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Año de recuperación, ¿también para las hipotecas?

No es un naufragio, es un cambio de punto de vista.

No es un naufragio, es un cambio de punto de vista.

Empezamos nuevo año y lo empezamos con el triunfalismo del Gobierno respecto a los datos del paro, con un descenso de casi medio millón de personas.

En mi opinión, si los asesores del Gobierno piensan que a los españoles les interesa solamente la economía y eso salvará a al PP de pasar por la guillotina a la hora de las elecciones es que están aún más aislados de la calle de lo que parecía, pero vete a saber.

La cuestión, creo yo, no es que haya o deje de haber medio millón más de personas trabajando, sino explicar por qué con esas cifras el número total de horas trabajadas sigue cayendo, el total de los salarios percibidos por el factor trabajo sigue cuesta abajo y por qué las cotizaciones de la Seguridad Social se siguen reduciendo. Hay dos opciones: o nos ha atacado un bicho muy malo, con siete cabezas y once colas que hace que todo parezca más feo, o estamos entrando en situación de subempleo, es decir, cambiar un buen trabajo, a tiempo completo, con un bien sueldo, por varios trabajos de mierda, a tiempo parcial, y con salarios de miseria.

Como bien dijo Schacht en su momento, un país tiene problemas cuando la gente carece de trabajo y es pobre, pero los problemas realmente graves empiezan cuando la gente sigue siendo pobre después de haber encontrado un empleo. Y en esas estamos.

En cuanto a las hipotecas, veo difícil que se incremente sustancialmente el número de las que se conceden y precisamente pro lo que acabo de explicar más arriba: más personas trabajando con peores salarios no crea demanda solvente. Si a eso unimos la deflación, con sus dos efectos principales, que son el aplazamiento de las compras y el hecho de que el dinero que se debe cada vez vale más, no me parece que el panorama hipotecario se esté comenzando a despejar, sino todo lo contrario.

Habrá, por tanto, más insolvencias, aunque aún no sé cómo las disfrazarán. Seguirán bajando los pisos, salvo en ciertas zonas con mucha demanda, como quizás Madrid y algunas otras grandes ciudades, y la desigualdad, que tanto afecta a la economía, afectará también , y en cada vez mayor medida, al territorio.

Por cierto: otro día hablamos de lo que pasa cuando el petróleo baja de golpe. No, no es una buena noticia, aunque a muchos se lo parezca.

De momento, Feliz Año Nuevo.

 

 

Hipoteca y recuperación

La historia es un poco vieja, pero vale..

La historia es un poco vieja, pero vale..

Que sí, que yo entiendo que la mitad de le economía se basa en las expectativas, y que convencer a la gente de que la cosa va mejor es el primer paso para que la economía se mueva un poco, tanto por el lado de la oferta como el de la demanda.

Mientras el sentimiento general sea que pintan bastos, los que tienen algo para invertir no lo harán, esperando un momento mejor, y los que todavía tienen algo de dinero para gastar preferirán esperar a más adelante, ya sea para conseguir mejores precios o por la precaución del vete a saber.

Lo entiendo y es la base teórica de la deflación: el aplazamiento de las decisiones de inversión y consumo. El aplazamiento conduce a la paralización, eso al desempleo, y de ahí a la espiral destructiva de la economía. Todo muy clásico y ortodoxo, vaya.

Por lo tanto, desconfiar de la recuperación puede ser una idea insolidaria, antipatriótica y antisocial, Pero, puñetas, seamos serios:

-Estamos con el tipo de interés cercano al 0% y el interbancario en cifras negativas. Si la economía se recupera, ¿cómo es que los bancos emisores están metiendo doping monetario en vena de ese modo?

-La deflación es mayor problema que la inflación. El mandato del BCE es controlar la inflación, pero ahora pelea con el problema contrario.

-Hemos metido putas y drogas en el PIB y aún así no crece. El PIB, medios por medios indirectos, es muy inferior al oficial, y eso hace desconfiar, y mucho, de todo lo que cuenten después.

