—¿Por qué se desnudó usted y se lanzó contra el cactus? —le preguntaron a un hombre en el hospital.
—Pues no lo sé: en aquel momento me pareció buena idea —respondió el herido.
Eso mismo contestan muchos hipotecados hoy, cuando les preguntan cómo se les ocurrió pagar trescientos o cuatro cientos mil euros por un piso de noventa metros en un barrio periférico de alguna ciudad principal: les pareció buena idea.
Otros, tratan de buscar razones y nos hablan, o hablamos, de la escasez de vivienda en las grandes ciudades, del desmesurado aumento de los precios, y de razones de todo tipo, pero lo cierto, lo real, es que los que tenían previsto comprar una vivienda se lo están pensando cuarenta veces viendo cómo no deja de descender su precio y que cada año que pasa pueden encontrar algo un poco más barato.
El problema ahora es que se ha paralizado la construcción de viviendas y que eso, obviamente, es malísimo para la economía. En estos momentos, el stock de viviendas sin vender alcanza el millón de unidades. La mitad de esta cifra está en manos de los promotores (los que dijeron que se las darían al banco antes que bajarle los precios) y la otra mitad son viviendas de segunda mano. A estas, hay que añadir las que están desocupadas pero aún no se han puesto a la venta por razones diversas, pero que irán entrando en el mercado ( a competir con las que están en venta) para alquiler o venta a medida que sus dueños dejen de necesitarlas o se convenzan de que la inversión (o especulación) no fue tan buena como pensaban.
El problema del stock de viviendas en España, a mi entender, es que va a durar muchos años, lo que paralizará un sector tan importante como la construcción. Si queréis, otro día analizamos más de cerca cada uno de estos factores, pero hoy me gustaría enumerarlos y exponerlos a vuestro juicio:
-Contracción del crédito: los bancos, durante muchos años, limitarán los créditos a la vivienda, eliminando a muchos compradores potenciales.
-Pérdida de confianza: la vivienda ya no es esa inversión segura que nunca baja y muchos inversores y especuladores se alejarán de ella.
-Entrada en el mercado de viviendas de personas mayores: a medida que la generación de la posguerra vaya envejeciendo y falleciendo, quedarán más viviendas vacantes. En estos momentos están quedando vacías las de aquellos que nacieron en los años veinte, que son muchos menos que los de generaciones posteriores. Un análisis de la pirámide demográfica sería un tema estupendo para un artículo aparte. Prometo intentarlo.
-La vivienda del albañil: en las ciudades había muchas viviendas ocupadas por nacionales y extranjeros dedicados a la construcción. Cuando se paralizó la actividad, se marcharon, con lo que no sólo quedaron vacías las viviendas que construyeron, sino también las que ellos ocupaban, duplicando el problema. Con esto, si os dais cuenta, no había contado nadie.
-Y por supuesto, el gran tema: si no hay trabajo, no hay dinero. ¿Quién va a comprar así?
Me faltan vuestra razones, las que añadáis. O las correcciones a estas. Cuento con ellas.