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Ejecuciones de pisos

Ejecuciones...

Ejecuciones...

Lo siento, pero no he conseguido enconrtrar una foto en la que estén fusilando un inmueble. Ni siquiera un local comercial, así que os tenési que conformar con la tapia de un cementerio, símbolo siniestro donde los haya.

Carguen, apunten, fuego.

A lo que estamos: la tercera parte de todas las ventas de viviendas registradas este año son ejecuciones bancarias. Todo el rollo sobre el despegue del número de transacciones se reduce al final a este truco macabro. O sea, que cuando nos cuentan que se han vendido tantos o cuantos pisos, hay que tener en cuenta que un tercio de esa cifra se debe a embargos, daciones en pago y otros procedimientos por los que el piso cambia de manos… pero para ir a parar a las manos del banco. Por supuesto, los genios que contabilizan simplemente el número de pisos escriturados no caen en la cuenta, o no quieren caer, de que también están en esa lista los pisos que caen en las garras de los ejecutores.

La estadística es lo que tiene: que nos dicen que a principios de este año se transmitieron 41.000 viviendas, y se anunció a bombo y platillo que eso suponía casi un 20 % más que el año anterior, lo que demostraba que el sector inmobiliario e hipotecario estaba alzando el vuelo, cantando el aleluya y secándose el pelo para salir de baile.

Luego, analizado en detalle, el dato nos indica en realidad que se ha vendido un 10 % menos de viviendas que el año anterior pero se ha disparado el número de embargos, daciones y ejecuciones hipotecarias.

¿Cómo lo veis?, ¿por qué no explican este tipo de cosas?

¿Puede ser cierto, como dicen algunos, que el hecho de que los bancos empiecen a aceptar daciones significa que tienen esperanza de vender esas viviendas?, ¿o no será, por contra, que quieren amarrar lo que puedan antes de que el descalabro sea completo?

Por mi parte, no veo clara la mejoría por ningún lado. Ni siquiera en los carteles de se vende pegados en las ventanas. No sólo no disminuyen, sino que cada vez amarillean más…

Quizás de miedo.