Archivo por meses: julio 2009

Viviendas sin vender

Maravillosos pisos en primera línea de Sáhara.

Maravillosos pisos en primera línea de Sáhara.

—¿Por qué se desnudó usted y se lanzó contra el cactus? —le preguntaron a un hombre en el hospital.

—Pues no lo sé: en aquel momento me pareció buena idea —respondió el herido.

Eso mismo contestan muchos hipotecados hoy, cuando les preguntan cómo se les ocurrió pagar trescientos o cuatro cientos mil euros por un piso de noventa metros en un barrio periférico de alguna ciudad principal: les pareció buena idea.

Otros, tratan de buscar razones y nos hablan, o hablamos, de la escasez de vivienda en las grandes ciudades, del desmesurado aumento de los precios, y de razones de todo tipo, pero lo cierto, lo real, es que los que tenían previsto comprar una vivienda se lo están pensando cuarenta veces viendo cómo no deja de descender su precio y que cada año que pasa pueden encontrar algo un poco más barato.

El problema ahora es que se ha paralizado la construcción de viviendas y que eso, obviamente, es malísimo para la economía. En estos momentos, el stock de viviendas sin vender alcanza el millón de unidades. La mitad de esta cifra está en manos de los promotores (los que dijeron que se las darían al banco antes que bajarle los precios) y la otra mitad son viviendas de segunda mano. A estas, hay que añadir las que están desocupadas pero aún no se han puesto a la venta por razones diversas, pero que irán entrando en el mercado ( a competir con las que están en venta) para alquiler o venta a medida que sus dueños dejen de necesitarlas o se convenzan de que la inversión (o especulación) no fue tan buena como pensaban.

El problema del stock de viviendas en España, a mi entender, es que va a durar muchos años, lo que paralizará un sector tan importante como la construcción. Si queréis, otro día analizamos más de cerca cada uno de estos factores, pero hoy me gustaría enumerarlos y exponerlos a vuestro juicio:

-Contracción del crédito: los bancos, durante muchos años, limitarán los créditos a la vivienda, eliminando a muchos compradores potenciales.

-Pérdida de confianza: la vivienda ya no es esa inversión segura que nunca baja y muchos inversores y especuladores se alejarán de ella.

-Entrada en el mercado de viviendas de personas mayores: a medida que la generación de la posguerra vaya envejeciendo y falleciendo, quedarán más viviendas vacantes. En estos momentos están quedando vacías las de aquellos que nacieron en los años veinte, que son muchos menos que los de generaciones posteriores. Un análisis de la pirámide demográfica sería un tema estupendo para un artículo aparte. Prometo intentarlo.

-La vivienda del albañil: en las ciudades había muchas viviendas ocupadas por nacionales y extranjeros dedicados a la construcción. Cuando se paralizó la actividad, se marcharon, con lo que no sólo quedaron vacías las viviendas que construyeron, sino también las que ellos ocupaban, duplicando el problema. Con esto, si os dais cuenta, no había contado nadie.

-Y por supuesto, el gran tema: si no hay trabajo, no hay dinero. ¿Quién va a comprar así?

Me faltan vuestra razones, las que añadáis. O las correcciones a estas. Cuento con ellas.

La vivienda del abuelo

El abuelo se apoya en el bastón y nosotros en él. Me temo.

El abuelo se apoya en el bastón y nosotros en él. Me temo.

Se ha celebrado estos días por toda España el Día del Abuelo, una idea a la que se han apuntado todas las administraciones, ya sea por convicción en el homenaje, o porque los abuelos de este país son baratos de contentar y más agradecidos con estos detalles que las generaciones posteriores.

De la importancia de los abuelos sabemos mucho en este blog, y más que sabremos según pasen los meses, porque los abuelos son y van a ser la tabla de salvación que evite el naufragio a muchas familias. Ellos, y no los cuatrocientos euros de emergencia, serán los que saquen adelante este país cuando el paro se prolongue y las prestaciones se agoten.

Desde siempre, quien tiene un abuelo tiene quien cuide de los niños, quien compre el pan y quien le abra la puerta al cartero. Ahora, además, resulta que el que tiene un abuelo tiene un techo de emergencia, porque la casa del abuelo se pagó hace treinta años, y una pensión, que aunque sea birriosa, da para pan y garbanzos cuando no hay que pagar hipoteca.

Dicen que la esperanza para el sector de la construcción española está en los millones de jóvenes que no se han emancipado y que tarde o temprano tendrán que comprar un lugar para vivir. En Austria, por ejemplo, la media de edad a la que los jóvenes se independizan es de 22 años. En España esa media es 34, y sigue subiendo.

