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Año de recuperación, ¿también para las hipotecas?

No es un naufragio, es un cambio de punto de vista.

No es un naufragio, es un cambio de punto de vista.

Empezamos nuevo año y lo empezamos con el triunfalismo del Gobierno respecto a los datos del paro, con un descenso de casi medio millón de personas.

En mi opinión, si los asesores del Gobierno piensan que a los españoles les interesa solamente la economía y eso salvará a al PP de pasar por la guillotina a la hora de las elecciones es que están aún más aislados de la calle de lo que parecía, pero vete a saber.

La cuestión, creo yo, no es que haya o deje de haber medio millón más de personas trabajando, sino explicar por qué con esas cifras el número total de horas trabajadas sigue cayendo, el total de los salarios percibidos por el factor trabajo sigue cuesta abajo y por qué las cotizaciones de la Seguridad Social se siguen reduciendo. Hay dos opciones: o nos ha atacado un bicho muy malo, con siete cabezas y once colas que hace que todo parezca más feo, o estamos entrando en situación de subempleo, es decir, cambiar un buen trabajo, a tiempo completo, con un bien sueldo, por varios trabajos de mierda, a tiempo parcial, y con salarios de miseria.

Como bien dijo Schacht en su momento, un país tiene problemas cuando la gente carece de trabajo y es pobre, pero los problemas realmente graves empiezan cuando la gente sigue siendo pobre después de haber encontrado un empleo. Y en esas estamos.

En cuanto a las hipotecas, veo difícil que se incremente sustancialmente el número de las que se conceden y precisamente pro lo que acabo de explicar más arriba: más personas trabajando con peores salarios no crea demanda solvente. Si a eso unimos la deflación, con sus dos efectos principales, que son el aplazamiento de las compras y el hecho de que el dinero que se debe cada vez vale más, no me parece que el panorama hipotecario se esté comenzando a despejar, sino todo lo contrario.

Habrá, por tanto, más insolvencias, aunque aún no sé cómo las disfrazarán. Seguirán bajando los pisos, salvo en ciertas zonas con mucha demanda, como quizás Madrid y algunas otras grandes ciudades, y la desigualdad, que tanto afecta a la economía, afectará también , y en cada vez mayor medida, al territorio.

Por cierto: otro día hablamos de lo que pasa cuando el petróleo baja de golpe. No, no es una buena noticia, aunque a muchos se lo parezca.

De momento, Feliz Año Nuevo.

 

 

Las hipotecas se recuperan

hipotecas

Dicen por estas tierras del norte que no hay mal que cien años dure, y a eso suele responderse que tampoco hay cuerpo que lo resista. Ambos tienen razón, por supuesto, pero cabe preguntarse si el repunte de las hipotecas tiene más que ver con una auténtica recuperación de la economía o con una superación del miedo.

Como podéis ver en la gráfica, procedente del Instituto Nacional de Estadística, el repunte no es como para tirar cohetes, pero es cierto, objetivamente cierto, que las hipotecas firmadas han dejado de caer y llevan unos cuantos meses en la senda de la mejoría.

Entre los posibles motivos, podemos citar tres opciones:

-Que las cosas vayan efectivamente mejor, haya más gente con trabajo y haya más gente que puede llegar a embarcarse en un proyecto a treinta años porque la solidez de sus puestos y sus ingresos haga que esto sea prudente.

Perdonadme, pero yo esta opción no la veo. El trabajo que se está creando es mayormente trabajo a tiempo parcial o con una disminución salarial. El número de trabajadores ha crecido, y de ahí el maquillaje de las cifras del paro, pero el número total de horas trabajadas sigue disminuyendo, lo mismo que los ingresos totales por el factor trabajo (que ocho cobran menos en total de lo que antes cobraban siete, para resumir)

-Que el factor pánico se haya reducido.

