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Las hipotecas a tipo fijo arrasan

Cavando tu propia tumba

volvemos a hipotecarnos

No sé si será por fe, por prudencia, o por falta de ambas cosas, pero el caso es que las hipotecas a tipo fijo son ya en estos momentos una quinta parte del total de las que se firman.

Esto, unido a una importante recuperación del mercado de la vivienda ( aumento de un 15,1% interanual en la venta de viviendas en el segundo trimestre del año (hasta las 123.159 unidades) hace pensar que el mundo del ladrillo está recuperando el aliento y que los nuevos compradores no se fían demasiado de que los tipos permanezcan muchos años en las bajísimas cotas actuales. Y creo yo que con razón.

Hasta hace solamente unos pocos años, y lo reflejamos sobradamente en este espacio, la mayoría de las hipotecas contratadas eran a tipo variable, lo que ha sido ventajoso al bajar el EURIBOR y otros tipos de referencia, hasta el punto de que hay algunas hipotecas negativas, como ya hemos comentado muchas veces.

Precisamente por eso los bancos se lanzaron a comercializar las hipotecas interés fijo, que dejarían poca ganancia,. pero también pocos sustos, algo que cada vez aprecia más el sector bancario, temeroso de lo que pueda venir tras las últimas sorpresas.

 Esta modalidad de préstamos, que antes era contemplada con desconfianza, está gozando ahora de buena salud comercial. En el segundo trimestre de este año ha pasado de representar el 9,8% de los nuevos créditos al 20,5% en el segundo,  según datos del Colegio de Registradores de la Propiedad. Las comunidades con más peso en estas hipotecas fijas entre abril y junio de este año han sido Baleares (43,8%), Murcia (34%), Galicia (25,9%), Cataluña (25,1%), Comunidad Valenciana (23,7%) y Asturias (21,4%).

La cuota hipotecaria mensual media en el segundo trimestre se ha situado en 523 euros, con un incremento intertrimestral del 2%, situándose con respecto al coste salarial en el 27,4%.

Como curiosidad de estos datos, cabe destacar la buena salida que tienen las viviendas entre los compradores extranjeros: entre abril y junio el 13,3% de la compra venta de viviendas fueron realizadas por foráneos, especialmente ingleses, que protagonizaron el 2,6% de las operaciones, seguidos por alemanes, con el 0,9%, la misma cifra que los franceses.

Nosotros pensando en marcharnos y ellos en venir. En fin…

 

La hipoteca y la educación financiera

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Hoy nos vamos por el lado de lo clásico

En este país, lo sabemos todos, lo más difícil es conseguir que una ley de educación, la que sea, permanezca el tiempo suficiente para que profesores y alumnos se adapten a ella y se pueda comprobar si da buenos o malos resultados. Al final, en el debate predominan temas como el número de alumnos por aula, el gasto que realiza por alumnos, la distribución entre escuela pública y concertada, y por encima de todo, la enseñanza de la religión.

Las razones, para mí, son claras: el número de alumnos por aula es lo que determina al contratación de profesorado y aquí pro lo que se lucha es por contratar más o menos profesores, ya sean los sindicatos o las administraciones quienes hablen del asunto. Con el gasto, pasa otro tanto: todo el mundo quiere más dinero para lo suyo, porque algo caerá. Y lo de la religión es un tema político. El alumno, al final, importa un carajo.

Importa un carajo porque los planes de estudios se construyen sin pensar en qué se quiere conseguir en realidad. Importa un carajo, porque ahora ya se habla de que no hay que inculcar conocimientos, sino modos y deseos de aprender, dejando cada día más de lado la formación para lo que puede ser útil, para lo que puede ser necesario y para lo que los chavales tendrán que lidiar en el futuro.

