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La hipoteca y la economía de la oferta

Un mundo lleno de posibilidades...

Un mundo lleno de posibilidades…

El problema que todos hemos padecido es que la economía, en los últimos años, se ha orientado a la oferta. ¿Y de qué demonios hablo?

Pues del error, ya sea estratégico o ideológico, que los trabajadores cometieron cuando en política se consideró natural favorecer al empresario por ser el “creador de riqueza” con medidas como facilitar el despido, restringir el poder de los sindicatos, de modo que al final se redujeron los sueldos.

¿Y qué sucedió entonces? Que se sustituyeron los salarios pro la capacidad de endeudamiento. O sea: no pasa nada porque cobres menos, porque ahora puedes pedir una hipoteca por cuatro perras, cosa que antes no se te pasaba pro la cabeza, con lo que ganando menos vivirás mejor.

¿No os suena eso? ¿No fue eso lo que sucedió? La gente tenía más dinero en el bolsillo y se sentía mejor. Podía comprarse una casa y se sentía mejor. Podía irse de vacaciones y se sentía mejor. Y no importaba mucho si se trataba de hipotecas, préstamos al consumo, o cómodos plazos de una tarjeta de crédito.

Pero esto tenía un consecuencia política: con este sistema, las empresas bajaron sueldos y el consumo se mantuvo durante un tiempo, con lo cual a las empresas les salían “gratis” las medidas antiobreras (“les bajo los sueldos y me siguen comprando igual”). Debido a que esas medidas antiobreras no tenían repercusión negativa sobre la economía, los gobiernos siguieron aprobando medidas similares, más desregulación laboral, más facilidad de despido, menos salarios, etc.

Pero la cosa, a la larga, no funciona: por mucho que les bajes los impuestos a las empresas, o les facilites el despido o el papeleo administrativo, si no venden tienen que cerrar.

Y para que vendan la gente tiene que comprarles, y para que la gente les compre tiene que tener dinero, y para que la gente tenga dinero hay que pagar buenos salarios.

¿Y si no?

Pues vender fuera. pero eso ya lo están pensando todos.

Y la putada es que no existe un Planeta B.

Hipoteca y recuperación

La historia es un poco vieja, pero vale..

La historia es un poco vieja, pero vale..

Que sí, que yo entiendo que la mitad de le economía se basa en las expectativas, y que convencer a la gente de que la cosa va mejor es el primer paso para que la economía se mueva un poco, tanto por el lado de la oferta como el de la demanda.

Mientras el sentimiento general sea que pintan bastos, los que tienen algo para invertir no lo harán, esperando un momento mejor, y los que todavía tienen algo de dinero para gastar preferirán esperar a más adelante, ya sea para conseguir mejores precios o por la precaución del vete a saber.

Lo entiendo y es la base teórica de la deflación: el aplazamiento de las decisiones de inversión y consumo. El aplazamiento conduce a la paralización, eso al desempleo, y de ahí a la espiral destructiva de la economía. Todo muy clásico y ortodoxo, vaya.

Por lo tanto, desconfiar de la recuperación puede ser una idea insolidaria, antipatriótica y antisocial, Pero, puñetas, seamos serios:

-Estamos con el tipo de interés cercano al 0% y el interbancario en cifras negativas. Si la economía se recupera, ¿cómo es que los bancos emisores están metiendo doping monetario en vena de ese modo?

-La deflación es mayor problema que la inflación. El mandato del BCE es controlar la inflación, pero ahora pelea con el problema contrario.

-Hemos metido putas y drogas en el PIB y aún así no crece. El PIB, medios por medios indirectos, es muy inferior al oficial, y eso hace desconfiar, y mucho, de todo lo que cuenten después.

-Dicen que hay crecimiento de la economía pero no del nivel de precios. 

-La población que trabaja baja en 600.000 personas. No sabemos si se han muerto, se han jubilado o han emigrado. Pero el hecho es el que es.

