Archivo de la categoría: Hipotecas

¿Es rentable alquilar? (Un laberinto con veneno al fondo)

Molino socialista: el agua sube sola, mueve la rueda y todos salimos ganando.

Molino socialista: el agua sube sola, mueve la rueda y todos salimos ganando.

Amigos, la cuentas no me salen. El eterno enfrentamiento entre partidarios de la compra en propiedad y de la vivienda en alquiler se resuelve, desde mi punto de vista, en un punto muerto donde tengo la impresión que desfallece la lógica.

Vamos a ver.

Una hipoteca de un piso me costaría 900 € al mes, y un piso en alquiler me cuesta sólo 500 €. Muy bien. El piso nunca será mío pero me ahorro 400 € todos los meses, que son justo los que gasto en comer y en tomar un café los sábados que acaban en cuatro, que es todo lo más que me permite mi sueldo Kunta Kinte. Hasta ahí, sin problemas.

Pero el caso es que los pisos no se alquilan ellos solos, así que si miramos el asunto desde el lado del propietario, tenemos algo raro. ¿Alguien se cree que el dueño del piso está pagando 900 € de hipoteca por él y cobrando 500 al inquilino?, ¿alguien cree que asume todos los riesgos que un alquiler conlleva cobrando menos de lo que le cuesta el piso?

Aquí hay algo raro. ¿No os parece? Si alquilar es rentable para el inquilino, entonces no lo es para el casero, y si es rentable para el casero, entonces no lo es para el inquilino.

Si en lugar de hablar de casas hablamos de coches, quizás lo entendamos mejor. Una empresa de alquiler de vehículos, ¿a qué precio tiene que alquilar los coches? Al precio que le permita cambiarlos por otros nuevos al fin de su vida útil y que le deje al mismo tiempo un margen de beneficio. Si no fuese así, no sería una empresa de alquiler, sino Cáritas Sobre Ruedas.

¿Y entonces qué pasa con los pisos?

Pues creo que una de estas dos cosas:

-O que vivir de alquiler es una necesidad, pero nunca un buen negocio.

-O que los propietarios están alquilando los pisos que compraron en tiempos del abuelísimo, cuando costaban alrededor de 70 mensualidades de un sueldo medio (que es lo que costaba un piso hasta 1977)

En el primer caso, bueno será saberlo, para no contarse mentiras a uno mismo. En el segundo, bueno será saberlo también para hacerse idea de lo que sucederá con los alquileres cuando entren al mercado los que la gente ha comprado ahora.

¿O creéis que el que compró un piso por trescientos cincuenta mil euros lo va a poner en alquiler por quinientos?

Seamos serios y vayamos preparándonos.

Hipotecas y sartenes

Cuando salió el carné por puntos, sacaron el coche por puntos...

Cuando salió el carné por puntos, sacaron el coche por puntos...

En una ferretería antigua vi una vez un cartel que decía: “como el banco no vende sartenes, yo no presto dinero“. El letrero llevaba allí al menos cien años, o lo que es lo mismo, tanto como la propia ferretería.

Se trata, obviamente, de una de esas bromas castizas que se ponían por escrito en algunos establecimientos, pero en este caso recuerdo también que el dueño, un anciano socarrón, acabó cambiando el letrero antes de jubilarse pro otro que decía: “aunque el banco venda sartenes, toallas y cucharas, yo sigo sin prestar dinero

La costumbre de la banca de entrometerse en otras áreas de negocio para las que no tiene ni licencia ni conocimiento, no es nueva. Desde aquellas promociones en que regalaban ordenadores, toallas, juegos de cama, baterías de cocina, vajillas, cuberterías, sartenes, y todo lo que uno se pueda imaginar a cambio de renunciar a los intereses del dinero no ha pasado tanto tiempo, pero aún nos sorprendemos de que ahora la banca se haya convertido casi de repente en agencia inmobiliaria.

La banca, en España, ha creído desde siempre que tiene patente de corso para el más burdo intrusismo, y aunque a todos les hiciese gracia que regalase un juego de sartenes por un depósito de mil euros, al que había comprado las sartenes y sabía que le iban a enmohecer en el almacén no le hacía ninguna. Ni pizca.

