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Hipoteca e incertidumbre. La hipoteca unicornio.

Por ahí fuera nos retratan. Lo más triste es tener que leer a corresponsales extranjeros para enterarnos de algunas cosas o para que alguien se atreve a decir lo que pensamos muchos. No os perdáis este artículo de la alemana Stefanie Claudia Müller sobre la situación de España.

Una hipoteca esperando a su cliente

Una hipoteca esperando a su cliente

Mientras tanto, la decisión sobre si pedimos o no el rescate sigue sin tomarse, y algunos, como el presidente del BBVA empiezan a ponerse nerviosos por el daño que esta simple dilación produce a la economía española y su credibilidad.

¿Y cuales son los hechos? El hecho es que ya pedimos el rescate de la banca y aún no ha llegado un duro. El hecho es que aceptadas las condiciones, se procedió a iniciar la batería de reformas requeridas, pero por nuestra parte nos e ha avanzado gran cosa y por parte de la Unión Europea nos e ha desembolsado un céntimo, con lo que nuestro sistema financiero sigue sin un chavo de lo liquidez y las hipotecas continúan siendo animales mitológicos, como los unicornios y los pegasos.

La razón profunda de todo este inmenso despropósito hay que buscarla, creo yo, en la escasa voluntad reformadora del gobierno español, de este y de cualquier otro. De lo que se trata, parece, es de capear el temporal, apaciguar a los mercados y dejar que el tiempo vaya pasando, pero sin molestar a los votantes propios y mucho menos a los grupos de poder que en estos momentos disfrutan de una situación ventajosa. Se trata de que las reformas las pague otro, de que en Alemania haya elecciones y llegue alguien con ganas de soltar la pasta. Se trata de que el tipo de interés, o la prima de riesgo (que viene a ser lo mismo) se reduzca en los mercados de capitales para poder volver a la vieja costumbre de pedir un poco prestado todos los años para no tener, así, ni que recortar gastos ni que aumentar ingresos.

Somos adictos a la deuda y nos comportamos como yonkis. Decir que sí, agachar la cabeza, prometer buena conducta y esperar la ocasión para intentar meternos otros pequeño o gran chute de dinero ajeno.

Con el dinero propio no nos llega, y subir impuestos, ya sea a los ricos, a los pobres o al Sursum Corda no sirve para que suba la recaudación. Lo Impide la curva de Laffer y ya está: hay una cantidad máxima que se puede recaudar, se suban lo que se suban los impuestos.

Si dinero no tenemos y ganas de decidir lo importante tampoco, ¿qué tenemos?

A una pandilla de diletantes esperando que se le pase el cabreo al vigilante. Pero me temo que esta vez no tendremos suerte. Nos han tomado la medida: nosotros prometemos hacer reformas y ellos prometen darnos dinero.

Hacer que hacemos, que dicen en mi pueblo.

Hipoteca y liquidez

O esto, o los relatos del piloto Pirx...

O esto, o los relatos del piloto Pirx...

La teoría está muy bien, pero de vez en cuando es necesario darse una vuelta por el mundo real, ese sitio extraño donde la lógica funciona de otro modo. Y donde resuenan olímpicas carcajadas cuando repetimos, ingenuos, lo que creíamos que era indiscutible.

Me contaba un director de sucursal hace unas semanas que, en una reunión con sus jefes de zona, el responsable del cotarro se había hartado tanto de que le preguntasen a quién se le podía prestar y a quién no, y que garantías eran válidas que les espetó:

“Si viene un pringado cualquiera a pedir dinero, le decís que no, porque sus avales y sus garantías no nos bastan en un momento como este. Y si resucita Areces, el del Corte Inglés, y entra por la puerta de la sucursal, le decís que no, que no se le puede prestar un duro, porque nos hace más falta a nosotros que a él. ¿Entendido?”

Quizás sea este el resumen más sincero y razonado de la situación, y que el mejor exprese la conclusión de todas las discusiones que oímos en la calle y hasta las que mantenemos en esta página.

Lo cierto es que no hay dinero. Lo cierto es que hace diez años, se pidió prestado a veinte y se gastó en aceras, en bordillos, en expos y en bloques de pisos que tenían que pagarse a veinte años, y ahora estamos en el periodo de pago. Un préstamo hipotecario es una invocación, en plan brujo, del dinero del futuro para que venga y se manifieste hoy. Lanzamos el conjuro y el dinero vino, pero ahora hay que pagarlo.