-El precio de la vivienda, que es el principal activo de capital y ahorro, sigue cuesta abajo. Y de momento sólo se habla de buenas noticias cuando se menciona el atenuamiento de su caída, que no es lo mismo que su recuperación.

-El endeudamiento del sector público crece a un ritmo anual cercano a los ochenta mil millones de euros.

Si estos datos los extrapolásemos a un hospital, con el enfermo en la UVI, ningún médico medio sensato diría a la familia del enfermo que lo más probable es que llegue a las rondas clasificatorias del próximo Decathlon olímpico.

Y Rajoy es lo que nos dice. Nos cuenta, sacando pecho, que de estos datos del paro era de los que quería informar hace tiempo. Lo malo es que ya estamos en un momento en que los datos del paro carecen del valor social y político que tenían en otros momentos.

La gente ha dejado de escuchar lo que escuchaba y ya ni eso sirve, realmente, para creer en la recuperación. Ahora toca pagar la hipoteca, apretar los dientes y callar.

O rezar, quien aún crea en algo.

¿Alguien se cree que estemos en fase de recuperación?

De Guindos, bájate del guindo

De Guindos, bájate del guindo

Cada vez que escuchamos a un portavoz del Gobierno contándonos milongas sobre la fase de recuperación que estamos atravesando no puedo por menos que echarme a reír, sobre todo si analizamos la realidad que nos encontramos día sí y día también en nuestras calles, con un incesante aumento de las familias con problemas para llegar a final de mes, muchas de ellas sin ningún ingreso mensual, y con la pobreza imperando en nuestra sociedad.

Y así queda constatado con cada nueva estadística que aparece en los medios de comunicación con las que volvemos a caer a las catacumbas de la economía europea y mundial, y sobre todo si tienen que ver con el mercado inmobiliario, el eterno problema de nuestra economía.

Sin ir más lejos, acabamos de conocer los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) referentes a la firma de nuevas hipotecas en período anual de enero a enero y son realmente para echarse a temblar, con una caída del 32,4% que vuelve a demostrarnos que todavía no hemos tocado fondo.

Porque no podemos olvidar que hasta que no lleguemos al final de la caída no podremos empezar a plantearnos, bajo ningún concepto, alguna posibilidad de empezar a crecer nuevamente, por mucho que nos empeñemos, un fondo que se viene anunciando en repetidas ocasiones pero que nunca parece llegar.

De hecho, los datos de enero suponen un valor negativo durante los últimos 45 meses, de manera consecutiva, y acentúa aún más la caída que se había producido en diciembre, cuando las hipotecas se habían reducido en un 30%.

En valores absolutos nos encontramos con un total de 17.464, lejos de las 25.447 que se firmaron durante el mes de enero del año 2013, con un valor medio de cada hipoteca de 101.628 euros, un insignificante repunte del 0,1% con respecto al mes de diciembre.

En definitiva, cada vez que habla un Ministro sube el pan pero no la economía, a pesar de que en sus palabras siempre auguran esta posibilidad, esta opción, o aseveran que el crecimiento está a la vuelta de la esquina, y ¡amig@!, nada más lejos de la realidad, me temo.

El año que vivimos peligrosamente

¿Feliz año nuevo?

¿Feliz año nuevo?

Los años pasan, y ya van cinco, y no parece que nadie de con la tecla adecuada para conseguir salir de este pozo en el que nos encontramos sumergidos hasta lo más profundo de nuestro ser y de nuestra propia miseria, un pozo que nos está arruinando a todos los niveles, como país y como los individuos que lo conformamos.

Los políticos no hacen otra cosa más que arrojarse responsabilidades entre ellos, unos hablando de herencias recibidas y otros de que demasiado hicieron, pero la única realidad es que cada vez más familias son expulsadas de sus casas por no poder hacer frente a sus obligaciones hipotecarias, y cada vez más viviendas están totalmente vacías, a verlas venir.

La situación clama al cielo, al infierno, o a cualquier deidad que te quieras inventar, porque la sociedad se está empobreciendo a pasos agigantados, olvidando ya que un día todos quisimos ser ricos y acabamos muriendo en el intento, una muerte lenta y dolorosa de la que ahora todos somos víctimas.