Yo, personalmente, no creo en esa esperanza, sino más bien en la que están brindando ya los abuelos: una vivienda pagada que, en vez de ponerse a la venta cuando los abuelos mueren, se convierta en primera vivienda de los jóvenes. Por eso he dudado siempre, y aquí lo he dicho, de que llegue a eliminarse nunca el stock de viviendas sin vender: porque por razones demográficas están entrando en el mercado, poco a poco, pero sin remedio, miles de viviendas de personas mayores que se trasladan a las residencias de ancianos o se van al “otro barrio”.

Lo malo de la vivienda del abuelo es que muchas veces está en un pueblo, o en una ciudad de provincias, perro si ellos, cuando no hubo trabajo se fueron a Alemania (con papeles y sin derecho a exigir NADA), ¿por que no pueden sus nietos irse a Huesca o a Albacete?

¿No creéis que el problema de la vivienda también viene de que todos queremos el mismo metro cuadrado? Yo estoy convencido. A eso se le llama desestructuración, y tiene un arreglo muy malo.

Diálogo social y financiación autonómica (carrera de burros)

Mejor no demos más ideas...

Mejor no demos más ideas...

Perdonadme que me ponga tan bruto, pero como los sábados saco a pasear la cimitarra, aunque algunos me tachéis de exagerado o de poco moralizante, quiero hablar de un tema que nos interesa y nos importa a todos, por sus tremendas repercusiones.

La patronal y los sindicatos están en pleno pulso para dilucidar quién va a pagar el pato de la falta de dinero en el mercado. El problema parece otro, pero en realidad es ese: que no hay dinero circulando, y que a falta de efectivo ni se puede consumir, ni invertir, ni se pagan las deudas ni se puede confiar en que las pensiones lleguen a pagarse dentro de unos años, por razones tanto demográficas como económicas.

En primer lugar, aunque supongo que todos lo sabéis, hayq ue decir que el sistema de la Seguridad Social no es un sistema de capitalización, sino una especie de esquema Ponzi en el que tú pagas a los que ahora están jubilados y recibirás la pensión de los que paguen cuando tú te jubiles. Exacta y justamente el esquema piramidal usado por Madoff y otro muchos chorizos a lo largo de los tiempos. Si os apetece saber más sobre la historia de este tipo de estafa, os dejo un enlace sobre el esquema Ponzi.

Por tanto, como la Seguridad Social no se capitaliza, necesita ingresar en todo momento lo que paga, no lo que va a pagar en el futuro, con lo que estamos ante el hecho, doloroso pero cierto, de que son los trabajadores y empresarios actuales los que deben pagar las pensiones actuales y los seguros de desempleo del presente. Partiendo de esa base, una rebaja de las cotizaciones, como piden los empresarios para poder contratar a más trabajadores, supondría un agujero impresionante en las cuentas del Estado.

Y si las cotizaciones no se rebajan, veremos que el diferencial o Coin Fiscal, que es la diferencia entre lo que un empresario paga por un trabajador y lo que este trabajador recibe realmente por su trabajo, no dejará de crecer, dañando duramente las economías familiares y la rentabilidad de las empresas. Pero si se rebaja, el dinero de las pensiones y de las prestaciones de desempleo hay que sacarlo de algún lado.

Em cualquier otro país, en una situación como la actual, se permitiría que la Seguridad Social entrase en déficit y se pondría ese dinero de los Presupuestos Generales, o sea, de los impuestos de todos. Pero en España eso no es posible, puesto que el Gobierno ha gastado hasta el último céntimo disponible en satisfacer las demandas de financiación autonómica, e incluso se ha endeudado más alla de lo razonable para cumplir algunas reclamaciones políticas de ciertas comunidades.

Por tanto, como el dinero se ha gastado en el Estado de las Autonomías, no quedan fondos para el Estado del Bienestar, ni para fomentar el empleo, ni para pagar más allá de seis meses un seguro de desempleo complementario a los que no cobren ninguna otra prestación.

El monto de esa prestación de emergencia será de 420 €, y de sobra sabéis lo que se puede hacer con 420 € si hay que mantener una familia, y eso sin contar con que haya que pagar una hipoteca, que si no, ya es de echarse a temblar. Se habla de que se puede ampliar a doce meses en un futuro, pero de momento de momento, como os digo, se negocia sobre la base de seis meses.