Ahora resulta que muchos de nosotros pensábamos que siempre se podría vender el piso en caso de necesidad, si la hipoteca apretaba demasiado, y nos encontramos con que la banca vende y subasta miles de pisos de su propia cartera y que no da un duro en préstamo a nadie si no es para quitarse un poco de ese lastre. O sea, que o se lo compras a ellos, o lo pagas a tocateja.

Ahora resulta que nos chafa el negocio a nosotros, nos quita la liquidez a nosotros, y nos pone la soga al cuello a nosotros, aprovechando su tamaño y su fuerza para imponer sus condiciones. Y ya no nos hace tanta gracia.

La cosa empezó en las sartenes. Si no les hubiésemos tolerado aquello no habríamos llegado a esto. Pero aquello no era asunto nuestro, ¿verdad? Pues ahora, ajo y agua.

El coste real de la hipoteca (una piedra contra el aquiler)

Hipoteca vestida de alquiler, o viceversa...

Hipoteca vestida de alquiler, o viceversa...

A veces, por simplificar las cosas, o porque simplemente nuestras circunstancias nos enseñan que los datos macroeconómicos no son aplicables a nuestro caso, pensamos que el coste de una hipoteca es simplemente lo que pagamos por ella de intereses.
Con esta idea, nos dejamos convencer a veces de que cualquier remanente de dinero que tengamos puede estar bien empleado en bajar la cuota o en reducir el número de años, cuando lo cierto es que hay que tener en cuenta alguna variable más antes de tomar la decisión más interesante.
A mi entender, lo más importante, y que olvidamos muy a menudo, es que el dinero visto en dos puntos distintos de tiempo no es igual a sí mismo. Si l pensamos en general, todos entendemos que no son lo mismo cinco mil pesetas del año 2000 que treinta euros de hoy en día, pero en cuanto nos ponemos a aplicar esa idea, tan clara, a una hipoteca, parece que se nos nubla el entendimiento y ya no comprendemos que las cuotas que pagaremos en el futuro las haremos efectivas con dinero que valdrá mucho menos que el de hoy.

Y es que pasa siempre: las cosas obvias en general dejan de serlo en particular, como lo del ADN, que sabemos muy bien lo que es cuando vemos que un policía de una serie lo usa para descubrir a un criminal, y luego no tenemos ni idea de lo que es cuando hablamos de otras cosas que hoy no menciono porque me pilláis de buenas.

Pues con el dinero, lo mismo.

Una hipoteca a treinta años, por ejemplo, con una cuota de 1000 €, paga mil euros de hoy durante los treinta años, pero mil euros de hoy no serán la misma cantidad de dinero que mil euros del año 2020, y menos aún que mil euros del año 2040, los mismo que cinco mil pesetas de 1979 era muchísimo más dinero que treinta euros de hoy.

Lo que marca el verdadero coste de una hipoteca es la relación que exista entre el tipo de interés y el IPC.

En todo caso, el coste real de un hipoteca será el tipo de interés menos la inflación anual. Si el tipo de interés está por debajo del IPC, como ha sucedido durante todos estos últimos años, entonces la hipoteca sale gratis y hasta produce dinero. Y en ese caso, por supuesto, no vale la pena ni reducir cuota ni reducir años: lo mejor es meter el dinero en otra cosa, lo más segura posible, y lo más rentable que se pueda.
Ahí tenéis otra de las causas, una más, de la meteórica ascensión de los precios de los pisos: que pedir el dinero para comprarlos salía medio gratis. Más aún de lo que parecía, pues el IPC real estaba muy por encima del que nos contaban los estadísticos.

Y como el dinero era barato, subían los activos. Por eso ahora, cuando el dinero escasea, los pisos bajan. ¿Son más pequeños o están en peor sitio? En absoluto.  Lo que pasa es que hay menos dinero para comprarlos.

El día que nos convenzamos de que muchas veces el precio no tiene nada que ver con la cosa comprada. nos desenvolveremos mejor en esta sociedad que nos ha tocado.

