Archivo por años: 2011

La CAM se vende a precio de saldo

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Según anunció el Banco de España en el día de ayer, el Banco Sabadell adquirirá próximamente la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) por el módico precio de un euro, a cambio de hacerse cargo del tremendo agujero que la entidad valencia todavía sufre.

Con esta compra, el Banco Sabadell pasará a disponer de una posición de privilegio en el ránking de entidades financieras en nuestro país, alcanzando claramente al Banco Popular, a pesar de que éste haya visto incrementado su volumen de activos claramente en los últimos meses por la integración del Banco Pastor en la estructura del Popular.

En conjunto, el Banco Sabadell pasará a disponer de un volumen de activos de hasta 167.000 millones de euros, muy por encima de los poco más de 95.000 que disponía hasta ahora, aunque eso sí, su balance ser verá penalizado por el agujero de la CAM.

Un agujero que será compensado, en gran medida, por el Fondo de Garantía de Depósitos de las Entidades Bancarias (FGD), que aportará una cantidad inicial de más de 5.000 millones de euros para que el Sabadell pueda salir indemne de los primeros meses de trabajo con la CAM en su estructura.

Por otro lado, esta adjudicación del Banco de España al Sabadell se ha producido, en última instancia, por la retirada del resto de entidades que se han ido retirando de la puja paulatinamente hasta dejar al banco catalán como única alternativa para el máximo organismo financiero español.

De esta forma se sigue con el proceso de integración de entidades que permitirá a los bancos y cajas españolas salir adelante en este escenario de crisis en el que vivimos y en el que estamos inmersos sin solución de continuidad, porque la atomización de la que era presa el sistema financiero español hasta la actualidad provocaba su falta de eficiencia y condenaba a la entidad a una falta de eficiencia general muy poco beneficiosa para sus intereses.

Habrá que ver como se desarrolla el futuro, pero todo apunta a que se pueden producir nuevas fusiones e integraciones de entidades financieras dotando de mayor tamaño a las organizaciones resultantes, con lo que tendrán mayores garantías en los mercados internacionales.

Cuarenta euros más en la cuota mensual

El Euríbor, el causante de nuestros desvelos

El Euríbor, el causante de nuestros desvelos

El Euríbor, principal índice de referencia hipotecaria para la mayoría de las hipotecas españolas y europeas, al menos de momento, ha cerrado el mes de noviembre en el 2,044%, lo que supone un importante decremento con respecto al cierre del mes inmediatamente anterior, octubre, que lo hizo en el 2,11%.

Sin embargo, todas las hipotecas que tengan que revisar el tipo de interés aplicado en función del cierre del mes de noviembre, que serán, principalmente, aquellas que lo hagan en el mes de enero, se verán encarecidas en unos cuarenta euros mensuales, como consecuencia del incremento interanual del porcentaje del Euríbor.

Así, el índice de referencia hipotecaria cerró en noviembre de 2010 en el 1,541%, lo que supone 0,5 puntos porcentuales menos que el cierre de noviembre de 2011, lo que viene a determinar el incremento monetario de la cuota a pagar mes a mes por los titulares hipotecarios.

Este incremento no hace sino sumarse a todos los que se han venido produciendo durante este año 2011, que ha sido en su totalidad un año de aumentos de cuota, aunque la buena noticia es que parece que la senda alcista se ha detenido y tiene visos de seguir por el camino.

Si analizamos los primeros días de cotización del mes de diciembre nos encontramos con que la tasa media del Euríbor se encuentra en el 2,033%, es decir, a la baja con respecto al cierre de noviembre, y podrían producirse cambios drásticos si el BCE toma alguna decisión importante en su reunión de esta semana.

No hay grandes expectativas de reducción del tipo de interés para la zona Euro, pero lo cierto es que el máximo organismo financiero ya sorprendió a propios y extraños este pasado mes de noviembre reduciendo el tipo de interés para la zona Euro por sorpresa.

Una sorpresa por otra parte necesaria, ya que el crecimiento prácticamente nulo de la zona Euro reclamaba una acción rápida de los organismos financieros para dinamizar en cierto modo el comportamiento económico de la zona, todavía en horas bajas, y con necesidades extremas de financiación externa para iniciar procesos de inversión de medio-largo plazo, algo que parece impensable en estos momentos de incertidumbre.

Hacia una nueva hipoteca.

