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Facua contra la cláusula suelo

Facua lidera la acción contra las cláusulas suelo

Facua lidera la acción contra las cláusulas suelo

La cláusula suelo se ha convertido en uno de los objetivos fundamentales de la lucha contra los abusos en los contratos hipotecarios que las entidades financieras han venido realizando de una manera totalmente irresponsable y sin ningún tipo de control por parte del gobierno de turno.

Unas cláusulas que han impedido a los consumidores beneficiarse de las importantes bajadas del tipo de interés que se ha venido produciendo en estos años, con lo que se podrían haber ahorrado un buen dinero. Desde mi punto de vista, eso sí, no veo la cláusula suelo como algo malo en sí mismo, sino solo en comparación con su némesis que no es otra que la cláusula techo.

Es decir, el verdadero abuso no se encuentra en el hecho de que exista o deje de existir la cláusula suelo sino que ésta no guarda ninguna correlación con la cláusula techo, de manera que la segunda es prácticamente imposible de alcanzar mientras que la primera sí se encuentra en un rango razonable, como ha quedado demostrado con los hechos.

De cualquier forma, y volviendo a la noticia, resulta que la Asociación de Consumidores Facua ha lanzado un simulador en su página web que se encarga de calcular el dinero que la familia hipotecada se podría haber ahorrado de no haber tenido firmado en su contrato la cláusula suelo.

Se trata de un simulador realmente clarificador y que no deja lugar a ningún género de dudas en el sentido de que las familias hipotecadas se podrían haber ahorrado un buen dinero si hubieran tenido la oportunidad de que el tipo de interés de sus hipotecas bajara con el Euríbor.

Con esta iniciativa, Facua intenta que las familias hipotecadas que se encuentran presas de esta cláusula se unan en denuncias colectivas que ayuden a hacer fuerza contra este tipo de cláusulas que tanto daño están haciendo a estas familias.

Hay que recordar que ya existen diversas sentencias de diferentes tribunales en contra de estas cláusulas por considerarlas abusivas para con las familias que se sometieron a ellas sin conocer con exactitud la dimensión de las mismas.

La levitación existe. Deuda, hipotecas y bancos.

¡¡¡Arriba las manos!!!

¡¡¡Arriba las manos!!!

La prima de riesgo española se está relajando, lo que hace que los intereses que pagamos por la deuda emitida sean muy inferiores a los que tuvimos que sufrir el año pasado, cuando el rescate se daba por cosa hecha. Esto, a primera vista, parece una buena noticia, pero como soy de esa clase de gente (rara, muy rara) a la que le gusta hurgar en los datos en vez de lanzar maldiciones, resulta que la buena noticia no es para tanto, o al menos deja un poso de preocupación si se mira con detenimiento. ¿Y por qué?

Porque estamos demostrando que la levitación existe. Por estamos demostrando que el pintor que se cae de la escalera mientras pinta un techo podría haberse agarrado de la brocha para no golpearse con el suelo. ¿Estoy de coña? Ojalá. Atentos a la jugada:

Según las estadísticas de deuda del Estado, publicadas por el Banco de España,  las entidades financieras españolas habían suscrito nada menos  que 224.378 millones de euros, que supone un 33,7% del total de la deuda viva y bate todas las plusmarcas hasta la fecha. Por si esto fuera poco, esta cifra representa un incremento de más de un 8,2% respecto a los 207.300 millones del mes anterior.  O sea, que los bancos sí que tienen dinero, y lo prestan, 17.000 millones de euros en un mes, pero no para nuestras hipotecas, sino todo y hasta el último céntimo para deuda pública.

Por tanto, levitamos. El Gobierno rescata a los bancos, y los bancos a su vez rescatan al Gobierno, de modo y manera que si un día se nos pasa por la imaginación dejar de pagar la deuda. lo primero que saltará por los aires será nuestro sistema financiero, llevándose por delante los ahorros de los españoles, sin fondo de garantía ni remisión posible.

Y es que el mecanismo sería de chiste si no estuviese detrás nuestra tragedia. Lo describo en pocas palabras:

– Los bancos piden dinero prestado al BCE a un tipo de interés del 0’5%, y ofrecen como garantía ante elkl BCE la deuda pública del Estado.