Por ejemplo, ¿cómo es posible que no exista una mayor educación financiera? ¿Cómo es que no se explica, con detalle, en colegios e institutos qué es una hipoteca, que significa cada una de sus cláusulas y qué riesgos apareja? ¿No sería más interesante explicarle a los chavales lo que es un  vencimiento, o pro qué las cuotas son fijas, que meternos a detallar las partes de las flores? ¿No sería interesante explicar que el dinero ya no simboliza oro, o que la deuda crea mas monetaria? ¿No sería bueno hablar de lo que es un presupuesto, lo que es el déficit público y qué consecuencias tiene?

Nada sobra, pro supuesto. No sobra la historia de las religiones, no sobra la historia, ni la filosofía. Soy incluso de los que creen que eliminar el latín fue una gran pérdida, pero actualizar los conocimientos no es sólo enseñar esa informática que la mayor parte de los chavales ya van aprendiendo pro su cuenta, sino dar educación financiera de modo que la hipoteca del futuro no sea un objeto arcano, casi mágico, que hay que pagar para que no te quiten la casa.

Y además, así no podrían escudarse cuatro listos en que no entendieron lo que firmaron. Una razón de peso que quizás haga que algún grupo de presión introduzca el tema en la agenda…

La hipoteca y la multa a Deutsche Bank

Para cortar el bacalao

Para cortar el bacalao

Supongo que ya lo habréis leído por ahí: la justicia americana pide una multa de 14.000 millones de dólares para Deutsche Bank por el caso de las hipotecas basura. Posiblemente tenga algo de razón, y posiblemente también haya algo más detrás de esta sanción, extrañamente coincidente con la multa que las autoridades europeas piden para Apple por su evasión de impuestos.

Detrás de todo esto, se encuentran dos asuntos bien distintos, pero claramente complementarios:

Por una parte, la banca europea se lucró con el boom de las hipotecas basura americanas, obteniendo magníficos beneficios de una desregulación que las entidades americanas luego pagaron con la caídas de Lehman Brothers y otros. Ahora, las autoridades americanas quieren hacer pasar por caja a todos los que sacaron tajada para que el sufrimiento también se mancomune, igual que se mancomunó el beneficio. En principio, parece razonable, porque donde no hay escarmiento no hay propósito de la enmienda, pero parece que estos procesos se están utilizando para algo más que hacer justicia y ahí pasamos al punto segundo.

¿Qué sucede en realidad? Que cada vez parece más claro que el liberalismo económico y el libre comercio están heridos de muerte en su esencia ideológica, y que se recrudecen las guerras soterradas para defender cada cual su parte del pastel. A EEUU le parece muy mal que los europeos quieran hacer pagar a Apple, lo mismo que a los europeos les pareció muy mal que se persiguiera a Volkswagen pro un fraude emisiones que estaban cometiendo muchas más marcas. A Europa le parece igualmente mal que Facebook y su filial Whatsapp se lleven lso datos personales de los europeos a América, o que Google se haya convertido en un paraíso fiscal por sí mismo, y seguramente ahí llegarán los siguientes golpes.

¿Qué ocurre en realidad? Ocurre que está todo podrido hasta la médula y que el caso de las hipotecas no es un caso en sí mismo, pro lo que yo entiendo, sino una respuesta a otros.

Ocurre que los derechos de los ciudadanos, ya no son derechos en sí mismos, sino pretextos para una guerra más oscura. Un enfrentamiento, por cierto, en el que los ciudadanos importan un carajo.

Cuando la hipoteca no se deja devolver

Búho germánico vigilando la ortodoxia monetaria

Búho germánico vigilando la ortodoxia monetaria

Hoy vamos a hablar de un caso surrealista que, sin embargo, a muchos se nos ha pasado pro la cabeza e incluso conocemos personalmente a gente que ha tenido este problema.

Cuando haces una hipoteca de endeudas para veinticinco o treinta años, y además, por razones que hemos discutido muchas veces, disfrutas de una desgravación fiscal. pero el caso es que, aun así, hay mucha gente que si pudiese pagar la hipoteca la pagaría y dejaría de hacer cuentas todos los meses.