Discutir sobre la conveniencia del alquiler o la vivienda en propiedad equivale a una discusión sobre sastres y camisas de seda en las trincheras de Verdún. Lo que suba o baje el Euríbor aliviará a los que ya se hipotecaron, porque desde hace años y por algún tiempo aún, los pisos bajarán, sí, pero menos en porcentaje que el número de hipotecas concedidas. Y todo por lo que contaba arriba: porque nosotros no tenemos dinero, y los bancos, tampoco.

Con la demanda por los suelos y los funcionarios recién llegados al redil de los que no tienen claro cuánto van a ingresar el año que viene (bienvenidos a mi mundo, chavales), la hipoteca se está convirtiendo en una novela de aventuras.

Y casi mejor, porque la alternativa a Julio Verne pueden ser los autores de ciencia ficción.  Y eso sí que iba a ser chungo…

Seguimos en caída libre en lo que a hipotecas se refiere

Al menos tú llevas paracaídas

Al menos tú llevas paracaídas

En lo que supone la mayor caída de la historia de esta serie estadística, el saldo hipotecario de las entidades financieras cayó este pasado mes de abril en un 7,05%, en tasa interanual, según los datos aportados por la Asociación Hipotecaria Española, hasta situarse en los 966.514 millones de euros.

Pero no sólo eso, ya que en tasa intermensual también nos encontramos con una caída del 0,9%, importante por las cifras que se manejan, y que dejan en entredicho la viabilidad de las tasas por encima del 20% de crecimiento interanual a la que asistíamos un mes sí, y otro también, durante los años de bonanza económica.

En términos absolutos se produjo una reducción de 73.264 millones de euros en comparación con los datos de abril de 2011, y de 8.780 millones de euros con respecto al mes de marzo de este mismo año

Siguiendo con la valoración absoluta nos encontramos con que del total del saldo hipotecario vivo sostenido por las entidades financieras españolas, 887.416 millones de euros pertenece a los bancos y cajas de ahorros (lo que supone una caída del 7,64%), 65.409 millones de euros a las cooperativas de crédito (con una reducción interanual del 4,95%) y 13.689 millones de euros a establecimientos financieros de crédito, los grandes beneficiados de la crisis.

Y es que estos establecimientos, fuera del cauce habitual de entidades que ofrecen hipotecas, incrementaron su saldo hipotecario en un 35% durante el mes de abril, y en comparación con el mes de abril de 2011, lo que certifica, en cierto modo, la existencia de demanda hipotecaria.

Porque los clientes que acaban acudiendo a estos establecimientos financieros de crédito son ciudadanos que han acudido previamente a su banco o caja habitual y han recibido un no por respuesta, lo que les lleva a apostar por esta nueva alternativa.

Con ello no podemos por menos que redundar en la idea generalizada de que los bancos y cajas españoles están haciendo mucho daño a la economía con su incapacidad de participar en la economía real y su obcecación en enrocarse en sus propias necesidades y dificultades financieras, lo cuál está repercutiendo en el bloqueo generalizado de todos los sectores de producción y de consumo.

Europa sigue exprimiendo el limón

Europa sigue haciendo de las suyas

Europa sigue haciendo de las suyas

Si hay algo que todos los analistas financieros tienen claro es la solidez de gran parte del sistema financiero español y el tremendo agujero negro en el que se encuentra una pequeña parte del mismo, perjudicando al conjunto y dando la impresión de que estamos al borde del precipicio.

Que lo estamos, no te digo yo que no, pero es cierto que hay que saber distinguir entre aquellas entidades que sí hicieron bien su trabajo de las que se lanzaron al riesgo supremo sin importar las consecuencias. Una buena inyección de liquidez a estas entidades con problemas hace cuatro años hubiera solventado el problema y habría evitado que se juntara en la misma cesta las manzanas sanas de las podridas.

Ello nos lleva a la realidad actual en la que gran parte del sistema financiero se encuentra sobreprovisionado, estamos hablando de entidades como, por ejemplo, el Banco Santander, BBVA o, incluso, Ibercaja, mientras que otras entidades se encuentran en caída libre sin solución de continuidad, a pesar de las ayudas públicas.