Así las cosas, lo que se pregunta uno es qué puñetas están negociando y por qué siguen haciendo el paripé de que hablan. El Gobierno no puede rebajar las cuotas de la Seguridad Social más allá de un 1,5 % porque no tiene con qué pagar una rebaja mayor, y tanto patronal como empresarios saben que con esa cantidad no se fomentará realmente la creación de trabajo. ¿Cómo se puede salir de esto? Por supuesto, gastando menos en otras cosas y dedicando el dinero a lo que realmente importa a la gente, que son sus garbanzos.

Pero los garbanzos de la gente no vienen en los Estatutos de Autonomía, ni amenazan con retirar el apoyo parlamentario si no se llevan a su redil los dineros de todos, con lo que, como veis, es lo último que se negocia.

¿Por qué no se negoció el tema laboral y salarial antes que la financiación autonómica, ya que es mucho más importante y preocupa a más gente? Porque se pensaba dejar para esto lo que sobrase de lo otro. O sea, nada.

Este Gobierno es así: cuando la gente haga cola para pedir trabajo o subsidio de desempleo, le regalarán una bombilla de bajo consumo y un banderín de su autonomía, con el himno cantado en formato MP3 (y pagando el canon a la SGAE, por supuesto).

Y se quedarán tan anchos.

La reventa

Si venden localidades para tu entierro, desconfía.

Si venden localidades para tu entierro, desconfía.

Ojalá os fuese a hablar en este artículo de los abonos de los toros, o de algún partido del siglo, uno cualquiera, entre equipos construidos para fidelizar bobos que mantienen su adhesión a un nombre (lo único que permanece) porque ni jugadores ni nada mantiene un mínimo de continuidad.

Pero no. Os hablo del timo del siglo, que no queremos mirar, o que nadie ha señalado.

Os hablo de la reventa de dinero. Así, sin papelitos ni nada que encubran la maniobra. De dinero puro y duro.

Con la actual crisis financiera y el miedo a que quebrasen los bancos, los gobiernos occidentales han inyectado grandes cantidades de dinero a los bancos. Esto, en la práctica, y para dar liquidez al mercado, supone que los bancos centrales están prestando dinero a la banca comercial a un tipo alrededor del 1 %.

La banca comercial nos revende a nosotros ese mismo dinero, salido de nuestros impuestos, a un tipo que oscila entre el 2,20 y el 9 % dependiendo de para qué se lo pidamos.

No es verdad que nos presten el dinero de los impositores. Ese dinero representa un porcentaje mínimo. Nos prestan nuestro propio dinero a un precio incrementado, porque sí, porque se lo dan y porque les dan permiso para ello. Nos lo están sacando por un lado, a trabajadores y empresarios, para que la banca nos lo preste o nos lo niegue por otro, dependiendo de sus propios criterios e intereses, y obteniendo un jugoso margen. Cuando os hablen de falta de liquidez, pensadlo: se refieren a que aún no nos han cobrando lo bastante para poder prestarnos más de lo que ya era nuestro.

El neoliberalismo ya sabemos lo que es. Lo que estamos descubriendo ahora en España es el neosocialismo. ¿Quién lo iba a decir?

 

 

Reformar con subvención (cebo para merluzos)

Captura realizada por una subvención pública

Captura realizada por una subvención pública

Después de leer el estupendo artículo que nos brindó el señor Mburuvicha este domingo, me pareció interesante hablaros de lo que es la realidad de las subvenciones para la rehabilitación de inmuebles.

En primer lugar, vaya por delante mi completo acuerdo con todos los que opinan que lo verdaderamente sostenible es la rehabilitación de un inmueble antiguo, ya sea rural o urbano. Y no sólo por evitar el incremento de consumo de ciertos recursos, o la destrucción del suelo, sino también por la cantidad de escombros y desechos que no se generan. Además, los edificios antiguos tienen ya asentadas sus principales estructuras, con lo que, si no son demasiado viejos, o de muy mala calidad, serán más estables tras la reforma que los nuevos, sobre todo viendo cómo se construyen algunos de los nuevos. Pero ese es otro tema y de grietas hablamos otro día.

Dicho esto, y como estoy aquí para hablar del mundo real (aunque algunos se escandalicen a veces por las cosas que digo), quiero haceros ver algunas cosas sobre lo que ocurre con las subvenciones que a veces se conceden para rehabilitaciones de este tipo.

