Archivo del Autor: Edmart Rusan

Aguas turbulentas para el 2014

Entre la yema de los dedos

Entre la yema de los dedos

El año 2013 se nos va entre las manos y apenas nos hemos dado cuenta, más que nada porque muchos apostaban a que sería el año del comienzo de la recuperación y nos hemos dado de bruces con la cruda realidad, una realidad que nos habla de un estancamiento generalizado de todo el sector, tanto a nivel de compra-venta de inmuebles como de concesión de hipotecas.

Ya sabíamos que comprar o vender un piso se había convertido en una quimera prácticamente inalcanzable para la inmensa mayoría, pero ahora vemos que no sólo eso, sino que además las entidades financieras están apostando a cubrirse las pérdidas con un incremento del precio.

Y el precio de las hipotecas, más allá del tipo utilizado para fijar la base del tipo de interés que se aplicará, viene determinado por el diferencial que las entidades financieras aplican sobre ese tipo, generalmente el Euríbor, al menos hasta ahora, y que marca la diferencia, o debería de hacerlo, entre las diferentes entidades.

Porque a pesar de que el Euríbor ha venido manteniendo una tendencia claramente a la baja durante los últimos años de crisis, lo cierto es que los tipos de interés que se aplican a las pocas hipotecas que se conceden se han ido manteniendo estables o incluso creciendo.

¿Por qué?

Muy sencillo, porque las entidades financieras han ido incrementando los diferenciales de manera continuada. De hecho, varios indicadores más o menos oficiales, determinan que durante este mes de diciembre que ahora se nos va el diferencial
aplicado por las entidades ha estado cercano al 3% en media.

Es decir, que de poco habrá servido que el Euríbor se sitúe por debajo del 1%, si luego los bancos y cajas lo compensan con el diferencial y nos encontramos con tipos de interés que, en el mejor de los casos, es decir, sin un suelo que sirva de barrera, se sitúan sobre el 3-4%.

Y lo que es peor, nada hace indicar que en el nuevo año que en breve comenzará la situación pueda llegar a cambiar de alguna forma, más bien al contrario, porque los indicadores inmobiliarios siguen por una senda nefasta a todas luces.

El año que vivimos peligrosamente

¿Feliz año nuevo?

¿Feliz año nuevo?

Los años pasan, y ya van cinco, y no parece que nadie de con la tecla adecuada para conseguir salir de este pozo en el que nos encontramos sumergidos hasta lo más profundo de nuestro ser y de nuestra propia miseria, un pozo que nos está arruinando a todos los niveles, como país y como los individuos que lo conformamos.

Los políticos no hacen otra cosa más que arrojarse responsabilidades entre ellos, unos hablando de herencias recibidas y otros de que demasiado hicieron, pero la única realidad es que cada vez más familias son expulsadas de sus casas por no poder hacer frente a sus obligaciones hipotecarias, y cada vez más viviendas están totalmente vacías, a verlas venir.

La situación clama al cielo, al infierno, o a cualquier deidad que te quieras inventar, porque la sociedad se está empobreciendo a pasos agigantados, olvidando ya que un día todos quisimos ser ricos y acabamos muriendo en el intento, una muerte lenta y dolorosa de la que ahora todos somos víctimas.

Ya nadie acierta a darnos un año aproximado para la salida de esta situación, las cifras bailan sin fijar un horizonte esperanzador y no nos queda otra que seguir esperando a que a alguien, a alguien con algo de poder, se le ilumine la bombilla y de con la tecla adecuada para sacarnos de donde estamos.

Parece evidente que las políticas de nuestro gobierno están siendo equivocadas, o al menos que no están fomentando la recuperación. En pos de la cuadratura del círculo presupuestario se están cargando toda la red económica del país y mucho me temo que aunque salgamos de esta situación lo haremos mucho más debilitados de lo que nunca estuvimos.

La virtud está en el punto medio, ya lo decían los filósofos griegos, un punto medio que debe de encontrar el equilibrio entre la austeridad y los incentivos a la economía y no aferrarse a unos conceptos de ahorro mal entendido que no están haciendo otra cosa más que llevarnos a la ruina más absoluta.

Confiemos, amig@, en que este año 2014 que está a punto de comenzar sea el del inicio del cambio de rumbo de nuestras políticas, más un deseo que una esperanza, porque si no acabaremos todos por tirarnos los zapatos a la cabeza.