Y ahora la Unión Europea, gran desconocedora de la situación real del sistema financiero español, se tira a la piscina con la idea de exigir mayores provisiones, las cuáles, en muchos casos, no serían necesarias a juzgar por la sostenibilidad de los balances de estas entidades.

Estas provisiones vienen como un requisito previo antes de inyectar dinero en las entidades, como ha solicitado el Gobierno español, en una especie de rescate encubierto al realizarse a través de las entidades financieras y no directamente sobre el Estado español.

Hay que recordar que mayores provisiones repercuten directamente en una reducción drástica del dinero previsto para la concesión de créditos e hipotecas, los cuáles se reducirán aún más ya que las entidades financieras tendrán que guardar más dinero y no dispondrán del mismo para sus clientes.

Vamos a ver en que acaba todo ésto, pero lo cierto es que no tiene muy buena pinta si nos atenemos a lo que ha venido pasando en estos últimos meses, cuando siempre que nos hemos temido lo peor, lo peor ha sucedido, sin ningún rayo de esperanza al que poder aferrarnos.

Auditoría extranjera para la banca española

Descomunal resumen del asunto.

Descomunal resumen del asunto.

La soberanía también se basa en la credibilidad. Lo mismo que les pasa a las personas les ocurre a las naciones, y todos sabemos que si vamos por ahí contando patrañas, en poco tiempo nos tomarán a chirigota hasta los  perros falderos con lazos y nos retirarán el saludo hasta los parientes que pensaban heredarnos con hipoteca incluida.

Lo cierto es que ahora que se ha anunciado que los bancos españoles van a someterse a una auditoría independiente para que pueda conocerse su verdadero estado, lo primero que se me ocurre pensar es que aquí, como país modernos, democrático y soberano, ya deberíamos tener instituciones independientes para hacer esas cosas. El hecho de que a todo el mundo se le salten las lágrimas de la risa cuando se dice esto es la clave de la situación en la que estamos.

Porque ahí fuera no sólo no se creen una palabra de nuestras cuentas, sino que tampoco confían en quienes se suponen que deberían controlarlas y a lso que pagamos tan buenos sueldos desde hace muchos años.

La prima de riesgo crece porque es objetivamente arriesgado prestar dinero a un país que nadie sabe cómo coño se administra, ni quién tiene qué competencia, ni qué día se va a levantar con mal pie un reyezuelo autonómico para decir por la tele que no cumplirá tal o cual ley. Los inversores se marchan porque si pasa algo y tienen que reclamar se ven como si estuviesen reclamando a Vito Corleone. Y por eso, para saber qué está pasando, exigen que la auditoría se haga desde fuera.

Pero, como digo, lo grave no es el hecho, sino sus causas.

Si nuestro Tribunal de Cuentas no fuese el ejército de Pancho Villa no nos exigirían una auditoría realizada por empresas extranjeras. Para eso existe el Tribunal de Cuentas, y no para enterarnos luego de que centenares de ayuntamientos no habían presentado las suyas y guardaban millones de euros en facturas en los cajones. ¿A qué demonios se dedicaba el Tribunal de cuentas mientras tanto?

Si nuestro Banco de España no fuese el coño de la Bernarda, no nos pedirían una auditoría externa. Su Presidente, y toda la horda de asesores que lo rodeaban, ¿dónde estaban cuando se privatizó Bankia y qué clase de inspección hicieron a sus cuentas? ¿No se supone que el Banco de España vela por la limpieza contable y el cumplimiento de las normas? ¿Qué sapabarda miraba Fernández Ordóñez mientras aprobaba un beneficio anual de cien millones que se ha convertido en 1300 millones de pérdidas?

Si nuestro Ministerio de Economía, que para más cachondeo es distinto del de Hacienda, no fuese una merienda de negros, bastaría con los datos que ofreciese, y no nos pedirían una auditoría externa. Pero como los dos ministros parecen Tip y Coll ensayando malabares, pro ahí fuera no se fían ni del uno ni del otro.

A este paso, después de auditores externos acabaremos por bombardear Gibraltar. Pero no para reconquistarlo, sino para que nos invadan y nos pongan un gobierno sólo medio malo.