Conferencia bancaria en medio del naufragio

Conferencia bancaria en medio del naufragio

Quizás resulte un poco brusco este modo de empezar el artículo, peor el problema, el peor problema del mercado hipotecario fue que se consideró clientes a quienes no lo eran y que se incluyó en el mercado de capitales a quienes por su propia naturaleza no pertenecían a él.

Dijo en su momento Jacques Delors que la crisis se originaba en la apetencia de capital por parte de las clases medias y entonces me pareció una barbaridad, pero con el tiempo lo he ido comprendiendo. La idea consiste en que por debajo de un grado de riqueza hay que  aspirar a disfrutar bienes y servicios, y sólo disfrutarlos. La posesión de esos bienes y servicios debe quedar para un nivel superior de capital, o en caso contrario nos encontramos con que no podrán pagarse. Y así es como se arruinan los países.

¿Un ejemplo? Las clases ociosas. En muchos países, y durante siglos, las clases ociosas vivían de sus rentas y no trabajaban. La condición de rentista venía determinada por poseer un gran capital. Pero en España no era así: en España ser clase ociosa venía determinado por el origen familiar, lo que supuso el nacimiento de aquella figura que no podía trabajar, por ser de familia noble, pero tampoco vivir, por no disponer de recursos: o sea, el hidalgo del Lazarillo de Tormes. Quien no se haya leído el libro no sé qué hace aquí leyéndome a mí….

Para salir de la actual situación quizás haya que convertir muchas hipotecas en alquileres, y muchos desahucios en viviendas de protección oficial. O dicho de otro modo: hay que hacer que muchos propietarios dejen de serlo para que el banco o el Estado ejerzan de capitalista y permitan a la gente disfrutar de esas viviendas sin llegar nunca a ser lo sueños.

El mercado hipotecario, para el futuro, necesita exigir que la propiedad de un piso pueda sustentarse en una posesión efectiva de riqueza que lo justifique, haciendo que la hipoteca no alcance más allá de un cincuenta o un sesenta por ciento del valor de tasación. Y al mismo tiempo, el capital debe ejercer como tal, asumiendo el riesgo, ya sea aceptando la dación en pago (a ver quién es el guapo que entrega el piso habiendo pagado el 50%), o eliminando gran parte de las trabas judiciales y administrativas que ahora entorpecen la ejecución de las hipotecas haciendo crecer los intereses.

El nuevo mercado hipotecario, en suma, tiene que hacer entender al que compra que hacerse propietario no es una cosa tan fácil, y al que da la hipoteca, o sea , al banco, que ejercer  de capital es quedarse con la casa pero también con el riego, sin poder luego exigir la deuda durante cien años si la cosa sale mal.

En esto sucede como en todo: poniendo a cada uno en su sitio las cosas empiezan a funcionar…

El banco malo, cada vez más cerca…

Un banco malo, en una playa...

Un banco malo, en una playa...

En cosa de tres semanas tendremos nuevo gobierno y vuelven a sonar rumores de que una de sus primeras medidas será la creación de un banco malo, que absorba todos los activos dudosos que  hasta este momento esconden las entidades financieras.

Igual que en el resto de los temas, de momento el Partido Popular no ha concretado gran cosa, pero parece ser que la idea es que el riesgo de ese banco lo lleven a medias el sector privado y el público, y la idea última, por supuesto, es que de una santa vez deje de haber desconfianza en el mercado interbancario y pueda fluir el crédito.

¿Y qué son esos activos dudosos? Pues fundamentalmente hipotecas. La vuestra, la mía, y muchas otras que por alguna razón se han convertido en un riesgo y nadie quiere reconocer como tal para no tener que aumentar provisiones y reservas.

Ya hemos discutido en alguna otra ocasión la utilidad de un invento de este tipo, y ya sabéis que a mí, en principio me parece bien: la desconfianza puede ser tan cara o más que la insolvencia, y últimamente hemos tenido ocasión de comprobarlo a través de la famosa prima de riesgo que pagamos por lo que pedimos en el exterior. Por tanto, y en principio, parece buena idea hacer cualquier cosa que haga aflorar toda la porquería que hay debajo de las alfombras para que, acto seguido, vuelvan a concederse hipotecas y vuelvan  concederse créditos a las empresas.

Lo que ya no me parece bien, y eso tenemos que vigilar con atención, es que eso salga gratis a los bancos y lo ponga el contribuyente: los bancos tienen que pagar por su porquería escondida debajo de la alfombra, y tienen que pagar con parte de sus acciones o con lo que sea, como sucedió en Estados Unidos.