Hipoteca a la europea

Por fin hacemos algo!!!

Por fin hacemos algo!!!

Parece que por fin somos europeos, pero de verdad, al menos en lo que se refiere a las hipotecas porque el Parlamente Europeo ha aprobado una nueva directiva referente a este producto financiero en virtud del cuál se intentan proteger los derechos e intereses de los consumidores ante los abusos habituales de las entidades financieras.

En este sentido, lo que más destaca de esta nueva directiva es el hecho de que se exige una información transparente y comparable, de manera que los consumidores puedan comparar en todo momento las ofertas de dos o más entidades financieras en lo que se refiere a la concesión de su hipoteca.

Con esto se pretende fomentar la competencia sana entre las entidades y garantizar así que los consumidores puedan disfrutar de las mejores condiciones en todo momento. Además, se añade que no se podrán vincular otros productos financieros, con lo que los hipotecados dejaremos de estar extorsionados por las entidades financieras al respecto.

Por otro lado, también se intentará potenciar la figura de la dación en pago en los contratos hipotecarios y garantizar que los bancos y entidades financieras denieguen las hipotecas en el caso en el que la capacidad de reembolso de la familia en cuestión no sea la adecuada.

Con esto último se intenta luchar contra la formación de una nueva burbuja inmobiliaria como la que nos ha traído al lugar donde nos encontramos y que tuvo su gran fundamento en la concesión indiscriminada de hipotecas durante años y años, que provocó un incremento artificial de los precios de la vivienda y que miles de familias se encuentren ahora en una situación desesperada.

En definitiva, es un intento de las autoridades políticas por conseguir dotar de sentido común a un mercado totalmente caótico, como es el hipotecario, un caos en el que nos hemos movido durante estos años sin que nadie haya querido hacer nada al respecto, por favores debidos o por intereses sobrevenidos.

Es evidente que con esta directiva no se resuelven todos los problemas, pero también está claro que al menos es un paso en la buena dirección, y como tal lo debemos de recibir, con moderado optimismo.

Ya no te puedes fiar ni del Euríbor

Hecha la ley, hecha la trampa

Hecha la ley, hecha la trampa

Hecha la ley, hecha la trampa, parece ser el modus operandi por el que se han guiado las principales entidades financieras que operan dentro de la Unión Europea, a juzgar por la sanción a la que han sido sometidas por manipular el Euríbor, principal índice de referencia hipotecaria dentro de la zona Euro, con lo que ello ha supuesto para la economía de miles y miles de familias, porque es evidente que estas entidades no lo manipulaban en su contra precisamente.

¿Cómo es posible que un índice tan importante pudiera verse manipulad de manera tan sencilla?

Pues muy fácil, basta con echar un vistazo al método de determinación del Euríbor para darse cuenta de que no hay que ser muy listo para idear la forma en la que se podía manipular. El Euríbor no es más que la media del tipo de interés al que se prestan las entidades financieras entre sí, es decir, basta con que unas cuantas entidades se pongan de acuerdo entre sí y utilicen tipos de interés ficticios para que el Euríbor esté ya manipulado.

De esta manera se garantizaban que las hipotecas se mantuvieran altas y que las familias siguieran pagando un elevado precio en sus cuotas mensuales ocasionándoles pingües beneficios de manera permanente a estas entidades.

Sin embargo, por una vez y sin que sirva de precedente, parece que al Comisión Europea ha estado hábil y ha dejado atrás la habitual concatenación de favores debidos para multar a estas entidades financieras por su práctica abusiva y en contra del tan cacareado libre mercado.

Y es que por mucho que nos cuenten milongas al respecto, nadie quiere libre mercado, especialmente no las grandes empresas que tanto lo exigen de cara a la galería. Ellos piden y piden autonomía, independencia, falta de regulación, pero siempre y cuando no les afecte a ellos de manera directa y no se vean perjudicados en su cuenta de resultados.

Por ello son los primeros que firman acuerdos anticompetencia entre ellos, los primeros que acuerdan precios, etc., así que no te dejes engañar por la propaganda del libre mercado porque éste ni existe ni podrá existir nunca, por mucho que nos empeñemos.