Las razones pueden ser muchas: desde que te ha tocado la lotería, y no quieres tener tu casa hipotecada, a que has heredado de un familiar, cosa que en treinta años tampoco es tan rara.

Pues lo cierto es que, para estos casos, había y hay una cláusula en el contrato hipotecario: la amortización anticipada. Y en algunos casos, era de aúpa.

Al final, y para evitar más problemas, el Gobierno abaratará por ley el coste de amortizar anticipadamente una hipoteca o cualquier préstamo inmobiliario, incluso los ya firmados, y permitirá que, de forma general, a partir del sexto año la entidad financiera no cobre comisión alguna por este concepto.

En caso de reembolso o amortización anticipada total o parcial de un préstamo inmobiliario en los cinco primeros años de vida del crédito, el consumidor podrá tener que pagar una comisión de hasta un 0,25 % del capital reembolsado anticipadamente o el importe de la pérdida financiera que pudiera sufrir el prestamista.

Si la amortización se produce, sin embargo, en los tres primeros años de vigencia del préstamo, el límite se mantiene en el 0,50 % que opera en la actualidad para los cinco primeros años de la vida del crédito.

A partir del quinto año, la normativa vigente fija un límite del 0,25 % y en el anteproyecto de ley la comisión es cero desde el sexto año.

Los bancos, hasta ahora, se han opuesto a la eliminación de esta comisión porque alegan que el dinero que dejan de ganar es una pérdida, ya que ellos realizaron la operación con una expectativa de rentabilidad y tiempo, que el cliente deja de cumplir, sin que abone ninguna contraprestación por ello.

Menos mal que los agricultores no utilizan ese razonamiento, porque entonces echarían la culpa a no sé quién cada vez que llega una sequía y se les secan las patatas.

En todo caso, nos parece una buena noticia. Ya era hora.

Los jóvenes en busca de un enemigo

Viejo remedio para la crisis

Viejo remedio para la crisis

Hay en España una generación, la de aquellos que tienen hoy más o menos entre 35 y 45 años, que se ha pasado media vida viviendo sobre el alambre, de hipoteca en hipoteca y de susto en susto. Y no porque su futuro profesional sea difícil, que también, aunque no tan complicado como el que han tenido que sufrir las generaciones siguientes, sino por la complicadísma conciliación entre lo que se les ofrecía a nivel material y lo que deseaban a nivel moral.

¿Me he pasado de filosófico? Es posible, pero intento profundizar. Y tranquilos, que ya acaba agosto.

Por una parte, los nacidos entres el 65 y el 75 son la generación que ha disfrutado de una vida más estable, próspera, tranquila y llena de oportunidades en mucho tiempo. Los que nacieron antes tuvieron que atravesar una época mala antes de encontrarse con la prosperidad, y muchos de los que nacieron después ya se dieron de bruces con la nueva realidad de los bajos salarios y los trabajos complicados de encontrar y mantener.

¿Y qué hay en el otro plato de la balanza? Una situación política y social que predispone a esta  generación a ser luchadora, idealista y contestataria. Pero no encuentran de qué ni contra qué, porque a buena parte de ellos les va estupendamente.

Y ahí es donde surge la tragedia de esta generación, que recoge los frutos del capitalismo mientras reniega de él, que habla mal de la contaminación mientras tiene un todo terreno, que se hace candidato por Izquierda Unida y sigue hablando de clase proletaria mientras vive en un chalé

Es casi imposible vivir en ese alambre, y más difícil aún conseguir que tus hijos te crean na palabra de lo que dices mientras además, ¡qué putada!, ven también cómo vives y lo que haces. Quizás por eso la generación siguiente, los nacidos en los ochenta, sea una de las más desorientadas que se hayan producido: porque no saben a qué quedarse, si a lo que ven, a los que les cuentan, a lo que deberían sentir y no sienten o a lo que deberían desear y no desean.

