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Hipoteca y recuperación

La historia es un poco vieja, pero vale..

La historia es un poco vieja, pero vale..

Que sí, que yo entiendo que la mitad de le economía se basa en las expectativas, y que convencer a la gente de que la cosa va mejor es el primer paso para que la economía se mueva un poco, tanto por el lado de la oferta como el de la demanda.

Mientras el sentimiento general sea que pintan bastos, los que tienen algo para invertir no lo harán, esperando un momento mejor, y los que todavía tienen algo de dinero para gastar preferirán esperar a más adelante, ya sea para conseguir mejores precios o por la precaución del vete a saber.

Lo entiendo y es la base teórica de la deflación: el aplazamiento de las decisiones de inversión y consumo. El aplazamiento conduce a la paralización, eso al desempleo, y de ahí a la espiral destructiva de la economía. Todo muy clásico y ortodoxo, vaya.

Por lo tanto, desconfiar de la recuperación puede ser una idea insolidaria, antipatriótica y antisocial, Pero, puñetas, seamos serios:

-Estamos con el tipo de interés cercano al 0% y el interbancario en cifras negativas. Si la economía se recupera, ¿cómo es que los bancos emisores están metiendo doping monetario en vena de ese modo?

-La deflación es mayor problema que la inflación. El mandato del BCE es controlar la inflación, pero ahora pelea con el problema contrario.

-Hemos metido putas y drogas en el PIB y aún así no crece. El PIB, medios por medios indirectos, es muy inferior al oficial, y eso hace desconfiar, y mucho, de todo lo que cuenten después.

-Dicen que hay crecimiento de la economía pero no del nivel de precios. 

-La población que trabaja baja en 600.000 personas. No sabemos si se han muerto, se han jubilado o han emigrado. Pero el hecho es el que es.

-El precio de la vivienda, que es el principal activo de capital y ahorro, sigue cuesta abajo. Y de momento sólo se habla de buenas noticias cuando se menciona el atenuamiento de su caída, que no es lo mismo que su recuperación.

-El endeudamiento del sector público crece a un ritmo anual cercano a los ochenta mil millones de euros.

Si estos datos los extrapolásemos a un hospital, con el enfermo en la UVI, ningún médico medio sensato diría a la familia del enfermo que lo más probable es que llegue a las rondas clasificatorias del próximo Decathlon olímpico.

Y Rajoy es lo que nos dice. Nos cuenta, sacando pecho, que de estos datos del paro era de los que quería informar hace tiempo. Lo malo es que ya estamos en un momento en que los datos del paro carecen del valor social y político que tenían en otros momentos.

La gente ha dejado de escuchar lo que escuchaba y ya ni eso sirve, realmente, para creer en la recuperación. Ahora toca pagar la hipoteca, apretar los dientes y callar.

O rezar, quien aún crea en algo.

El seguro de desempleo y el seguro del coche

 

La cosa está mala...

La cosa está mala...

Hoy voy a hablar de un tema que supone un pellizco muy grande en el gasto público y una balsa de fraude muy importante en el conjunto del gasto público, pero que nadie menciona sabiendo que sacarlo a colación es como abrir las puertas del Infierno.

Se trata del seguro de desempleo y el hecho de que sea igual para todos e igualmente costoso y obligatorio cuando está claro que, por distintas razones, unas personas suponen un riesgo mayor para le sistema que otras.

El contrato de seguro se basa en la idea de cubrir un riesgo con una cantidad que, tomada de modo estadístico, sirva para cubrir el riesgo del conjunto con las aportaciones de los partícipes.

Sin embargo, en el caso del seguro de coche, que es el que todos conocemos, sabemos de sobra que en el coste de ese seguro influyen otras variables, como los años de experiencia del conductor, su edad, sexo, y los siniestros que haya declarado en los años precedentes.

En el seguro de desempleo, sin embargo, no se tiene en cuenta nada de esto, dando lugar a que una serie de grupos cobren sistemáticamente lo que otros aportan.

La pregunta que yo os planteo, es: ¿sería más justo que el seguro de desempleo se acercara un poco más al sistema de los seguro de automóvil? Yo creo que sí.

Esto significaría que habría una parte del seguro fija y obligatoria, que pagaría todo el mundo, y una parte variable y voluntaria que pagaría el que quisiera y que sería más abultada cuanto mayor fuera la probabilidad de que el trabajador se quedase en paro y más reducida cuanto menor fuese esta probabilidad y más años seguidos hubiese trabajado.