El vaso medio lleno o medio vacío

Hipotecas sí o no

Hipotecas sí o no

Todo en la vida depende del color del cristal con el que se mire, y claro, el mundo económico, en general, e hipotecario, en particular, no iba a ser menos, y estadística tras estadística nos damos de bruces con esta realidad que no hace sino demostrarnos que nada es ni blanco ni negro, ni podemos apostarnos la vida a que el vaso esté lleno o vacío.

Y es que el INE acaba de publicar los datos referentes al nuevo número de hipotecas constituidas durante el pasado mes de septiembre y el dato es realmente desalentador. Se ha producido una caída interanual del 30,9% para sumar un total de 41 meses consecutivos de caídas, algo que evita cualquier tipo de esperanza en cuanto a la recuperación del sector inmobiliario.

Sin embargo, y ahí la pequeña luz al final del túnel, para el que quiera soñar con ella, nos encontramos con que esta caída es menor que la que se produjo en el mes de agosto, cuando la caída fue del 41,7%, por lo que algunos agoreros de la buena fortuna, si se me permite la expresión, ya se han lanzado a calificar esta estadística de rotundo éxito general.

Sí que es cierto, sin embargo, que se pueden advertir algunos síntomas de mejoras, no muchos, no te vayas a pensar. El principal es que el importe medio de las hipotecas concedidas ha crecido ligeramente, lo cuál es una gran noticia porque supone que se empiezan a vender pisos de mayor valor, dado que las entidades financieras se cuidan muy mucho de conceder hipotecas por encima de un determinado porcentaje.

En concreto, nos encontramos con que tras los 95.702 euros, de importe medio para las hipotecas durante el pasado mes de agosto, en septiembre el sector cerró con 97.298 euros, aunque todavía estamos en datos negativos si nos fijamos en la comparación interanual, con una caída del 5,5%.

En definitiva, estamos mal, pero menos, o estamos bien, pero no tanto, tú eliges. Mi opinión es que el enfermo inmobiliario español no está, ni mucho menos, curado sino que todavía se encuentra en un claro estado de coma inducido, inducido por nuestro dinero canalizado a través de nuestros gobiernos.

El Supremo insiste en negar la validez de las cláusula suelo

Luchando contra lo imposible

Luchando contra lo imposible

Está claro que las cláusulas suelo, esas grandes desconocidas años atrás, se han tornado en protagonistas principales durante los años de la crisis como consecuencia de la caída del Euríbor y la desagradable sorpresa que muchas familias se han llevado cuando han comprobado como su cuota mensual no bajaba tanto como debería.

Las entidades financieras se han venido escudando en el hecho de que estas cláusulas suelo estaban debidamente informadas en los contratos hipotecarios, además de ser contrarrestadas por las cláusulas techo, sin detallar que las primeras eran accesibles y alcanzables en un mercado normalizado, mientras que las segundas eran totalmente inalcanzables.

De esta manera, las entidades financieras se aseguraban que las cuotas mensuales de las familias hipotecadas se incrementaran sin solución de continuidad con los aumentos del Euríbor, mientras que se garantizaban que cuando se producían caídas del Euríbor la bajada de la cuota no fuera tan importante, y siempre con un límite.

Pues bien, ahora el Tribunal Supremo, tras varias sentencias de Tribunales provinciales al respecto, ha sentado claramente las bases al fallar en contra de estas cláusulas suelo siempre y cuando no fueran lo suficientemente claras y no hubieran sido explicadas en detalle a los clientes.

En definitiva, el Tribunal Supremo no va contra la cláusula en sí, faltaría más que un tribunal impidiera una cláusula contractual de cualquier tipo, sino que contra el hecho de la falta de transparencia y de información, de manera que la entidad financiera hacía uso de su posición de poder ante sus clientes.

Con ello se demuestra una vez más que durante años y años las entidades financieras han campado a sus anchas por los terrenos pantanosos de sus propias trampas legales, aprovechándose de que la liquidez imperante y los bajos tipos de interés permitían a las familias no preocuparse en exceso por unos pocos euros arriba o abajo.

Sin embargo, las tornas cambiaron y de repente nos encontramos con la situación totalmente contraria, con la crisis todos miramos hasta el último céntimo y hemos empezado a darnos cuenta de determinadas actitudes abusivas de las entidades financieras que no hacían sino dañar nuestra economía familiar.

