automático de estos, en un momento en el que las economías familiares no están para muchas alegrías y la popularidad del gobierno menos aún. En ese sentido, me parece que llevan razón: si los propietarios tienen que pagar ochocientos euros al año, por poner una cantidad, no dudan ni un segundo en subir el alquiler lo que haga falta para trasladar ese coste al inquilino, como pasó con la subvención.

-La consciencia de que muchos propietarios de viviendas alquiladas no son especuladores o terratenientes, sino gente que ha cambiado de vivienda por razones de trabajo y que pagan la hipoteca con el alquiler, o pensionistas que complementan su pensión alquilando la vivienda antigua, después de mudarse a una más pequeña. En cualquiera de los dos casos, apretar el pistón podría suponer un problema político, económico y social demasiado grave.

¿Vosotros cómo lo veis?, ¿pedimos que cada cual pague lo suyo o miramos para otro lado?

 

 

A falta de pan, buenas son tortas, a falta de propiedad, bueno es el alquiler

Los que no podemos comprar pan, nos conformamos con las tortas

Los que no podemos comprar pan, nos conformamos con las tortas

A falta de pan, buenas son tortas, y a falta de poder comprar una vivienda en propiedad, bueno es el alquilarla, o al menos eso se adivina de las estadísticas que ayer hizo público el Ministerio de Vivienda, según las cuales, durante el primer trimestre de 2010 se habían cerrado 1.779 contratos de alquiler a través de la Sociedad Pública de Alquiler, más del doble de los cerrados en el primer trimestre de 2009.

Es evidente que en épocas de crisis, en las que la inseguridad es la norma, pocos se atreven a lanzarse a la compra de una vivienda, con compromisos financieros durante más de 20 años, y prefieren decantarse por el alquiler, una opción denostada en nuestro país, pero esencial en otros.

Muchos expertos coinciden que el alquiler es una opción más eficiente económicamente hablando, ya que es más económico que una cuota hipotecaria y permite utilizar el excedente de dinero entre ambas obligaciones en el mercado financiero libre donde se puede obtener un tipo de interés que compensaría el no estar adquiriendo la vivienda.

Sin embargo, en España no nos paramos a pensar en la eficiencia económica y vivimos más de la cultura heredada según la cuál la propiedad es la clave, y todos preferimos tener una vivienda en propiedad, aunque en realidad pertenezca al banco, que pagar cada mes nuestro alquiler de manera religiosa. Por ello, los datos del Ministerio de Vivienda son más esclarecedores.

Porque nos dan una radiografía exacta de la situación de crisis en la que estamos viviendo en estos momentos, una situación que lleva a los ciudadanos a ir contra sus propias ideas y alquilar una vivienda cuando en realidad quisieran comprarla. En ese aspecto, la Sociedad Pública de Alquiler está haciendo una gran labor, y digno es reconocerlo, al ofrecer alquileres más baratos que los del mercado, en concreto un 12%, según los datos hechos públicos por el propio Ministerio.

Además, este organismo está permitiendo que se ocupen los pisos que antes estaban vacíos, ya que los propietarios se deciden a alquilarlos ante la seguridad que se les ofrece, ya que ellos cobrarán bajo cualquier circunstancia y siempre recibirán el piso en las mismas condiciones que lo entregaron.

Por otro lado, el aumento de viviendas que se alquilan también tiene su origen en la cantidad de personas embargadas durante la crisis, las cuáles no pueden pagar la cuota de la hipoteca, pero tienen que vivir en algún lugar, por lo que se acomodan al alquiler que se les ofrece.

En definitiva, cuando la propiedad no es posible, bueno es el alquiler.

¿Qué exigimos?

Con partituras así, tenemos el concierto que tenemos...

Con partituras así, tenemos el concierto que tenemos...

No voy a señalar hacia afuera, porque me sumo, como uno más, a unas exigencias que a todos nos gustarían que fuesen mínimas.

Exigimos un sueldo con el que poder vivir, un horario en el que poder conciliar nuestra vida laboral y personal y una estabilidad que nos permita planificar nuestra vida más allá de un seis meses o un año, porque vivir a salto de mata está bien pàra las liebres pero no para las personas. Porque es muy caro. La hipoteca es mala, pero el alquiler es más caro. Las cosas como son.

Estas razones mencionadas son, fundamentalmente, las que hacen que tantos jóvenes vean en la oposición y el funcionariado la única salida digna, y no se lo reprocho.

La cuestión, y aquí viene lo malo, es quién paga todo eso. En la empresa pública lo pagamos entre todos, pero los ingresos públicos provienen de los impuestos que se cobran a la empresa privada y los particulares. Ya sé que parece una chorrada, pero hay que decirlo: el Estado no se paga a sí mismo, sino que detrae recursos de los demás para cubrir sus necesidades.

El problema, y os lo planteo para que lo comentemos entre todos, es: ¿cómo podemos hacer que nuestras empresas y nuestros profesionales ganen dinero y sean a la vez competitivos? Los impuestos, por definición, son una parte de lo que la gente gana: ¿Cómo podemos hacer que ganen más para que paguen más, y que al mismo tiempo puedan dar a la gente buen sueldo, buen horario y estabilidad?

A mí lo único que se me ocurre es que no existiera competencia, pero eso es como decir que se lucha contra las inundaciones prohibiendo la lluvia.

La otra solución es innovar, o emplear inteligencia en vez de fuerza bruta, pero con un sistema educativo más preocupado de hacernos a todos iguales que de hacernos mejores, no podemos conseguir otra cosa que ramplonería y mediocridad: justo lo que nos acaba de hundir frente a otros igual de brutos que nosotros, pero mucho más baratos.

La conclusión es que exigimos lo que no podemos tener, dado nuestro modelo productivo. Y cambiar de modelo, por muy imperativo que sea, va a ser como despertarnos en un campo de trabajo.

Mala cosa.