Cuando llega una crisis, parte de los efectos proceden de la propia crisis y otra parte procede del efecto pánico, lo mismo que en la bolsa. En esas situaciones, no sólo dejan de consumir los que se quedan sin ingresos, sino también los que mantienen intactas, o casi, sus posibilidades económicas y prefieren posponer sus decisiones por prudencia. En el caso de las hipotecas, la gente que todavía tiene dinero lleva mucho tiempo posponiendo la compra de la casa y las reducciones de precios parecen haberse desacelerado, con lo que puede haber llegado el momento de dar el paso adelante.

Me parece bastante plausible.

-La tercera opción es que los bancos están ahogados en dinero y tiene que sacarlo fuera de alguna manera, relajando sus exigencias.

Con el Banco Central Europeo prestando cerca del 0%, los bancos tienen que buscar de algún modo la rentabilidad en sus negocios y están haciendo de nuevo la vista gorda ante según qué clientes. Si te prestan el dinero al 0% y puedes prestarlo a una media del 3% o del 4% el negocio es muy bueno de nuevo, incluso con un porcentaje de impagados. Como la rentabilidad se reduce en todos los sectores, la banca anda como loca por buscare los mejores clientes y ofrece de nuevo condiciones que pueden ser muy atractivas para quien pueda pagar una buena entrada u ofrecer ciertas garantías.

Veremos lo que depara 2015. Desde aquí os deseo lo mejor para este año entrante, que no sé si será bueno o malo, pero lo auguro movidito.

 

La hipoteca y el divorcio en bromas

Encontrar una foto de un divorcio no es tan fácil...

Encontrar una foto de un divorcio no es tan fácil…

Esta crisis tiene tanta mano izquierda y tiene tantas manos que parece que lo que con una lo da, con otra lo quita.

Hasta ahora nos habíamos acostumbrado a leer que las dificultades económicas, el desempleo y la inseguridad estaba reduciendo el número de divorcios en España por el simple procedimiento de añadir paciencia al que no tiene claro a dónde irá si se separa.

Pues bien: también parece que lo contrario es cierto.

Según cuentan algunos asesores, se están empezando a extender los divorcios preventivos, esos en los que los dos cónyuges siguen llevándose estupendamente, comparten vida diaria y no discuten más de lo común, pero con la salvedad de que han pasado por el juzgado a disolver su matrimonio y simulan, ante sede judicial, batallar por sus bienes.

¿Y cual es la razón? Pues que cuando hay una hipoteca y no se paga en tiempo y forma, el banco te puede quitar la casa. Pero cuando hay una hipoteca y un divorcio, la ley entiende que el cónyuge que se queda con la casa está especialmente desprotegido, y la casa pasa a ser inembargable al menos hasta que los hijos cumplan la mayoría de edad.

Si resulta, por ejemplo, que el marido es el titular de la vivienda y cierra su empresa, es más que probable que la vivienda se le asigne a su esposa y a los niños. En este caso, la esposa y los hijos no podrán ser desahuciados por el banco, ya que ni son titulares de la vivienda ni responsables  de la deuda, con lo que la deuda del marido no puede perjudicar a los derechos de la esposa y menos aún a los de los menores.

En todo caso, y si el banco se empeña en mantener el embargo, podrá ejecutarlo, pero nunca podrá poner en la calle a sus ocupantes, con lo que los bancos, repentinamente, sienten unas enormes ganas de negociar cualquier cosa que se les proponga.

¿Y qué pasa mientras tanto con el esposo? Pues simple: que pasa, de una tacada, de ser marido a ser amante de la ocupante. Novio, rollete, o compañero sentimental.

¿Quién le va a prohibir a esa señora verse con quien quiera?

Qué país, oigan…

 

Una opción para no pagar la hipoteca

El padre de la idea

El padre de la idea

En este mundo litigante y litigioso, conde los políticos dejan a los jueces la función de gobernar, donde los empresarios dejan a los jueces la función de dirigir sus empresas y los trabajadores dejan a los jueces la obligación de defender sus derechos, era extraño que no se hubiese producido aún el trasvase hacia los jueces de la opción de no pagar las hipotecas.