De hecho, si los bancos no hubieran producido tal sangría la crisis no hubiera sido tan dañina como ha terminado siendo.

¡Zas! En toda la boca

Draghi va por libre

Draghi va por libre

Si hay algo que no podemos negarle a Draghi es, sin duda, su enorme capacidad para sorprendernos con sus decisiones, unas decisiones que no dejan a nadie indiferente porque siempre van cargadas de un fuerte peso político y que no siempre coinciden con las previsiones de los analistas.

Antes de la última reunión del BCE la inmensa mayoría de los analistas, entro los que me incluyo, considerábamos que supervisor financiero de la zona Euro no se atrevería a hacer un mayor recorte en el precio oficial del dinero, ¡pobres ilusos!

En contra de lo que había sido tradición en las decisiones del organismo, el BCE decidió de manera sorprendente realizar un nuevo recorte en el tipo de interés, haciendo caso omiso de los malos augurios sobre el posible incremento de la inflación, algo que sí está subyacente a la incipiente recuperación económica.

La cuestión es que Draghi y su equipo han decidido apostar por el crecimiento y por el riesgo controlado que permita que la recuperación se empiece a sentir de alguna manera en la población, antes que por el miedo absoluto al abismo de la inflación y a la sempiterna obsesión por las cifras macroeconómicas.

Porque no podemos olvidar que lo que verdaderamente importa a la población es lo que nos llega, la microeconomía, nuestras transacciones del día a día más que las grandes cifras que, en el fondo acaban por no servir de nada cuando se trata de sobrevivir.

En cualquier caso, la consecuencia directa de la bajada del tipo de interés en la zona Euro es, evidentemente, la caída del Euríbor, ahora que todos pensábamos que ya no bajaría más, y con ello la reducción de las cuotas hipotecarias mensuales que pagan aquellos ciudadanos con hipotecas sin cláusula suelo.

Por ello, en los próximos meses empezaremos a ver nuevas bajadas del Euríbor, llegando incluso a caer por debajo del 0,5%, algo impensable hace apenas unos meses.

En definitiva, nos encontramos con un escenario propicio a pesar de que los bancos se siguen empeñando en destrozarlo a base de diferenciales abusivos que no hacen sino condenarnos a la pobreza permanente.

Mi hipoteca ya no baja más

A cuesta con la hipoteca

A cuesta con la hipoteca

Era algo que se veía venir pero ninguno queríamos verlo porque nos afanábamos por apurar nuestras esperanzas con la idea de que nuestras cuotas hipotecarias siguieran bajando y bajando sin límite, pero, amig@o, nada es eterno, y las rebajas de nuestras hipotecas menos aún.

Si hasta hace unos meses veíamos como todos los que disfrutábamos de hipotecas sin cláusula suelo pagábamos menos cada año, en una caída libre de las que te hacen disfrutar, ahora la cosa ha cambiado, y aunque en este mes de octubre sí que se ha apreciado una muy ligera caída, lo cierto es que esta tendencia tiende claramente a desaparecer.

Con el Euríbor en valores del 0,5% ya es imposible que caiga más salvo que el Banco Central Europeo decida seguir rebajando el tipo de interés para la zona Euro, algo que parece más que improbable, y más si empezamos a hacer caso a los primeros indicadores macroeconómicos que se nos presentan con valores positivos.

Ello nos hace pensar que en breve asistiremos a un incremento del tipo de interés de la zona Euro para evitar que la recuperación se traduzca, de una manera casi inmediata, en un efecto inflacionario que acabaría por arruinar la mejora, a la vez que haría que los alemanes sufrieran un permanente ataque al corazón.

Y es que no hay nada que de más miedo a un alemán que la inflación, como consecuencia de las reminiscencias del pasado que tanto daño ocasionaron a su economía y, como son un pueblo que sí aprende de sus errores, que no quieren volver a repetir bajo ninguna circunstancia.

Por tanto, es previsible que a principios del año 2014, seguramente antes del verano, asistamos a un incremento del tipo de interés con lo que el Euríbor comenzará a subir ligeramente y así disipar todas las esperanzas de nuevas bajadas en el futuro. No es probable, sin embargo, que la subida del tipo de interés para la zona Euro se produzca antes porque podría lastrar la incipiente recuperación.