Entre tanto, ojo al tema de hoy, proque los alquieleres se actualizan con el IPC, mientras que las cuotas de la hipoteca son constantes. Y sería curioso saber quién paga más al cabo de los 30 años.

¿Probamos a hacer las cuentas?

¿Quién se atreve?

La hipoteca puente (o acueducto)

Entre unas cosas y otras aún no han acabado de pagarlo...

Entre unas cosas y otras aún no han acabado de pagarlo...

Como siempre me lanzo al río contra corriente, iba a hablar hoy de los aspectos positivos de la política económica del Gobierno, pero no me ha parecido plan ser tan vago, y finalmente os traigo este otro tema, más centrado en lo hipotecario.

Se le suele llamar hipoteca puente a la que se realiza sobre la vivienda que tenemos en propiedad mientras la nueva vivienda, la que queremos comprar, está aún en construcción o no podemos acceder a ella por diversas razones.

La hipoteca puente solía tener una duración de un año, pero dadas las circunstancias, tanto de las promociones inmobiliarias como de las economías familiares, la hipoteca puente puede convertirse en hipoteca acueducto, con tantos arcos como inconvenientes vayan saliendo.

La jugada del banco consiste en que por un sólo préstamo tiene dos viviendas en garantía, lo que le cubre bastante el riesgo. Sin embargo, esta era más interesante en los tiempos en los que los precios de las viviendas subían constantemente, pues si dejabas de pagar después de un tiempo se quedaban con la vivienda vieja, que ya tenías en propiedad.

Ahora, en cambio, los bancos son reacios a firmar esta clase de hipotecas, porque en caso de que algo no vaya bien podrían tener que quedarse con la vivienda antigua, que en un año puede haber perdido una parte apreciable de su valor. Y además, ¿para qué quiere el banco otra vivienda, cuando la banca española acumula ya 46.000 millones de euros en inmuebles?

Por eso, si necesitáis una hipoteca de este tipo, u os la ofrecen, recomiendo la máxima prudencia: el banco no se conformará con tan poco, y hay que tener cuidado con la letra pequeña, no vaya a ser que pongan un plazo que no podamos cumplir.

Y por supuesto, pedir el dinero para comprar otra cosa, como se hacía antes, es jugársela. Pero allá cada cual… 

Por cierto: el Euribor ha cerrado este mes de septiembre en el 1,26 %. Menos mal que eso nos salva.

La hipoteca fantasma

A veces grita por los pasillos: ¡Euribor más cero con siete!, ¡Euribor más cero con siete!...

A veces grita por los pasillos: ¡Euribor más cero con siete!, ¡Euribor más cero con siete!...

Tranquilos, que la foto es broma y no se trata de una hipoteca que se aparece por las noches y asusta con su arrastrar de cadenas a los pobres currantes agobiados por la precariedad y la amenaza del desempleo.

La hipoteca fantasma es la que fueron preparando, a veces con cuentas vivienda, a veces con ahorros mensuales, un montón de ciudadanos a los que se les prometió un piso protegido pero no llegaron a ver jamás cómo se materializaba.

¿Dónde están las prometidas viviendas de Protección Oficial?, ¿dónde están las medidas de los ayuntamientos para liberar el suelo?, ¿Os acordáis alguno de las 10.000 viviendas prometidas en 2006 para estudiantes?

Diez mil viviendas, nada menos, y no es que haya sido un fracaso proque sólo se hayan construido dos o tres mil.  Es que un desastre, porque no se ha construido aún ninguna al hilo de aquel plan. NINGUNA.

Los ayuntamientos no quieren saber nada, a las universidades les da la risa, y los gobiernos central y autonómico, todos, piden la jofaina de Pilatos para un lavado de manos, otro más, echando la culpa a la tramitación de las licencias, al cambio climático o a la conjunción de Saturno con la peineta de la Martirio.

El gobierno central ofrecía treinta mil euros de ayuda por piso, las comunidades autónoimas se comprometían a urbanizar el suelo y las universidades a poner en marcha el proyecto, encargando la construcción tras la oportuna selección de candidatos para alquiler y venta. ¿Y dónde están esos pisos? En el limbo. En la mochila de los ghostbusters.

