Archivo de la etiqueta: banca

La banca se hunde poco a poco

La desolación

La desolación

Por mucho test se stress que se realice y por buenos que sean los resultados, parece que la sangría de la banca no cesa, y la amenaza de una nueva tormenta financiera se recrudece en estos meses veraniegos en los que la hipoteca deja su lugar, en la escala de preocupaciones, al sitio en la playa y el arroz del chiringuito.

Los bancos españoles han superado las pruebas, o eso parece, pero entre tanto, el Commerzbank alemán ha publicado un aviso según el cual no podrá mantener las expectativas de beneficio anunciadas en los meses anteriores. La italiana Monte dei Paschi, el banco más antiguo del mundo, debe ser rescatado con dinero público (y una pirueta contable para que el dinero público no sea considerado dinero público). La portuguesa Caixa Geral lleva el mismo camino, de reestructuración, rescate, alivio o como demonios le quieran llamar, aunque el agujero es mucho menor, como menor es su tamaña. Credit Suisse y Deutsche Bank salen hoy mismo de los principales índices bursátiles europeos. Y sigue… Pero no vale la pena.

¿Qué le está ocurriendo a la banca?

Pues fundamentalmente que no consigue ganar dinero, porque los tipos de interés negativos y las bajas expectativas de negocio los abocan a vivir de las comisiones, justo la parte ala que más se resisten sus clientes, y justo la parte en la que hay que pelear cada céntimo para cubrir costes y ofrecer a los accionistas una mínima rentabilidad.

Y ahí está el problema: que con el capital que tienen, la rentabilidad es ridícula, lo que lleva al negocio de la banca a convertirse en una especie de galera donde el dinero rema y rema sin llevar a ninguna parte.
Esto estaría muy bien, si no fuese que la banca no es un sector cualquiera que pueda sufrir una crisis sin afectar al resto. Con la banca paralizada, la economía se resiente, la inversión no llega a donde tenía que llegar, y la mala asignación de recursos campa a sus anchas.

De ese tema hablaremos en breve…

La hipoteca jugada con negras

Si mueven blancas, ganan en tres. Pero si mueven negras...

Si mueven blancas, ganan en tres. Pero si mueven negras…

Lo normal en este blog es que contemplemos la hipoteca desde el lado del que se ha comprado una vivienda y ha pedido el dinero prestado. pero el negocio dela banca tiene cada día más aristas, con todas sus consecuencias, y no está de más que le echemos, por una vez, un vistazo desde el lado contrario del tablero.

En primer lugar, con la bajada de los tipos de interés, los bancos no tienen incentivo alguno para conceder hipotecas, como no sea a un diferencial muy elevado, no vaya a ser que les toque pagar por la hipoteca y perder dinero en vez de ganarlo, que es para lo que están (como cualquier hijo de vecino).

Pero es que aún así, elevar los diferenciales tampoco parece una solución, en primer lugar porque muy poca gente podría pagarlo y en segundo lugar porque también ellos echan cuentas y ven el hecho de que en un contrato a treinta años pueden pasar muchas cosas, de modo que si esos diferenciales acaban siendo excesivos para el cliente, el piso puede volver a las manos del banco, y eso es algo totalmente indeseable. Y tienen miedito. Mucho. ¿Por qué?

Pues bueno: los tipos de interés bajos pueden parecer una bendición, y de hecho lo son para mucha gente, empezando pro los Estados, que pueden seguir gastando lo que no tienen y evitar una revolución en las calles, pero hay muchas, muchísimas empresas que dependen de unos tipos de interés más altos para poder repartir sus dividendos y repartirlos entre sus partícipes.

El ejemplo típico son los fondos de pensiones: ¿qué ocurre en los lugares donde la gente depende de sus fondos de pensiones y estos no rinden casi nada pro los bajos tipos de interés? ¿Qué ocurre con las compañías de seguros? ¿Qué ocurre, en el lado de las obras benéficas, con las actividades de las fundaciones, que tienen prohibido pro ley gastarse el capital y sólo pueden operar con los rendimientos de este?

