Archivo por meses: marzo 2012

En España no confía ni el Tato

Ni ellos confían en nosotros

Ni ellos confían en nosotros

Ya intuíamos todos que la situación estaba mal, o muy mal, pero cada nuevo indicador económico o sociológico no hace sino darnos la razón y convencernos de que no es que España haya perdido credibilidad, es que ya no creemos en ella ni los propios españoles.

Con un valor de 28,4 puntos, el Índice de Confianza del Consumidor se encuentra por debajo de los valores de finales de 2008, cuando todo se veía negro, negrísimo, ante la caída de Lehman Brothers, así que nos podemos imaginar en que momento nos encontramos.

Y todo ello a pesar del cambio de gobierno, con el que nos las prometíamos muy felices, incluso se produjo un incremento del Índice que llegó a superar los 30 puntos, pero por lo que se ve la alegría dura muy poco en la casa del pobre, y nos hemos vuelto a dar de bruces con la cruda realidad.

Una realidad que nos muestra una economía al borde de la recesión, un desempleo en valores tan elevados que ya nos da miedo pronunciarlos en voz alta y unas expectativas de futuro que no aportan nada nuevo ni ninguna nueva esperanza con la que podamos ser optimistas de cara al futuro.

Un futuro que nos habla de congelación total del crédito a todos los efectos, de un sector inmobiliario que no acaba de recuperarse, porque todavía mantiene un stock de viviendas sin vender excesivo, y lo que es peor, en lugares donde la demanda no se recuperará jamás, y unos dirigentes políticos que lo único que influyen es temor a la sociedad sin aportar soluciones reales.

Ante este panorama no me extraña que los ciudadanos españoles hayan ofrecido datos para que el Índice de Confianza del Consumidor, elaborado periódicamente por el CIS, se quede en estos valores paupérrimos que no hacen sino agravar el problema que tenemos.

Sin embargo no nos queda otra que apostar por nuestra economía y por nuestro país, porque no tenemos otro, y si no salimos de esta situación todos juntos, nos acabaremos por hundir, por lo que estamos en la obligación moral, social y económica de apostar por nuestro país.

El agujero negro de las hipotecas multidivisa

El mundo cambiante de las divisas

El mundo cambiante de las divisas

Durante muchos años las hipotecas multidivisa parecían la panacea, el becerro de oro, la mejor forma de pagar menos por lo que todo el mundo pagaba más, la forma de demostrar a la sociedad que éramos los más inteligentes, los que mejor aprovechábamos las oportunidades que se nos abrían en el mercado financiero.

Sin embargo, ya entonces había voces que hablaban de los peligros de estas hipotecas, basadas, principalmente, en el tipo de cambio de divisas, el cuál es ciertamente cambiante en función de las condiciones económicas del entorno. Según todos los expertos, no era conveniente endeudarse en una moneda diferente a aquella en la que se obtenían los ingresos.

Pero durante muchos años se trató de una decisión eficiente. Con el Euro claramente apreciado con respecto al Yen, y con el Banco Central de Japón manteniendo el tipo de interés a valores mínimos, al disponer de una hipoteca multidivisa referenciada al Yen japonés permitía pagar mucho menos en la cuota hipotecaria mensual.

Una situación que cambió de manera radical con el terremoto, posterior tsunami, y siguiente desatre nuclear acaecido en tierras japonesas hace unos meses. En ese momento todos los japoneses emigrados al extranjero comenzaron a comprar Yenes para mandar remesas a sus familiares atrapados en el archipiélago, con lo que provocaron una apreciación artificial de la moneda y el desastre absoluto de todas las familias con hipotecas multidivisas.

Ahora, para comprar los mismos Yenes hay que utilizar más Euros, y ello hace que el valor de las cuotas hipotecarias se haya disparado, absorbiendo todo el posible beneficio que se pudiera haber obtenido durante los meses anteriores e incrementando las dificultades acumuladas por las familias en estos momentos complejos.

Una vez más se demuestra que los chollos no existen, y que las inversiones o decisiones económicas fuera del cauce habitual sólo son recomendables para aquellas personas que disponen del capital o de los ingresos suficientes como para absorber un cambio en las condiciones generales del mercado que convierten el chollo en pesadilla, y que una familia sujeta a un sueldo o a unos ingresos limitados no puede soportar de manera continuada.

Hipoteca y clientes de dudoso cobro

Hay etiquetas que son premoniciones...

Hay etiquetas que son premoniciones...

El Plan General Contable, que tien las mismas siglas que los coches de la Guardia civil (PGC) se creó para que las cosas estuviesen claras, se pudiesen realizar comparaciones homogéneas de balances y las transacciones económicas se imbuyeran un poco, sólo un poco, de claridad, prudencia y transparencia.

Los que hemos tenido la desgracia de estudiar semejante batiburrillo, podemos asegurar que algunos principios como el de Prudencia, o el de devengo, serían muy útiles si se aplicasen a todo el mundo, pero resulta que, poco a poco, pasa con la contabilidad como con la mayoría de las cosas: que se aplican solamente a algunos.

Llegados a este punto,e stoy por contaros el chiste de los asientos prohibidos en un libro de cuentas y la excepción de las funerarias, pero como espero que no haya muchos contables por aquí, y no se entendería, me limito a centrarme en el asunto de los clientes de dudoso cobro y cómo se provisionan o se contabilizan en pérdidas.