Pero ya ha sucedido.

El antiguo juez Elpidio Silva, expulsado de la carrera judicial por un conflicto con Blesa (ya sabéis que en este país se echa a los jueces cuando atacan a según quién, ya sea el grupo PRISA o ya sea un banco, porque en eso no hay partidos diferentes) ha fundado un gabinete jurídico y ha lanzado su primera andanada contra la banca.

Es un poco complejo, pero trato de explicarlo.

La idea fundamental es que los bancos han titulizado sus hipotecas. Esto,  en forma de hipotecas subprime, es lo  que está en la base de la crisis de Lehman, que aún padecemos, consiste en empaquetar los créditos hipotecarios en otros productos financieros y venderlos como derivados. La jugada consiste en que los bancos sacan las hipotecas de su balance y las emplean como colateral para otras operaciones financiera.,

La gran pregunta jurídica es: una vez que los bancos han empaquetado las hipotecas en otros productos, y han vendido esos productos a tercero como colateral, ¿están los bancos legitimados parta pedir  el embargo de una vivienda tras el impago de la hipoteca?

O dicho en cristiano: Si los bancos han vendido a terceros la hipoteca, ¿les corresponde a ellos embargar la vivienda en caso de impago o será el propietario de esos títulos el único que pueda solicitar el desahucio?

La pregunta no es baladí, porque si los bancos no pueden solicitar la ejecución hipotecaria y deben hacerlo los tenedores del producto derivado, estamos ante el caso de que la propiedad de la hipoteca se ha fragmentado y no es tan fácil ejecutar la vivienda, ya que deberán ser los propietarios de este producto, todos y a la vez, los que soliciten la ejecución.

Como los bancos ya no son acreedores directos de esta deuda, deberían ser los acreedores de la deuda los que ostentasen los derechos de cobro. n¿Cómo es posible, jurídicamente, que el banco reclame una deuda de la que ya no es acreedor?

Esa es la pregunta que plantea Elpidio Silva y que os trasladamos hoy desde aquí.

Por mi parte, sin estar seguro de la respuesta, me parece que a algunos se les ha ido la mano con lo de los derivados financieros y que algo le ha salido mal, al menos en apariencia, al aprendiz de brujo…

El mercado inmobiliario y la flojera de la rentabilidad

Lo que va quedando...

Lo que va quedando…

Es un hecho: el capital anda errante por el mundo en busca de rentabilidad. La aversión al riesgo, que tantas veces hemos comentado, deja lugar poco a poco a la búsqueda de ese riesgo que convierta a cualquier inversión en un poco, un poquito más rentable que el viejo sistema del calcetín, los bajos del colchón o la teja del cobertizo.

El tipo de interés de los depósitos anda aproximadamente por el nada por ciento, y hay casos en los que hay que pagar incluso para dejar el dinero al banco, si se tienen en cuenta las comisiones, sisas, alcabalas y distintas limaduras. La bolsa parece que va subiendo, pero los dividendos no son lo que eran, la fiscalidad aprieta esas rentas y cualquier día puede venir el gran, enorme, glorioso batacazo que devuelva los valores de los mercados a una proporción razonable con los beneficios de las empresas.

¿Qué hacer, entonces, sobre todo si eres un fondo  de pensiones que tienes que pagar a tus viejos hoy y no en diez años?

La idea brillante que se les ha ocurrido a muchos es regresare al ladrillo y la hipoteca. Grandes males, viejos remedios.

Y con los particulares, sucede algo muy similar. ¿Dónde metes los cuatro duros que van quedando? Comprar un piso y tratar de rentabilizarlo vuelve a ser una opción, ahora que la bajada de precios ha metido un importante mordisco a los inmuebles de muchas ciudades.