-Dicen que hay crecimiento de la economía pero no del nivel de precios. 

-La población que trabaja baja en 600.000 personas. No sabemos si se han muerto, se han jubilado o han emigrado. Pero el hecho es el que es.

-El precio de la vivienda, que es el principal activo de capital y ahorro, sigue cuesta abajo. Y de momento sólo se habla de buenas noticias cuando se menciona el atenuamiento de su caída, que no es lo mismo que su recuperación.

-El endeudamiento del sector público crece a un ritmo anual cercano a los ochenta mil millones de euros.

Si estos datos los extrapolásemos a un hospital, con el enfermo en la UVI, ningún médico medio sensato diría a la familia del enfermo que lo más probable es que llegue a las rondas clasificatorias del próximo Decathlon olímpico.

Y Rajoy es lo que nos dice. Nos cuenta, sacando pecho, que de estos datos del paro era de los que quería informar hace tiempo. Lo malo es que ya estamos en un momento en que los datos del paro carecen del valor social y político que tenían en otros momentos.

La gente ha dejado de escuchar lo que escuchaba y ya ni eso sirve, realmente, para creer en la recuperación. Ahora toca pagar la hipoteca, apretar los dientes y callar.

O rezar, quien aún crea en algo.

Cayendo en la estanflación

De lleno en la estanflación

De lleno en la estanflación

Con los últimos datos de IPC adelantado que hemos conocido esta semana, y con la certeza de que estamos en un momento de estancamiento económico, podemos estar ya seguros de que nos encontramos de lleno en la estanflación económica, un fenómeno preocupante desde todo punto de vista.

Los economistas denominan estanflación a la situación económica en la que se conjuga una situación de no crecimiento económico junto a una situación de crecimiento de precios, o inflación. Sería algo similar a lo que ocurrió durante la crisis del petróleo de los años 70 del siglo pasado.

Algo similar parece estar sucediendo en nuestro país en estos momentos, y además con causas similares. La inflación, como entonces, viene producida, fundamentalmente, por el incremento en el precio del petróleo, y las elevadas tasas de desempleo certifican el estancamiento económico.

Además, estamos en un momento muy delicado para la economía a nivel europeo, ya no sólo a nivel español, ya que el Banco Central Europeo se encuentra muy cerca de aprobar una subida de tipos de interés que condenaría definitivamente a la economía española a la vuelta a la recesión, de la que le está costando tanto escapar.

Si como prevén algunos analistas, el Banco Central Europeo contiene sus ganas de incrementar los tipos de interés hasta otoño, España tendría un período de cuatro-cinco meses para generar crecimiento económico que compensara la inflación que se va a seguir produciendo como consecuencia de las revueltas del norte de África, con posibilidad de que se extiendan a Oriente próximo.

En definitiva, la situación es realmente preocupante porque estamos embarcados en una carrera sin final hacia ningún lado. Los ciudadanos españoles no tienen trabajo, tienen que pagar más por los productos que adquieren, las cuotas hipotecarias siguen creciendo, y no parece que haya cambios en el horizonte.

La única opción plausible que podría ayudar a solucionar la situación sería la creación de empleo de forma que la tasa de desempleo recuperara valores cercanos al 10%, asumibles por nuestra economía, aunque para ello se necesita tomar una serie de medidas que no están apareciendo en el ideario político del Gobierno.

Lo que las cifras dicen y todos callan

Aquí pasa algo raro...

Aquí pasa algo raro...

En los últimos meses nos han bombardeado con cifras y conceptos que tratan de ilustrar las consecuencias humanas y productivas de esta crisis. Sin embargo, a veces pienso que toda esa parafernalia matemática lo que hace es ocultar la realidad más que arrojar luz sobre ella.

Una de las magnitudes más llamativas, para mí, fue siempre la curiosa relación entre el Producto Interior Bruto y el desempleo español. Porque resulta que en otros países, como Alemania, la recesión ha sido mucho más grave, pero se ha destruido menos empleo. Incluso en el caso griego, con el país al borde la bancarrota, el paro no sobrepasa el 10 % mientras aquí hemos llegado ya al 20 %.