Y como estos, otros tantos en distintos regímenes de Protección Oficial, prometidos y señalizados en distintas parcelas donde siguen creciendo los cardos, y hasta los mamuts crecerán, con el tiempo, sin que llegue a sorprenderse nadie.

Así que ya veis: tener una hipoteca es malo y da quebraderos de cabeza, pero tener el dinero esperando a que se firme, y que el piso no aparezca, es como para tirarse de los pelos.

O para creer en brujas. De hecho, yo ya creo: cuando queráis os cito tres o cuatro.

O mejor no. Con las brujas y las hipotecas lo mejor es hacerse el tonto y decir aquello de “haberlas, haylas”

Socialismo y morosidad hipotecaria

Tranquilos, que otro día os pongo una gaviota muerta.

Aunque resulte difícil, os ruego que no interpretéis en este artículo ninguna animosidad partidista. Vaya por delante que en las cuatro veces que he acudido a votar en las elecciones generales he votado a cuatro partidos distintos, y busco desesperadamente un quinto para las siguientes.

Sea como fuere, y voy al toro, el hecho es que en España hay una clara relación entre el socialismo y la ruina económica. Lo que no me atrevo a afirmar es que sea el socialismo el que la provoque: también podría ser que la gente prefiriese a este partido político cuando cree que las cosas van a ir mal, que el socialismo traiga mala suerte a las empresas, o que, simplemente, no guste a los empresarios, que esperan a mejores tiempos para invertir y crear puestos de trabajo.

Si el socialismo en su definición(que no llega a tanto el nuestro) cree en la lucha de clases y considera enemigo al patrono, tampoco es de extrañar que nadie quiera hacerse patrono y que el necesite un salario tenga que que ir a pedirlo a la ventanilla del INEM.

La otra posibilidad, por supuesto, es que SI haya relación causa efecto entre la destrucción de empleo, el deterioro de la economía y las políticas, medidas y procedimientos socialistas de gasto, inversión y fiscalidad. Eso ya es muy opinable y no creo que sea competencia mía meterme en tales berenjenales.

Como este no es un blog político, sino económico, me limito a ofreceros una interesantísima gráfica sobre la evolución histórica de la morosidad hipotecaria. Como sabéis todos, los socialistas dejaron de gobernar en España en 1996 y regresaron en 2004. Lo digo para los lectores más jóvenes, si los hay, que espero que sí.

Juzgad vosotros mismos.

 

 

 

morosidad por años

 

Hipoteca, vivienda y desempleo (un caliente menage a trois)

La distancia es importante. La movilidad aún más.

La distancia es importante. La movilidad aún más.

A algunos les parecerá raro lo que voy a decir, pero os aseguro que la compra de vivienda en propiedad genera desempleo, y quizás una de las causas del disparatado aumento del paro en España haya sido el disparatado número de viviendas que se vendieron en los años precedentes.

Imaginad a dos familias cualquiera, los Chúrrez y los Rosquíllez, trabajando en una ciudad mediana, de las que se están yendo poco a poco a la porra. Pongamos León, la mía. Los Chúrrez viven en su casa y les quedan doce años de hipoteca, pues ya han pagado ocho, y los Rosquíllez viven de alquiler. Supongamos que pagan exactamente lo mismo.

Bien. Ya tenemos el modelo y por hoy vamos a dejar a un lado quién se va a enriquecer más a la larga.

Hoy vamos a ver lo que pasa si una industria local, o un conjunto de industrias de las que depende un gran número de puestos de trabajo, se va a tomar por el saco. Una fábrica de coches, por ejemplo, o una fábrica de medicamentos como la que había aquí.

Las cosas van mal y despiden a Chúrrez y a Rosquíllez. Chúrrez sólo estará dispuesto a aceptar un trabajo en la zona, o a una hora como mucho, porque vender su piso le puede llevar años y mudarse a otro lado mientras sigue pagando la hipoteca es misión imposible. Chúrrez se irá al paro el tiempo que haga falta y cada vez estará más dispuesto a aceptar un trabajo de lo que sea, aunque él fuese analista de laboratorio.