Hay que jorobarse.

El saldo hipotecario sigue a la baja

El dinero sigue candado a cal y canto

El dinero sigue candado a cal y canto

Según los datos que ha publicado esta semana la Asociación Hipotecaria Española, el mes de marzo registró la mayor caída interanual en el saldo hipotecario de toda las serie estadística, lo que certifica las dificultades con las que se sigue encontrando el sector.

Concretamente, el saldo hipotecario durante el tercer mes del año quedó fijado en 975.293 millones de euros, lo que supone un descenso del 6,68%, una caída que se confirma también con el descenso que se ha producido, de manera oficiosa, en abril, con una caída del 6,26%.

Aunque no hay duda de que la reducción del saldo hipotecario es esencial para que podamos empezar a recuperar la economía española, lo cierto es que la velocidad a la que se está produciendo es preocupante, tanto como la velocidad a la que crecía durante los años de burbuja inmobiliaria, cuando nos encontrábamos con crecimientos por encima del 20%.

Una reducción de este calibre viene a significar que la velocidad a la que se constituyen nuevas hipotecas es menor que la velocidad a la que se amortizan las ya constituidas. Unas amortizaciones que, en la mayoría de las ocasiones, tienen su fundamento en el embargo y posterior desahucio producido por la falta de pago de las cuotas hipotecarias mensuales.

El problema es que nada hace pensar que en un futuro próximo podamos empezar a plantearnos una recuperación del sector inmobiliario que pueda ralentizar la caída, más bien al contrario, por lo que deberíamos de abandonar la idea de reconstruir nuestra economía sobre la base del “ladrillo” e intentar apostar por nuevas alternativas.

Unas nuevas alternativas que sólo tendrán razón de ser desde el fundamento de la financiación como fórmula necesaria para conseguir proyectos de inversión viables y sostenibles, proyectos que puedan permitir que las empresas busquen productos y servicios de alto valor añadido con los que generar empleo de una manera directa.

Sin embargo, las políticas de los gobernantes parecen ir encaminadas en la dirección de la austeridad absoluta, sin alternativas de crecimiento reales, con lo que la crisis que ya dura demasiado, puede acabar durando aún más, castigando a las familias en peor situación económica y social.

Que se hipotequen los bancos

Vieja estampa del caciquismo

Vieja estampa del caciquismo

Hay muchas soluciones alternativas para el saneamiento del sistema financiero, pero la mayoría de ellas no se nos pasan por la cabeza al común de los ciudadanos mientras, como es obvio, los que están en el ajo pasan de puntillas sobre ellas para que no calen en la opinión pública.

Como siempre, creo que el problema viene de falta de claridad en los conceptos, y por eso me pongo tan pesado con ese tema.

Una hipoteca es simplemente una garantía sobre un préstamo. Ni más ni menos. Los ciudadanos hemos comprado pisos a mansalva suscribiendo hipotecas que permiten a los bancos quedarse directamente con su titularidad en caso de impago. Pero el caso es que ahora se ha dado la vuelta la tortilla y son los bancos los que tienen problemas de liquidez, tanto para devolver lo que recibieron prestado de la banca extranjera como para responder ante los depositantes. ¿Y pretenden que cubramos nosotros su obligaciones?

Bien, puede interesarnos, por muchas razones que ya se han comentado aquí y sobre las que sin duda volveremos. Pero en las mismas condiciones que ellos nos aplicaron. Si quieren dinero, que se hipotequen, como hacemos los demás..

Los bancos pueden hipotecar sus activos y sus acciones igual que nosotros podemos hipotecar nuestros pisos. Cada vez que el Estado les dé un dinero, que suscriba una hipoteca sobre una parte de sus acciones, de sus edificios y de sus empresas participadas. Y si no cumplen, el Estado se queda con ellas. Y entre tanto, si quieren vender algo o hacer alguna operación, que pidan permiso al dueño de la hipoteca, como tenemos que hacer nosotros si queremos vender una casa hipotecada.

Y, por supuesto, que se les cobre el notario a la misma cuota que a nosotros, y el impuesto de actos jurídicos correspondiente, para que sepan lo que cuesta pedir dinero cuando no se tiene.