Como sabéis, se da todo tipo de explicaciones para ese fenómeno, pero hay una que me preocupa y que quiero proponeros, aunque sea sólo un ejercicio intelectual:

En España padecimos una recesión o descenso del PIB del 3,1%.

En ese mismo periodo perdimos 1.090.000 puestos de trabajo. O sea, millón y pico.

Pues a ver:

Si el PIB es lo que producimos entre todos, y un millón y pico de personas han dejado de producir, ¿qué e es lo que estaban produciendo para que baje tan poco el PIB al eliminar a esas personas del mercado de trabajo? ¿A qué puñetas se dedicaban o las dedicaban sus patrones?

Porque lo que tenemos, en números gruesos, es que en España deja de trabajar un 5,5 % de la población activa y sólo se pierde un 3,1 % de la producción. Y eso en los momentos iniciales, porque ahora dicen que el PIB se recupera pero el paro sigue creciendo.

Así que es vuestro turno para explicarlo, porque yo no lo entiendo.

El modelo productivo español

Una extraña formación aparecida espontáneamente en una playa de Levante...

Una extraña formación aparecida espontáneamente en una playa de Levante...

Describir la estructura económica de España requiere un libro de ochocientas páginas y ya lo escribió, y muy bien, Ramón Tamames, aunque supongo que las últimas ediciones serán un poco menos voluminosas después de todo lo que hemos ido cerrando, arrancando, eliminando y malvendiendo.

El resumen, sin embargo, es mucho más simple: padecemos crónicamente de falta de iniciativa y de empleo, de modo que desde tiempos inmemoriales la economía española no ha sido capaz de dar trabajo a toda la población.

Por ese motivo emigraron nuestros padres y abuelos a Francia, Suiza y Alemania. Por ese motivo emigraron nuestros bisabuelos a Argentina, Chile, Cuba y Venezuela. Y por ese motivo conquistamos y colonizamos América: porque íbamos sobrados de hambrientos dispuestos a todo para empezar una nueva vida en otra parte. Creedme: los que viven bien en su casa y en su pueblo no se embarcan hoy en pateras para cruzar el estrecho, así que mucho menos se embarcaban antes en carabelas como cáscaras de nuez para cruzar el Atlántico.

Nuestro segundo problema, y sólo citaré estos dos, es la balanza de pagos. Importamos más de lo que exportamos y eso, además de ser una sangría financiera constante, con sus consecuencias de empobrecimiento, tiene un significado más profundo que debería hacernos reflexionar:

Si nuestra balanza de pagos es negativa es porque importamos mucho o porque exportamos poco, o por las dos razones a la vez. Si exportamos poco es porque no conseguimos producir bienes y servicios que interesen fuera de nuestras fronteras. No somos relevante ni interesantes, o no hasta el punto adecuado.

Si importamos mucho es porque no somos capaces de satisfacer la demanda de nuestra propia población, que prefiere, por diversas razones, los bienes y servicios producidos fuera .Por tanto, no es que falte demanda: es que la que hay, prefiere comprar fuera antes que aquí.

Si lo que producimos no interesa lo bastante ni a los de afuera ni a los de aquí, ¿qué demonios esperamos?

Unid eso a la afición del Gobierno a gastar más de lo que ingresa y la conclusión me la contáis en los comentarios.

Si os atrevéis, vaya.

El origen del empleo


Monumento al último empleado fijo.

Monumento al último empleado fijo.

Todos hablamos de crear empleo. Muy bien. Pero para eso hay que hacerse una pregunta: ¿quién lo crea? La respuesta obvia es que los empresarios y emprendedores del país, ya sean públicos o privados. Ya veis que no me meto hoy en ideologías.

El empleo, pro tanto, no se crea solo. Se necesita que alguien, un empresario, lo genere.

