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El plan de vivienda y las VPO

VPO (Vísperas Para Órgano)

VPO (Vísperas Para Órgano)

Bueno, pues parece que el Gobierno se ha decidido de una vez a cumplir la vieja expectativa de algunos sectores sociales, aunque todavía no hay nada hecho y se trata de un plan, uno de esos planes que acaban en leyes, en aguas de borrajas o en inquilinos mediopensionistas sin derecho a desayuno.

¿Y de qué se trata? De acabar con la construcción de Viviendas de Protección Oficial en régimen de propiedad para poner todo el énfasis en la Vivienda de Protección Oficial en régimen de alquiler.

Como siempre, en estos casos, hay opiniones para todos los gustos, pero a mí, personalmente, me parece una medida positiva, sobre todo en un momento en el que la vivienda ha dejado de ser un bien exclusivamente de utilidad para convertirse en un refugio de capital.

Precisamente por eso, el bien debe ofrecer su utilidad, que es servir para que la gente viva en él, peor me parece injusto, y hasta diría aberrante, que el resto de españoles paguemos a escote la propiedad de unos frente a la de otros.

La vivienda de protección oficial no deja de ser una subvención que unos ciudadanos, por unas determinadas circunstancias y condiciones, reciben del erario público. Que se permita su utilización en condiciones ventajosas puede ser justo, pero que se convierta en una riqueza familiar por el hecho de que alguien haya ganado un sorteo (o más frecuentemente porque haya tenido cierto tipo de mano entre quienes la concedían) no es de recibo.

Lo que, de todas maneras, no se termina de entender es que siga subvencionando pro un lado la creación de un parque de viviendas públicas en alquiler y por otro se rescate a los bancos con dinero público sin obligarlos a que todas esas hipotecas que lastran sus balances y sus carteras no pasen precisamente a engrosar el parque público de vivienda.

¿En qué quedamos? O necesitamos vivienda pública, y en ese caso podemos quedarnos con toda la que queramos a cambio de las jugosas, chorreantes, catarátricas ayudas públicas a la banca, o no la necesitamos, y en ese caso no queda claro qué pintan estas promociones.

Lo que se sospecha, al final, es que necesitamos que se construyan viviendas, porque el cemento es la droga que pide en vena nuestra economía, llena de políticos que no saben hacer otra cosa y, pro qué no decirlo, millones de trabajadores que tampoco saben hacer otra cosa.

Pena, oigan…

 

Ayudas, fiscalidad y sociología

Político amañando las listas para un referendum.

Político amañando las listas para un referendum.

Una de las cosas que más daño ha hecho a los griegos en su camino hacia la ayuda internacional para escapar de la olímpica quiebra que los amenaza es la publicación de algunos datos sobre su economía en la prensa de los países que tendrían que rescatarlos.

En Alemania hubo ayer unas importantes elecciones regionales, y a los alemanes no les gusta para nada la idea de rescatar a Grecia con su dinero cuando los griegos, como publicó hace poco el Frankfurtet Allgemeine Zeitung, se jubilan a los 62 años mientras los alemanes tiene que esperar a los 67 para poder disfrutar de su jubilación.

¿Insolidaridad, egoísmo? Yo no me atrevo a decir tal cosa, porque cuando me enteré de que la edad de jubilación en Grecia eran los 62 años lo primero que me pasó pro la cabeza fue largarme para allá o pedirles que no fuesen tan generosos si aspiran a que todos nos rasquemos el bolsillo en su favor.

Esto viene al hilo de dos cosas, y me centro:

-Que una unión económica y monetaria siempre será un fracaso si se limita a las magnitudes macroeconómicas olvidándose de la sociología y del modo en que cada gobierno recauda sus impuestos y los gasta. Mientras los europeos tengamos la misma moneda pero no los mismos impuestos, los mismos derechos y las mismas obligaciones, estaremos en un gigantesco paripé que dará este tipo de resultados: que unos se aprietan el cinturón y otros tratan de gastar lo suyo y lo del vecino.

-Que al paso que vamos, si llega el día en que sea España la que necesite la ayuda alemana o del resto de Europa, nos vamos a echar unas risas de tres pares de narices cuando el Süddeutsche Zeitung, por ejemplo, publique que en España se trabajan 35 días y se cobra el paro todo el año. Porque a ellos no les podemos explicar que eso es sólo en dos regiones y que es una deuda histórica con la Pinito del Oro y bla, bla, bla…

O sea que, como decían otro día en otro foro, con estas mimbres, si nos llega el momento de ser nosotros los que pidamos ayuda, nos va a socorrer Rita die Sängerin.

Los que no sepan alemán, sigan el enlace. Peor bno creo que haga falta…

 

El origen del empleo


Monumento al último empleado fijo.

Monumento al último empleado fijo.

Todos hablamos de crear empleo. Muy bien. Pero para eso hay que hacerse una pregunta: ¿quién lo crea? La respuesta obvia es que los empresarios y emprendedores del país, ya sean públicos o privados. Ya veis que no me meto hoy en ideologías.

El empleo, pro tanto, no se crea solo. Se necesita que alguien, un empresario, lo genere.

Pasamos a la pregunta segunda: ¿cuándo se convierte alguien en empresario? Cuando cree que el riesgo que va a correr le va a merecer la pena, pues ganará más con su empresa de lo que ganaría dejando el dinero en una cuenta corriente o en bonos del Estado.

Tenemos, por tanto, que el empleo se crea sólo cuando hay gente dispuesta a arriesgarse a cambio de un beneficio que puede ser cierto o no.

La situación real, por tanto, y que nadie menciona por su nombre, no es que España necesite empleos. España lo que necesita es empresarios, y mientras se les demonice con manifestaciones, insultos y acusaciones de codicia, no habrás más empresarios.

España necesita empresarios y mientras sea más rentable y más seguro preparar unas oposiciones que montar un negocio, no saldremos del paro estructural y crónico que padecemos desde tiempos del rey Witiza.

España necesita empresarios, y mientras el lucro esté socialmente mal visto, conseguiremos sólo iglesias y sacristías, me da igual si católicas, de una ONG, o de partidos apegados a la misma idea de ensalzar la pobreza porque es guay, mola, y nos iguala.

España necesita empresarios, y mientras el Gobierno le ofrezca mayor rentabilidad a lso que meten su dinero en deuda pública que a los que lo ponen a crear empleo, tendremos cada vez más deuda y cada vez menos empresas, por aquello de los incentivos perversos que animan a cualquier sistema.

O lo entendemos de una vez o nos vamos a tomar por saco.