Según las estadísticas de los notarios, el comprador típico de una vivienda es hoy un trabajador indefinido o autónomo de más de 45 años, que compra una vivienda de alrededor de cien mil euros y paga al contado, sin hipoteca, un 85% del importe de la vivienda. 

Su intención no es tanto especular con ella a la espera de que los precios vuelvan a subir como trata de sacarle un 5% anual, algo que en otros tiempos hubiese parecido poco y hoy se antoja una rentabilidad casi astronómica.

La hipoteca, por tanto, sigue en horas bajas: el comprador típico no es el que necesita la casa y se endeuda para ello, sino el que tiene el dinero y busca un lugar donde meterlo.

Por eso quizás, no acaban de bajar los alquileres tanto como se esperaba después del desplome de los precios de la vivienda en propiedad. Pero de eso ya hablaremos otro día.

El montante total hipotecario continúa cuesta abajo

Hasta un gato muerto rebota. Este no parece muy muerto, peor no quería herir sensibilidades....

Hasta un gato muerto rebota. Este no parece muy muerto, pero no quería herir sensibilidades….

En el mundo de la bolsa y las finanzas se dice que rebotar, lo que es rebotar, rebota hasta un gato muerto.

Eso es lo que le ha sucedido a las hipotecas en España, que este año han rebotado en agosto más de un 23%. La cifra, en principio, parece espectacular, pero mirándola más de cerca vemos que este incremento se produce sobre agosto del año anterior, el mes con menos hipotecas firmadas desde tiempos del rey Suintila.

Por otro lado, y si vamos al dato monetario, vemos que el total de la inversión hipotecaria en España se sigue reduciendo, porque se cancelan más hipotecas de las que abren nuevas, y las que se conceden son por un importe sustancialmente menor a las que amortizan.

Seguimos, por tanto, con el problema de la demanda solvente, que es lo que busca la banca. ¿Y qué es demanda solvente para la banca? Pues esta vez tenemos una valoración: unos dos mil euros al mes por unidad familiar, según la media de los bancos consultados por www.valoracion.es

Dos mil euros mensuales no parece mucho dinero, o no lo parecía en otro tiempo, pero habida cuenta de la reducción salarial que ha padecido España (y que no tiene visos de detenerse digan lo que digan de no sé qué recuperación) dos mil euros empieza a ser una cantidad bastante respetable,  que generalmente exige que trabajen dos miembros de la familia.

Y luego está el otro problema: que paga ganar dos mil euros hay que vivir, generalmente, en un lugar donde la vivienda es mucho más cara, con lo que a menudo no son suficientes.

Nos encontramos por tanto, una vez más, ante ese extraño fenómeno español: que los salarios bajan más que la vivienda, con lo que la breca de lo que es asequible y lo que no, continúa ampliándose.

¿Hasta cuando? No se sabe muy bien, peor mucho me temo que se igualen cuando ambas variables, precios y salarios, caigan de nuevo a la vez. Un pronóstico agorero, seguramente, peor no tengo otro.

 

Cómo se calcula realmente una hipoteca

Letra pequeña

Letra pequeña

En este blog, además de una calculadora de las mensualidades y un montón de herramientas más para calcular hipotecas, hemos hablado hasta la saciedad de la letra pequeña, la minúsucula, y la que desaparece completamente bajo una cagada de mosca.

La hipoteca, por supuesto, depende del Euribor, del Libor, del diferencial que se pague sobre esos índices, y de las condiciones añadidas que lleve, como seguros de vida, obligación de llevar al banco una nómina y todas los demás pequeñas triquiñuelas que los bancos usan para sacar dinero sin que lo parezca.

Sin embargo, el verdadero cálculo de la hipoteca hay que hacerlo en casa, manejando hipótesis, y las preguntas que realmente importa responder no están, a menudo, entre las que puede responder una calculadora o una hoja de amortizaciones.

Voy a recorrer brevemente algunas de estas preguntas que es forzoso realizarse.