Ya nadie acierta a darnos un año aproximado para la salida de esta situación, las cifras bailan sin fijar un horizonte esperanzador y no nos queda otra que seguir esperando a que a alguien, a alguien con algo de poder, se le ilumine la bombilla y de con la tecla adecuada para sacarnos de donde estamos.

Parece evidente que las políticas de nuestro gobierno están siendo equivocadas, o al menos que no están fomentando la recuperación. En pos de la cuadratura del círculo presupuestario se están cargando toda la red económica del país y mucho me temo que aunque salgamos de esta situación lo haremos mucho más debilitados de lo que nunca estuvimos.

La virtud está en el punto medio, ya lo decían los filósofos griegos, un punto medio que debe de encontrar el equilibrio entre la austeridad y los incentivos a la economía y no aferrarse a unos conceptos de ahorro mal entendido que no están haciendo otra cosa más que llevarnos a la ruina más absoluta.

Confiemos, amig@, en que este año 2014 que está a punto de comenzar sea el del inicio del cambio de rumbo de nuestras políticas, más un deseo que una esperanza, porque si no acabaremos todos por tirarnos los zapatos a la cabeza.

Nuevo curso, mismas expectativas

Nuevo curso, pero nada cambia

Nuevo curso, pero nada cambia

Empezamos el mes de septiembre en lo que pareciera ser como un nuevo curso, pero en el fondo nos encontramos con los mismos problemas que ya arrastrábamos el año pasado, problemas que tienen relación con la falta casi absoluta de crédito a todos los niveles que sigue arrastrando a la economía por el fango de la recesión.

Es cierto que se empiezan a observar ciertos brotes verdes, por utilizar el término de nuestros políticos, pero son todavía muy débiles y sin una repercusión directa en la economía real, en la de los ciudadanos, que siguen sufriendo las consecuencias de un desempleo demasiado elevado, y de una falta de crédito alarmante.

El problema es que esta falta de crédito es la pescadilla que se muerde la cola, ya que afecta directamente al desempleo. Las pequeñas empresas no realizan nuevas inversiones porque no tienen el dinero suficiente para hacerlas ni cuentan con el soporte crediticio necesario para ello, lo cuál repercute en que no se cree nuevos empleos.

Pero lo más grave es como afecta a la recuperación de la construcción, que pasa por ser la verdadera vía de escape para la economía española, al menos siempre lo ha sido, aunque ahora esté sufriendo un atasco de dimensiones siderales. Un atasco que hace que los precios sigan bajando su precio a la espera de que las entidades financieras apuesten definitivamente por crédito barato que ayude a la recuperación.

Un crédito barato que ellas sí están recibiendo desde el Banco Central Europeo, con lo que están haciendo el negocio del siglo. Consiguen dinero barato y lo prestan caro, sin que nadie esté haciendo nada al respecto, con todo lo que ello supone de perjudicial para los ciudadanos de a pie que son los que al final sufren las consecuencias.

En definitiva, más de lo mismo para el curso que ahora comienza, con los políticos lanzándose piedras entre ellos, con el Banco Central Europeo manteniendo un tipo de interés bajo, bajísimo, y con las entidades financieras dispuestas a seguir ganando dinero a costa de lo que sea, y a pesar de haber sido rescatadas con el dinero de todos.

Esa extraña mejoría

Vieja gloria

Vieja gloria

Parece que la nueva oleada de esfuerzos publicitarios se dirige a convencernos de que todo está mejorando, y el esfuerzo es encomiable porque en una economía de expectativas la mitad de la recuperación tiene que provenir, necesariamente,m de la recuperación de la confianza.

Mejoramos porque se han incrementado nuestras exportaciones.

Mejoramos porque al reducirse nuestras importaciones la balanza de pagos ser equilibra.