Y que el Estado les exija un seguro sobre esos activos, como nos exigen a nosotros un seguro de la vivienda en las condiciones que mejor les parecen.

Luego, en cómodos plazos y con un interés del Euríbor más un punto o dos, que devuelvan el dinero de ese rescate, hasta el último duro y sin retrasarse un mes, porque en caso contrario se les aplicaría el desahucio de sus consejos de administración, sus oficinas y sus poltronas.

De esa manera, entenderían lo que han hecho hasta ahora, escarmentarían más de cuatro y quizás llegaríamos a ver condiciones más razonables en la hipotecas. Aunque sólo fuera para que se las aplicasen luego a ellos.

La morosidad de las familias, el gran problema de la banca

Las cuentas siguen sin salir

Las cuentas siguen sin salir

A pesar de que la banca se las prometía muy felices con la morosidad de los promotores inmobiliarios, la cuál les había llevado a perder mucho dinero, no hay duda, pero que parecía últimamente controlada, ahora llega otro gran problema de dimensiones siderales y de muy difícil consideración.

Se trata de la morosidad de las familias españolas en sus préstamos hipotecarios. Como consecuencia del incremento persistente y pertinaz de la tasa de desempleo, cada vez hay más familias que no tienen capacidad real para poder pagar sus hipotecas, y acaban, por tanto, por dejar de pagar sus cuotas.

Esto provoca que las entidades financieras acumulen un agujero negro sin solución, más allá del embargo de la vivienda, algo que acaba por repercutir de manera negativa sobre las propias entidades, con lo que acaba por convertirse en la pescadilla que se muerde la cola.

Desde las asociaciones de consumidores, donde se reconoce este problema y las dificultades que puede crear al sistema, abogan por una solución pactada, de manera que las entidades financieras encuentren alternativas para que los propios clientes puedan seguir pagando sus cuotas y ellos no pierdan mucho dinero.

Se trataría de profundizar en el campo de la renegociación hipotecaria, ampliando cuotas y reduciendo tipo de interés, lo cuál provocaría una reducción de beneficios para bancos y cajas en el corto plazo, no hay duda, pero en el medio-largo plazo permitiría mantener un volumen adecuado de ingresos.

Además, de esta forma las familias españolas podrían seguir manteniendo sus viviendas sin problemas, a pesar de su situación económica de extrema dificultad, a la espera de que llegaran tiempos mejores que les permitieran afrontar el futuro con mayor optimismo.

Ya hay Comunidades Autónomas, como el País Vasco, donde el gobierno regional está abogando por este tipo de soluciones, convencidos de que es la única fórmula adecuada para intentar salir todos juntos de la crisis, más allá de hundir el sistema a costa de bancos y familias.

Lo único seguro, eso sí, es que el desempleo seguirá creciendo en los próximos meses, y con él las dificultades de todos los agentes relacionados con toda la economía en general.

Hipotecas, bancos, y muertos en el armario

Rarezas y temores

Rarezas y temores

Cuando la prensa internacional habla de que la banca española es un peligro porque tiene sus armarios llenos de cadáveres, no se refiere mayormente a trapicheos, cuentas falsas, o asientos contables inventados, sino que en lo fundamental se refiere a nosotros.

¿Qué tal nos sienta el papel de zombies? Supongo que según el color del maquillaje que use cada cual y lo bien o mal que haya sabido mantener la línea, ¿no? El caso es que la prensa europea no lo ve de ese modo y lo único que tiene en cuenta es el precio de mercado de unos inmuebles que siguen convirtiéndose en impagados a un ritmo creciente a medida que pasa el tiempo y la situación de la economía española no mejora.

El otro día hablaba de las pruebas de stress que tiene que pasar una economía doméstica, y esa cuenta, más o menos publica se ha realizado ya para los bancos españoles, con el resultado de que muchos de ellos aguantarían el tirón si la crisis era corta, si se empezaba a recuperar el empelo y si el número de hipotecas impagadas comenzaba a reducirse pronto. ¿Y qué ha pasado en realidad? Pues todo lo contrario. A medida que los pisos siguen bajando, el respaldo de las deudas de nuestros bancos sigue perdiendo valor y sus balances son cada vez más endebles.