-¿Qué parte de mis actuales ingresos se llevaría la hipoteca? Esta parece fácil, porque en teoría todo el mundo sabe cuánto entra en su casa.

-¿Qué renta disponible me dejaría la hipoteca? Esta parece más fácil, pero no lo es, porque ya son menos los que conocen su verdadera renta disponible. La renta disponible es el dinero que queda para gasto discrecional una vez cubiertas las obligaciones básicas de cada mes. Así que hay que sumar la media de los recibos de la luz, del agua, basura, teléfono, internet, comunidad, garaje, lo que se gaste habitualmente para comer, y entonces sumar la hipoteca y ver qué queda. Si lo que queda es muy ajustado, lo mejores pensárselo de nuevo.

¿Hasta qué tipo de interés puedo soportar?

Con los cálculos anteriores hay que ver hasta qué subida de los tipos de interés podemos soportar. Ahora el dinero está muy bajo, pero si firmamos una hipoteca a treinta años por el EURIBOR más un diferencial, hay que tener en cuenta que en treinta años el EURIBOR puede subir mucho más de lo que esperamos.

-¿Qué ocurriría si uno de los miembros de mi familia, o los dos, perdiesen su trabajo?

A veces la gente firma un contrato a 30 años y no se da cuenta de que en treinta años pueden pasar muchas cosas. Una hipoteca es una buena idea si en un caso moderadamente pesimista no nos vemos en la calle, con una mano delante y otra detrás. Si no es así, el riesgo es demasiado elevado.

-¿Qué pasaría con la hipoteca en caso de divorcio?

Esto puede sonar fatal cuando se piensa en comprar un pico poco después de una boda, pero los hechos indican que el 50% de los matrimonios acaban en divorcio, y hay que tener en cuenta esta variable.  Si en caso de ruptura del matrimonio la hipoteca no se puede pagar, mejor pensárselo detenidamente.

-Si en una emergencia necesito vender el piso, por un traslado o lo que sea, ¿cuánto tiempo me llevaría venderlo?

Cada mes que pagas de hipoteca mientras las circunstancias de obligan a vivir en otro sitio (y pagar un alquiler) es un daño que hay que calcular. Si se trata de la casa de tus sueños, pero no se la vas a a vender ni a Gandalf,  piénsatelo bien.

Repasaremos estas preguntas. Y quizás la última: ¿dónde está el puente más cercano, si todo falla?

Toda prudencia es poca.

Hipoteca, cajas y dolor

Historias de las puñeteras cajas

Historias de las puñeteras cajas

Hoy voy a hablar de una experiencia personal que a lo mejor nos sirve a todos para saber qué diablos está pasando aquí. Un día sí y otro también nos despertamos con distintos escándalos de corrupción y parece que la cosa no tiene fin.

Tanto es así que ya hay quien se pregunta si no habrá algo interesado en toda esta cascada de noticias escatológicas (o mierderas, si detestáis el griego) y si habrá algún plan preconcebido en el modo y ritmo en que toda esta porquería está saliendo a la luz.

Yo no me voy a poner paranoico y no me voy a meter en teorías de la conspiración, en primer lugar porque creo que es todo muy simple (hay porquería a espuertas y no hace falta tanto para que salga) y en segundo lugar porque no me parece serio emplear un medio como este para difundir teorías de bar ni filosofía de café copa y puro.

Lo que sí sé, porque asistí a ello hace poco, es que la desaparición de las Cajas de Ahorros ha puesto a los partidos políticos al borde de la muerte. Lo que sí sé es que las cajas de ahorros no se ocupaban solamente de nuestras hipotecas, y de pagar guiñoles para los niños, sino que eran la piedra angular de todo un sistema clientelar que mantenía en pie la obediencia y la disciplina dentro de los partidos.