Mejoramos porque la destrucción de empleo parece haberse ralentizado, aun a pesar de que los datos que lo demuestran son más falsos que una Gioconda con mostacho. (Estoy seguro de que este enlace os gustará tanto como a mí y os dejará claro, un poco más claro, en manos de quién estamos)

Mejoramos porque algunos sectores han conseguido magníficas facturaciones en los últimos meses.

Sí, vale, todo estupendo, pero la vivienda sigue cayendo, con lo que se acentúa el efecto pobreza y se disuelve el principal depósito de ahorro de las familias españolas. Las hipotecas pesan más cada vez a pesar de la suavidad del EURIBOR, y todos sabemos lo que pasaría si subiesen lso tipos de interés…

Sí, vale, pero exportar más no significa necesariamente ganar más con lo que exportas, sino que también existe la posibilidad de que se estén tirando los precios, con lo que mueves más mercancías pero ganas menos dinero.

Sí, bien, pero importar menos es consecuencia de la crisis, porque somos más pobres, y decir que estamos a punto de salir de la crisis porque los datos dicen que somos más pobres ya es el colmo del recochineo.

Sí, bueno, el turismo ha mejorado, pero el caso es que hay grandes movidas en Egipto, islamistas en Túnez, jaleos en Turquía… Hemos mejorado porque hay otros que empeoran y el turismo, por ejemplo se aprovecha de esta circunstancia. ¿Es esto algún mérito nuestro o de nuesttro modelo productivo?

Y sobre to, ¿qué demonios pasa con la deuda? ¿Por qué seguimos batiendo records? Las respuesta, me temo, no es muy alentadora: porque los gastos del Estado siguen por las nubes y los ingresos no han podido incrementarse.

Ayer mismos se hablaba de que el Estado recaudará este año, como mínimo, 10.000 millones de euros menos por IRPF. Y esto es así no sólo porque haya mucha gente sin renta y sin empleo, sino porque la bajada general de salarios lleva aparejada una reducción de la recaudación y una disminución del monto total de las cotizaciones a la Seguridad Social.

No. No es recuperación.  Es el reconocimiento de que ganamos menos, podemos gastar menos y pagar menos impuestos, con lo que nos veremos abocados a nueva ronda de recortes.

No es mejoría: Es estabilización en la pobreza.

El año de la asfixia crediticia

Sin créditos no hay vida, económica se entiende

Sin créditos no hay vida

Muchos se las prometían muy felices con la llegada del PP al poder y su fama de grandes gestores, algo que ha quedado desmentido de manera casi absoluta al ver como no sólo no han conseguido reflotar la economía española sino que, más bien al contrario, la están hundiendo cada vez más por culpa de sus medidas de austeridad absoluta.

Una austeridad que está recortando a marchas forzadas la renta disponible de las familias españolas y con ello se está provocando la contracción del consumo y de la inversión, entrando en un círculo vicioso del que no parece fácil salir ya que se trata de vasos comunicantes que acaban de retroalimentarse hasta el infinito.

A ello tenemos que añadir la incapacidad de obtener financiación de los bancos y cajas por parte de las empresas y los ciudadanos. Las sucesivas reformas financieras que han obligado a éstas a incrementar sus provisiones y la falta de una fuerza coercitiva real sobre el dinero prestado a estas entidades, está provocando que los bancos y cajas se estén dedicando a sanear sus balances antes de plantearse la posible concesión de nuevos préstamos y créditos.

Ello está repercutiendo directamente en la economía productiva, en la economía del día a día, ya que si las empresas no tienen acceso a financiación no tienen capacidad para iniciar nuevos proyectos, ello provoca que se resienta el empleo, al resentirse el empleo se resiente el consumo y los ingresos de la Hacienda Pública, que ingresa menos por cotizaciones y gasta más por prestaciones, y todo ello provoca que la producción se resienta aún más.

La única salida posible es que el Gobierno obligue a las entidades financieras a abrir el grifo del crédito o bien que se plantee la posibilidad de orquestar un entidad crediticia de carácter estatal, por ejemplo dotando de mayor capacidad al ICO, que en lugar de trabajar a través de las entidades financieras podría hacerlo de manera autónoma, y con ello conseguir romper el círculo vicioso en el que nos hemos introducido sin solución de continuidad aparente, con un futuro más que negro a poco que echemos un vistazo a los datos económicos.

