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Hipotecas y recortes: pasar de todo como solución aceptable.

La estrategia del castor: sumergirse y esperar.

La estrategia del castor: sumergirse y esperar.

Decía un comisario de infausta memoria, que a veces saber mantener el orden es no hacer nada, y un político no mucho mejor valorado que una de las artes más difíciles de aprender a la hora de gobernar es la de no hacer nada en absoluto y dejar que los problemas se resuelvan solos.

Por supuesto, conociendo al personal, esta política de brazos cruzados le parecerá encantadoramente eficaz a más de cuatro, pero antes de apoyarla con todo entusiasmo conviene saber por qué, en el caso de los bancos y las hipotecas, todos los esfuerzos tienden a ella.

En este blog y en otros muchos, hace años que se viene hablando de la parálisis de las instituciones europeas y de su incapacidad para llegar a acuerdos o diseñar planes de acción que resuelvan de una vez por todas la falta de credibilidad de los mercados.

Sin embargo, el problema consiste en que los pisos valen cada vez menos, los bancos tiene buena parte de sus activos convertidos en ladrillos y vigas de bovedilla, y las hipotecas de sus balances son activos tóxicos, o lo que es lo mismo, activos que pueden convertirse en impagados en cualquier momento.

Pero resulta que los que tenemos una hipoteca sabemos que hay que pagarla mes a mes, y eso lo saben también los bancos. Por tanto, cada mes que pasa, el riesgo de los bancos disminuye porque hay una serie de cuotas que se han pagado, y unas cantidades de dinero que se han recibido. Los bancos, por tanto, están tan pillados como nosotros y por el mismo plazo.

Por eso, una solución posible es esperar a que la sucesión de cuotas pagadas vaya aminorando el riesgo, diluyendo los impagos, y con ayuda del IPC en unos pocos años, cinco o seis, tendremos que el dinero vale un 20 % menos, y la deuda total de los hipotecados es un poco menor, con lo que resucitarán pro sí mismos los balances de los bancos.

¿Optimismo? No. Simplemente reconocer que a veces la solución menos traumática es la más larga. Veremos si llega a funcionar o todo salta por los aires mucho antes…

La paciencia de los bancos (Pedro Navajas se calma un poco)

En esta clase de juegos, la cosa nunca está clara...

En esta clase de juegos, la cosa nunca está clara...

Mañana hablo del embargo, y me refiero a lo que nos puede pasar y ya les está pasando a muchos con el piso. Hoy, para abrir boca, pensé poner el poema de Gabriel y Galán sobre el embargo, peor no me pareció serio, así que voy a contaros un pequeño secreto que nos dará un poco de esperanza.

Resulta que cuando dejamos de pagar las cuotas de la hipoteca, el banco nos amenaza y nos empieza a enviar cartas desagradables sobre lo que nos va a pasar si no hacemos frente a nuestro compromiso. Nosotros, como es natural, nos ponemos muy nerviosos y negociamos lo que sea, pero hay que saber que ellos se ponen también muy nervioso, y no sólo porque ya tengan pisos a mansalva y estén dispuesto a lo que sea por no hacerse con uno más. Hay y una razón suplementaria:

Cuando un banco ejecuta un inmueble, tiene la obligación de provisionarlo en su contabilidad, por lo que eso perjudica terriblemente a su cuenta de resultados y a su coeficiente de solvencia.

Mientras el banco se limite a enviarnos cartas, hacer que negocia con nosotros y apretarnos las clavijas, el Banco de España no se entera de nada ni exige al banco mayores garantías. Pero cuando se inscribe la ejecución de la hipoteca, entonces nosotros nos quedamos sin piso y ellos se quedan oficialmente sin el dinero, lo que les obliga a provisionar fondos para cubrir la parte que no puedan recuperar.

La conclusión es obvia: los bancos tienen más paciencia que antes, porque su situación es tal que cada piso que ejecutan se aprietan a sí mismos un poco más la soga en torno al cuello. De hecho, no es de extrañar que en algunas entidades los directores de sucursal estén recibiendo instrucciones de tener un poco más de paciencia con los deudores que hacen lo que pueden por seguir pagando aunque no sean capaces de satisfacer todo lo que deben.

De hecho, no sería de extrañar que algunas cajas de ahorros, a partir de cierto punto, prefiriesen no cobrar (y callar) a ejecutar los pisos, sobre todo si la hipoteca es reciente y la provisión es más alta que el valor al que se va a poder vender ese inmuebles.

La vida te da sorpresas…

Sorpresas te da la vida…