Rosquíllez también es analista de laboratorio y también está en la calle, pero ha oído que en Puertollano, provincia de Ciudad Real, se necesitan técnicos de laboratorio para las refinerías petroleras. Tiene veinte años de experiencia y enseguida le proponen una entrevista. A los cuarenta días, Rosquíllez está trabajando otra vez, y en un empleo acorde a sus conocimientos.

El caso es más o menos real, y la empreesa que cerró fue Antibióticos SA.

Conclusiones del ejemplo:

-1- Que comprar puede ser más rentable a largo plazo, pero resta movilidad a corto y medio plazo.

 -2- Cualquier organismo vivo al que se le resta movilidad, sale perdiendo. Y tal y como están las cosas, con las empresas mudándose rápidamente de un lado a otro, anclarse a un trozo de mapa tiene un coste tremendo, para la persona en particular y para la sociedad en general. Porque no sólo Chúrrez está frustrado y deprimido al no encontrar nada de lo suyo: la economía en su conjunto se resiente cuando los buenos profesionales, con experiencia, tiene que ser sustituidos por otros menos cualificados.

Por tanto, ojo: la hipoteca no es sólo una losa. También es un ancla.

O una estaca para atar el caballo en el prado. Y quien dude qué es prefrible, que le pregunte al cabalo si es mejor poder comer sólo dónde te llega la cuerda o en todo el prado.

De esas cosas los caballos entienden. Hasta los del ajedrez.

 

La hipoteca marrón

             Las condiciones, a primera vista, parecen buenas para el que quiere comprar vivienda: los propietarios y constructores necesitan liquidez, y el Euribor sigue batiendo records a la baja.

Ven, que soy un geranio

Ven, que soy un geranio

 Las últimas noticias hablan de que los mercados, entre ellos el hipotecario, están perdiendo el miedo y al fin se ha detenido el declive de las contrataciones hipotecarias. Más de medio millón de españoles se han hipotecado ya en el último año, atraídos muchos de ellos por los bajos tipos de interés y los saldos que están realizando promotores y propietarios.

 

 

            Así las cosas, y con la calculadora en la mano, los que no temen tanto como el resto perder su trabajo, han visto que esta puede ser su ocasión y han dado un paso al frente.

            Lo que quizás no han visto, o no han calculado adecuadamente, es que pueden estar a punto de firmar la hipoteca marrón.

            Todos hemos oído hablar de la hipoteca naranja, la hipoteca azul, y hasta la hipoteca verde, pero esta modalidad es nueva y amenaza con convertirse en muy popular.

            Una hipoteca marrón es aquella que se puede pagar tranquilamente si la economía no cambia, y que en un momento dado puede engordar hasta convertirse en una losa. O en una fosa, como más os guste. Los economistas parten de una mentira llamada “coeteris paribus” que significa que sólo cambia una condición en el análisis, pero si se aplica ala realidad el riesgo es mortal.

            Los tipos de interés bajos en un ambiente internacional de déficits  (gobiernos que gastan más de lo que ingresan) son un cebo terrorífico que puede conducir a más de uno a la tragedia si llega ap`roducirse un cambio drástico.

            Echando mano a la calculadora de esta misma web, he calculado cuánto hay que pagar por cada 1000 € solicitados, con una hipoteca a 30 años y un diferencial del 0,5 % (que es aceptable). Cada cual multiplique los datos por el número de miles que ha pedido o va a pedir, y sabe su cuenta. La primera columna es el tipo de interés, con el diferencial ya sumado, y la segunda, la cuota que sale:

 

Euribor (+0,5%)                        Cuota por cada mil €

 

1,7——————————- 3,55

2,2——————————   3,8

2,7——————————- 4,06

3,2——————————-  4,32

3,7——————————– 4,6

4,2——————————– 4,89

4,7——————————– 5,19

5,2——————————– 5,49

5,7———————————5,8

6,2——————————– 6,12

6,7——————————– 6,45

7,2———————————6,79

7,7———————————7,13

 

Y ahora, a la vista de los datos, ¿quién es capaz de apostar aquí un pincho de tortilla y unas cañas a que el Euribor no se pondrá en cuatro o cinco años al 6%?