– Con ese dinero que obtienen del BCE a un 0,5%, los bancos compran deuda pública de España al 4% de interés. Ese 4% l0 pagamos todos.

-Los bancos, sin mover un dedo, sin dar una sola hipoteca y sin correr riesgos, se embolsan un 3’5% por su cara bonita.de lo comprado.

– Y como han comprado deuda pública, que el BCE acepta como garantía, vuelven al BCE y piden más dinero para comprar más deuda.

¿Lo veis? Perfecto.

Un negocio glorioso y sin riesgo. Paga el Estado, y encima, para más recochineo, cuando los bancos tienen problemas son rescatados por ese mismo Estado, que para eso está y para eso debe el favor de no haber tenido que aceptar las condiciones de Bruselas.

Se trata, amigos, del mayor atraco de todos los tiempos.

Por eso me cabreo tanto cuando la gente gasta sus energías en hablar de pufos de cuatro perras, que en el fondo son el cebo con que nos mantienen entretenidos, mientras el dinero de verdad se lo llevan a la vista, por la cara, y por la puerta grande…

Ya está bien de chorradas y vayamos de una vez a lo grande, a los sustancioso. Como hacen ellos…

Se acabaron las hipotecas multidivisas

Nulidad o seguir cayendo, he ahí la cuestión

Nulidad o seguir cayendo, he ahí la cuestión

En los años más importantes de la burbuja inmobiliaria, los que fueron de 2005 a 2007 se popularizaron las hipotecas multidivisas porque ofrecían unas condiciones más que interesantes, en el sentido en el que la cuota se pagaba en una moneda distinta al Euro, y siempre con un tipo de cambio muy favorable a éste.

Lo cierto es que en aquellos años todos los que contrataron una hipoteca multidivisas parecían las personas más inteligentes y avispadas. Sin embargo, con elpaso de los años y el estallido de la burbuja inmobiliaria parece que la cosa fue cambiando de manera drástica.

Los mismos que unos años antes se beneficiaban del juego del tipo de cambio y del tipo de interés, ahora se veían abocados a cuotas inasumibles porque el Euro salía perdiendo contra las monedas de referencia de estas hipotecas, generalmente el Yen.

Sin embargo, ahora vuelven a estar de enhorabuena ya que la jurisprudencia española permite anular los contratos de las hipotecas multidivisas por vicio en el consentimiento, es decir, porque se trata de un producto financiero complejo que no debería de estar dirigido al conjunto de la sociedad, sino solo a expertos financieros que conocen perfectamente los riesgos.

El problema es que los bancos y las entidades financieras se han cuidado muy mucho de dar publicidad a este hecho y nadie se ha enterado de que ya ha habido varias sentencias al respecto garantizando el derecho de las personas que firmaron estas hipotecas.

Pero ahora que ya se ha hecho público a través de el periódico El Mundo llega el momento en el que todos los afectados puedan ir a su banco y reclamar la nulidad de su hipoteca multidivisa, aunque con una salvedad, ya que para poder solicitarla se debe de estar dentro de los cuatro años posteriores a la firma del contrato.

Las personas que firmaron sus hipotecas en 2005, por ejemplo, ya estarían fuera de esta posibilidad y tendrán que seguir sufriendo las consecuencias de un mal asesoramiento y de un querer ver la gallina de los huevos de oro antes que nadie. Unos huevos que ahora han explotado dejando un verdadero estropicio en su economía doméstica.

Por qué se esperan nuevas bajadas en el precio de la vivienda

Panorama del asunto...

Panorama del asunto...

El precio de la vivienda no parece encontrar un soporte en el que detener su caída. El dato, que en sí mismo no debería tener mayor relevancia, resulta que es de máxima importancia por ser en vivienda donde se concentra un porcentaje muy alto de la riqueza de los españoles y por afectar directamente a los balances de los bancos, que tienen también una parte sustancial de sus garantías invertidas en ladrillo.