Sólo saben que alguien los ha estafado, que dicen por ahí que fue Franco, pero ese tío ya se había muerto cuando ellos nacieron y hay sospechas de que en realidad el gran timo se lo organizasen sus padres en forma de protección de derechos para los que ya están en e mercado a costa de los que están fuera.

¿Insiders contra outsiders en vez de izquierdas contra derechas?

¿Los que pagaron la hipoteca con un sólo sueldo, y en diez años, contra los que necesitan dos sueldos para pagarla en treinta?

Pues puede que sí. Y qué mal rollo…

La hipoteca para quien no la quiere

Uno de aquellos desventurados artefactos

Uno de aquellos desventurados artefactos

Con esto de las hipotecas, y siguiendo con mi serie veraniega, pasa un poco como aquel invento de las play pump: que la idea está muy bien para venderla desde lejos, sin mirar las circunstancias de quienes van a utilizar el producto.

A alguien, a mediados de los noventa, se le ocurrió la feliz idea de combinar la ayuda a los adultos con el desarrollo de los niños, y así surgió la Play Pump.

¿Y eso qué es? Se trata de una bomba de agua conectada a un profundo pozo que en vez de ser accionada manualmente par sacar agua se accionaba jugando en un tiovivo infantil, con caballitos y otros juguetes. Así, además de jugar los niños, sacaban agua en las zonas más necesitadas de África, liberando de ese trabajo a las mujeres, que eran las que tradicionalmente realizaban la tarea.

Fueron varios los países beneficiarios de esas Play Pump, pero se instalaron sobre todo en Malawi y la República del Congo.

¿Y qué pasó? Que para nosotros, en nuestra sociedad, era una idea muy buena, pero allí resultó que los niños jugaban sólo algunos ratos al día, y que el resto del tiempo lo dedicaban a otras tareas. Y resultó que las mujeres y los niños, cada vez que necesitaban agua, en vez de tener que mover con su esfuerzo una bomba manual, tenían que mover todo un artefacto de Micky Mouses, caballitos y demás chorradas, con todo su peso, para poder beber.

Y resultó que no sólo era más trabajoso, mucho más trabajoso, sino también terriblemente humillante y que los hombres, que antes rara vez participaban en esta tarea, dejaron por completo de hacerlo. El único momento en que los niños jugaban en el tiovivo y sacaban agua era cuando llegaban los europeos a hacerles fotos, así que durante mucho tiempo el proyecto pareció un éxito.

Hasta  que a alguien, un buen día, se le ocurrió preguntar en una aldea si querían que la nueva bomba fuese de las de siempre, o un tiovivo, y la respuesta fue clara: 100% en contra del tiovivo. A un pedagogo desconfiado se le ocurrió pensar que se estaba marginando a los niños, y les preguntó aparte: 100% también en contra del tiovivo, para que no les obligasen a pasarse el día entera dándole vueltas, como si fuesen asnos.

O sea, un exitazo.

La conclusión, por si alguien la quiere, es que no podemos arreglar los problemas de otras sociedades pensando que funcionan como la nuestra: con gente sana, alegre y con ganas de jugar para pasar el rato. Porque lo cierto es que allí, sacar agua, no es una cosa de juego, ni una necesidad que se pueda cubrir mientras se pasa el rato.

Ha habido mucha gente a la que se le ha colocado una hipoteca porque no tenerla era como no ser adulto cuando en realidad hubiesen vivido mejor, y más felices, con un alquiler y la posibilidad de cambiar de ciudad.

¿Le llamamos a la hipoteca Play Pump financiera?