Para estos grupos las cosas pintan mal, y toda la gente que pierde sus rendimientos se une en el bajo consumo a los trabajadores que ven bajar sus salarios y a los de la banca, por ejemplo, que están siendo masacrados pro la baja rentabilidad y la explosión de las nuevas tecnologías. Así  las cosas, no hay nada extraño en que los bancos sean reacios a conceder hipotecas. Mientras puedan seguir prestando dinero a los Gobiernos lo prestarán. Y cuando no, se achicarán hasta convertirse en la mínima expresión posible en su faceta de bancos comerciales.

Porque no vale la pena. Porque el riesgo es superior al beneficio. Porque así no hay manera.

 

 

 

 

Hipoteca, banca, y beneficios

A saber quién la lanzó ahí

A saber quién la lanzó ahí

Hablaban el otro día los dirigentes de la banca, con gran orgullo, de que el primer semestre del año había sido muy bueno para su cuenta de resultados. De hecho, estos han subido, de media, más de un veinte por ciento respecto al mismo periodo del año anterior. Y luego, como de pasada, añadían que lo que no había aumentado era el crédito, porque todavía era pronto para que los esfuerzos de liquidez del Banco Central Europeo llegaran a Pymes y particulares.

Lo que uno se pregunta al escuchar estas cosas, es de dónde demonios proceden los beneficios de la banca, si las hipotecas siguen a un tipo de interés mínimo, la construcción repunta, pero poco, y como ellos mismos confiesan el crédito no acaba de llegar a la calle, o no a la calle donde vivimos la mayoría.

La respuesta no puede ser única, ni tampoco se puede simplificar en un par de frases, pero pasa sin duda por el nuevo modelo de banca, ese del que ya hemos hablado por aquí alguna vez y que consiste en expulsa de la sucursal al cliente que no use tarjeta de crédito, no contrate seguros, y no le guste pagar comisiones. Los bancos lo han visto claro: el buen cliente no es el que lleva dinero a la ventanilla, porque dinero ya se lo da todo el que quieran el Banco Central Europeo, sino el que deja beneficios pagando comisiones o comprando otros productos.

¿Y la hipoteca?

La hipoteca es un producto que en sí misma interesa cada vez menos, pero que fideliza al cliente por muchos años y que, con un poco de márketing puede ayudar a vender seguros de vida, domiciliar recibos y tratar de colocar muchos productos más, pero lo que es en sí misma, en margen de beneficios, no termina de ser interesante.

Al final, la gran sospecha pasa proque los bancos obtienen sus beneficios, esos que mejoran, a fuerza inventarse comisiones raras y, obre todo, a fuerza de pedir dinero prestado a Draghi para luego comprar deuda pública a un tipo de interés muy superior al que ellos pagan. O dicho de otro modo: en coger el dinero de Draghi, que es una institución pública, para que luego los ciudadanos, todos y a escote, les paguemos a ellos en intereses de deuda pública más de lo que en un principio deberíamos pagar si eliminásemos ese inútil intermediario.

Un negocio redondo…

 

 

Las viviendas sociales de la banca

Castizos que somos...

Castizos que somos…

Cuando te dicen que la banca está haciendo un verdadero esfuerzo para ayudar a sus clientes, y te lo dice nada menos el presidente de la Asociación Española de Banca, lo primero que te sale de dentro es alzar una ceja. Pero luego lo piensas mejor, haces cuentas, y llegas a la conclusión, que debería ser obvia, de que lo que más le interesa a la banca es que las hipotecas se paguen y te lees los datos con un poco más de detenimiento.

Según José María Roldán, presidente de la asociación, las entidades han refinanciado ya las hipotecas de 500.000 familias que atraviesan dificultades, lo que supone en términos globales que un 10% del crédito hipotecario ha sido refinanciado.  Incluso cuando esto no es suficiente, la banca trata de presar apoyo con otras soluciones, como rentas a precios “fuera de mercado” o  el fondo social de viviendas.

Y ahí es donde viene lo que ya no sabe uno si empieza a sonar a broma, o que ha habido un vuelco en la percepción del asunto, porque la banca destinó 6000 viviendas a alquileres sociales y por lo visto se han ocupado hasta la fecha sólo 1500, quedando vacías las otras tres cuartas partes. ¿Y qué dice la banca de eso? Que las administraciones no colaboran identificando a las familias en riesgo de inclusión y que siguen vacías porque nadie ha hecho los trámites para ocuparlas.