Así las cosas, cada nueva bajada de la vivienda facilita, en teoría, el acceso a este bien de primera necesidad por parte de los que no la tienen, pero supone un clavo más en el ya de por sí siniestro ataúd de nuestra economía. Cada vez que baja la vivienda, las familias se sienten un poco más pobres (el famoso efecto riqueza) y menos predispuestas a gastar, y los bancos se asustan un poco más por las cantidades que deben provisionar y por los agujeros que aparecerán en sus cuentas con cada nuevo impago.

Pero veamos ahora por qué baja la vivienda y por qué algunas firmas de análisis, como la británica Capital Economics, o la consultora española Acuña y asociados, pronostican que las bajadas continuarán hasta un 30% o incluso un 50%, llegando a alcanzar los niveles de 2002.

-Desempleo: mientras no baje el vergonzoso nivel de desempleo de nuestra economía, será imposible reactivar el sector a través de la demanda.

-Deuda pública: si el Estado absorbe el dinero disponible a un tipo de interés superior al que pagan los particulares, la banca no tiene incentivo alguno para abrir el crédito a las familias, y menos aún para conceder hipotecas.

-Exceso de oferta: el exceso de oferta de los años anteriores no ha podido ser compensado todavía, y de hecho se ha visto agravado por la pérdida de población debida a la crisis económica.

-Segunda vivienda: la penalización que sufren las segundas viviendas por la reforma eléctrica  obliga a algunos propietarios a poner a la venta su segunda vivienda, lo que agrava el problema anterior.

-Caída de los salarios: las viviendas se venden, al final, por lo que la gente puede pagar, y la caída de salarios en España, un hecho cierto y poco discutible, hace que la demanda sea más débil y a precios menores.

Lo gracioso del asunto, si me permitís usar semejante palabra, es que el mayor propietario de viviendas en España es el Sareb, el banco malo, y ese es de todos. Así que encima, la pérdida la pagaremos a escote…

¿Dinero al 0,25%?

La vaca que no da leche, sino dinero

La vaca que no da leche, sino dinero

¿Te imaginas el dinero al 0,25%? Pues puede que estemos más cerca de ese escenario de lo que nos pensamos a juzgar por las palabras de Mario Draghi tras la reunión del mes de julio del Banco Central Europeo, y el análisis que acaba de publicar la sección de estudios de Bankinter, en función del cuál prevén que el tipo de interés quedará fijado en un cuarto de punto antes de final de año.

¿Qué repercusión tendrá ello en los ciudadanos?

La más evidente es que el dinero seguirá estando barato y, por tanto, el Euríbor por los suelos. Bankinter considera que el indicador no superará el 1% ni este año 2013 ni el próximo año 2014, y presenta dudas de que lo vaya a hacer durante el año 2015, lo que supone un auténtico alivio para las familias hipotecadas.

El problema es que los nuevos créditos hipotecarios no se están beneficiando de esta opción porque las entidades financieras están inflando los intereses que cobran con los diferenciales que aplican, con lo que ellos siguen ganando las mismas cantidades.

¿Cuál es el problema de estos diferenciales?

De lo que nadie, o poca gente, se está dando cuenta es de que nos estamos acercando a una nueva catástrofe sin solución de continuidad. Tan pronto como la economía empiece a mejorar y el tipo de interés de la zona Euro crezca, nos encontraremos con un Euríbor más elevado.

¿Qué pasará cuando se apliquen los diferenciales de 4-5 puntos sobre un Euríbor normal de 2,5-3%?

El desastre más absoluto, ya que la inmensa mayoría de las familias españolas no podrán pagar sus créditos y estaremos abocados de nuevo a una crisis financiera, a un rescate,…, ¿te suena de algo?

En definitiva, parece que no aprendemos de nuestros errores y que seguimos cayendo en ellos como si no nos importara. Estamos intentando salir de una crisis financiera poniendo los cimientos para otra nueva, al igual que salimos de la crisis de los 90 poniendo los cimientos de la burbuja inmobiliaria, es decir, fabricando la crisis que ahora nos asola.

Pero uno se pregunta, ¿entonces para qué están los que nos gobiernan? ¿No te has preguntado eso alguna vez?

La cuenta que hicimos con la hipoteca del piso

No va bien...