Trato de explicarlo lo más sencillamente posible: el dinero que nos prestaron vino en muchas ocasiones de fuera. Ese dinero nos lo dieron para comprar un piso, y en su balance aparece que nos dieron el dinero pero nos pueden embargar el piso. Ahora resulta que la deuda sigue ahí, cada vez hay más gente que no puede pagar y el piso vale cada vez menos, lo que origina una pérdida latente.

Eso son los muertos que nuestros bancos tienen en el armario: los pisos, y sobre todo los terrenos, tasados a un precio que se aleja diariamente del real mientras la economía no tiene pinta de mejorar ni el número de personas sin trabajo tiene pinta de reducirse.

¿Y cómo se sale de aquí? Pues no está ni medio claro. Si los bancos no tienen pasta, no pueden prestar. Y si prestan la que el Banco Central Europeo les da, entonces sus balances empeoran y les dejan de prestar a ellos. La vieja solución, la de toda la vida, era devaluar al moneda, pero eso, hoy por hoy, supone salir del Euro, con el consiguiente pánico que acarrearía.

Así que, para hacer previsiones económicas hoy en dí, más que economista hay que ser entendido en cine de terror. Y encima de serie B.

¡Marchando una de spaghetti zombie!

Los bancos no hacen caso ni a Draghi

Pobre Draghi, que los bancos no le hacen caso

Pobre Draghi, que los bancos no le hacen caso

Al poco de llegar Mario Draghi a la cabeza del Banco Central Europeo, decidió apostar claramente por la liquidez en el sistema para permitir que las entidades financieras tuvieran la capacidad suficiente como para hacer frente a los riesgos sobrevenidos por la concesión de préstamos y créditos en un entorno como el actual.

Para ello tomó la medida excepcional de ampliar el plazo de devolución de los préstamos recibidos directamente desde el máximo organismo financiero a 3 años, con lo que daba un margen más que interesante para que éstos pudieran obtener el beneficio necesario que les permitiera devolver este préstamo de manera adecuada.

Sin embargo, los bancos europeos no parecen estar por la labor de seguir la iniciativa de Draghi, y a pesar de todo están apostando por mantener el grifo del crédito cerrado, al menos hasta que pasen los tests de estrés que se celebrarán al principio de este próximo verano.

Esto está ayudando muy poco a la recuperación definitiva de la economía en la zona Euro, que sigue anclada y estrangulada por la falta de financiación que permita apostar por inversiones de largo plazo o por decisiones de consumo de gran calado, que generen la suficiente capacidad productiva como para incrementar el empleo.

No obstante, fuentes del BCE siguen apostando por esta medida de ampliar la liquidez del sistema, como la mejor forma de conseguir que los bancos puedan, en algún momento, abrir la mano. Si las entidades financieras cuentan con el dinero suficiente llegará un momento en el que lo pondrán en circulación, ya que, en el fondo la concesión de créditos es el verdadero negocio de los bancos.

Habrá que ver, eso sí, cuando se empieza a producir este cambio que permita que la economía de la zona Euro iniciar la senda de la recuperación, la cuál parece ahora tan lejana que nadie se la puede empezar a plantear de una manera más o menos seria.

Y, mientras tanto, habrá que confiar en que Draghi y su equipo mantengan su capacidad crediticia que facilite dinero en manos de las entidades financieras para que éstas, algún día, decidan ponerla en circulación.

Se acelera la bajada de los pisos

No, no es un aviso: es una fuente que hay en Nürnberg...

No, no es un aviso: es una fuente que hay en Nürnberg...

A la mala situación económica y el tan comentado embarazo de la abuela, todo ello muy comentado en esta página, viene ahora a unirse una nueva circunstancia que impulsa, casi patea, los precios de los inmuebles a la baja: el miedo pánico que instila en los propietarios el discurso del ministros Guindos.

Porque lo cierto, amigos, es que hemos pasado de tener un Gobierno que no sabía dónde meterse a uno que saca pecho antes de pensar en las posibles consecuencias de sus globos sonda. La prueba más flagrante, y sin globo sonda, ha sido la recién aprobada reforma laboral, con muy buenas intenciones seguramente, pero con grandes pórticos, tipo Puerta de Alcalá o de Brandeburgo, para que se cuelen los defraudadores, los pufistas, los descuideros y toda esa fauna Ibérica tan conocida de la que, sin embargo, nunca habló Rodríguez de la Fuente en sus reportajes de el Hombre y la Tierra.