En todo caso, lo que no me parece de recibo, y eso vamos a ver a mansalva en cuanto se hable del tema, es responder a razonamientos económicos con argumentos éticos, del tipo  “es injusto”, “es insolidario” o cualquier golpe de catecismo semejante. Si es bueno para la gente, hay que hacerlo. Y si es malo, no hay que hacerlo.

¿Cómo lo veis vosotros?, ¿saldríamos ganando o perdiendo?

Las grandes inmobiliarias al borde del precipicio

Las inmobiliarias a puntito de caer

Las inmobiliarias a puntito de caer

La mejor manera de medir el calado de la actual crisis es, sin duda, analizar las consecuencias que están sufriendo las principales inmobiliarias de este país a la hora de vender más o menos inmuebles, y en este sentido los datos son realmente demoledores con un decremento en ventas de grandes dimensiones.

Así, las seis principales empresas inmobiliarias de este país, como son Metrovacesa, Martinsa Fadesa, Colonial, Reyal Urbis, Realia y Quabit, han presentado datos de ventas hasta septiembre de 2011 realmente desoladores con apenas 1.3329 viviendas vendidas durante todos los primeros nueve meses del año.

La que más actividad ha presentado ha sido Martinsa Fadesa con 717 ventas, aunque se trata de una cifra engañosa ya que la gran mayoría de estas ventas se han realizado al mercado internacional, con lo que la influencia de la crisis nacional en este apartado ha sido menor.

Las otras cinco empresas inmobiliarias han reducido sus ventas en porcentajes superiores al 60-70% con respecto a los períodos previos al pinchazo de la burbuja inmobiliaria, en gran parte como consecuencia de la falta de demanda por las familias españolas, pero también como consecuencia del parón generalizado del crédito en nuestro país.

Sin embargo, desde el sector inmobiliario se confía en que la llegada del Partido Popular al Gobierno sirva para dinamizar la compra-venta de viviendas a gran escala y permita que el sector se vaya, poco a poco, recuperando e inicie la senda del crecimiento.

En este sentido, durante la campaña electoral Rajoy ya anunció la recuperación inmediata, y de manera retroactiva, de la desgravación fiscal por compra de vivienda a todos los ciudadanos, y no sólo a aquellos con rentas inferiores a los 24.000 euros, como aprobó el Gobierno socialista.

Durante la campaña se apuntó también a dinamizar el crédito por parte de las entidades financieras, con incentivos fiscales apropiados y exigencias en función de los avales que el Gobierno español ha venido concediendo desde el estallido de la crisis.

En definitiva, nos encontramos en una situación límite, ya que los pagos de los créditos de estas empresas inmobiliarias están a punto de vencer y necesitan urgentemente una solución para conseguir vender sus viviendas, y poder reactivar el sector, lo cuál redundará, necesariamente, en una recuperación del empleo.

El seguro de crédito, el flotador de la crisis

La vía de escape de la crisis de crédito

La vía de escape de la crisis de crédito

Independientemente de nuestras opciones políticas seguro que estamos todos de acuerdo en el hecho de que España necesita un sistema hipotecario de calidad que evite que se vuelva a producir una situación como la que todavía estamos sufriendo y que podamos mirar al futuro con cierto optimismo.

Por ello, las propuestas de mejora del sistema se suceden de manera continuada desde todos los sectores, siendo tres las que han ganado más adeptos, como son la dación en pago, el límite legal al 80% del valor de tasación del inmueble y el seguro de crédito.

En primer lugar, la dación en pago parece desechada por los analistas hipotecarios porque consideran que generaría una restricción mayor al crédito, a la vez que se encarecería el mismo mediante un incremento en los diferenciales aplicados por las entidades financieras. Sería una manera de penalizar a la mayoría para beneficiar a una minoría.

En segundo lugar, el límite legal al 80% del valor de tasación de los inmuebles obligaría a las familias que quisieran comprar una vivienda a tener ahorrado el restante 20%, o bien a contar con un apoyo familiar que se lo pudiera ofrecer. En este sentido, las familias más humildes y, sobre todo, el colectivo inmigrante, se quedaría claramente fuera de la posibilidad de adquirir una vivienda, con lo que podría ser socialmente injusto.

Y, en tercer lugar, el seguro de crédito parece ser la opción más viable porque no restringiría el crédito ni las opciones de las familias españolas, aunque sí encarecería el diferencial aplicado por las entidades financieras, en un porcentaje que rondaría el punto porcentual, según los expertos.