-1- Las energías renovables están muy bien, pero son sólo rentables mientras cuenten con fondos que las subvencionen, pues la mayoría de ellas no son económicamente competitivas. Por lo tanto, antes de instalar paneles solares en nuestra casa (por ejemplo), es interesante enterarse de cuáles serán los costes de mantenimiento, cuáles los certificados y otras costosas firmas que nos exigirán en el futuro y hasta qué punto deberemos disponer de medios alternativos a esta energía, pues quizás debamos duplicar la instalación en previsión de que no todos los días haya sol. En el Norte, por ejemplo, hay mucho frío y poco sol en invierno, así que conviene no contar sólo con el sol para el agua caliente. De la calefacciñón ni hablamos, y menos aún de lo que pasa si nieva.

-2- Las cantidades que ofrecen las administraciones como subvención para la rehabilitación, normalmente no alcanzan siquiera para pagar el papeleo que generan. Si te conceden una subvención, cuenta con que tendrás que sacar todos los permisos de obras, proyectos de arquitecto, dirección de obra, y demás requisitos administrativos. Sé de sobra que habría que hacerlo de todos modos, y vosotros sabéis de sobra lo que pasa en realidad, así que no me extiendo más. Hacerlo sería insultar a los lectores, y eso ni en broma.

-3- Las cantidades que se conceden en una subvención deben ser justificadas con las oportunas facturas de la TOTALIDAD de la obra. Eso implica que toda la obra deberá pagar el IVA íntegro, hasta del último brochazo, que seréis responsables subsidiarios de todos los trabajadores que se empleen en ella, y que deberéis llevar a efecto los requisitos del plan de seguridad, etc. Véase el final del punto anterior si queda alguna duda.

Por todo lo explicado, os doy un consejo amistoso: nunca, jamás, pase lo que pase, pidáis una subvención para una rehabilitación. Bajo ningún concepto.

Es escandalosamente caro.

Los sueldos de los políticos

 

¿Por qué no le comprarían los cuadros para que comiese caliente y no se metiera en política?

Acuarela. Adolf Hitler, 1911. ¿Por qué no le comprarían los cuadros para que comiese caliente y no se metiera en política?

  Los sueldos que se autoasignan nuestros políticos es un tema de conversación perfecto para el café, o para una de esas reuniones donde lo más prudente es no sacar a colación asuntos más cercanos. La cosa tiene tela, y más aún, en realidad, de la que parece a primera vista.

Una vez abandonadas las blasfemias góticas y el cainismo ibérico, llega el momento de la reflexión, y entonces cabe preguntarse si esos sueldos deberían referenciarse y compararse con lo que gana un funcionario, con lo que cobra un gestor, o con qué.

Ya sé que es difícil, porque el hígado manda mucho, pero os pido un poco de reflexión.

Todos nos quejamos de que de la caja común salen cantidades difícilmente justificables, pero creo, y os ruego que contengáis las pedradas, que pensamos eso no por lo que pagamos, sino por lo que recibimos a cambio.

Personalmente, como pasé muchos años tratanado con la Universidad, considero más que demostrado que hay ciertos puestos, mal pagados, en los que sólo se acaban metiendo los que no valen para otra cosa.

Los buenos profesionales, los de verdadera valía, acaban trabajando para empresas que les pagan una fortuna mientras que en la Universidad se quedan para dar clase los que saben que no van a encontrar nada mejor o los que no tienen ganas de rendir cuentas ni horarios a nadie. Dicho de otro modo: vagos e ineptos.

En mi sector, que es la economía, os puedo jurar que un gran gestor, o un profesional de verdadera valía no se conforma con cobrar dos mil euros si no tiene claro, por supuesto, que su otra opción viable es ganar setecientos trabajando de contable en una pescadería.

Pues en  política igual. O aún peor. Necesitamos gerentes. En este país necesitamos personas con capacidad de gerencia y de administración, con capacidad de lucha e iniciativa para sacar adelante los proyectos públicos. Necesitamos gente que sepa hacer las cuentas, obtener los recursos y optimizar su utilización. ¿Y sabéis qué pasa? Que la gente que sabe hacer eso cobra verdaderas fortunas en la empresa privada. ¿Qué puesto creéis que ocupa el Presidente del Gobierno en el ranking de ejecutivos mejor pagados? En 2005, estaba allá por el cuatro mil y pico, y creo que habría descendido. Zapatero gana alrededor de 90.000 € al año, mientras que cualquier consejero de una empresa cotizada en bolsaduplica tranquilamente esta cifra.