Cuando el debate se pasa a estos términos, es que estamos en un momento en el que la banca quiere cambiar su imagen, y esos tíos no dan puntada sin hilo. Estoy completamente convencido de que los bancos han tomado estas medidas impulsados pro las circunstancias, y también de que las administraciones están más interesadas en el rédito político de encontrar a un chivo expiatorio que en aportar verdaderas soluciones a las personas con un problema.

Pero el hecho de que se peleen por determinar quién pone más y quién se esfuerza más, es ya un síntoma de los tiempos que van a venir.

Lo que nos falta es saber qué es lo que están pensando en realidad y qué es lo que en realidad van a hacer.

Efectos de lo nuevos tiempos políticos.

Efecto de un país que tiene demasiada parte de su economía pendiente de las decisiones del BOE y otras administraciones públicas.

 

Las nuevas hipotecas

Novedades sobre lo de siempre

Novedades sobre lo de siempre

El mercado hipotecario se reanima, y con él aparecen nuevos modelos de hipotecas. Algunas basan su imagen en ser lo de toda la vida, sin novedades, sin sorpresas y sin aventuras, que es lo que mayoritariamente demanda ese cliente solvente que tanto busca la banca, mientras que otras se decantan por hacer el producto más atractivo incorporando nuevos enfoques.

El problema para la mayoría, y ventaja para algunos, es que las hipotecas han dejado de ser un producto aislado y su coste final, su diferencial y a veces hasta las comisiones se vinculan a otros productos que el cliente pueda tener contratados con el banco, tales como nóminas, seguro de hogar y hasta seguros de vida.

A la hora de calcular una hipoteca con verdadera seriedad es muy importante tener en cuenta estas condiciones, pues el coste de estos productos, muy especialmente los seguros, puede suponer que lo que no se paga por un sitio se paga por otro. Nuestro consejo  es que se busque el mejor producto de mercado equivalente y se compare, en su caso,  lo que se está pagando de más (porque lo normal es que haya un sobrecoste). Con esa cifra, añadida a los costes de la cuota mensual, podremos saber cual es el coste real de la hipoteca.

Este tipo de políticas van en línea con lo que ya hemos comentado en semanas anteriores y que podríamos resumir con la ley del 130/3o, que viene a significar que hoy en día, para la banca, un 30 % de los clientes le proporcionan el 130% de los beneficios. Si, lo habéis leído bien: un tercio de los clientes suponen más del cien por cien de los beneficios, porque el otro setenta por ciento, en conjunto, genera pérdidas, si no a nivel individual, sí a nivel de conjunto.

¿Y quienes son los clientes  que dan pérdidas? Pues más de los que os imagináis y más de los que supondría incluso un viejo gestor de oficina. Hablaremos de ellos un día e estos con bastantes y floridos ejemplos, porque la cosa tiene su gracia. Os anticipo uno para abrir boca: da pérdida el tipo que tiene el dinero en el banco y no lo mueve. Por ejemplo.

 

Lo que dicen que ahorran y lo que no vemos

El sargento ya se cachondea de nosotros...

El sargento ya se cachondea de nosotros...

La secuencia lógica está clara: mientras el Estado gaste más de lo que ingresa, emitirá deuda pública, y mientras el Estado emita deuda pública, a los bancos les resultará más interesante prestarle el dinero al Estado que dárnoslo a nosotros o a las empresas en forma de créditos o de hipotecas. Así las cosas, resulta que hasta el Corte Inglés ha tenido que acudir por primera vez en su historia a una emisión de deuda.

Sí, habéis leído bien: la vieja broma bancaria de que “si un día entra por la puerta el director del Corte Inglés le dices que no es lo bastante solvente” se ha convertido en realidad. Aquí tenéis el enlace para que podáis haceros cruces tranquilamente y pensar en qué casos le prestarán dinero a cristalerías Benito o a  instalaciones Manolo.

Y entonces, ¿qué pasa con el gasto público?