De este modo se evitaría los fraudes típicos del que trabaja diez meses y cobra doce, y se aumentarían los sueldos de los que pagan siempre para no recibir nunca. Porque lo que está claro, para mío, es que ese dinero es del trabajador y él, y sólo él, debe decidir si lo gasta en un seguro de desempleo o en unas vacaciones en Ibiza.

¿Cómo lo veis?

 

Lo que las cifras dicen y todos callan

Aquí pasa algo raro...

Aquí pasa algo raro...

En los últimos meses nos han bombardeado con cifras y conceptos que tratan de ilustrar las consecuencias humanas y productivas de esta crisis. Sin embargo, a veces pienso que toda esa parafernalia matemática lo que hace es ocultar la realidad más que arrojar luz sobre ella.

Una de las magnitudes más llamativas, para mí, fue siempre la curiosa relación entre el Producto Interior Bruto y el desempleo español. Porque resulta que en otros países, como Alemania, la recesión ha sido mucho más grave, pero se ha destruido menos empleo. Incluso en el caso griego, con el país al borde la bancarrota, el paro no sobrepasa el 10 % mientras aquí hemos llegado ya al 20 %.

Como sabéis, se da todo tipo de explicaciones para ese fenómeno, pero hay una que me preocupa y que quiero proponeros, aunque sea sólo un ejercicio intelectual:

En España padecimos una recesión o descenso del PIB del 3,1%.

En ese mismo periodo perdimos 1.090.000 puestos de trabajo. O sea, millón y pico.

Pues a ver:

Si el PIB es lo que producimos entre todos, y un millón y pico de personas han dejado de producir, ¿qué e es lo que estaban produciendo para que baje tan poco el PIB al eliminar a esas personas del mercado de trabajo? ¿A qué puñetas se dedicaban o las dedicaban sus patrones?

Porque lo que tenemos, en números gruesos, es que en España deja de trabajar un 5,5 % de la población activa y sólo se pierde un 3,1 % de la producción. Y eso en los momentos iniciales, porque ahora dicen que el PIB se recupera pero el paro sigue creciendo.

Así que es vuestro turno para explicarlo, porque yo no lo entiendo.

Esperando las reformas

El Sol Invicto por quien tanto brindan

El Sol Invicto por quien tanto brindan

No sé si es que estamos tontos o es que creemos que todo se arregla frente al mundo por el mismo procedimiento de dejar las cosas para nunca como hacemos aquí.

Hace meses, casi un año, que el Gobierno afirma que es urgente abordar las reformas estructurales necesarias para adaptar nuestro mercado laboral y nuestro modelo productivo a las necesidades de esta crisis. Desde entonces, son millon y pico los españoles que han perdido su trabajo, decenas de miles las pequeñas (y no tan pequeñas) empresas que han cerrado y centenares de miles los españoles desahuciados de sus viviendas o con la soga al cuello, tirando de sus últimos ahorros.

Y las reformas no llegan.

Unas veces se opone la patronal, otras los sindicatos, y otras el lucero del alba, pero el Gobierno, que es quien tiene la responsabilidad de hacer algo, lo que sea, aunque se equivoque, prefiere dejar para más adelante lo que no puede esperar.

¿Se piensan que el mercado de trabajo y el modelo productivo son como la sentencia sobre el Estatuto de Cataluña, que va ya para cuatro años pudriéndose en el Tribunal Constitucional?

Si están en esas, se equivocan: lo que hagamos entre nosotros, y lo mucho que nos burlemos de la independencia de los jueces o de nuestra propia Constitución se la bufa a todo el mundo, mas o menos. Lo que hagamos con nuestros modos de contratación nos afecta a todos, y se mira con lupa desde los despachos de los inversores internacionales, cada día más convencidos de que no se debe invertir un duro en España porque aquí no se decide nada real.

Enfrascados en discusiones y en maniobras electoralistas, nuestros gobernantes han decidido no decidir. Pero las hipotecas no se discuten. Se pagan o no se pagan. Y el trabajo no se discute: se tiene o no se tiene.

Los brindis al sol, para los mitraicos. Los demás, cristianos, ateos, judíos y musulmanes, necesitamos que alguien haga algo y lo haga de una vez.

Lo que sea, pero ya.