Un cliente de dudoso cobro es aquel que por su situación contable y financiera, o por documentos aportables, tenemos el convencimiento de que es más difícil de cobrar de lo común o, dicho de otro modo, va a termiunar como pufo con más probabilidad.

Hasta ahí, todo muy prudente: si pensamos que no vamos a cobrar, hay que ir apuntando ese negocio como posible pérdida. ¿Pero qué pasa con los ayuntamientos, las comunidades autónomas y las diputaciones, entre otros Perroflautas Públicos: pues que no pueden ser provisionados en clientes de dudoso cobro porque la Ley entiende quye las entidades públicas siempre pagan. Conclusión: que no sólo no cobras, sino que además pagas el Impuesto de Sociedades por lo que no cobras.

¿Y qué pasa con las hipotecas que los bancos saben que nunca cobrarán? Que no se provisionan tampoco, porque en ese caso saldrían como pérdidas en el balance y los pisos, valorados a su precio real de liquidación, crearían tal boquete contable que muchos bancos estarían ya en quiebra.

Mientras a los bancos no se les OBLIGUE a contabilizar como clientes de dudoso cobro a los hipotecados que hayan dejado de pagar un número de recibos, nuestra banca seguirá sin inspirar confianza a nadie. o loq ue e slo mismo, seguirá siendo banca tóxica.

Y nuestra salud financiera no está ya para muchos adelgazamientos…

Ya no habrá más hipotecas ejecutadas a un euro

¡A mí, bellacos!

¡A mí, bellacos!

Porque el caso es que las había. Suena a chirigota y es un atraco, pero existían casos en que el banco podía adjudicarse por un mísero euro una vivienda embargada y dejarle el marrón, de por vida, al pobre hipotecado, que se veía a obligado a pagar la deuda después de quedarse sin casa y sin valor de subasta.

Este maravilloso asalto se llamaba procedimiento extrajudicial de ejecución hipotecaria, y se llevaba a cabo ante notario, de modo que la cosa iba mucho más rápida. La clave de la idea es que el hipotecado no tiene derecho a defensa jurídica, ya que se trata de un acto privado y a que el banco, en tercera convocatoria y ante la falta de pujas pro la vivienda, podía adjudicarse el bien hipotecado por cualquier cantidad, ya que no existía ninguna puja superior, y aprovechando para su beneficio el artículo 236 del Reglamento Hipotecario, que no fija ningún tipo para esta clase de casos.

La cosa no estaba muy clara, pues aunque el Reglamento no especificase nada, este reglamento regula la aplicación de una Ley que si ofrece garantías, pro lo que el sistema era mucho más que dudoso. Así las cosas, debían ser los notarios los que diesen fe del procedimiento y su asociación profesional no estaba muy convencida de la legitimidad de esta práctica, por lo que finalmente tomó cartas en el asunto para no verse envuelta en un litigio de proporciones enormes.

Finalmente el 27 de febrero, el Consejo General del Notariado ha  decidido  que no se permitirán adjudicaciones por este procedimiento por tipos menores al 60 % del valor de tasación del inmueble.

Queda aún pendiente la reforma legal del Reglamento hipotecario para que no se cuelen serpientes por este agujero pero, por una vez, hay que decir que los notarios han servido para algo.

Porque ya veis: sí  que se puede adquirir una vivienda por un euro, pero para eso hay que ser un banco. Y un chorizo, me temo.

Por fin cerramos Euríbor a la baja

¡Por fin! El Euríbor a la baja

¡Por fin! El Euríbor a la baja

Por primera vez en muchos meses el Euríbor ha cerrado su cotización de un mes por debajo de la cotización del mes del año anterior, lo que supone una reducción en el tipo de interés a aplicar en las hipotecas de todos aquellos contratos hipotecarios que revisen su tipo en función del Euríbor de febrero.

Así, el febrero de 2011 el Euríbor cerró en el 1,714%, mientras que tras su última jornada de cotización en el día de ayer, 29 de febrero, el principal índice de referencia de las hipotecas españolas fijó su cierre mensual en el 1,678%, es decir, algo más de 0,3 puntos porcentuales a la baja.

Ello supondrá una reducción de unos 20-30 euros en las cuotas hipotecarias de las familias que tengan que revisar en función del Euríbor de febrero, algo que no parece excesivo, pero que sí determina un importante alivio para los muy golpeados bolsillos de las familias españolas en estos momentos de dificultad.

Sin embargo, no es oro todo lo que reluce, ya que tenemos que recordar que esta reducción del tipo de interés será ficticia en muchos casos, ya que en la mayoría de los préstamos hipotecarios la cláusula suelo es la que determina el valor mínimo del tipo de interés a aplicar, y en todos los casos está por encima de la cotización actual del Euríbor, más el diferencial correspondiente.

El problema es que los hipotecados no pueden beneficiarse ahora de la reducción del tipo de interés de sus hipotecas en toda su dimensión, cuando sí sufrieron las consecuencias de los incrementos, porque la cláusula techo, la que debería de proteger de los incrementos, queda fijada en todos los contratos en valores artificialmente altos que impiden una justicia meridiana y la igualdad de fuerzas entre hipotecados y entidades financieras.

Por ello, hasta que no se modifique la legislación hipotecaria de forma que la cláusula techo pueda ser alcanzada de la misma forma que la cláusula suelo, seguiremos viviendo una situación de desequilibrio negociador claro en el que los grandes perjudicados son las familias que sufren cuando el Euríbor sube, pero que no se ven beneficiados cuando el Euríbor baja.