            Pues, como podéis ver en la tabla, una persona que pida HOY una hipoteca por doscientos mil euros, paga 710 € al mes, pero si el Euribor llegase al 5,2 % pagaría 1160 € al mes.

            O sea que mucho ojo al hacer las cuentas y cuidado con no firmar la hipoteca marrón.

            Todo el mundo sabe que la pura lana virgen se obtiene de las ovejas que corren más que los pastores, y en este caso parece que los pastores corren que se las pelan, así que no jugemos a la lechera y salvemos nuestro vellón.

La hipoteca eterna

Acabó de pagar la hipoteca allá por 1215...

Acabó de pagar la hipoteca allá por 1215...

Hoy quizás me encontréis un poco extraño. Son las cuatro de la mañana y os escribo desde Valbuena de la Encomienda, más concretamente desde un sitio que se llama “la Vuelta de Tuerca”. Nada menos.

El otro habitante del pueblo, porque hoy somos dos, bajó a jugar la partida a un bar que está a ocho kilómetros y volvió hace un rato. Lo sé porque estoy escribiendo con el portátil, en unas mesas de piedra, bajo las estrellas, y nos dimos las buenas noches. Ahora somos muchedumbre.

Lo creáis o no, aquí hace un frío del carajo, como once grados, y me he sacado la botella de aguardiente para que me haga compañía y me dé calefacción. En León somos así de brutos a veces. Nuca había contado que soy de León, ¿no? Es igual: ya está dicho y va como pretexto o coartada. Lo del aguardiente, por supuesto.

Este es un blog de hipotecas, pero en este lugar en el que me encuentro, hablar de hipotecas es como hablar de si hay vida en Marte. Le he preguntado por vuestra hipoteca, y por la mía, a una lechuza que pasó hace un rato y me dijo que se la soplaban.

Pero calculodehipoteca.net no cierra en Agosto, y aquí me tenéis, al Ladríllez de siempre, Javier para los amigos, intentado contaros cosas tan antiguas como que al que nace para la noria del cielo le cae el yugo. En España hablar de yugos recuerda al yugo y las flechas, el símbolo de la Falange, un partido que nació para obrero y que hicieron de extrema derecha a fuerza de estacazos (véase Hedilla). En realidad, el yugo y las flechas son símbolos anteriores, de los Reyes Católicos, y significan la unión (el yugo) hace la fuerza (las flechas), pero eso no le interesa a nadie, porque la unión es un concepto desacreditado, sobre todo por los que nos quieren dispersos y subjetivos.

En estos montes de Cristo, con la luna a media asta, me atrevo a deciros hoy que la hipoteca perpetua no es un mal necesario, como la vejez o la muerte. Nos hipotecamos porque queremos, y nos calificamos de urbanitas porque autodenominarnos idiotas nos da vergüenza. Las cosas que nos importan no están sólo donde los pisos cuestan trescientos mil euros, y las que están son accesibles por mucho menos de lo que pagamos. Le echamos la culpa al gobierno, por no ayudar, o a los ayuntamientos por recalificar terrenos a cuentagotas y poniendo el cazo, pero lo cierto es que somos nosotros, concentrándonos masivamente en zonas muy concretas, los que hacemos subir el precio de la vivienda.

¿Sabéis lo que cuesta una vivienda aquí? Seis mil euros. Y otros treinta mil arreglarla. Id a la calculadora de hipotecas de esta misma página y calculad la cuota: ¿ciento quince euros? Más o menos.

Y a treinta kilómetros de dos ciudades donde se puede encontrar trabajo, colegios, hospitales y lo que haga falta. A ochenta de una Universidad. A ciento cincuenta del mar. ¿Y qué podríamos hacer con la diferencia entre ese dinero y lo que estamos pagando? Yo lo sé muy bien. Cada cual haga sus cuentas.