De esta manera, ¿cómo queremos que se presente a alcalde un señor que gana cincuenta mil euros en su empresa? ¿Cómo vamos a convencer a un buen gestor de que se presente a Presidente si va a ganar treinta o cien veces menos? No se presenta, por supuesto, y cada vez que pedimos a los políticos que trabajen por amor al arte permitimos y fomentamos tácitamente que los asuntos públicos queden en manos de aficionados, de arribistas y de desaprensivos que vienen a hacer experimentos con nuestra gaseosa.

Porque en esto pasa como en todo: si buscas un electricista de cuatrocientos euros al mes, al final se funden los plomos en cuanto pones la batidora. Y si buscas un alcalde o un ministro de miseria, pues eso obtienes: una miseria de alcalde o una ruina de ministro.

Lo que vale algo, algo cuesta. Y es de tontos tener muerto de hambre al perro que guarda las gallinas. O elegir de perro al que siempre estuvo muerto de hambre.

Los puestos políticos deberían estar mucho mejor pagados, para que compitieran por ellos personas que saben hacer el trabajo que se necesita. Y eso sí: las listas las elegimos nosotros, no los partidos, porque de otra manera acabaríamos teniendo a los mismos zopencos, pero mucho más caros.

Además del dinero está la vocación y la sed de poder ya lo sé. Pero yo quiero buenos profesionales: los de la vocación, que vayan a evangelizar a los papúes, y los de la sed de poder, que se lo hagan ver en el psiquiatra. O si no, por lo menos que compitan con los que valen.

La hipoteca como refugio civil

 

¿Parece un bunker? Pues no: es una hipoteca. Y alrededor5 hay un divorcio, aunque parezca campo.

¿Parece un bunker? Pues no: es una hipoteca. Y alrededor5 hay un divorcio, aunque parezca campo.

 

La hipoteca es casi siempre una dura carga que llevan las familias sobre sus hombros, pero también hay gente, porque hay gente pa tó, que utiliza la hipoteca como arma de disuasión, y de esa posibilidad os quiero hablar hoy.

 

Perdonadme si soy demasiado crudo, pero me lo dijo una vez un juez: es mucho más fácil encontrar causas que patrimonios.

Al que tiene algo, se le puede quitar con cualquier motivo o con cualquier pretexto, pero si tienes sólo el motivo, o el pretexto, y nada más, es muy difícil encontrar algo que quitar. Esta norma, que parece una frase canalla acuñada por algún gangster, es en realidad la base primera de muchos procedimiento judiciales que se siguen: declarar culpable, o responsable, al que tenga con qué pagar. El por qué, ya se verá.

Hagas lo que hagas, aunque sea arreglar un grifo en casa, la administración te declara responsable subsidiario de la empresa de fontanería si esta no ha pagado la Seguridad Social al trabajador que va a cambiar el grifo, así que, en tal situación de cosas, es importante no terminar nunca de pagar la hipoteca, aunque te haya tocado la primitiva y tengas cinco millones de euros en el banco.

El dinero se puede meter debajo de una teja, invertirse en oro (y enterrarlo) o ponerlo a nombre de alguien que ni siquiera sabe que lo tiene, pero las propiedades inmobiliarias figuran en el registro, con lo que son jugosas presas para las administraciones, los cazadores de indemnizaciones y los cónyuges cuando llega el caso del divorcio.

En cambio, si la vivienda está hipotecada y por una fuerte suma, todos esos amigos de lo ajeno desisten de inmediato.

Por eso, me permito unas cuantas sugerencias prácticas:

-Si se va a casar un hijo y pensáis regalarle el piso, pensadlo dos veces: armad una poderosa hipoteca y ayudadles a pagar las cuotas. Si el matrimonio va bien, no les cuesta nada el piso, y si les va mal y se separan, que se quede ella con la hipoteca, ya que los jueces dan siempre la vivienda habitual a las mujeres.

-Si tenéis una empresa, hipotecaos hasta las cejas y el dinero metedlo en cualquier lado o en cualquier inversión a nombre de quien haga falta (procuremos evitar siempre al cónyuge) y si alguna administración nos menaza con embargar el piso, que hable con el banco, que es el que tiene escriturada la hipoteca.

-En cualquier caso y en cualquier circunstancia, es mejor tener la vivienda habitual hipotecada. Ni os imagináis la de gente que eso aleja de nosotros y la de juicios que evita.

Y cuando se haya pagado un buen pellizco del principal, nada mejor que renovarla por obras, metiendo inmediatamente el monto de lo recibido en algo convertible, pero no efectivo, ni jamás nominal.

Es caro, sí. ¿Pero cuándo fue barata la disuasión?