En definitiva, despídete amig@ de las reducciones de tu cuota hipotecaria y aguanta como puedas el chaparrón, de momento llovizna, que se nos viene encima.

No podemos pagar, ¿cómo no vamos a deber?

Por más vueltas que le demos...

Por más vueltas que le demos...

La deuda privada, principal causante de la crisis, parecía comportarse bien cuando se trataba de familias y particulares que debían sus hipotecas y préstamos personales, pero últimamente parece que esta tendencia se está empezando a romper con un crecimiento inequívoco de la tasa de morosidad de los préstamos de estos particulares.

Concretamente, la tasa de morosidad hipotecaria se encuentra ya en un 5,1% y todo apunta a que no hará otra cosa sino incrementarse como consecuencia de que la situación límite se sigue extendiendo en el tiempo, con cada vez más familias en situación cercana a la pobreza y a tener que elegir entre comer o pagar la cuota hipotecaria.

Así, la Asociación de Afectados por Embargos y Subastas calcula que para el año 2014 esta cifra de morosidad podría situarse en el 6%, como consecuencia de que cada vez hay menos hipotecas, y por tanto el porcentaje de deudores aumenta, a la vez que los ingresos de las familias siguen cayendo sin solución de continuidad.

El problema es que a medida que aumenta la mora el diferencial aplicado por las entidades financieras se incrementa de manera proporcional, ya que las entidades financieras buscan su seguridad, sus garantías, para asegurarse el cobro o, al menos, ganar el suficiente dinero antes como para que le compense la pérdida final.

Pero el verdadero trauma de toda esta situación es una vez más el estado de las familias que están abocadas a seguir debiendo dinero a las entidades financieras hasta el fin de los tiempos, sin que parezca que pueda haber alguna solución en el corto-medio plazo. Todo ello provoca el estancamiento general del mercado inmobiliario y del consumo de las familias que sin renta disponible no tienen otra alternativa más que no gastar.

Y en este círculo vicioso nos encontramos anclados sin que parezca que ninguna autoridad o gobierno pueda hacer algo por remediarlo. Ya que al no haber consumo, no se genera crecimiento, y al no haber crecimiento no hay liquidez en la sociedad y al no haber liquidez no hay consumo.

Cavando nuestra propia fosa común

Nuestra fosa común

Nuestra fosa común

Son tiempos inciertos y confusos, de eso no hay duda, y basta con echar un vistazo a lo que está sucediendo con las hipotecas que se están concediendo para darnos cuenta de que la situación se nos está yendo claramente de las manos, convirtiéndose en nuestra propia fosa común.

El Euríbor se encuentra en mínimos históricos, y lo que podía ser una buena noticia se está convirtiendo en pésima como consecuencia de la actitud de las entidades financieras que están intentando proteger sus beneficios con diferenciales muy elevados.

El problema es que estos diferenciales a día de hoy no son un problema, pero lo serán en el futuro. Hoy, con unos diferenciales altos las familias están pagando intereses que rondan el 2,5-3%, perfectamente asumible y entendible como un buen tipo de interés.

Pero, ¿qué sucederá cuando el Euríbor recupere unos valores normales?

Imaginemos que nos encontramos en un escenario con un Euríbor sobre el 2,5%. Entonces estaríamos hablando de tipos de interés en las hipotecas, una vez añadido el diferencial, que oscilaría entre el 4-5%, sino más. En esa situación las familias que podían permitirse un interés del 3% es probable que no puedan con el 5%.

Por tanto, sin saberlo, y ante la connivencia de los poderes políticos que están permitiendo que las entidades financieras, otra vez, vuelvan a hacer lo mismo que ya hicieron con la ciudadanía antes de la crisis, y están sentando las bases de una nueva crisis financiera.

La solución sería relativamente sencilla ya que bastaría que el Gobierno limitara por ley los diferenciales a aplicar sobre el Euríbor en las hipotecas, al menos en aquellas entidades que han recibido dinero público para poder sanear sus cuentas, porque si no los ciudadanos nos quedamos con la sensación de que nos están tomando el pelo.

Básicamente, hemos desembolsado nuestro dinero en forma de impuestos para que las entidades financieras fueran salvadas y saneadas, y ahora nos encontramos con que éstas, lejos de intentar devolver parte de la ayuda que recibieron se están enrocando en una posición difícilmente asumible por una economía que se encuentra en el camino de la salida de su letargo.