El aguardiente, la noche, o yo, uno de los tres, se siente hoy en la obligación de deciros que sí, que otra realidad es posible, pero no se construye desde las armas o la revolución, sino desde la distancia, física e intelectual, a las cosas que creemos imprescindibles u obligatorias. No venceremos al sistema luchando todos por el mismo ático en el mismo barrio. No seremos más libres acatando su ley de abaratar los costes teniéndonos a todos juntos en unos pocos kilómetros cuadrados. La dispersión beneficia al ciudadano y perjudica al gran capital y a todo el que quiere controlar a las personas. Hasta que no entendemos eso, estaremos condenados a la hipoteca perpetua, que es, aunque ya lo sabéis, un mecanismo para obligarnos a aceptar los que nos echen con tal de no perder la esperanza de ser un día propietarios.

¿Propietarios de qué? De la condena de otro cuando, ya viejos y sin fuerzas, vendamos el piso.

Ser el amo de la condena de otro. Ese es nuestro premio.

Al diablo le pasa otro tanto. Qué curioso.

 

 

Cuidado con el diferencial

Si te descuidas, te empluman

Si te descuidas, te empluman

Algunos indios americanos morían al internarlos en prisión, porque no eran capaces de ver más allá del presente y pensaban que la pérdida de libertad era definitiva. Los amigos de lo primitivo alaban este rasgo diciendo que morían pro su extremado aprecio a la libertad, pero otros, como Von Humboldt, con sentir también cierta simpatía por esos indígenas, creían que se debía a su absoluta incapacidad intelectual para un concepto tan abstracto como el futuro.

El Euribor está bajando, y posiblemente siga bajando en los próximos meses, hasta el momento en que las economías de nuestro entorno se saneen y los bancos centrales empiecen entonces a subir los tipos de interés para combatir la oleada inflacionista que sin duda llegará.

Aprovechando que los tipos están por los suelos y que el crédito es difícil de conseguir, los bancos están duplicando y hasta triplicando los diferenciales que antes solían aplicar. Donde veíamos Euribor más medio punto o Euribor más un punto, vemos ahora, Euribor más dos puntos o incluso diferenciales superiores en algunas ocasiones.

El ciudadano de a pie sólo cuenta la cuota que le va a salir a pagar, y como le resulta asumible, la da por buena y firma. El ciudadano de a pie, o sea nosotros, se está comportando como el indio al que metían en la cárcel: piensa que el tipo de interés actual será para siempre, sin darse cuenta de que aceptar un diferencial alto lo pone al borde del abismo en el momento en el que los tipos suban, y si se firma a veinticinco o treinta años, ¡seguro que en ese periodo subirán!

Por eso, antes de aceptar cualquier diferencial, es importante que hagamos la cuenta de lo que eso va a suponer cuando el Euribor vuelva a estar al cuatro o al cinco por ciento, porque el Euribor sube y baja, pero el diferencial es para siempre.

O sea: no hagamos el indio.

 

La hipoteca como refugio civil

 

¿Parece un bunker? Pues no: es una hipoteca. Y alrededor5 hay un divorcio, aunque parezca campo.

¿Parece un bunker? Pues no: es una hipoteca. Y alrededor5 hay un divorcio, aunque parezca campo.

 

La hipoteca es casi siempre una dura carga que llevan las familias sobre sus hombros, pero también hay gente, porque hay gente pa tó, que utiliza la hipoteca como arma de disuasión, y de esa posibilidad os quiero hablar hoy.

 

Perdonadme si soy demasiado crudo, pero me lo dijo una vez un juez: es mucho más fácil encontrar causas que patrimonios.

Al que tiene algo, se le puede quitar con cualquier motivo o con cualquier pretexto, pero si tienes sólo el motivo, o el pretexto, y nada más, es muy difícil encontrar algo que quitar. Esta norma, que parece una frase canalla acuñada por algún gangster, es en realidad la base primera de muchos procedimiento judiciales que se siguen: declarar culpable, o responsable, al que tenga con qué pagar. El por qué, ya se verá.

Hagas lo que hagas, aunque sea arreglar un grifo en casa, la administración te declara responsable subsidiario de la empresa de fontanería si esta no ha pagado la Seguridad Social al trabajador que va a cambiar el grifo, así que, en tal situación de cosas, es importante no terminar nunca de pagar la hipoteca, aunque te haya tocado la primitiva y tengas cinco millones de euros en el banco.