No escrituran mi piso (o no acaban mi piso)

 

Hay que denunciar antes de que se lleven cualquier cosa que pueda tener la empresa

Hay que denunciar antes de que se lleven cualquier cosa que pueda tener la empresa

La tragedia inmobiliaria tiene también otra cara: la cara de cabreo, la cara de tonto y el rostro de desesperación que se le ha quedado a muchos españoles cuando, después de haber pagado un importante porcentaje de su vivienda, se encuentran con que la promotora no termina el edificio, ha quebrado, o simplemente se niega a escriturar lo que ya se ha construido para evitar el para ellos temible momento de hacer cuentas con el banco o con el fisco.

Si alguno de vosotros se encuentra en esa terrible tesitura, tengo que deciros que no demoréis ni un segundo más la presentación de la demanda, pues cuanto más tardéis, más tiempo estaréis dando al promotor para que liquide su posible (pero improbable) patrimonio, con lo que os dejará con una mano delante y otra detrás.

Y si alguno de vosotros está pensando en comprar sobre plano, o ya lo ha hecho, que no se piense que la póliza de seguro que cubre como aval las cantidades entregadas le va a salvar el pellejo: esas pólizas pueden ser canceladas, y aunque es ilegal, hay mucha gente a la que la legalidad le pasa por el Arco del Triunfo, con lo que os recomiendo que comprobéis periódicamente si esos avales siguen en vigor. Si no es así, encomendaos al santo o cantante de vuestra devoción, y salid corriendo hacia el juzgado.

Aunque sea difícil recuperar una parte sustancial del dinero que se ha puesto, hay un orden en los cobros, y cuanto antes vayáis, más posibilidades tendréis de que os toque algo.

Hay mucha gente que compró sobre plano, y con la crisis ha tenido que ver cómo el promotor le pide sucesivas prórrogas para acabar el edificio, amparándose en pretextos de todo tipo, desde la falta de permisos municipales a la reducción de personal. Algunas de estas explicaciones pueden ser verdad, pero más vale ser precavido y comprobar la vigencia de los avales. Y además, si los plazos se eternizan, también se puede pedir la resolución del contrato y reclamar la devolución de las cantidades entregadas, que quizás no sea mala idea en algunos casos, teniendo en cuenta el precio que se acoerdó y el que se pagaría hoy.

O sea que ya veis que tener una hipoteca no es tan malo en sí mismo. Puede ser peor querer tener una hipoteca y que el constructor, que se ha llevado un pico importante, no escriture o no termine la vivienda.

Peor que una hipoteca puede ser la falta de ella.

Acumulación de capital (un cuento de robots)

Karel Capek es el inventor de la palabra ROBOT. Significa obrero, en checo.

Karel Capek es el inventor de la palabra ROBOT. Significa obrero, en checo.

No lo duda nadie: para invertir y crear empleo, ya sea a nivel particular o nacional, primero hay que acumular capital, y luego ponerlo a producir bienes, servicios, o lo que sea. El capital lo es todo en la economía, y hasta Marx utilizó este concepto como título de su principal obra. Sin capital no hay economía; sólo subsistencia.
Como sabéis, me gusta buscar el origen de los problemas, aunque a veces eso me obligue a ir un poco lejos, y en el caso de esta crisis que padecemos tengo la impresión de que el origen, la verdadera raíz, está en la falta de fines. El capital no es un fin en sí mismo, sino un medio, en primera instancia, para la producción , y en última para el bienestar.

Y eso, los fines, es lo que parecen haber perdido de vista los distintos sistemas financieros: se supone que la gente trabaja para vivir, y no para conseguir capital, aunque lo segundo es posible y hasta deseable en cierta medida.
Pero si la acumulación de capitales conduce al desempleo, la inseguridad en la calle y la destrucción del tejido productivo, o somos tontos o nos están tomando el pelo, o alguna pieza del reloj se ha perdido por el camino, porque resulta que las agujas marchan hacia atrás.
Y sin embargo, así sucede: Occidente se mecaniza, se automatiza, tiene un porcentaje importante de todas las patentes y una capacidad agrícola e industrial muy por encima de la suma del resto del mundo, y a pesar de ello, el capital prefiere irse a otros lugares donde abaratar costes. ¿Y para qué? Para crear más capital. ¿Y para qué crear más capital? Eso ya no lo saben.
Parece un cuento de robots, pero es la puñetera realidad. El capital tiene que vender sus productos al ciudadano, que es su fin y su cliente último, pero se desentiende del ciudadano y se mira sólo a sí mismo en un acto de onanismo olímpico. Y como siempre sucede en estos casos, el capital se vuelve estéril.
Como es sábado, permitidme que acabe con un cuento, o una parábola, y perdonad la irrupción de mi otro yo, mi Mister Hyde.