 

La hipoteca y esa otra vida

Idea original para medir el tiempo

Idea original para medir el tiempo

Ahora en verano somos algo más de gente en los pueblos, seguramente porque la crisis ha hecho que muchos diesen por buena la casa de su abuela a falta de dinero para irse a Praga, a la costa, o a cualquier playa lejana o cercana. Son casas que se compraron sin hipoteca, que se terminaron de pagar cuando Franco era corneta en África, y que dan una sensación de solidez, posiblemente falsa, pero nacida de lo más básico: la tierra.
Pero precisamente en este época, y por ser más, se da uno cuenta de que algo sucede en la mente colectiva con el tema rural, algo torcido y enfermizo: por una parte queremos que se conserve el medio natural, que se cuiden los bosques, que se mantengan las lenguas y las tradiciones de nuestro acervo cultural y que se cultiven alimentos de calidad. Queremos, en suma, que nuestro territorio se mantenga en pie, que los tomates sepan a tomate y que la carne no sepa a plastilina.
Por otro lado, sin embargo, todo empuja al exterminio de los pueblos y sus medios de vida. Se eliminan los consultorios médicos, se eliminan las escuelas, se elimina el transporte público y se abandona a los pobladores del campo, muchos millones aún, a una especie de ciudadanía de segunda, donde pagamos impuestos y tenemos todas las obligaciones y responsabilidades, pero muy pocos derechos efectivos.

¿Dónde está la igualdad?, ¿dónde está la igualdad de oportunidades siquiera? Si ocho millones de españoles tienen que vivir con servicios restringidos, ¿de qué os extrañáis luego cuando os los van cercenando lentamente también a vosotros?

Un día hablaremos de lo que es la reducción latente del PIB y del empobrecimiento real que padecemos al abandonar capacidad productiva y natural en el campo, pero este no es el momento. Hoy hablamos de personas, gente a la que no se tiene en cuenta porque está lejos del rebaño y el que está lejos es más difícil de dominar, de controlar y hasta de influir.

Y a lo mejor es por eso por lo que constantemente se añaden piedras al muro que sepulta al medio rural: porque es el último reducto de verdadera libertad, donde la gente puede intentar aún aquello de la emboscadura de Jünger: “no colaborar en la creación de sistemas y mecanismos que destruyan nuestra propia libertad”.
El campo, de veras, ni se cuida ni se limpia solo.

Creer en el campo es creer también en las posibilidades de vivir de quienes se ocupan de mantener en marcha el ecosistema. Pensar lo contrario y creer que lo silvestre funciona solo es no haberse dado una vuelta por zonas absolutamente despobladas, y las empieza a haber de sobra: funcionarían si nunca hubiésemos llegado allí o si ya no pudiese llegar nadie. Pero el caso es que los de fuera pueden ir a talar árboles para madera sin que nadie los vea, pueden prender fuego y cazar lo que quieran. Porque nadie los ve. Porque a ese campo nadie lo defiende.

La naturaleza, hoy, no tiene más defensor real que el que vive en ella. Lo demás son circos de tres pistas.

Y sin embargo, cuando se habla del precio de la vivienda, de que es inasequible, se habla sólo de vivienda urbana… Pues tenedlo en cuenta, aunque sea en el último lugar de vuestra lista: también la hipoteca en el campo es otra cosa.

La banca se hunde poco a poco

La desolación

La desolación

Por mucho test se stress que se realice y por buenos que sean los resultados, parece que la sangría de la banca no cesa, y la amenaza de una nueva tormenta financiera se recrudece en estos meses veraniegos en los que la hipoteca deja su lugar, en la escala de preocupaciones, al sitio en la playa y el arroz del chiringuito.

Los bancos españoles han superado las pruebas, o eso parece, pero entre tanto, el Commerzbank alemán ha publicado un aviso según el cual no podrá mantener las expectativas de beneficio anunciadas en los meses anteriores. La italiana Monte dei Paschi, el banco más antiguo del mundo, debe ser rescatado con dinero público (y una pirueta contable para que el dinero público no sea considerado dinero público). La portuguesa Caixa Geral lleva el mismo camino, de reestructuración, rescate, alivio o como demonios le quieran llamar, aunque el agujero es mucho menor, como menor es su tamaña. Credit Suisse y Deutsche Bank salen hoy mismo de los principales índices bursátiles europeos. Y sigue… Pero no vale la pena.