El dinero se puede meter debajo de una teja, invertirse en oro (y enterrarlo) o ponerlo a nombre de alguien que ni siquiera sabe que lo tiene, pero las propiedades inmobiliarias figuran en el registro, con lo que son jugosas presas para las administraciones, los cazadores de indemnizaciones y los cónyuges cuando llega el caso del divorcio.

En cambio, si la vivienda está hipotecada y por una fuerte suma, todos esos amigos de lo ajeno desisten de inmediato.

Por eso, me permito unas cuantas sugerencias prácticas:

-Si se va a casar un hijo y pensáis regalarle el piso, pensadlo dos veces: armad una poderosa hipoteca y ayudadles a pagar las cuotas. Si el matrimonio va bien, no les cuesta nada el piso, y si les va mal y se separan, que se quede ella con la hipoteca, ya que los jueces dan siempre la vivienda habitual a las mujeres.

-Si tenéis una empresa, hipotecaos hasta las cejas y el dinero metedlo en cualquier lado o en cualquier inversión a nombre de quien haga falta (procuremos evitar siempre al cónyuge) y si alguna administración nos menaza con embargar el piso, que hable con el banco, que es el que tiene escriturada la hipoteca.

-En cualquier caso y en cualquier circunstancia, es mejor tener la vivienda habitual hipotecada. Ni os imagináis la de gente que eso aleja de nosotros y la de juicios que evita.

Y cuando se haya pagado un buen pellizco del principal, nada mejor que renovarla por obras, metiendo inmediatamente el monto de lo recibido en algo convertible, pero no efectivo, ni jamás nominal.

Es caro, sí. ¿Pero cuándo fue barata la disuasión?

No escrituran mi piso (o no acaban mi piso)

 

Hay que denunciar antes de que se lleven cualquier cosa que pueda tener la empresa

Hay que denunciar antes de que se lleven cualquier cosa que pueda tener la empresa

La tragedia inmobiliaria tiene también otra cara: la cara de cabreo, la cara de tonto y el rostro de desesperación que se le ha quedado a muchos españoles cuando, después de haber pagado un importante porcentaje de su vivienda, se encuentran con que la promotora no termina el edificio, ha quebrado, o simplemente se niega a escriturar lo que ya se ha construido para evitar el para ellos temible momento de hacer cuentas con el banco o con el fisco.

Si alguno de vosotros se encuentra en esa terrible tesitura, tengo que deciros que no demoréis ni un segundo más la presentación de la demanda, pues cuanto más tardéis, más tiempo estaréis dando al promotor para que liquide su posible (pero improbable) patrimonio, con lo que os dejará con una mano delante y otra detrás.

Y si alguno de vosotros está pensando en comprar sobre plano, o ya lo ha hecho, que no se piense que la póliza de seguro que cubre como aval las cantidades entregadas le va a salvar el pellejo: esas pólizas pueden ser canceladas, y aunque es ilegal, hay mucha gente a la que la legalidad le pasa por el Arco del Triunfo, con lo que os recomiendo que comprobéis periódicamente si esos avales siguen en vigor. Si no es así, encomendaos al santo o cantante de vuestra devoción, y salid corriendo hacia el juzgado.

Aunque sea difícil recuperar una parte sustancial del dinero que se ha puesto, hay un orden en los cobros, y cuanto antes vayáis, más posibilidades tendréis de que os toque algo.

Hay mucha gente que compró sobre plano, y con la crisis ha tenido que ver cómo el promotor le pide sucesivas prórrogas para acabar el edificio, amparándose en pretextos de todo tipo, desde la falta de permisos municipales a la reducción de personal. Algunas de estas explicaciones pueden ser verdad, pero más vale ser precavido y comprobar la vigencia de los avales. Y además, si los plazos se eternizan, también se puede pedir la resolución del contrato y reclamar la devolución de las cantidades entregadas, que quizás no sea mala idea en algunos casos, teniendo en cuenta el precio que se acoerdó y el que se pagaría hoy.

O sea que ya veis que tener una hipoteca no es tan malo en sí mismo. Puede ser peor querer tener una hipoteca y que el constructor, que se ha llevado un pico importante, no escriture o no termine la vivienda.

Peor que una hipoteca puede ser la falta de ella.