Hipoteca de reina y peones muertos

Elige bando

Elige bando. El otro mueve primero

Hoy vamos de ajedrez, el juego de los grandes indiferentes. Para jugar al ajedrez hace falta algo más que cálculo, análisis y capacidad de concentración: hace falta ante todo frialdad, sentido lógico, y esa indiferencia de que hablaba Borges.

L0s jugadores de ajedrez, incluso los malos como yo, sabemos que no hay ninguna acción sin c0nsecuencia, y que al final de la partida te encuentras con la posición que te has labrado, movimiento a movimiento, sin que nadie que no se haya vuelto loco (o tonto) pueda decir que ha perdido porque ha tenido mala suerte.

Una compra de al importancia de la vivienda, el lugar en que se compró y la hipoteca que se eligió, con su tasa de interés y su diferencial, tiene algo de movimiento de ajedrez: lo haces una vez, no te puedes echar atrás y tendrá consecuencias hasta el final de tu vida.

Lo cierto es que muchos movieron mal. Lo cierto es que llegados a este ataque de la crisis haya demasiada gente con las defensas abiertas y a punto del desahucio. Lo cierto es que la decisión fue responsabilidad suya y sólo suya, tanto cuando se equivocaron como cuando les engañaron. El engaño sólo es disculpa cuando no existe información ni fuentes alternativas, cosa que sobra hoy en día.

Pero lo cierto también es que un país o una sociedad juega el mismo color, y la actual normativa de perder la casa, conservar la deuda y permanecer marcado como moroso es una pérdida intolerable de peones para nuestro sistema económico. Cada desahucio no es sólo una tragedia personal y familiar, sino que es también un grupo de personas que queda fuera de la opción de convertirse en autónomos, en consumidores y casi hasta en ciudadanos que puedan levantar cabeza a nivel económico.

¿Podemos permitirnos excluir a toda esta gente de un sistema que necesita cotizaciones, consumidores y pequeños empresarios? Yo creo que no.

Es necesario buscar un término medio, el que sea, entre asumir las responsabilidades propias y quedar fuera del sistema económico de por vida.  El error de ciertos sectores, a mi entender, es tratar de abrir huecos para el escaqueo, la picaresca, o la simple inseguridad jurídica. La dación en pago, por ejemplo, no puede ser una opción, porque encarecería los intereses una manera alarmante. La deuda eterna tampoco lo es, porque como vengo diciendo, saca del tablero a esos peones, empujándolos a la economía sumergida, otro de nuestros males más preocupantes.

Seguramente no es le momento de buscar esa fórmula, dada la situación de nuestros bancos y el peligro que supondría ahora su hundimiento, pero hay que ir buscando, poco a poco, una salida para todos los que quedan fuera del mercado,  y no sólo por razones éticas, morales y de solidaridad.

Tenemos que buscar una solución, sobre todo, porque son de los nuestros y porque los necesitamos.

Mentalidad de ajedrecista…

¿La luz al final del túnel?

Parece que todo tiene un final

Parece que todo tiene un final

Últimamente nos estamos encontrando con datos macroeconómicos que ofrecen un soplo de aire fresco a nuestra sostenibilidad como Estado dentro de la Unión Europea y dentro de los parámetros generalmente aceptados como correctos en la economía mundial de hoy en día. Gracias a las palabras de Draghi del pasado jueves todo ha empezado a cobrar otro color y empezamos a animarnos poco a poco.

La prima de riesgo se encuentra por debajo de los 400 puntos, por primera vez desde el pasado mes de abril, el rescate parece ya inminente y todo apunta a que no será tan dañino como en un principio se podía haber pensado, con condiciones macroeconómicas estrictas, pero con la ventaja de que será España, y no la Unión Europea, la que podrá tomar sus propias decisiones.