Nada. Que diga lo que diga la vicepresidenta sobre que ha llegado el momento del sacrificio de los políticos, todo es una pantomima para que las cosas sigan igual, y hasta se han reunido Rajoy y Rubalcaba para acordar qué se toca y qué no se toca. Eso, y no otra cosa, es el cacareado acuerdo entre los grandes partidos sobre la reforma de las administraciones.

Como ejemplo de lo que tenemos, os cito un dato que he encontrado por ahí: “La Conselleria de Sanidad valenciana tiene empleadas a 1.500 personas, de las cuales 164 son telefonistas, 116 electricistas, 18 pintores, 2 fotógrafos, 80 calefactores y 34 costureras. ¿Cómo creen que un país puede funcionar así? Y con un 22% de absentismo.

Así, por supuesto, no se puede reducir el gasto público, y ni siquiera se plantea la opción de corregir ese tipo de barbaridades, porque hacerlo de veras repercutiría sobre el empleo.

¿Os dais cuenta del eufemismo? Repercusión sobre el empleo. Sí, claro, por supuesto, porque echar enchufados a la calle, repercute sobre el empleo. Porque echar asesores a la calle, de los que se nombran a dedo y cobran una media de 60.000 euros al año, repercute sobre el empleo, porque preguntarse por qué los profesores universitarios obtienen su plaza en oposiciones a las que no se presenta nadie más, repercute y mucho, sobre el empleo.

Lo único que no repercute sobre el empleo es dejarlo todo como está, absorber todo el dinero disponible del mercado y ver cómo los demás rabian y lloran en busca de una financiación o una hipoteca que ni llega ni se la espera.

La banca sigue defendiendo las cláusulas suelo

Diciendo sólo lo que le interesa

Diciendo sólo lo que le interesa

Eduardo Arbizu, responsable de los servicios jurídicos del BBVA, se ha encargado de defender en el Congreso de los Diputados la bondad de las cláusulas suelo, justificando su existencia en la prudencia que debe de guiar la gestión financiera en todo momento y lugar.

Una prudencia, dicho sea de paso, que no siempre se ha aplicado, y basta con echar la vista atrás y recordar los años de burbuja inmobiliaria. Arbizu ha sostenido que esta cláusula suelo sirve para que las entidades financieras puedan tener un soporte ante un escenario en el que casi el 97% de las hipotecas concedidas en nuestro país son a tipo de interés variable.

Además, Arbizu defiende a las entidades financieras al hablar de que la media de las cláusulas suelo se encuentra en el 3,12%, mientras que en el caso del BBVA supera ligeramente el 2,80%, un valor que, en realidad, es muy adecuado para cualquier coyuntura económica.

Pero lo que Arbizu no dice, y la banca nunca quiere reconocer, es que el verdadero problema no es la cláusula suelo en sí misma, que no deja de ser una cláusula adicional del articulado hipotecario, el problema es la cláusula techo, o mejor dicho, el exceso de diferencia que existe entre una y otra.

Ya lo he escrito en numerosas ocasiones en este blog. El problema es que las cláusulas techo fijadas por las entidades financieras son totalmente inalcanzables hoy en día, independientemente del escenario económico en el que nos encontremos, como se ha demostrado con esta crisis con tipos de interés que nunca fueron por encima del 6%.

Entonces nos encontramos con que la banca siempre gana, hay un límite por debajo pero nunca hay un límite por arriba, y ese es el verdadero problema, lo que nadie quiere entender o aceptar, por la cuenta que les trae claro.

Ningún ciudadano se opondría a una cláusula suelo del 3%, por ejemplo, si luego su cláusula techo fuera del 5-6%, porque sería una situación justa en el que en ocasiones ganaría la banca y en ocasiones el ciudadano, no como lo que sucede ahora.

Alguien debería de haberle recordado eso al Sr. Abizu.

Franco, la hipoteca y la revolución

Version 2.0 de un viejo tema...

Version 2.0 de un viejo tema...

Tranquilos, que el título asusta un poco, pero luego trataré de explicar que la cosa no es para tanto.