Pasamos a la pregunta segunda: ¿cuándo se convierte alguien en empresario? Cuando cree que el riesgo que va a correr le va a merecer la pena, pues ganará más con su empresa de lo que ganaría dejando el dinero en una cuenta corriente o en bonos del Estado.

Tenemos, por tanto, que el empleo se crea sólo cuando hay gente dispuesta a arriesgarse a cambio de un beneficio que puede ser cierto o no.

La situación real, por tanto, y que nadie menciona por su nombre, no es que España necesite empleos. España lo que necesita es empresarios, y mientras se les demonice con manifestaciones, insultos y acusaciones de codicia, no habrás más empresarios.

España necesita empresarios y mientras sea más rentable y más seguro preparar unas oposiciones que montar un negocio, no saldremos del paro estructural y crónico que padecemos desde tiempos del rey Witiza.

España necesita empresarios, y mientras el lucro esté socialmente mal visto, conseguiremos sólo iglesias y sacristías, me da igual si católicas, de una ONG, o de partidos apegados a la misma idea de ensalzar la pobreza porque es guay, mola, y nos iguala.

España necesita empresarios, y mientras el Gobierno le ofrezca mayor rentabilidad a lso que meten su dinero en deuda pública que a los que lo ponen a crear empleo, tendremos cada vez más deuda y cada vez menos empresas, por aquello de los incentivos perversos que animan a cualquier sistema.

O lo entendemos de una vez o nos vamos a tomar por saco.

La crisis incrementa la morosidad en los alquileres, ¡vaya novedad!

Todavía hay valientes que se lanzan a alquilar sus viviendas, a pesar de la morosidad

Todavía hay valientes que se lanzan a alquilar sus viviendas, a pesar de la morosidad

Parece que hemos descubierto América con la estadística que ayer hiciera pública Europa Press, aludiendo a un informe realizado por el Fichero de Inquilinos Morosos, que sí, que existe, aunque no lo supieras, parece ser que hay un fichero de morosos.

Y digo esto porque ya todos sabíamos que la crisis provocaba que más y más gente no pudiera hacer frente al pago de sus obligaciones, y una de ellas, una de las más importantes es, sin duda, el pago del alquiler, en sustitución del pago de la hipoteca, de la que ya ni hablamos.

Sólo hay que pensar en el número de personas que hoy en día malvive sin un sólo ingreso, sin un trabajo que llevarse a la boca y con la prestación agotada, este tipo de personas sobrevive como puede, por lo que ni siquiera pueden soñar en pagar la hipoteca, se refugiaban en el alquiler, pero ya ni tan siquiera ésta es la vía de salvación.

Los datos hablan de Andalucía como la peor comunidad en cuanto a la morosidad, con un incremento del 21.10%, quedando por detrás Castilla La Manca con 20.9%, y Valencia con 17.8%.

Sin duda, lo más alarmante es lo de Andalucía y lo de Castilla La Mancha, porque estamos hablando de que 2 de cada 10 inquilinos son morosos, lo cuál es una cifra demasiado alta.

Sin embargo, es una situación que tiene muy compleja solución, ya que todo parte del hecho de que estos morosos, o al menos la mayoría, no tienen un ingreso fijo que poder destinar al pago de una renta o una cuota hipotecaria, por lo que no podrán hacer frente a sus deudas hasta que encuentren un trabajo.

Y todos sabemos como está el tema del trabajo, para echarse a llorar, así que mucho me temo que la cosa va a ir de mal en peor, con cada vez más gente que no puede pagar sus deudas y cada vez más morosidad en los alquileres de nuestro país.

Una solución sería intentar solventar vía prestación el problema de generación de empleo que sufre la economía española, pero ello incrementaría el déficit público, ya excesivamente elevado sin esta nueva partida.

Por tanto, sólo queda aguantar hasta que escampe, hasta que se vuelva a generar empleo y la gente vuelva a tener ingresos habituales que poder dedicar al pago de sus obligaciones.

Hasta entonces, ¡qué Dios, o quién sea, nos pille confesados!