Este hecho no es para nada menor, ya que en cualquier caso el Gobierno español siempre mirará por los intereses de sus ciudadanos, más que nada porque son los que al final deciden quien se queda en el Gobierno y quien se va, mientras que los estamentos de la Unión Europea no son más que burócratas, en el buen sentido de la palabra, si es que lo hay, que hablan sobre la calma y tranquilidad de sus propios asientos.

Por tanto, los analistas económicos han empezado a cambiar el rumbo de sus predicciones y a ver cierta salida a la crisis con opciones evidentes de que podamos empezar a plantearnos un futuro de crecimiento económico en un horizonte de relativo corto plazo. El Gobierno de Rajoy parece que ha conseguido lo que estaba buscando en un principio, que era la estabilidad financiera, con lo que ahora se verá si era cierta su estrategia y a partir de ahora comenzamos la senda de la recuperación.

Una recuperación que se comenzará a visualizar en el flujo del crédito y en el crecimiento empresarial, aunque mucho me temo que, como suele suceder en toda recuperación económica, el empleo será la última variable en estabilizarse, ya que las empresas no suelen optar por contratar a nuevos trabajadores hasta que no tienen totalmente seguras las perspectivas de futuro, para evitar así caer en excesivas cargas laborales.

Hipotecas y bandoleros

Economía sumergida

Economía sumergida

Parece que el Gobierno está decidido a reducir el déficit a fuerza de apretar a los que conoce y tiene bien controlados, pero no parece tan dispuesto a mandar de una vez a la guardia civil a las montañas a obligar a bajar a los bandoleros de sus escondites.

Siempre he sido partidario, y aquí lo sabéis de sobra, de que no se gaste de manera sistemática más allá de lo que se ingresa. El déficit no es caridad, ni preocupación social, ni todas esas mandangas que nos quieren vender algunos grupos. El déficit es simplemente gastar más de lo que se ingresa.

También creo que hay que adelgazar las administraciones públicas, y si adelgazarlas no es bastante, hay que amputar por dónde haga falta, a ser posible por todas esas oficinas autonómicas qué gestionan no se sabe qué o gestionan diecisiete veces lo mismo, destruyendo cualquier coordinación, cualquier sinergia, y el deseable principio de unidad de mercado.

Lo que me preocupa, por tanto, no es que se trate de reducir el déficit recortando gastos, o rebajando el sueldo a los pobres funcionarios, sino que se prefiera esa medida a cualquier iniciativa valiente que corte por lo sano con ciertas prácticas, ciertas costumbres, y ciertos mecanismos corrompidos de raíz.

Lo que me joroba es que prefiera subir el IVA a cruza de una santa vez los datos fiscales con los de consumo eléctrico o de gasóleo para saber dónde se está produciendo en negro, donde hay fábricas no declaradas y dónde hay gente trabajando sin darse de alta. En optros tiempos era complicado, pero la informática es magistral precisamente para esas cosas. ¿Por qué no se hace?

¿Por qué no se buscan, una por una, las sociedades públicas que no producen nada y se cierran de un golpe, en vez de bajarle el sueldo a los maestros y las enfermeras? ¿Por qué no se regulan de un golpe los salarios de los políticos poniendo, por ejemplo, que un presidente autonómico no puede ganar más del 75 % de lo que gana el presidente del Gobierno? Y un alcalde, presidente de diputación, un 75 % de un presidente autonómico, y un alcalde, un 75 % de un presidente de diputación… Es sencillo. Y si hay que subirle el sueldo a Rajoy, se lo subimos (que gana menos que el presidente de Endesa, por ejemplo), pero es unió, y no cincuenta mil que se ponen cada cual el sueldo que les da la gana…

Al final, pasa con todo como con nuestra hipoteca. Que si nosotros no pagamos los 500 euros a final de mes, nos embargan y nos desahucian. Y si no paga un partido político sus cincuenta millones de euros, se lo ríen y se lo perdona.