Con el mundo puede pasar como en aquella goleta en que viajaban nueve marineros, jóvenes y fuertes, y un anciano gastado y achacoso al que todos debían cuidar, lavar y dar de comer.
El viejo era una continua molestia y todos se quejaban de tener que ayudarle a cada paso, de sus achaques, de sus quejas y de su mal humor constante.
Un día el viejo murió y lo tiraron por la borda casi con alegría: iban cortos de agua, escasos de provisiones y faltos de fuerza para remar cunado faltaba el viento. Todo lo que fuera quitarse peso era una buena noticia.
-Ahora por fin iremos más rápido -dijo un marinero, después de la breve ceremonia.
-Diablos, sí, ¿pero a dónde? -respondió el capitán, cayendo en la cuenta de que sólo el abuelo lo sabía.


Pues eso.
Gracias por vuestra paciencia.

Declararse en quiebra (una salida de emergencia)

Se acogieron al procedimiento concursal y no les fue mal del todo...

Se acogieron al procedimiento concursal y no les fue mal del todo...

De momento el Euríbor sigue bajando y marca nuevos mínimos, y eso aquí nos da ganas de hacer la ola, como poco. No obstante, hay muchas familias, más cada vez, que no pueden hacer frente al pago de su hipoteca porque alguno de sus miembros, o todos, han perdido en su empleo.
En esos casos, además de encomendarse al santo preferido, hay varias salidas prácticas. La primera pasa por convencer al banco de que le interesa más esperar, y darnos un tiempo de gracia, que embargarnos el piso y verse luego subastándolo y provisionando nuestra insolvencia en su cuenta de resultados. Se le puede pedir al banco que durante un tiempo nos cobre sólo los intereses, o alargar el plazo de la hipoteca para que las cuotas sean asumibles.
Si el asunto es que no tenemos ingresos, entonces es muy poco lo que podemos negociar con el banco, pero no todo está perdido. Nos queda la quiebra:
Hasta no hace mucho tiempo, concretamente hasta 2004, solamente podían acogerse a la quiebra (o procedimiento concursal como le llaman los finos) las empresas, pero desde que fue publicada en el BOE la ley concursal, también las familias pueden acogerse a la quiebra.
Nuestro oído está acostumbrado a equiparar la palabra quiebra con catástrofe, cuando en realidad se trata de un procedimiento de protección. Una vez que el juzgado inicia el proceso, no siguen sumándose los intereses, se paralizan todos los embargos, y los acreedores deben reunirse para examinar, bajo tutela judicial, el patrimonio del deudor y proponer una salida que a veces pasa por reducir la deuda o ampliar los plazos. Antes se le llamaba a esto convenios de quita y espera, pero ignoro si alguna lumbrera les ha inventado otro nombre.
O sea, que puede ser una salida interesante. Una salida de emergencia, eso sí, porque tiene costes importantes de papeleo (economistas, abogados, procuradores, etc…)  y supone que nos nombrarán un administrador que vigiilará nuestras cuentas.
No es agradable, por supuesto, pero como dijo un famoso marino, en medio de un naufragio es mucho mejor una vaca muerta que un becerro de oro.

Sobre todo porque flota.

Impuestos proporcionales y progresivos (la trampa saducea)

trampaLa ideología es una zanahoria que a menudo nos lleva a dar vueltas a una noria que, efectivamente, saca agua, pero no para nosotros. Una vez que entramos en la dinámica de creer lo que nos dicen sin reflexionarlo por nuestra cuenta acabamos en el voluntarismo. Y el voluntarismo es la carcoma de la lógica.
Para salir de semejante laberinto no queda más remedio que volver al principio y buscar las definiciones que nos ayuden a comprender la verdadera naturaleza de las cosas. Si me lo permitís, vamos a ello:

Los impuestos son el mecanismo que utilizan los Estados para obtener recursos de los ciudadanos y destinarlos a pagar los servicios públicos y los otros gastos de la administración.

Son proporcionales los impuestos en los que se paga un porcentaje o proporción fijo, como el IVA. Si gastas 100, pagas 16. Si gastas 200, pagas 32. En este tipo de impuesto, también pagan más los ricos que los pobres, pero proporcionalmente.