En definitiva, la clave está en comprender que cualquier opción elegida genera unas consecuencias positivas y otras negativas, y que ambas deben de ser colocadas en una balanza a la hora de poder calibrar la mejor opción de cara al futuro y al presente.

En este sentido, parece que la menor distorsión provocaría en el sistema hipotecario sería el seguro de crédito, ya que garantizaría unas condiciones de acceso adecuadas, a la vez que no penalizaría en exceso en cuanto al precio que habría que pagar.

Hipotecas: llega la hora de negociar.

Hablemos de negocios...

Hablemos de negocios...

Muchas veces somos nosotros mismos los que nos convencemos de cosas que en el fondo no nos convienen. La frase más típica de este caso es aquella frase que tantos repetían como si fuese una ley inmutable del Universo: “los pisos nunca bajan“, Lástima que por escrito no se pueda poner voz en off, porque en este caso hubiese elegido la de Zeus.

Los pisos bajaron, por supuesto, y de esas bajadas y su impacto en los balances de los bancos y los patrimonios familiares viene esta crisis de deuda y descapitalización general, conceptos ambos que sirven muy bien como eufemismo para decir que no somos tan ricos como pensábamos.Los pisos bajaron, insisto, y ahora le toca el turno a otra de esas frases casi sagradas: “los bancos siempre ganan“.

Porque no es así. Porque la fuerza de los bancos procedía de su solvencia y de la capacidad de resistir más que los clientes. pero en estos momentos los intereses de los bancos han cambiado, lo que significa que para ganar tienen que dejar a veces que los demás también ganen.

En estos momentos, si estamos ahogados, si uno de los miembros de la familia se ha quedado en el paro o han disminuido los ingresos del negocio, se puede y se debe negociar con el banco. Se puede pedir, sin empacho, una demora, o una carencia. En estos momentos, se puede conseguir incluso una quita de parte de lo adeudado en nuestra hipoteca, a cambio de liquidar el resto. Si se ha sido buen pagador hasta el momento, los bancos preferirán perder parte de los intereses o parte del capital antes que embargar el piso, quedarse con él y meterlo en el balance como pérdidas, acompañando a otros centenares de hipotecas fallidas.

Ellos saben que les conviene más perder un poco o esperar antes que embargar. Lo saben ellos y lo sabemos nosotros. Es la hora de tenerlo en cuenta.

La hipoteca inversa y el abuelo ganador

Yo también me troncharía.

Yo también me troncharía.

Una de las virtudes de este blog es que se ha mantenido mucho tiempo en lugar de ser uno más de los que se publican una temporada para desaparecer luego, o peor aún para quedar ahí como almas en pena sin actualizar.

Allá por 2009 hablábamos aquí de la hipoteca inversa, y comentaba Mburuvicha, mi compañero de entonces (un saludo si me lees), que la hipoteca inversa era una buena salida para garantizarse las pensiones en un momento en el que la demografía y las finanzas no parecían dejar muy claro lo que íbamos a cobrar cuando llegasemos a viejos.

La hipoteca inversa, en resumen, consiste en convertir la vivienda en dinero o en una renta vitalicia de modo que en el momento del fallecimiento sea el banco el que se la quede. Si los herederos quieren la casa, simplemente devuelven el dinero que se ha gastado y ponen el que falta, y todos contentos. Y si no, la persona mayor que la firma disfruta en sus últimos años del patrimonio acumulado a lo largo de su vida.

El asunto parecía interesante, sobre todo para los que preferían gastarse la casa en vez de dejar el dinero a los sobrinos, y alguna gente firmó esa hipoteca.

¿Y qué ha sucedido ahora? Que los abuelos tienen la pasta, en billetes contantes y sonantes, y el banco tiene un inmueble que se ha depreciado terriblemente desde el momento de la venta hasta ahora. O sea, que los viejos le han metido un gol a la banca justamente con uno de esos productos enrevesados que la banca inventó en los momentos en que áun creían en el mantra aquel de “la vivienda nunca baja”.

La cara negativa del asunto es que a día de hoy no hay modo de encontrar un banco que firme este tipo de hipoteca, con lo que los ancianos que tenían previsto recurrir a esta fórmula para complementar sus pensiones, o los que no cotizaron lo suficiente pensando en esta salida, se han encontrado con que la puerta ya está cerrada.

