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Derecho y necesidad

Tenemos demasiadas visiones extrañas

Tenemos demasiadas visiones extrañas

Profundizo, con vuestro permiso, en la idea del otro día: ser pobre no es una condición moral, y tener una necesidad no te da derecho a nada.

Otro ataque del Invicto Ejército de los Obvios, vale, pero es necesario repetir estas cosas para quitarnos de encima esa mugre pseudocristiana o pseudomarxista, o pseudo-algo que nos han echado encima para convencernos de que tiene más derecho a algo el que carece de ello.

Tiene derecho a una vivienda el que la paga. Tiene derecho a recibir exactamente lo que ha contratado, en el pazo acordado, y en las condiciones estipuladas. Tiene derecho a que el banco lo trate conforme a la Ley, a que no le aplique condiciones abusivas en la hipoteca y a que lo informe de todo cuanto ataña a su contrato con el banco.

Fuera de ahí, en la hipoteca, en el trabajo, o en cualquier faceta de la vida, nadie tiene derecho a vivir de su prójimo ni a convertir su necesidad en un arma que amenace los derechos, los bienes o las vidas de los demás.

Porque resulta que los derechos de unos se convierten, siempre e indiscutiblemente, en obligaciones de otros, y a medida que nos crean obligaciones nos reducen la libertad. ¿O no habíamos caído en eso? La libertad no es la posibilidad de  votar cada cierto número de años, sino la posibilidad de decidir sobre ti mismo y tus propios asuntos sin que venga el cantamañanas de turno a podar tu árbol de posibilidades hasta dejar una sola rama: la suya.

La dictadura no tiene por qué consistir necesariamente en prohibir cosas: también puede crearse una dictadura haciendo que todo, casi todo lo que importa, sea obligatorio. Por interés público. Por las necesidades ajenas. Por la madre que lo parió.

Se me nota que vengo contento, ¿eh?

Trataré de enmendarme.

Sistema Mixto (II) Nazismo y China. Los fallos del sistema

El sistema mixto genera extrañas imágenes, y extraños eventos.

El sistema mixto genera extrañas imágenes, y extraños eventos.

 Hablar de los fallos del sistema mixto es casi como hablar de las virtudes de la dictadura. Todo funciona más deprisa y más coordinado, pero sin libertad, oprimiendo a la gente y creando grandes bolsas de arbitrariedad.

El sistema mixto sólo es posible en una sociedad muy cohesionada en la que todos los agentes económicos entiendan que sus fines coinciden. Al convivir dentro del sistema la planificación pública y la propiedad privada, esta coincidencia de fines sólo es posible mediante una presión extrema por parte del Estado, que se siente legitimado para aplastar cualquier resistencia individual.

Los logros económicos del nazismo nunca hubiesen sido posibles sin la amenaza implícita o explícita de una visita de la GESTAPO al que no supiera interpretar correctamente las directrices de la autoridad. El capitalismo se basa en la idea de que si cada uno defiende su interés propio, la suma de todos esos esfuerzos egoístas será el bien común; en el sistema mixto, esta idea, aún presente, se refuerza con el miedo: si haces las cosas bien te irá bien, y te harás rico, pero si haces lo que no debes no sólo puedes quebrar y arruinarte, sino que vendrán a buscarte unos tipos de uniforme (y cuando terminen contigo hasta la Muerte te apartará con la cuchara). O sea que zanahoria y palo combinados, pero en grado extremo. Como ejemplo, cabe destacar que la economía China genera tanta confianza que se  nutre de nuestro apoyo tácito, y que los nazis levantaron Alemania a base de vender deuda pública a Francia, Inglaterra, Holanda y Estados Unidos, donde apoyaron de manera entusiasta su política económica, respaldada por una seriedad y una solvencia ejemplares. El dato curioso es que ni la Alemania nazi ni China han dejado JAMÁS de pagar una deuda. Otra curiosidad: la guerra mundial empieza en 1939, pero Alemania sigue pagandos los intereses de sus bonos del Estado a franceses e ingleses hasta bien entrado 1940. Matarnos, sí. Dejar de pagar, no. Seriedad.  🙂

Pero volvemos a lo que decíamos: si la codicia es un impulso poderoso, la combinación de codicia y terror tiene una fuerza formidable. De ahí la eficacia de este tipo de sistema, y lo poco deseable que resulta.

En el caso Chino, os propongo una pregunta para que reflexionemos juntos: ¿Por qué sigue siendo tan barata la mano de obra después del crecimiento y la prosperidad de estos años?, ¿no decimos siempre que cuando la gente empieza a vivir un poco mejor exige mejores condiciones de vida?, ¿por qué no pasa en China?

La clave es su feroz dictadura: pueden producir barato porque nunca avanzarán lo suficiente para que la gente quiera trabajar un poco menos o en mejores condiciones. En esta clase de regímenes, lo que quiera la gente da igual, porque no están pensados para la gente.

En el caso China, una cultura milenaria de sumisión y silencio, ayuda al régimen. En el caso alemán, un pueblo culto, moderno y perfectamente tecnificado, el rencor por lo sufrido, la sensación de superioridad sobre sus vecinos (cabe preguntarse si ha desaparecido del todo hoy en día)  y la decidida voluntad de vengarse del mundo entero sirvieron de galvanizantes para un desarrollo y un despegue difíciles de igualar. “Acabaremos con ellos. Los haremos caer, aunque sea envenenados por el polvo de nuestros huesos” dijo una vez un líder nazi en un discurso, y esa idea, presente en el subconsciente colectivo fue suficiente para que una nación entera lo soportara y lo sufriera todo. Esa idea, y el hecho de que eran un país con 240.000 ingenieros, lo que supone una fuerza  pensante con un valor añadido difícil de cuantificar y que se mostró de nuevo en todo su vigor en la posguerra.