Polémica con la herencia del IRPH

¡Alto, peligro!

¡Alto, peligro!

Probablemente si te hablo del IRPH me mirarás sorprendido y no sabrás muy bien lo que te estoy contando, o bien al contrario, mostrarás toda tu indignación contra todo lo que se mueva porque llevarás años y años sufriendo las consecuencias de los incrementos de este índica que no hace sino dañar las economías domésticas de una parte de los españoles, concretamente un 13% de las familias hipotecadas cuyos préstamos están referenciados a este índice.

Pero, ¿cómo se calcula exactamente el IRPH?

Se trata de una especie de media de los tipos de interés ofrecidos por los bancos o cajas, es decir de una cesta de entidades financieras con un tipo de préstamo similar se realiza la media y ese resultado es lo que arroja el IRPH.

¿Cuál era el problema con este índice?

A diferencia del Euríbor que viene marcado por el mercado y, por tanto, no es manipulable, o al menos no de manera sencilla, el IRPH puede sufrir variaciones en función de los intereses de las propias entidades financieras que son, al fin y al cabo, las que facilitan la información al organismo que se encarga de publicar este índice.

De esta manera se puede conseguir que durante todos estos años de crisis, en los que el Euríbor ha estado bajando de manera sistemática, el IRPH, por su parte, no ha sufrido más que aumentos. Por ejemplo, mientras que el pasado mes de agosto el Euríbor estaba situado en un más que apetecible 0,542 nos encontrábamos con un IRPH en el 3,911, para las Cajas y en el 3,298 para los bancos, una media de tres puntos porcentuales de diferencia.

Ante estas diferencias claramente abusivas, la Unión Europea determinó la supresión de este índice y su sustitución por otro más transparente. El problema es que lejos de atender esta transparencia ahora el Gobierno español ha actualizado el índice de manera que sólo las hipotecas que llevaran una cláusula al respecto podrán recalcularse en base al Euríbor. El resto se mantendrán como hasta ahora añadiéndole, por si fuera poco, un diferencial discrecional del propio banco.

En definitiva, el Gobierno ha dejado una nueva oportunidad de demostrarnos que los políticos no se deben a las entidades financieras que, según sigue pareciendo, son las que de verdad gobiernan este país.

¿Cuándo tocaremos fondo?

Más caída, es la guerra

Más caída, es la guerra

Lo malo de las estadísticas es que si quieres que sean fiables tardan en llegar, cosas del rigor, supongo, y ahora nos encontramos con que acabamos de conocer los datos de las hipotecas contratadas durante el pasado mes de julio y no tenemos que otra que llevarnos las manos a la cabeza al encontrarnos con la certificación de que todo lo que pensábamos se había hecho realidad.

Durante el séptimo mes del año se firmaron un total de 13.777 préstamos únicamente, lo que supone un caída del 42,7% con respecto al mismo período de hace un año, es decir, que en apenas 12 meses se han firmado la mitad de hipotecas, en un momento en el que se suponía que se empezaba a vislumbrar la recuperación nos damos cuenta de que no solo estamos muy lejos de ello, sino que seguimos cayendo en picado y sin solución de continuidad.

Para que podamos tener los datos en perspectiva hay que recordar que el máximo durante la burbuja inmobiliaria, allá por enero de 2007, fue de 124.826 hipotecas, una auténtica barbaridad de caída, un desplome que no hay economía que pueda llegar a aguantarlo por muy fuerte y sólida que ésta sea.

Y es que uno de los problemas con los que se está enfrentando la economía española a la hora de replantearse una posible recuperación se centra precisamente en esta falta de crédito, de financiación, que nadie parece estar dispuesto a resolver. Y no solo eso, porque además de haber poca financiación esta es artificialmente cara.

En un escenario en el que nos encontramos con un Euríbor por los suelos, a punto de cerrar el mes de septiembre ligeramente por encima del 0,5% tenemos que el importe medio del tipo de interés de las hipotecas se disparó en el mes de julio al 4,4%, es decir, un diferencial de casi 4 puntos porcentuales, un auténtico robo a mano armada.

En definitiva, hasta que el sector financiero español no empiece a comprender que debe de iniciar la rebaja del coste de la financiación y a conceder préstamos con naturalidad no podremos empezar a plantearnos la recuperación de una manera seria.