¿Qué le está ocurriendo a la banca?

Pues fundamentalmente que no consigue ganar dinero, porque los tipos de interés negativos y las bajas expectativas de negocio los abocan a vivir de las comisiones, justo la parte ala que más se resisten sus clientes, y justo la parte en la que hay que pelear cada céntimo para cubrir costes y ofrecer a los accionistas una mínima rentabilidad.

Y ahí está el problema: que con el capital que tienen, la rentabilidad es ridícula, lo que lleva al negocio de la banca a convertirse en una especie de galera donde el dinero rema y rema sin llevar a ninguna parte.
Esto estaría muy bien, si no fuese que la banca no es un sector cualquiera que pueda sufrir una crisis sin afectar al resto. Con la banca paralizada, la economía se resiente, la inversión no llega a donde tenía que llegar, y la mala asignación de recursos campa a sus anchas.

De ese tema hablaremos en breve…

Clausulas suelo: Europa dijo no

Nuevo curso, pero nada cambia

Capacidad para justificar lo que sea…

Y por fin se supo ya el resultado del parto de los montes: después de varios meses de especulaciones y conjeturas al respecto, la Unión Europea ha decidido que no habrá retroactividad en la devolución de las cantidades cobradas en exceso por la aplicación delas cláusulas suelo de miles, centenares de miles de hipotecas.

La banca, por tanto, tendrá que pagar lo cobrado desde mayo de 2013, pero no más allá.

Los suspiros de alivio fueron tan fuertes que dicen que se registraron desde varias sondas espaciales. Y no es para menos: la situación de la banca, agobiada por los tipos de interés cero y la baja rentabilidad de su negocio, no permitía otro descalabro. Seguramente este hecho ha pesado, y considerablemente, en el ánimo de las autoridades europeas a la hora de tomar esta decisión.

Dwe hecho, lo dicen claramente en la sentencia: el Abogado General reconoce queun órgano jurisdiccional supremo puede ponderar la protección de los consumidores con las repercusiones macroeconómicas asociadas a la amplitud con que se utilizaron las cláusulas «suelo». En este contexto, el Abogado General considera que, a título de excepción, las mencionadas repercusiones pueden justificar la limitación en el tiempo de los efectos de la nulidad de una cláusula abusiva, sin que se rompa el equilibrio en la relación existente entre el consumidor y el profesional.

O traducido al cristiano: que está muy bien que usted defienda sus derechos, pero como sus razones hacen mucho daño a los bancos, le dejamos su razón en la mitad y aquí paz y después gloria, no vaya a ser que con tanta historia haya que rescatar a algún banco más y eso nos acabe costando un riñón a todos, justamente ahora que no estamos para bromas. Porque lo que queda claro, y lo dicen sin sonrojarse, es que la cláusula era abusiva.

Quizás esto sea lo más grave y más llamativo del asunto: que los derechos de las víctimas ya no son objetivos en sí mimos, sino que dependen del daño que hagan, a la hora de su reparación, al que causó el mal. Con lo que en cierto modo se consagra la idea de que cuanto mayor es la multa que mereces, menos posibilidad hay de que te la pongan, no vaya a ser que te duela…

Con un par, señores…

Las tres cosas que se pueden hacer con las pensiones

Próximo destino

Próximo destino

La cosa ya no da más de sí. Hace tiempo que se viene hablando del asunto y lanzando avisos sobre el envejecimiento de la población, la escasez de las cotizaciones y la generosidad (cierta o no) de las prestaciones, pero el caso es que después de la última tajada que ha cortado el Gobierno del maltrecho fondo de reserva, parece claro que la decisión hay que tomarla enseguida, y no hay ninguna buena. De hecho, sólo hay tres opciones viables que puedan enfrentar el tema de las pensiones:

Reducir el monto de las pensiones. Eso es como mentar la bicha lo sé, pero resulta difícil de explicar que todo el esfuerzo de los últimos años haya recaído sobre los que trabajan para sostener los derechos de los que ya se han jubilado. Nadie duda de que se lo han ganado, pero los que están en activo también se lo ganan y ven como los salarios, por mil razones, se reducen paulatinamente, mientras los pensionistas cobran a menudo más que sus colegas en activo. Además, y por si fuese poco, se mantienen modelos del pasado que poco tienen que ver con la realidad actual, como el hecho de que las pensiones de orfandad y viudedad se sigan pagando sin importar el nivel económico del perceptor, y que se sigan pagando con cargo  la Seguridad Social y no a Asuntos Sociales.

En ese sentido, cabría proponer que se paguen las pensiones de orfandad y viudedad (23.000 millones al año) sólo a quien realmente las necesite, como pensiones asistenciales y no como derecho objetivo, y con cargo a otras partidas asistenciales, puesto que son pensiones asistenciales y no laborales. Del mismo modo, se podría plantear una reducción de las pensiones máximas, que no son nada acordes con el nivel salarial actual.

El problema de todo esto es que la izquierda no quiere, porque suena antisocial, y la derecha no quiere, porque va contra su base electoral, ya que son mayoritariamente los pensionistas los que mantienen al PP en el poder.

Aumentar las cotizaciones: Si el dinero no llega, se pueden aumentar las cotizaciones para reducir la brecha. La cuestión es que las cotizaciones a la Seguridad Social son un impuesto al trabajo, y todo impuesto al trabajo genera desempleo, puesto que, por citar un sólo ejemplo, cualquier máquina se amortiza antes y cualquier máquina aumenta su rentabilidad ante un trabajador. ¿Estamos en un momento en que haya que quitar dinero a los trabajadores, ya muy agobiados por su baja renta? Yo creo que no, puesto que hipoteca el futuro de la fuerza laboral y reduce la competitividad,pero es otra opción, y hay que contemplarla, por perniciosa que parezca desde cualquier punto de vista.

Crear un impuesto específico para las pensiones: con esto se permitiría desvincular el trabajo de las pensiones y hacer que todos, y no sólo los trabajadores, colaborasen en el pago de las pensiones. Pero estamos en lo mismo: crear un nuevo impuesto es reducir la disponibilidad económica de la gente, y ese es justo nuestro problema: que no habiendo dinero la gente no puede consumir. Un aumento de impuestos sería un enorme paso atrás, y más de la cuantía que se necesitaría para sufragar el gasto en pensiones actual.

Así las cosas, la solución posiblemente pase pro una combinación de las tres medidas, pero teniendo en cuenta el escenario político, veo más probable que la carga se haga caer sobre loa hombros de los trabajadores que de los pensionistas, con lo que los viejos seguirán encantados con el sistema político y los jóvenes continuarán emigrando. Deberíamos ser más amplios de miras y buscar una solución cabal para todos pero, a estas alturas, ya he perdido la esperanza de que suceda tal cosa.

La hipoteca y el Brexit

Amarillo, a favor de la permanencia, azul a favor de salirse de la Unión Europea. La distribución geográfica merece un análisis aparte

Amarillo, a favor de la permanencia, azul a favor de salirse de la Unión Europea. La distribución geográfica merece un análisis aparte

Esta vez me he retrasado un par de días escribiendo el artículo porque la ocasión lo merecía: estaba en juego el abandono de la unión Europea por parte de Gran Bretaña. La próxima semana hablaremos de los resultados electorales, pero ahora, hoy concretamente, la noticia está en el Reino Unido.

Reconozco que siempre estuve convencido de que las encuestas que daban ventaja a la opción de salida eran una simple maniobra para movilizar a los partidarios de la permanencia. Pero no: resulta que la cosa iba en serio y que al final, los partidarios de la ruptura, acabaron por ser mayoría.