Son progresivos, como el IRPF, cuando al subir la renta, sube el porcentaje de lo que pagas. Si ganas 20.000 pagas el 20 % (4000) y si ganas 50.000 pagas el 45 % (22.500). Con este sistema, el rico paga muchísimo más que el pobre y es el mecanismo que recoge nuestra Constitución.

En las naciones desarrolladas los impuestos son progresivos con el fin de redistribuir la renta. Y Ahora vienen las preguntas que tratan de evitar algunos políticos y yo os planteo para devolver el debate a su origen:

Si es normal que los impuestos sean progresivos para las personas, ¿por qué no lo son para las empresas, que pagan a un tipo fijo independientemente de su tamaño?

Si es normal que los impuestos sean progresivos para las personas, ¿por qué no lo son para los territorios, y las Comunidades Autónomas pagan todas igual, ya sean ricas o pobres?

Como veis, sólo a los ciudadanos se les aplica la progresividad. Las empresas y las Comunidades Autónomas se siguen agarrando como fieras a la proporcionalidad para pagar simplemente el doble cuando ganan el doble. Y a veces, ni eso.

Y de este “detalle” depende que podamos pagar nuestra hipoteca, nuestras cuentas, nuestro trabajo, y otras minucias semejantes. O sea que pensemos sobre ello y sobre por qué lo hemos oído tan pocas veces.

 

 

Precio de la vivienda y capital de reserva

La casa del abuelo no nos ayudará con la hipoteca.

La casa del abuelo no nos ayudará con la hipoteca.

 Hoy comienzo con una serie de artículos de verano, época de insustancialidad en la que es siempre leímos esa novela que no nos entraba el resto del año. Ahora ya no se espera tanto, porque leer es de pobres, pero os ruego que no me tengáis muy en cuenta las digresiones.

Hoy toca hablar de ciertas extrañezas que me obligan a preguntarme desde hace tiempo qué demonios está pasando aquí.

Me parece normal (que no deseable) que hayan subido los precios de la vivienda en los lugares donde la demanda puede ser constante y sostenida, como las cuatro o cinco principales ciudades de España, o incluso en la costa, donde cabe esperar que los pisos lleguen a venderse hoy o mañana.

La gente va donde está el trabajo, y donde la población se acumula sube la demanda de vivienda, pero a veces no se construye a ese mismo ritmo o simplemente se fija el precio calculando el máximo que se le puede extraer al que lo necesita, independientemente del coste. El incremento de precios fue desmedido y antinatural, pero al menos lo hemos comprendido.

Cuando los países de nuestro entorno salgan del bache, seguirá siendo deseable venir a jubilarse a España, tener cerca la playa y veinte grados todo el año, con lo que tarde o temprano el excedente de vivienda de esa zona se acabará vendiendo. Otra cosa es que se les pueda proveer de agua y de electricidad, con la organización territorial que tenemos, pero ese ya es otro tema.

¿Pero qué destino se le va a dar a todas las viviendas que se han construido en las pequeñas ciudades del interior, una vez que se consuma la cuerda del renuevo generacional y el éxodo rural?

Durante años, la gente del campo compró una vivienda en la cabecera de su provincia para pasar el invierno, aunque los hijos se hubiesen ido a trabajar lejos, con la idea de que la vendieran ellos cuando faltasen los padres, pero los movimientos demográficos parecen indicar que muchas zonas de España se han despoblado sin remedio y que no hay ya a quién vender ese piso en Albarracín, en Astorga, o en Vitigudino. Lo que era un capital de reserva que se convertiría en efectivo con el renuevo generacional, se ha convertido en un capital muerto, que no sólo es imposible de liquidar sino que además produce gastos, por la voracidad de las administraciones públicas contra las propiedades reales.

Por tanto, hay un importante volumen de vivienda que estaba alimentando el efecto riqueza, pues la gente contaba con ellas, y que de pronto deja de ser un seguro y un apoyo para convertirse en una carga. La gente que pidió una hipoteca a treinta años contando con que posiblemente antes de ese tiempo morirían los abuelos y podrían realizar una amortización anticipada, se encuentra con que sus cálculos se han desmoronado. Casi nadie tiene en cuenta este factor como problema añadido para salir de la crisis, pero es muy real y muy frecuente, pues una gran parte de la población española emigró a las grandes ciudades hace solamente una o dos generaciones.

¿Creéis que en España habrá pronto barrios en ruinas en algunas ciudades?, ¿hacia qué modelo demográfico vamos? O, por contra, creéis que se producirá una deslocalización interior que acabe trasladando la producción de ciertos bienes a zonas más baratas de España, por el recorte de costes que supone?