No va bien...

La mayor parte de la gente que tiene problemas con su hipoteca puede encontrar la causa de sus apreturas en dos tipos de razones: o cuentas mal hechas, o vicisitudes personales.

Cualquiera de los dos grupos de motivos puede achacarse a una raíz más profunda: un margen ajustado, que aumenta el riesgo.

Los que hemos estudiado sabemos muy bien que prepararse la mitad de la materia para un examen no te garantiza un cinco, o un aprobado raspado, sino que la mayor parte de las veces te conduce al desastre. Y sin embargo, a la hora de calcular sus posibilidades para hacer frente a una hipoteca, ese fue el sistema de cálculo que emplearon demasiados españoles.

Una pareja cualquiera, con dos sueldos de mil doscientos euros cada uno, no puede hipotecarse por setecientos euros. En teoría, no hay problema, porque si los ingresos son de dos mil cuatrocientos, quedan mil setecientos euros libres al mes, pero luego, en la práctica, si uno de los dos pierde su empleo, resulta que tenemos quinientos euros disponible para vivir, y ahí hay que meter todos los demás gastos comprometidos, el mantenimiento de la vivienda, los recibos de los suministros, y ese pequeño detalle que se llama comer.

¿Y se podía decir, a primera vista, que era una imprudencia? No, pero lo era.

Y podía surgir un traslado, o un divorcio… Podían surgir muchas cosas, más o menos probables, que seguramente no se tuvieron en cuenta en su justa medida, máxime cuando una hipoteca es un compromiso para treinta años y en semejante espacio de tiempo pueden llegar a ocurrir muchas cosas, tanto las probables como las improbables.

La otra causa habitual de ahogo son las cuentas mal hechas. La frase que mejor expresa este agujero contable es “hoy en día es mucho dinero setecientos euros, pero como la vida sube, en pocos años será una miseria”. A esa idea se agarraron y nos agarramos muchos, pero cuando la crisis nos condujo a la bajada de tipos, enseguida nos dimos cuenta de que la realidad iba a ir por el camino contrario: la deflación.

La bajada general de precios y salarios ha hecho que, sobre todo los autónomos, hayan visto reducido su nivel de ingresos. Bajan los precios para poder competir, bajan los salarios, y los setecientos euros que pagábamos hace seis años son más duros de pagar hoy en día, porque en realidad son más dinero.

¿Tiene pinta la cosa de mejorar en ese aspecto? Pues no. La inflación que padecemos nos viene, sobre todo, de la energía, de esa electricidad y esa gasolina que pagamos a precios cada vez más caros pero que, mala suerte, no vendemos nosotros.  El dinero que sale de nuestros bolsillos no va al tendero, ni al profesional de la esquina: va a los saudíes, a los exministros del las eléctricas, ya los impuestos.

Y así, no, ni de broma. Así no vamos a ver descender el peso de nuestras cuotas.

Todo nuestro gozo en un pozo

Que poco dura la alegría en la casa del pobre

Que poco dura la alegría en la casa del pobre

Si hace unas semanas nos las prometíamos muy felices con la ley antidesahucios andaluza en función de la cuál la Junta podía expropiar las viviendas a las entidades financieras en determinadas circunstancias con el objetivo de salvaguardar a las familias con menos recursos.

Esta ley fue muy bien acogida por los colectivos de izquierdas y aquellas asociaciones que llevan años luchando para paralizar los desahucios en general porque significaba una victoria en su lucha y les abría el camino a una posible recuperación de la esperanza.

Sin embargo, el Gobierno central, aludiendo a un conflicto de competencias, aunque más bien parece un problema de lealtad a las entidades financieras que les pagan las campañas electorales, recurrió esta ley ante el Tribunal Constitucional, órgano que ahora ha decidido suspender temporalmente la aplicación de esta norma hasta que pueda decidir al respecto.

Con ello muchas familias en serias dificultades económicas que se aferraban a esta norma como su única tabla de salvación posible quedan ahora en un limbo legal en manos de las entidades financieras a las que adeudan su hipoteca que estará en disposición de poder iniciar el proceso de desahucio.