Uno de los puntos que tienen en común los polítólogos, es que las revoluciones sociales se dan con mayor frecuencia y virulencia en aquellos países en los que la propiedad privada tiene poco incentivo para una masa muy amplia de la población. Ese desapego hacia la propiedad privada viene, generalmente de dos razones: o se trata de sociedades de piratas o recolectores (que las hay, aunque no voy a mencionarlas) que entienden que todo viene del aire (porque lo suyo viene del aire) o se trata de sociedades en las que un porcentaje muy elevado de la población no tiene NADA, con lo que el concepto de propiedad les es absolutamente indiferente.

Como lo común es lo segundo, algunos regímenes totalitarios, como el franquismo español, decidieron atajar las propuestas revolucionarias haciendo que la gente tuviese algo. Esa es la razón, por ejemplo, de que la inmensa burrada de pisos de protección oficial que se construyeron en España durante el franquismo se adjudicasen en régimen de propiedad y no de alquiler como en otros países.

La idea estaba clara:  si la gente era propietaria de sus viviendas sería mucho más reacia a apoyar un régimen que estableciese que todo el mundo perdía lo suyo. Y por eso la ideal alquiler es tan grata para la izquierda en general, puesto que la gente que no tiene nada suele apoyar cualquier medida o cualquier idea que convierta en suyo lo que no lo era.

A medida que pasa el tiempo, la clase media, garantía de estabilidad del Estado, se va descomponiendo y cada vez más gente se convierte en clase baja, sin garantías, sin propiedades, y sin el paraguas del Estado del Bienestar que les asegure que todo va a ir bien pase lo que pase. La hipoteca, que antes te convertía en propietario y era deseada por todos, se convierte ahora en una cadena que te convierte en esclavo, y el que puede trata de librarse de ella, y si es sin pagarla, mejor que mejor.

La jugada, como siempre, está en quién la paga. Y la respuesta, como toda la vida, es “quien sea, pero yo no”. De este mecanismo, tan viejo como los sumerios, es de donde nacen movimientos tan variopintos como la dación retroactiva, la deuda ilegítima y la castración del periquito albino: el resumen fundamental es que la hipoteca la pagas tú y el piso me lo quedo yo, ya se como alquiler social, expropiación al banco, o como quiera…

La idea básica de todos estos movimientos, sin juzgarla, es dar a entender que existe el derecho a disfrutar de una vivienda sin que este derecho dependa de pagarla. Por vueltas que le den, lo que ofrecen a la gente es una subvención generalizada, o un producto gratuito, y de ahí procede su éxito. La explicación es muy sencilla: salid mañana a a la calle a ofrecer bicicletas gratis y veréis cuantas gente os apoya y firma lo que haga falta. Así que si lo que se ofrece, en el fondo, son viviendas gratis, el éxito tiene que ser arrollador.

Detrás de esta idea, una vez más, se encuentra la lucha entre estabilidad y revolución. Los que se oponen a esto alegan que cada cual tiene que pagar lo suyo, mientras que los que lo apoyan creen, y así lo reconocen, que el daño que se haría a la banca sería tan grande que podría provocar el colapso definitivo del sistema, lo que abriría las puertas a una revolución marxista.

Por eso son los que son los que lo apoyan. Por eso son los que son los que se oponen.

Nada nuevo, vaya.

La hipoteca y el Apocalipsis

-Creo que nos están atacando los nuestros.

-Creo que nos están atacando los nuestros. -Es igual. Tú dispara y no preguntes.

Amigos, es la guerra.

Primero se preocupaban los que querían una hipoteca y no se la daban, ya fuese porque su trabajo no era lo bastante estable, ellos no le parecían al banco lo bastante jóvenes, o el piso no le parecía a la entidad financiera lo bastante soleado para revenderlo en caso de insolvencia.

Luego comenzaron a preocuparse los que sí habían conseguido una hipoteca, y acababan de descubrir que el papel que habían firmado los iba a endeudar por treinta años, y que aquello de que los pisos no bajan nunca era mentira. Porque lo cierto es que lo que no salió fue la cuenta de muchos: si puedo, lo pago, y si no lo puedo pagar, lo vendo y siempre me sacaré un pellizco, así que hay que hipotecarse porque pagar alquiler es tirar el dinero. ¿No lo escuchásteis nunca? Yo sí. Y ahora, los que ganaron, callan como meretrices, y los que perdieron vienen con la dación en pago, la deuda odiosa y todas las demás formas de reconocer que no sabían leer, o que al menos no supieron leer ni entender lo que firmaron