Para nosotros, a novel de vivienda e hipoteca, hay dos efectos principales que cabe reseñar: Por un lado, los británicos, dentro de los extranjeros, son los que más vivienda compran en España. Un debilitamiento de la libra o la aparición de trabas de todo tipo, tanto para la residencia como a nivel tributario, podrían suponer un golpe para el mercado inmobiliario, que estaba comenzando a recuperarse en las urbanizaciones del sur, precisamente impulsadas por la compra extranjera. El hecho de que otras cuestiones, como la libre residencia, o incluso los tratados de atención sanitaria, se puedan ver afectados pro este evento, podrían llegara  tener repercusiones inmobiliarias en forma de más viviendas vacías, mayores dificultades para vender las que hay, y mayor carga en el balance de los bancos.

Y ese es el segundo tema, que tan de cerca estamos viendo hoy en las cotizaciones bursátiles: la salud de los bancos. Tanto el Banco Central Británico como el Banco Central Europeo han anunciado enormes inyecciones de liquidez para apuntalar la solvencia de los bancos, ya muy castigados por la merma de los márgenes comerciales y los escuálidos tipos de interés.

Con la banca debilitada, los riesgos al máximo y la rentabilidad por los suelos, la hipoteca podría sufrir una nueva vuelta de tuerca, porque, si el Euribor es negativo, ya me contaréis de qué demonios van a servir las nuevas inyecciones de liquidez en un ambiente en que ya te dan todo el dinero que quieras, y pagando porque lo cojas…

No sé, pero pronostico muchos intentos de desactivar esta crisis olvidándose de un modo u otro de lo que decidió la gente.

Tiempo al tiempo.

 

La hipoteca y el seguro de vida

polizasTodos sabemos que una de las cosas que los bancos ofrecen, casi a punta de pistola, cuando se les va a pedir una hipoteca, es que se contrate con ellos un seguro de vida. A menudo, la cantinela agorera de que tienes que pensar en lo que te va a suceder si te ocurre algo, y que los tuyos necesitan que los dejes bien cubiertos, va acompañada de una bonificación de unas décimas en el tipo de interés de la hipoteca. Unas bonificaciones, por seguro, otras pocas por domiciliar la nómina, y así sucesivamente, para fidelizar al cliente, supuestamente, o para mantenerlo cautivo en caso de que las cosas se pongan feas más tarde y haya que empeorar las condiciones…

El argumento es que esas décimas, mes a mes, en treinta años, van a sumar mucho dinero, y que la póliza de vida te viene bien de todos modos. Y al final, muchos pican.

Lo cierto, amigos, es que la póliza puede venir bien o no, según el carácter de quien la contrata o la suerte que el futuro depare, pero lo que casi nunca sale a cuenta es contratar esa póliza con el banco, porque de media son un 30% más caras en el banco que en la entidad aseguradora.

Y en las mismas condiciones. la misma póliza.

La gráfica con la que hoy empiezo el artículo, y cuya fuente es Global Actuarial, nos muestra la diferencia de tarifas para la misma póliza. Las coberturas a analizar eran fallecimiento e invalidez absoluta, definiendo cuatro perfiles de clientes –con diferentes edades–, y tres niveles de capital asegurado (de 30.000 a 200.000 euros).

Las diferencias, que se han acentuado en los últimos años de hambre bancaria, se producen en todos los tramos de edad y también para otras condiciones, y no sólo para las que se exponen.

O sea que más nos vale tener un poco de ojo, porque la hipoteca es para treinta años, vale, pero la póliza también se paga anualmente y al final, la diferencia multiplicada por treinta es también un montón de dinero, que bien podría estar en nuestros bolsillos.

La banca necesita negocio, porque el suyo de toda la vida no deja un duro en estos momentos, pero nosotros tenemos que mirar lo nuestro…