Mientras existieron las cajas de ahorros, los dirigentes políticos podían pagar a sus subalternos con un puestecillo para la hija, un préstamo para el sobrino o incluso, en los casos más clamorosos, con un error administrativo que conducía al olvido de determinada deuda. Lo de las tarjetas con barra libre ya es conocido de todos, así que no meteré más el dedo en esa llaga por no cabrear más la personal.

Tras la desaparición de las cajas de ahorros, un dirigente provincial conocido mío llamó al alcalde de un pueblo para pedirle apoyo político para un determinado proyecto (una carretera, concretamente ) y el alcalde local le espetó que si no llamaba para lo que él sabía que no se molestase ni en descolgar el teléfono.

-¿Y qué es eso para lo que le tienes que llamar? -pregunté yo, que había oído la airada respuesta.

-Nada. Que su hija sigue en el paro.

Y así es la vida: mientras la hija del alcalde del quinto pino esté en el paro, no hay otro tema del que hablar ni otro tema que le importe tres puñetas a su padre. Y lo mismo pasaría si la niña las pasara negras para pagar la hipoteca, o la letra de la nevera.

Cuando existían las cajas de ahorros, esas cosas se arreglaban en días, semanas o meses, con un par de llamadas. Hoy no se arreglan de ningún modo y cada día son más los que ni obedecen ni callan.

Y eso hay.

¿A qué huele una hipoteca?

El perfume. Historia de un asesino.

El perfume. Historia de un asesino.

Como diría el inolvidable personaje de Apocalypse Now, me encanta el olor de las hipotecas por la mañana. Huelen… a Victoria.

El chiflado aquel, de todos modos, hablaba de napalm.

Las hipotecas, con llegar a ser un arma de destrucción masiva no van tan lejos, pero parece que el olor de la hipoteca, o el olor de la vivienda que se vende, es también muy importante a la hora de promocionar lo que estás vendiendo.

¿Por qué nos íbamos a fijar sólo en la vista? Cuando intentamos persuadir a alguien, o incluso cuando salimos de ligue, sabemos de sobra que no basta con tener un buen aspecto exterior (vista) y no decir tonterías (oído), sino que también es muy importante oler bien. Sin embargo, a la hora de vender una vivienda, se suele cometer el error de fiar todo su atractivo a su tamaño, luminosidad, y a la zona en la que se encuentra.

Una casa que se vende es una casa que hace pensar a  su futuro habitante que será un lugar donde esté a gusto, un lugar cómodo y sobre todo un lugar agradable para vivir. El olor a cerrado, a humedad o a cañerías no ayude, aunque todo el mundo sepa que eso es lo que ocurre cuando una casa está cerrada. Todo el mundo sabe también que ese chico o esa chica despampanante que acaba de conocer va al baño, tiene legañas y mal aliente por las mañanas, pero eso no impide que se trate de mitigar la idea. ¿Por qué no se hace con las casas?

Una hipoteca es una casa vendida, y una hipoteca tiene que oler a fresco, a limpio pero sin recordar un hospital, a posibilidades, en suma.

¿Hay que evitar los malos olores? Por supuesto, pero no sólo esos: también todos los que sean raros o infrecuentes y lleven al visitante a tratar de adivinar a qué huele, distrayendo su atención de lo que ha venido a ver. Una barrita de incienso exótico, por ejemplo, puede hacer que el posible comprador pase el tiempo intentando adivinar a qué huele y luego no sea capaz de saber siquiera cuántas habitaciones tenía el piso.

O sea que vis a, sí, pero también olfato. Que una casa no se vende así como así y no s epuede dejar de lado ningún detalle.

 

Propietarios, no proletarios

Para hacer lo que te da la gana, lo primero es ganar.

Para hacer lo que te da la gana, lo primero es ganar.

Para analizar con seriedad lo que es el mercado español de la vivienda hay que saber de dónde surge esta costumbre nuestra, casi manía, de ser propietarios del piso en el que vivimos.