El Tribunal Constitucional ha tomado esta decisión sobre la base de la posible vulneración del derecho a la propiedad privada, ya que la expropiación lo que hacía era usurpar la propiedad de la vivienda a las entidades financieras de manera temporal.

Era evidente que las entidades financieras de este país no se iban a quedar de brazos cruzados y que iban a mover todos sus hilos para conseguir que esta ley no les impidiera gozar del pleno poder sobre sus propiedad.

Se trata por tanto de una situación muy esclarecedora, ya que nos encontramos con un gobierno autonómico que está intentando ayudar a las familias más desfavorecidas, sin pensar en las consecuencias que ello pueda producir sobre los poderes económicos, y un gobierno central que prefiere defender los intereses de los más poderosos antes de intentar ayudar a las familias con menos recursos.

Que cada cual saque sus propias conclusiones pero creo que están bastante claras a juzgar por las acciones de unos y otros.

Draghi vuelve a descolocar a todo el mundo

Mario, el poderoso

Mario, el poderoso

Está claro que si algo se le puede reconocer al presidente del BCE, Mario Draghi, es que nunca deja a nadie indiferente y que siempre ofrece una sorpresa en sus comparecencias, porque cuando nadie lo esperaba se ha despachado con una noticia de alcance que ha conseguido tranquilizar, dentro de lo posible, a los mercados.

En su comparecencia tras la reunión del Consejo de este primer jueves de julio anunció que el dinero en la zona Euro iba a seguir en valores bajos, al menos hasta que la recuperación comenzara a notar de una manera real y verdadera, hasta que ésta comenzara a llegar a la economía real, a la de verdad, a tu bolsillo y al mío.

Sin embargo, tampoco podemos empezar a celebrarlo, porque este dinero barato, que en principio nos debería de alegrar en realidad sólo sirve de manera retórica porque las entidades financieras se están preocupando de evitar que un dinero por los suelos les pueda perjudicar a su margen de beneficios.

Así, las nuevas hipotecas, que podrían beneficiarse de un Euríbor bajo y de la eliminación paulatina de la cláusula suelo, se encuentran con unos diferenciales realmente abusivos que hacen que al final las hipotecas sigan siendo caras. Unos diferenciales que ahora, con el Euríbor tan bajo, pueden ser asumibles pero que dejarán de serlo en cuanto el indicador empiece a dispararse de nuevo.

Los únicos beneficiados de esta medida serán las familias que ya cuenten con una hipoteca, porque se garantizarán que, al menos de momento, sus cuotas no subirán o incluso bajarán, en función de la cláusula suelo que puedan tener firmada en sus hipotecas. Con ello se consigue cierta estabilidad en el medio-largo plazo.

Pero volvemos a darnos de bruces con la misma realidad de siempre, y es que hasta que no se produzca una liberalización real del crédito para familias y pequeñas empresas la economía real no se podrá recuperar y seguiremos condenados a vagar por la recesión como almas en pena, recibiendo discursos de todo tipo que no hacen sino irritar más a la población que percibe que nadie mira por sus intereses.

Y seguimos cayendo, y cayendo, y volviendo a caer

Y las hipotecas siguen cayendo

Y las hipotecas siguen cayendo

El Instituto Nacional de Estadística ha vuelto a certificar la paupérrima situación en la que nos encontramos con una concesión de hipotecas que pone de manifiesto donde tenemos el verdadero problema de nuestra economía, que pasa por la falta casi absoluta de crédito.

Así, según los datos que publica periódicamente el INE nos encontramos con que durante el mes de mayo se constituyeron un total de 17.508 hipotecas, lo que supone una caída de un 18,1% en tasa interanual, es decir, comparando la cifra con el mismo mes de un año antes.

Con esta caída, el indicador ya acumula un total de 36 meses de caídas consecutivas, lo que es un auténtico récord y debería de poner la voz de alarma en todas las administraciones a la hora de exigir de las entidades financieras cierto rigor a la hora de conceder hipotecas o, al menos, de financiar a las pequeñas y medianas empresas.

Como único dato positivo, cabe mencionar que la caída interanual es algo inferior a la que se sufrió durante el mes de marzo, cuando la caída fue del 34,1%.