Vengo barroco, ¿?verdad? No es para menos, porque la cosa va de tirabuzones.

El caso es que el ministro de Economía ha anunciado que exigirá nuevas provisiones a la banca para cubrir las posibles insolvencias o menguas de valor de su cartera inmobiliaria, con lo que al losa de tener pisos en su balance se volverá otro poco más  pesada para los bancos.

En principio, parece buena idea, proque de ese modo los bancos harán lo divino y lo humano para librarse de los pisos, y esa es la razón por la que en pocas semanas se ha visto la carrera bajista de precios de la que hablo en el título.

Según el portal inmobiliario “idealista”, sólo durante la semana siguiente al anuncio de estas medidas para los bancos,  “fueron 10.654 los anunciantes que decidieron bajar el precio de sus viviendas en venta frente a la media de 8.203 propietarios que lo estaban bajando durante las cuatro semanas anteriores”

O sea, que estamos ante un sálvese quien pueda en toda regla, por miedo a que los bancos lancen ofertas que pulvericen los precios.

Y ahora, me tocan insistir: parece buena idea, porque los precios de la vivienda se acomodarán un poco a nuestros bolsillo, pero esto supone en el fondo un desastre pro otras dos vías: porque los bancos, al bajar los precios de los pisos tendrán que hacer nuevas provisiones (y no nos darán un duro para el mundo real), y porque los ahorros de buena parte de los españoles están en ladrillos, con lo que el país se empobrecerá a marchas forzadas, igual que se empobrece Argentina cuando baja el precio de la carne.

Si a los bancos se les piden más garantías porque los precios bajan, y estas garantías hacen que los precios bajen aún más, ¿qué pasará a continuación? que los bancos estarán aún peor… y sus hipotecas ya firmadas valdrán aún menos.

Este era el momento de tener  una idea imaginativa, sin espirales deflacionarias que nos manden a hacer puñetas a todos. Pero parece que eso va a ser demasiado pedirle a este gobierno…

Las subastas extrajudiciales, la nueva estratagema de los bancos

Los bancos quieren ser el único postor

Los bancos quieren ser el único postor

Está claro que echa la ley echa la trampa, y para trampas “legales” no hay nadie mejor que las entidades financieras que saben adentrarse en las entrañas de los textos jurídicos para obtener su beneficio permanente en cada situación, le pese a quien le pese.

Y así está sucediendo con las subastas extrajudiciales, que es una manera de esquivar las subastas tradicionales que se vienen realizando en los tribunales, para poder conseguir las viviendas a unos precios mucho más económicos, compensando así sus pérdidas patrimoniales.

Una subasta extrajudicial se realiza ante notario, y exige que el primer precio de salida del inmueble sea el 100% del valor de tasación del mismo, pasando, en caso de que no haya ningún comprador, al 75%, en segunda subasta, quedando, entonces, en precio libre para las siguientes pujas.

De esta manera, se puede dar el caso, y de hecho se ha dado, de entidades financieras que se han quedado con una vivienda en propiedad por el módico precio de 1 euro, gracias a que no había otros pujantes y la subasta se resuelve por esa cantidad antes de quedar desierta.

No podemos olvidar que en una subasta judicial el precio por el que la entidad financiera se queda el inmueble es el 50% del valor de tasación del mismo, con lo que la diferencia es notable y explica la voluntad de las entidades financieras de apostar por las subastas extrajudiciales como una manera de resolver sus problemas de balance, a costa de los intereses de sus antiguos clientes.

El problema radica en la laxa moralidad de esta práctica, ya que no está muy claro hasta que punto puede ser ético el quedarse con una vivienda por un euro, por mucho que la ley lo permita, aunque el nulo interés de las entidades financieras por las cuestiones éticas y morales es sobradamente conocido, y respetable, por otra parte, porque no dejan de ser entidades con pleno ánimo de lucro.

Son las administraciones públicas las que deberían de tomar cartas en el asunto y evitar que se produjeran estos abusos a todos los niveles si quieren, como dicen, defender los intereses de los ciudadanos.