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La trampa del avalista

Buena trampa nos han hecho

Buena trampa nos han hecho

Esta misma semana hablábamos de la nueva reforma hipotecaria planteada por el Gobierno y aprobada por el Parlamento, y aunque las asociaciones de consumidores pedían más, nos parecía que podía tener algún aspecto positivo que debía de ser valorado en su justa medida, pero una vez que nos adentramos en el texto descubrimos algún aspecto ciertamente sospechoso, sobre todo el referente a los avalistas.

Y es que si una familia se encuentra en riesgo de exclusión social, pero el avalista que firmó en el momento de constitución de la hipoteca no lo está, será éste el que tenga que hacer frente al pago de las cuotas y el que se responsabilice del resto de la deuda pendiente.

La única posibilidad para que el avalista no tenga que hacer frente al pago de la deuda es que él mismo se encuentre en la zona de la exclusión social, con los mismos requisitos que el titular hipotecario, pero si tiene la solvencia mínima exigida por ley tendrá que hacer frente al pago de la deuda.

Esta cláusula resta importancia a la reforma hipotecaria, ya que aunque es cierto que se libera a los titulares hipotecarios de su responsabilidad para con la deuda, ésta recae de lleno en los avalistas que, generalmente, se encontrarán en situaciones problemáticas desde un punto de vista económico, no para entrar dentro de la exclusión social pero sí para no poder hacer frente al pago de sus deudas más la hipoteca sobrevenida.

Las asociaciones de consumidores y de hipotecados han criticado esta cláusula, y con razón, porque no se puede intentar ayudar a una familia en situación de exclusión social provocando que otra entre en esa zona o se quede muy cerca de alcanzarla.

Por el contrario, cuando los titulares hipotecarios se encontraran en estado de exclusión social deberían de poder acogerse a la dación en pago directamente, sin la posibilidad de que los avalistas se tengan que hacer cargo de la deuda, a no ser, claro está, que éstos mostrarán su interés en hacerlo.

En definitiva, nos encontramos con un claro impedimento a la aplicación de la reforma hipotecaria del gobierno que permitirá que los bancos puedan salvar la situación con cierta holgura.

Reforma hipotecaria del Gobierno: Menos da una piedra

Menos da una piedra, aunque sea tan grande

Menos da una piedra, aunque sea tan grande

Esta semana se ha confirmado la aprobación de las medidas hipotecarias que han venido avanzando los diferentes miembros del Gobierno en las pasadas semanas, con el objetivo principal de conseguir que las familias con mayores riesgos de exclusión social no caigan en el drama social que el embargo genera.

De esta manera todas las familias con todos sus miembros en situación de desempleo y cuya cuota hipotecaria supere el 60% de sus ingresos, incluyendo las prestaciones por desempleo, podrán acogerse a las ventajas que ofrece esta nueva modificación legislativa, siempre y cuando se trate de la vivienda habitual y el valor de la hipoteca no supere los 200.000 euros, en las grandes ciudades, y 120.000 en las ciudades más pequeñas.

Para estos casos las entidades financieras estarán en la obligación de aceptar la refinanciación de la deuda hipotecaria de las familias, de manera que se pueda reducir, de manera importante, la cuota hipotecaria mensual a pagar, y se consiga así que puedan salir adelante.

En primer lugar, las familias se podrán acoger a un período de 4 años de carencia durante el cuál sólo pagarán intereses, con lo que su cuota se reducirá, aunque al final tendrán que pagar el capital que han dejado de pagar en estos momentos iniciales.

En segundo lugar, también se permite la ampliación del plazo de amortización de la hipoteca hasta 40 años, lo cuál facilitará, igualmente, la reducción de la cuota mensual, así como se prevé una reducción del tipo de interés a aplicar a Euríbor + 0.25, independientemente de lo que se tenga firmado en el contrato hipotecario.

Con ello se conseguirá reducir el esfuerzo que tienen que realizar las familias para pagar sus cuotas mensuales, confiando en que en un futuro puedan recuperar sus empleos y con ello se encuentren en disposición de poder pagar sus hipotecas en situación más normalizada.

Sin embargo, las asociaciones de consumidores y de hipotecados creen que estas medidas no resuelven el problema en términos generales, sino que tan sólo son parches del sistema, pero que la verdadera solución se encontraría en la aplicación de la dación en pago en términos generales para todas las familias.