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El que no llora no mama

El que no llora no mama

El que no llora no mama

Según ha hecho público el Banco de España, a través de su departamento de informes, el pasado año 2009 las reclamaciones de los usuarios contra la banca se incrementaron en un 93%, con respecto al año anterior.

La principal fuente de reclamaciones, no hace falta que te lo diga, estuvo centrada en la cláusula suelo y lo abusivo de su redacción, impidiendo que los clientes y usuarios pudieran beneficiarse de los descensos continuados del Euríbor.

Esta reclamación alcanzó su mayor éxito fuera del Banco de España, sin embargo, a través de la sentencia del tribunal sevillano de hace unas semanas que la declaraba abusiva y obligaba a las entidades financieras a devolver todo el dinero de más que habían cobrado a sus clientes.

Esta sentencia está recurrida y es más que probable que los bancos la salven, al menos en lo que se refiere a la retroactividad, pero ha conseguido levantar la liebre del debate público y ahora los políticos tendrán más complicado el hacer oídos sordos al clamor popular que reclama su eliminación.

Por parte del Banco de España exigirá a las entidades financieras que justifiquen que informaron a sus clientes sobre la existencia de esta cláusula. Ahí, sin embargo, las entidades tienen un buen justificante, como es el contrato de hipoteca, en el que se estipulaba claramente la existencia de esta cláusula, y recae en la impericia financiera de los usuarios o en su negativa a leer el contrato, la responsabilidad de la firma.

Lo importante es que nos encontramos con que los usuarios bancarios ya no se conforman con la situación que sufren y que conocen la vía para defender sus derechos. El Banco de España tiene un departamento dedicado en exclusiva a estos aspectos de quejas y reclamaciones y deberíamos de aprender a utilizarlo con mayor asiduidad.

Porque no estamos totalmente indefensos a los abusos de los bancos o cajas, o de cualquier otra empresa privada. Vivimos en un estado de derecho y tenemos, por tanto, recursos suficientes como para ejercer nuestros derechos a recibir un servicio acorde con lo anunciado.

En este aspecto, como en otros, también tenemos mucho que aprender de nuestros vecinos europeos y, sobre todo, de Estados Unidos.