Como tercer jinete de este Apocalipsis particular hay que citar a los bancos. Se comportan como casinos, se juegan el dinero a cara 0 cruz, y cuando ganan retribuyen a sus directivos con magníficas comisiones, agradeciéndoles su audacia y su puntería a la hora de invertir. Y cuando pierden, ¡coño, pues también! Al final, las cajas de ahorros, que son los peores engendros desde tiempos de la burra con alas de mariposa, repartieron entre los políticos los beneficios y reparten las pérdidas entre los ciudadanos. ¿Y por qué no quiebran? Porque lo cierto es que no tienen accionistas, así que no jorobamos…

Y ahora resulta que el dinero tampoco está seguro en el banco. Lo de Chipre nos ha enseñado que puestos a echar mano de lo ajeno, las autoridades europeas no se paran en pequeños tecnicismos. Por ejemplo, tienen razón en que el Fondo de Garantía de Depósitos sólo asegura los cien mil primeros euros, pero se olvidan de que le resto se puede perder en caso de quiebra de la entidad. Por ejemplo, que el sistema financiero se basa más en la confianza que en los balances, y que la gente sólo sabe una cosa: que hay personas que  han pedido sus ahorros después de llevarlos al banco. ¿Cómo se restaurará ese roto? ¿Qué vieja Celestina remendará esa honra?

Por eso digo que es la guerra, una guerra en la que nos queda ante todo una pregunta: ¿Quién está en una posición más segura? ¿El que tiene unos ahorros o el que tiene una hipoteca?

La respuesta un día de estos, cuando se hunda otro pilar que parecía seguro…

La incertidumbre del supervisor bancario único en Europa

No trabajará hasta 2014

No trabajará hasta 2014

Por una vez, casi hablamos de una primicia:  la cumbre europea celebrada ayer suspende , al menos hasta 2014, la entrada en funcionamiento del regulador bancario único. Según dicen, antes de diciembre de este año se acordarán las normas que regulen su operativa, pero su operatividad se pospone hasta dentro de año y pico, y suponemos, conociendo cómo van las cosas de Palacio, que hasta mucho después.

En principio, el Gobierno español ha dicho que esto no supone un gran contratiempo, porque lo que importan son las normas, pero mucho me temo que, na vez más, no puedo estar de acuerdo y que todo este tema, tan espeso y tan obtuso para la gente de a pie, se convertirá en nuevos problemas para la financiación de las pymes, más trabas para la concesión de hipotecas, y en suma, más recesión y más paro.

Trato de explicarlo, porque el tema es durillo:

Como todos sabemos, la Unión Europea había concedido un fondo para el rescate bancario. Después de tener que pasa por el bochorno de que nuestros datos no les valiesen y enviaran a los llamados auditores independientes, resultó que la banca española necesitaba hasta cincuenta y seis mil millones de euros de recapitalización. La Unión Europea, con una serie de condiciones (diga lo que diga Rajoy, había condiciones) concedió a España una línea de crédito de hasta cien mil millones de euros para este fin.

Por se lado, parecía que el agujero bancario podía cubrirse con cargo a este acuerdo, pero para que el dinero fluyese era preciso que se probase un regulador bancario único, y ahora resulta que el regulador bancario no estará en funcionamiento hasta 2014.

¿Qué pasa entonces? Pues pueden suceder dos cosas que el dinero siga en el limbo, con lo que nuestros bancos seguirán en tiempo de sequía, sin poder financiar la economía real. O que el dinero llegue, pero o como rescate bancario, sino como simple deuda pública, lo que aumentará terriblemente la ratio de endeudamiento del Estado Español ya que este dinero no dependerá del rescate bancario, aún inoperante, sin de oto tipo de acuerdo que no puede mantenerse al margen de las cuentas anuales.

Resumiendo: que nos han jorobado bien.

Tu hipoteca y el rescate bancario

Español típico abriendo la puerta al rescate...

Español típico abriendo la puerta al rescate...