Un 86% de los españoles vive en viviendas compradas en propiedad, respecto a porcentajes de menos del 20%, como el caso de Alemania, que es lo que suele verse en los países de nuestro entorno inmediato.

Bueno, ¿y por qué? ¿Porque somos así de chulos? ¿Porque nos excita la hipoteca?

Pues puede que también por todo eso, pero fundamentalmente porque ser propietario se inscribió sociológica y psicológicamente en la mente colectiva como el único modo válido de ahorrar y, a la postre, como el único modo válido de llegar a ser alguien en la vida.

¿Y cuándo sucedió tal cosa? En tiempos de Franco, por supuesto, un tipo que aguantó cuarenta años en el poder y que en ese tiempo construyó millones de Viviendas de Protección Oficial. Un tipo que odiaba alquilar esas viviendas, con lo que prefirió darlas en propiedad. ¿Y por qué?

La idea era doble, y muy clara:

-Que el Estado no se metiese en jaleos convirtiéndose en casero, y por tanto en cobrador de los alquileres y reparador de los desperfectos de las viviendas. Tener que desahuciar a la gente o hacerse cargo de las goteras acabaría por acarrear impopularidad, algo que no convenía al régimen.

-Que la gente fuese propietaria de algo de verdadero valor y tuviese algo que perder si apoyaba una revolución o un simple Gobierno de izquierda (de aquella izquierda de entonces) amiga de expropiaciones y colectivizaciones. Los que son propietarios nunca son proletarios, y así, de un golpe verbal, la dictadura del proletariado se convirtió en dictadura del “propietariado”. Un buen golpe….

Así se hizo la hipoteca un hueco en el corazón de los españoles, un hueco que permanece aún caliente por mucho que los sinsabores de los últimos años hayan generado algo de desamor. Un hueco y un recuerdo que llevará generaciones borrar.

 

Vuelven las hipotecas por el 100% de la tasación

Ya está el flautista afinando otra vez el instrumento...

Ya está el flautista afinando otra vez el instrumento…

No hay piedra con la que no seamos capaces de dar dos veces, y en esto del mercado hipotecario, el mejor ejemplo es el regreso de las hipotecas por el 100% del valor de tasación.

En principio se conceden solamente a cambio de intereses muy altos, condiciones de permanencia draconianas, o clientes muy solventes y con muchos avales, pero el caso es que la prohibición absoluta ya ha desaparecido y sólo es cuestión de tiempo que la cosa vaya a mayores.

¿Y a que no sabéis quién lleva la delantera en semejante carrera de retorno a la imprudencia? Pues sí: dos cajas. Nada de bancos. Como vieron que si te pegabas el morrazo no pasaba nada porque pagábamos todos a escote, parece que se animan a correr el riesgo.

Pongamos nombres y apellidos a la cosa:

Ibercaja vende ya la Superhipoteca 2014 con la que se puede obtener el 100% del valor de la tasación y un plazo de 40 años para amortizar la hipoteca. El tipo de interés es del 3% el primer año y el resto del periodo se aplica un diferencial Euribor más dos puntos. Luyego hay un montón de requisitos, pero de eso ya pasamos.

La otra es  Caja Ingenieros, que ofrece también hasta el 100% del valor del inmueble, con un tipo departida del 4,50% y un diferencial posterior de euribor más 3,5 puntos.

En otras entidades, como lo del 100% suena muy feo, se habla de conceder el 95% o el 97% del valor de tasación, siempre que se trate de viviendas de la propia cartera del banco o promociones difíciles de colocar.

Resumiendo: que como los bancos no saben qué hacer con el dinero, porque negocios rentables ya van quedando pocos (por eso no piden dinero al BCE aunque se lo dé gratis) la vieja hipoteca se está convirtiendo una vez más en salida de emergencia para banqueros in imaginación en un país sin expectativas.

¿Y de veras necesitamos pisos? ¿Y de veras necesitamos hipotecas? Preguntas equivocadas. La buena es: ¿Y a quién carajo le importa?