Por otro lado, en cuanto al importe medio de las hipotecas nos encontramos con un valor de 94.023 euros, realmente bajo si lo comparamos con los años de bonanza económica cuando la hipoteca media superaba ampliamente los 150.000 euros, lo que demuestra la situación en la que nos encontramos.

Y otro de los indicadores que deja bien a las claras la situación en la que nos encontramos es la del diferencial aplicado por las entidades financieras sobre el Euríbor, que en abril, y según los datos del INE, llegaron hasta el 4,75%.

En definitiva, nos encontramos con una situación a la deriva, en la que las entidades financieras no conceden ningún tipo de crédito y cuando lo hacen aplican unos diferenciales realmente abusivos que no hacen sino condenar a las pequeñas familias ahorradoras que quieren plantearse la compra de una vivienda.

Esta situación está acabando por condenar al sector inmobiliario que no es capaz de vender sus inmuebles vacíos, en parte porque no hay compradores, pero en gran parte porque no hay crédito para los compradores que pueda haber.

Lo que dicen que ahorran y lo que no vemos

El sargento ya se cachondea de nosotros...

El sargento ya se cachondea de nosotros...

La secuencia lógica está clara: mientras el Estado gaste más de lo que ingresa, emitirá deuda pública, y mientras el Estado emita deuda pública, a los bancos les resultará más interesante prestarle el dinero al Estado que dárnoslo a nosotros o a las empresas en forma de créditos o de hipotecas. Así las cosas, resulta que hasta el Corte Inglés ha tenido que acudir por primera vez en su historia a una emisión de deuda.

Sí, habéis leído bien: la vieja broma bancaria de que “si un día entra por la puerta el director del Corte Inglés le dices que no es lo bastante solvente” se ha convertido en realidad. Aquí tenéis el enlace para que podáis haceros cruces tranquilamente y pensar en qué casos le prestarán dinero a cristalerías Benito o a  instalaciones Manolo.

Y entonces, ¿qué pasa con el gasto público?

Nada. Que diga lo que diga la vicepresidenta sobre que ha llegado el momento del sacrificio de los políticos, todo es una pantomima para que las cosas sigan igual, y hasta se han reunido Rajoy y Rubalcaba para acordar qué se toca y qué no se toca. Eso, y no otra cosa, es el cacareado acuerdo entre los grandes partidos sobre la reforma de las administraciones.

Como ejemplo de lo que tenemos, os cito un dato que he encontrado por ahí: “La Conselleria de Sanidad valenciana tiene empleadas a 1.500 personas, de las cuales 164 son telefonistas, 116 electricistas, 18 pintores, 2 fotógrafos, 80 calefactores y 34 costureras. ¿Cómo creen que un país puede funcionar así? Y con un 22% de absentismo.

Así, por supuesto, no se puede reducir el gasto público, y ni siquiera se plantea la opción de corregir ese tipo de barbaridades, porque hacerlo de veras repercutiría sobre el empleo.

¿Os dais cuenta del eufemismo? Repercusión sobre el empleo. Sí, claro, por supuesto, porque echar enchufados a la calle, repercute sobre el empleo. Porque echar asesores a la calle, de los que se nombran a dedo y cobran una media de 60.000 euros al año, repercute sobre el empleo, porque preguntarse por qué los profesores universitarios obtienen su plaza en oposiciones a las que no se presenta nadie más, repercute y mucho, sobre el empleo.

Lo único que no repercute sobre el empleo es dejarlo todo como está, absorber todo el dinero disponible del mercado y ver cómo los demás rabian y lloran en busca de una financiación o una hipoteca que ni llega ni se la espera.

El crédito sigue cayendo sin parar

No hay quien llegue a conseguir crédito

No hay quien llegue a conseguir crédito

Está claro que de esta no saldremos pronto a juzgar por los datos macroeconómicos que escuchamos un día sí y otro también, y por supuesto, por la gran lacra de nuestra crisis como es el crédito hipotecario y el sector inmobiliario en general.

Nos encontramos con que cada nuevo dato publicado es peor que el anterior, y así ya llevamos cuatro años, con lo que uno la verdad es que ya no puede esperar nada bueno, sólo ir a peor, lo cuál es bastante triste se mire por donde se mire.