Se llame como se le llame y englobe lo que englobe, lo cierto es es que somos objeto de una operación financiera a gran escala para reflotar nuestros bancos, víctimas de lo que tantas veces hemos contado aquí: el agujero contable producido pro al diferencia entre el dinero que prestaron y el valor contable actual de  las garantías que exigieron a cambio de esos préstamos.

¿Es un rescate o una ayuda?,¿afectará sólo a los bancos yo lo veremos reflejado en otaras facetas de nuestra economía?, ¿supune la pérdida de soberanía? De esas cosas ya hablaremos en otro artículo, dedicado enteramente al asunto, si os parece.

La cuestión ahora es cómo afectará este rescate de nuestros bancos a las hipotecas que tenemos firmadas y a las que se pueden llegara firmar en el futuro para la compra de nueva vivienda. Lo pongo por puntos, evitando narrativa por esta vez:

-La banca tiene una inmejorable oportunidad de sanear sus balances, pero va a ser obligada a deshacerse de montones de activos que están las tratando sus cuentas. Entiendo, por tanto, que en los próximos meses veremos una bajada verdaderamente seria de los inmuebles. Sí, me he mojado: los pisos van a bajar, y MUCHO. Y además a corto plazo.

-La banca no va a encontrar clientes solventes a los que prestar el dinero. Leía por aquí en un comentario de Victor (un lector) en el que nos decía que los bancos debían buscar solvencia moral. Luego nos aclaraba que eso sería posible en otra sociedad con otros valores. Bien: me refiero a solvencia económica, o sea, a capacidad para devolver lo prestado en los plazos pactados y del modo acordado. Con las cifras actuales de paro y el panorama económico que tenemos, la demanda solvente a brillar por su ausencia, así que ese factor presione los precios aún más a la baja.

-Nuestra capacidad de negociación se reduce. Hasta ahora, los bancos preferían negociar a embargar. En ese sentido, cambian las tornas a peor con el inmenso balón de oxígeno que les insufla el Banco Central Europeo.

-Los bancos serán un poco más estables y más solventes, lo que hará que nuestros ahorros estén un poco más seguros. Si la cosa se queda donde está, las hipotecas no se encarecerán tampoco demasiado, dado que el Euribor no tiene por qué moverse al alza.

En resumen: creo que va a ser un buen momento para el que tenga algo de dinero. Pero esos son tan pocos, que casi no van a causar impacto ambiental.

El Euribor baja y las hipotecas suben

Hipotecado descendiendo a los infiernos. La autora es Élodie Durand y le puso otro título...

Hipotecado descendiendo a los infiernos. La autora es Élodie Durand y le puso otro título...

La  noticia de las últimas semanas es que las hipotecas siguen subiendo en coste para quien quiere contratar una, mientras que el Euribor continúa su descenso, como podéis comprobar en el gráfico que aparece en el margen izquierdo de esta web

Aunque parezca una parad0ja, es una reacción bastante lógica para la situación actual. Lo que no es lógico, seguramente, es la situación actual, pero si los bancos disponen de dinero suficiente el Euribor tiene que bajar. Lo que los bancos no tienen tan clara es la evaluación del riesgo que soportan por conceder una hipoteca, y como el diferencial que se aplica por encima del Euribor es el que mide ese riesgo, resulta que la paranoia de los bancos, o su síndrome del gato escaldado, es lo que está presionando al alza las hipotecas.

De todos modos, y aunque esta combinación de datos ha sido muy criticada en distintos medios, a mí me parece que es una buena noticia. Y me explico: que las hipotecas se iban a encarecer ya lo sabíamos todos, y además es un problema menor, puesto que lo realmente complicado no es el precio de las hipotecas sino su acceso a ellas. O sea, no es que se pongan caras, sino que no nos las dan.

Sin embargo, la bajada del Euribor siempre es una buena noticia para la inmensa mayoría de españoles que ya tenemos una hipoteca firmada y que estamos esperando a la revisión anual o semestral. Con la bajada del tipo de referencia, seremos muchos los que veremos bajar unos euros nuestro recibo hipotecario mensual y eso es siempre una alegría.

O sea, que si hacemos balance, la situación para la mayoría es que suben las hipotecas que nunca les darán  y bajan las que ya tienen.

No me parece algo de lo que lamentarse, la verdad.