Y ya está bien, carajo…

Se acabó la crisis, ¿o no?

espana

La mejor noticia que podía tener Mariano Rajoy en estos meses de gobierno no ha venido precisamente desde Bruselas, sino desde Ucrania, y nada que ver con temas políticos o económicos, sino más bien desde una perspectiva deportiva, que todo lo puede, y todo lo tapa, hasta el punto de que las noticias económicas, nefastas habitualmente, han pasado a un segundo plano en los medios de comunicación.

Y nadie niega, y menos yo que soy un apasionado del fútbol, que la gesta del equipo nacional ha sido de aúpa, pero ello no debe distraernos, y espero que no lo haga, del camino en el que nos estamos metiendo, un camino que bajo el prisma de una supuesta recuperación económica nos está llevando hacia un rescate que nos va a generar más problemas que otra cosa.

Porque aunque hace unos días hemos celebrado con todo el ardor patriótico el acuerdo de los gobiernos de la Unión Europea, en función del cuál los rescates bancarios irían directamente a través de las entidades financieras, sin pasar previamente por los Gobiernos, con lo que no se convertirían en deuda, y ayudaría a relajar las tensiones de los mercados, lo cierto es que estos cambios legislativos no entrarán en vigor hasta el año 2013, con lo que el rescate a España sí se convertirá en deuda.

Con ello, a pesar de que en el largo plazo podremos estar en una mejor situación gracias a que los bancos no dependerán tanto de sus activos inmobiliarios, lo cierto es que en el plazo más inmediato nos quedamos como estábamos o incluso peor, con los intereses de nuestra deuda disparándose y con la prima de riesgo que aunque amaga con tender a la baja, siempre vuelve a subir antes de que podamos hacer nada por remediarlo.

En definitiva, alegrémonos todos por la victoria de España, pero no olvidemos que, al fin y al cabo, no es más que fútbol, y con esta victoria no se nos arreglan los problemas que tenemos acumulados en nuestra sociedad, tanto de ámbito económico como de índole político, lo cuál nos repercute en un futuro realmente desolador.

Donde digo digo, digo Diego

Ahora digo blanco, y luego ya diré negro

Ahora digo blanco, y luego ya diré negro

La verdad es que el actual Gobierno se está teniendo que comer todas y cada una de sus palabras durante la campaña electoral, e incluso teniendo que rectificar determinadas medidas que ha ido tomando durante estos escasos 6 meses de gobierno.

La última prueba de capacidad tragadera del Gobierno ha venido por parte de la Unión Europea que parece estar obligando al Ejecutivo español a retirar la desgravación por compra de vivienda, sí, sí, esa por cuya eliminación pusieron el grito en el cielo cuando el PSOE la retiró parcialmente, y que luego repusieron nada más llegar al Gobierno.

Parece que no está teniendo los efectos que pensaban que tendrían y se están encontrando con que les está saliendo demasiado cara, es decir, que están teniendo que pagar por desgravación fiscal mucho más de lo que consiguen obtener por los impuestos de las compras de vivienda.

Los expertos económicos ya habían advertido de que era un error volver a recobrar una figura claramente obsoleta y que no aportaría nada nuevo al sistema económico español, más allá de tratar de recuperar las esencias de la burbuja inmobiliaria, aunque con el problema de que el crédito en estos momentos no fluía con la suficiente fuerza.

Una vez más se demuestra que el Gobierno no ha comprendido la dimensión de la crisis. Pensó que con las mismas artimañas de 1996 podría volver a conseguir los mismos resultados, pero no entendió que el sector inmobiliario ya estaba demasiado sobredimensionado y que las empresas públicas de valor ya estaban vendidas al mejor postor.

Con ello, nos encontramos con un Gobierno que está teniendo que dar marcha atrás en todo lo que pensaba, negando la mayor en cada momento e intentando hacer ver a la ciudadanía que es el único camino posible, cuando basta un mínimo de inteligencia para comprender que siempre hay un camino mejor, y éste parte del plan a medio plazo

Un plan que no está teniendo el Ejecutivo, dedicado a gobernar a base de improvisación, exactamente de la misma forma en la que gobernó el gobierno anterior, porque, por mucho que algunos se empeñen, al final todos son iguales.