En cualquier caso, es imposible el sistema mixto en libertad. Genera corrupción, genera arbitrariedad y genera el nacimiento de elites económicas, técnicas y culturales que pisotean impunemente a sus semejantes, convirtiéndolos en simples herramientas desechables. En el sistema mixto, se le da TODO al que vale, y un pico y una pala, como mucho, al que tiene unas capacidades un poco inferiores.

El sistema mixto es una economía de guerra desarrollada en tiempos de paz. Una emergencia permanente. Un vivir provisional.

Para mí, no gracias.

Los sistemas Económicos (III). El sistema mixto (Nazismo y China)


Este es Hjalmar Schacht, el inventor del mecanismo. Echadle un ojo y pensad si os parece de fiar...

Este es Hjalmar Schacht, el inventor del mecanismo. Echadle un ojo a ver si os parece de fiar...

Después de hablar del capitalismo y el colectivismo (socialismo y comunismo), abandonamos el terreno de los sistemas económicos conocidos para adentrarnos en otros inventos un poco más raros, y quizás un poco más tenebrosos, pero creo que es necesario hablar de todo, aunque sólo sea para que se conozcan las otras opciones que se han seguido a lo largo de la historia.

El sistema mixto lo puso por primera vez en marcha el ministro de economía nazi Hjalmar Schacht en 1933, tras la victoria de Hitler en las elecciones generales de aquel año. Como curiosidades, os contaré de él que nunca fue miembro del partido nazi, sino del SPD (de la oposición) y que fue absuelto en Nurenberg porque no encontraron cosa seria de la que acusarle.

Quizás os parezca raro que Hitler diese la cartera de economía a un tipo que no era de su partido y que le había combatido enérgicamente en la campaña electoral, pero hay que entender la mentalidad del partido nazi, del propio Hitler y de la época, dejando a un lado los arquetipos: eligió para todos los puestos al que consideró mejor, y punto. Si alguien se negaba a aceptar el puesto, eso era una traición a la patria, a la que todos tenían el deber de servir sin pensar en ideologías. Incluso puso al mando de la GESTAPO al mismo comisario de policía que lo había enchironado a él en 1924, así que con eso está todo dicho.

Explicar en qué consiste el sistema mixto de Hjalmar Shchat es muy fácil. Lo difícil es detallar su funcionamiento, y no puedo meterme en eso en profundidad, así que espero resumirlo de manera que se entienda algo:

El sistema mixto consiste en que toda la industria, el comercio y la distribución AL POR MAYOR queda en manos del Estado o regulado férreamente por el Estado, y todo lo que sea AL POR MENOR queda en manos de la propiedad privada en absoluta libertad para hacer cada cual lo que quiera.

Tras esta premisa fundamental, el sistema mixto del nazismo se apoyaba en los siguientes pilares:

-El tipo de cambio de la moneda se fija en Boletín Oficial, y depende de la actividad. Dependiendo de lo que compres o vendas, así será el tipo de cambio. Puedes cambiar las divisas que quieras, pero declarando la operación que vas a realizar, y dependiendo de la operación así será el cambio, que no es nunca ni fijo ni libre.

La fiscalidad de las plusvalías es feroz. La del trabajo y el beneficio empresarial son muy bajas, pero si compras un bien (un piso, oro, o lo que sea) y lo vendes en menos de un año, el Estado se lleva el 90 % de la diferencia entre el precio al que compraste y el precio de venta. Si son 2 año, el 80 %, si son 3, el 70 % y así sucesivamente. Si pasan 10 años, todo lo que saques es para ti. El comercio al por menor de una lista de bienes (bienes comerciales, en general) está exento y se considera beneficio empresarial, como en nuestros días.

La producción al por mayor se regula desde el Ministerio de Economía, mediante planes trienales o quinquenales. Esto regula las materias primas y casi toda la industria de más de 30 trabajadores. Por debajo de ahí, cada cual puede invertir o no, poner una empresa de camiones o una churrería, como mejor le venga.

-La propiedad privada es intocable, pero no se admiten bienes ni recursos muertos. La tierra o se cultiva, o se arrienda. Los pisos se ocupan o se alquilan, etc.La ley decía exactamente: “la propiedad será siempre privada y siempre al servicio de los intereses nacionales”, lo que, por supuesto, trajo consigo no pocos conflictos. Cómo se resolvían esos conflictos lo imagináis de sobra: arbitrariedades, injusticias, persecuciones, etc. En todo caso, podían obligarte a alquilar tu casa o a que tu fábrica produjese cacerolas en vez de cucharas, pero no te la expropiaban.

Los extranjeros tienen los mismos derechos y deberes que un huésped en un hotel. Pagan su cuota y tiene derecho a lo que al cuota estipule. Y nada más. La letra pequeña, por supuesto, estaba en saber a quiénes consideraban extranjeros, pero eso es salirse del ámbito económico y no quiero escribir una enciclopedia.

En la actualidad, este sistema ha sido copiado de manera casi textual por el gobierno chino. Tan llamativa es la copia que en algunos textos legales chinos aparecen siglas equivocadas, correspondientes a organismos alemanes de los años treinta, como RB, AB (Ferrocarriles del Reich, Autopistas, etc.).

Como ya me alargo demasiado, sigo otro día. Ya diréis en los comentarios qué os parece este engendro híbrido.