Malos tiempos para la alquimia financiera…

El saldo hipotecario sigue cayendo en picado

El crédito está bien amarrado por las entidades financieras

El crédito está bien amarrado por las entidades financieras

El saldo hipotecario es uno de los parámetros que determinan la buena o mala salud del sistema hipotecario español, ya que en condiciones normales debería de incrementarse, tal vez no en valores como en los previos al estallido de la burbuja inmobiliaria, pero sí de manera estable.

Sin embargo, durante todo este año 2011 se ha venido reduciendo en tasa interanual, y desde abril también en tasa intermensual, lo que pone de manifiesto que lejos de empezar la recuperación nos encontramos de lleno dentro de la crisis, sin que parezca que haya una solución cercana.

Así, según los datos de la Asociación Hipotecaria Española, el saldo hipotecario se redujo durante el pasado mes de septiembre en un 5,12% con respecto a septiembre de 2010, para totalizar algo más de 1,03 billones de euros, con un descenso intermensual del 0,26%.

Ello significa que las nuevas constituciones hipotecarias no son suficientes como para compensar las amortizaciones que se van produciendo por parte de los titulares hipotecarios o para cubrir los embargos realizados por las entidades financieras, que reducen al 50% la deuda mantenida.

En este escenario es muy complicado plantearse una recuperación del sector inmobiliario español, porque a nadie se le escapa que el crédito hipotecario es fundamental para intentar plantearse una recuperación en lo que a compra-venta de viviendas se refiere.

Por tanto, el primer objetivo que debe plantearse Mariano Rajoy en cuanto tome posesión de su cargo será, sin duda, la normalización del flujo crediticio por parte de nuestras entidades financieras, de forma que el crédito llegue definitivamente a los particulares y pequeñas y medianas empresas.

Una vez que el crédito pueda recuperarse nos encontraremos con una mejora en las inversiones y en el consumo, porque a pesar de la incertidumbre generalizada que impera en nuestra sociedad en estos momentos, especialmente en lo que se refiere a temas económicos, la liquidez que genera el crédito sirve para dinamizar estos parámetros.

Sin embargo, de momento Rajoy ha preferido no decir nada y mantener todas las incógnitas abiertas hasta que llegue a tomar posesión de su cargo, lo cuál está siendo recibido con cierto nerviosismo por parte de los mercados financieros que quieren acciones más rápidas.

Buscando el crédito desesperadamente

La que se me viene encima

La que se me viene encima

Jamás una victoria fue tan exigente como la que consiguió este pasado domingo el Partido Popular en las elecciones generales, con una mayoría absoluta que le da margen de maniobra suficiente para tomar todas las medidas que necesite, sin hipotecarse por la necesidad de la consecución de apoyos, lo cuál, a su vez, le genera una elevada exigencia de responsabilidad.

Y es que hasta ahora el Partido Popular se ha movido en la indefinición como estrategia política, una ambigüedad que le ha llevado al poder, pero de la que no podrá hacer uso ahora que está en el, sino que tendrá que tomar decisiones, dolorosas la mayoría, si quiere ayudar a España a salir de la crisis.

Medidas que deben comenzar por la recuperación inminente del crédito, tanto a particulares como a empresas, de forma que pueda servir de base sobre la que construir una economía sólida y en recuperación, alejando los fantasmas de la recesión.

Un crédito que se ha ido perdiendo a medida que las entidades financieras perdían liquidez por los embargos hipotecarios y se enfrentaban a la sequía de los mercados internacionales, que al no fiarse de España se negaban tajantemente a conceder préstamos a las entidades financieras españolas.

Por ello, el Partido Popular se enfrenta a dos objetivos fundamentales ahora que se encuentra en el poder. Por un lado tendrá que conseguir que los mercados internacionales vuelvan a confiar en España, y, por otro lado, tendrá que propiciar la absorción del stock de viviendas vacías que sigue lastrando al sector financiero.

Porque hasta que no se consiga liberar los balances de las entidades financieras éstas seguirán restringiendo el crédito de manera dura, sabedoras de que tienen que mantener su liquidez y no exponerla ante la elevada tasa de morosidad que sigue golpeando a la economía española.

En definitiva, nos enfrentamos a un comienzo de la legislatura que promete con ser apasionante, con un partido nuevo en el poder que ya no se podrá ocultar nunca más y con todos los agentes económicos a la expectativa por las nuevas medidas que éste pueda llevar a cabo en pos de la recuperación económica.

Ya ofrecen una hipoteca con dación en pago

Suena a cosa rarita...

Suena a cosa rarita...