Lo último ha sido el saldo vivo del crédito hipotecario que publica periódicamente la Asociación Hipotecaria Española (AHE) y que ha vuelto a demostrar que las entidades financieras tienen el crédito totalmente congelado y sin solución de continuidad hacia una mejora inminente.

Concretamente, y en lo que se refiere a los datos del mes de abril, nos encontramos con una descenso del 13,95% en el saldo vivo mantenido por las entidades financieras, es decir, el crédito que mantienen los clientes con estas entidades, una caída similar a la del mes de marzo, cuando el descenso fue del 13,99%.

El problema es que parece que la caída no tiene fondo ya que por mucho que caemos un mes, al siguiente volvemos a caer lo mismo o incluso más, lo cuál nos demuestra que todavía hay camino para la caída sin que podamos hacer nada al respecto, al menos eso es lo que parece.

Si hablamos en cifras absolutas, en dinero, tenemos que el descenso en el mes de abril, en comparación con abril de 2012, la caída fue de 134.868 millones de euros, mientras que en términos intermensuales, es decir comparando los datos de abril con los de marzo, el descenso fue de 7.132 millones de euros.

En definitiva, que lejos de iniciar la recuperación seguimos ahondando en la depresión, en la recesión, en la caída libre o como lo quieras llamar, sin que ningún gobernante de la zona Euro parezca tener la varia mágica para conseguir solucionar el problema, y mientras tanto los grandes perjudicados, los que seguimos pagando el pato, somos los ciudadanos de a pie.

43.853 desahucios en 2012

La desolación

La desolación

Aunque el Consejo General del Poder Judicial advierte que esta cifra es una estimación, hay que reconocer que se trata de una mejora respecto a la absoluta opacidad que se manejaba hasta ahora.

Mejora la información, pero no el problema.

Las causas son muchas y ya las hemos tratado aquí en bastantes ocasiones, pero el hecho es que hay casi cincuenta mil familias que se han quedado en la calle y con la deuda puesta. Como sabéis, soy absolutamente contrario a que se pueda uno deshacer de las deudas por el simple procedimiento de pasárselas a otro, ya sea este otro Perico de los Palotes o un banco de esos que ahora son satánicos y antes nos alegraban el año, pagando la casa, el coche y las vacaciones.

Pero al mismo tiempo que me opongo a que las deudas se traspasen como un billete falso, me opongo también a un sistema financiero en el que no hay segunda oportunidad, ni posibilidad de remisión, y en el que los más cómodo, lo más prudente y lo más seguro es no hacer nada, no emprender nada y no arriesgarse a nada.

Aunque parezca que me salgo del tema, no lo hago: la economía española va cuesta abajo porque todo el mundo quiere un empleo pero no hay nadie dispuesto a crearlo. Vamos de culo porque alrededor de las universidades americanas, por ejemplo, nacen y mueren centenares de empresas que los estudiantes van creando a medida que los conocimientos recién adquiridos les inducen ideas.

¿Y aquí? Aquí en torno a las universidades florecían como setas las academias de opositores, porque todos esos conocimientos supuestos que imbuían las universidades en los estudiantes se convertían en ganas de ser funcionario y olvidarse de problemas más que en ganas de montar una empresa.

Es posible, sí, que seamos vagos, acomodaticios y esquivos al riesgo, pero lo cierto es que leyes como la hipotecaria, donde te comes al deuda para siempre y el riesgo es eterno, no ayudan a generar en España ni emprendedores, ni gente dispuesta a sumir riesgos. A lo único que esto ayuda es a conseguir que exista cada vez más gente instalada en la gigantesca estupidez de querer un trabajo por cuenta ajena al mismo tiempo que llama hijo de puta al que se lo ofrece.

La conclusión es la obvia: que el que tiene dinero no lo arriesga. Ni le hace falta ni le apetece que lo pongan a parir. Y el que no lo tiene, ni consigue que se lo presten ni acaba de atreverse a dar el paso, por los riesgos que conlleva.

Y al final la psicología lo es todo.