Después de todo lo que hemos discutido por aquí sobre la dación en pago y sus posibilidades de aplicación en el mundo real, ha aparecido un banco que la ofrece, aunque me gustaría mucho leer la letra pequeña del contrato.

Se trata de Bankinter, que ha creado un producto al que llama “la hipoteca sin más” y que incluye la posibilidad de entregar el piso para saldar toda la deuda y sin que quede pendiente el monto de lo no pagado.

Como condiciones curiosas, o al menos a mí me lo parecen a primera vista, hay que mencionar el hecho de que el tipo de interés no es superior al de otras hipotecas o al de otros bancos, y que es una opción que sólo se comercializar para primeras viviendas, y por un valor, como mucho, del 80 % de la tasación.

Por lo visto, tampoco se trata de obligarte a contratar otros productos, como seguros, planes de pensiones, pólizas de entierro ni certificados de vacunación contra la glosopeda o similares.

Por tanto, es conveniente echar un ojo a esta opción, proque en principio, como su lema comercial (hipoteque su casa, no su vida) la cosa suena muy bien.

Y ahora, dicho esto, permitidme que alce una ceja, una sola, y me pregunte qué clase de truco tiene la cosa. La respuesta, honradamente, puede ser ninguno, y entonces tendré que envainármela, pero creo que mi obligación es hacer aquí cábalas con los lectores, así que expreso en voz alta, y por orden, mis suspicacias.

-¿Y quién hará la tasación? ¿No será que se han puesto mucho más duros con una tasadora propia? De esa manera les saldrían las cuentas, por supuesto.

-¿Y no querrán colocarnos de ese modo los pisos que ya tienen embargados? Si fuese así, simplemente se quitan un impagado cierto, cambiándolo por un impagado posible, pero no cierto. Les saldría bien…

-Veamos cuántas conceden. No vaya a ser como el tema de las rebajas, en las que ofrecen televisor de plasma por cincuenta euros, pero sólo hay uno. Como truco comercial es fabuloso.

Esperemos y veamos. Y el que sepa algo más, que lo comente, por favor.

El alquiler con opción a compra como salida de emergencia

Un problema complicado...

Un problema complicado...

A medida que la crisis se profundiza, porque en esto, como en el caso de una enfermedad, todo alargamiento de la situación supone un empeoramiento,  se van buscando soluciones para salvar lo que se pueda, por una y por otra parte.

En el caso de las hipotecas la cosa está complicada, porque el dinero que se prestó para comprar el inmueble era de alguien, y ese alguien puede ir un día al banco a pedirlo, y entonces hay que dárselo. A todos los que se les llena la boca hablando de la crueldad de los bancos que reclaman a toda costa el pago de las hipotecas los querría yo ver si un día fuesen a pos su nómina y les dijesen que fuesen a buscarla a la Calle Ramón y Caja, número 73, quinto derecha, porque la tiene el dueño de ese piso. Entonces sí que veríamos quién es cada cual.

Pero incluso un tema tan peliagudo puede tener alguna solución y aquí estamos, o al menos yo estoy, para aportar ideas constructivas, y de eso va el alquiler con derecho a compra.

Me explico: el hipotecado que no puede pagar tiene un problema morrocotudo, porque se puede quedar sin casa, ver como le embargan sus ingresos futuros y perder una parte de lo que ya ha pagado. El desastre. El banco, por su parte, se queda sin capital, anota las pérdidas, y además se encuentra con que la valoración del resto de inmuebles hipotecados baja con cada embargo, porque un aumento de las ejecuciones hipotecarias es una evidente subida del riesgo. Desastre también

Por contra, si en lugar de embargar un piso cuando el hipotecado no puede pagar su cuota le ofrece que siga viviendo en la casa en régimen de alquiler con derecho a compra, la situación se arregla un poco para todos aunque sea temporalmente. Al hipotecado no se ele echa de casa, ni se le ejecuta el piso. La vivienda no es embargada y no es un aumento de riesgo ni un borrón en el balance, y el banco, además, sigue teniendo algunos ingresos, aunque la cuota de alquiler sea menor, mucho menor, que la cuota hipotecaria.

Luego, más adelante, cuando las cosas mejoren, se hacen cuentas por lo que quedó sin pagar, y en cuanto se liquide todo lo debido se levanta la hipoteca. Se trata, por supuesto, de una solución provisional, pero es que todo es mejor, para ambas partes, que el desahucio y la subasta.

¿Cómo lo veis?