Archivo del Autor: Edmart Rusan

¿Alguien se cree que estemos en fase de recuperación?

De Guindos, bájate del guindo

De Guindos, bájate del guindo

Cada vez que escuchamos a un portavoz del Gobierno contándonos milongas sobre la fase de recuperación que estamos atravesando no puedo por menos que echarme a reír, sobre todo si analizamos la realidad que nos encontramos día sí y día también en nuestras calles, con un incesante aumento de las familias con problemas para llegar a final de mes, muchas de ellas sin ningún ingreso mensual, y con la pobreza imperando en nuestra sociedad.

Y así queda constatado con cada nueva estadística que aparece en los medios de comunicación con las que volvemos a caer a las catacumbas de la economía europea y mundial, y sobre todo si tienen que ver con el mercado inmobiliario, el eterno problema de nuestra economía.

Sin ir más lejos, acabamos de conocer los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) referentes a la firma de nuevas hipotecas en período anual de enero a enero y son realmente para echarse a temblar, con una caída del 32,4% que vuelve a demostrarnos que todavía no hemos tocado fondo.

Porque no podemos olvidar que hasta que no lleguemos al final de la caída no podremos empezar a plantearnos, bajo ningún concepto, alguna posibilidad de empezar a crecer nuevamente, por mucho que nos empeñemos, un fondo que se viene anunciando en repetidas ocasiones pero que nunca parece llegar.

De hecho, los datos de enero suponen un valor negativo durante los últimos 45 meses, de manera consecutiva, y acentúa aún más la caída que se había producido en diciembre, cuando las hipotecas se habían reducido en un 30%.

En valores absolutos nos encontramos con un total de 17.464, lejos de las 25.447 que se firmaron durante el mes de enero del año 2013, con un valor medio de cada hipoteca de 101.628 euros, un insignificante repunte del 0,1% con respecto al mes de diciembre.

En definitiva, cada vez que habla un Ministro sube el pan pero no la economía, a pesar de que en sus palabras siempre auguran esta posibilidad, esta opción, o aseveran que el crecimiento está a la vuelta de la esquina, y ¡amig@!, nada más lejos de la realidad, me temo.

La crisis de Crimea, ¿nueva crisis inmobiliaria?

¿Pero tú sabías donde estaba Crimea?

¿Pero tú sabías donde estaba Crimea?

Basta con echar un vistazo a los últimos datos de compraventa de vivienda para comprender que hay un mercado emergente que estaba revitalizando, por sí solo, el sector inmobiliario español, y éste no es otro que el mercado ruso, gracias al poder adquisitivo de sus ciudadanos este mercado se ha caracterizado por realizar gran parte de las operaciones que se han venido haciendo últimamente.

Y lo que es más importante, operaciones que rara vez se producen sobre los inmuebles más baratos, si no que apuntan principalmente a los más caros, con lo que el volumen total de adquisiciones se ha disparado en los últimos meses, para mayor gloria de los propietarios que han conseguido “colocar” sus viviendas.

Sin embargo, la crisis que se está produciendo en la región ucraniana, al menos hasta ahora, de Crimea está poniendo en jaque a todo el sector inmobiliario que ve como se acerca la posibilidad de que desaparezca la gallina de los huevos de oro que les ha estado alimentando hasta ahora.

Porque todo apunta a que la Unión Europea acabará por aplicar sanciones de diverso tipo a Rusia por su invasión “diplomática” de Crimea, y estas sanciones siempre tienen un cariz económico con lo que es más que probable que los ciudadanos rusos dejen de tener la posibilidad de poder mover su dinero con la misma facilidad.

Un duro golpe para el sector inmobiliario de las regiones costeras, sobre todo, que es donde los ciudadanos rusos estaban centrando sus compras de vivienda, para aprovechar el buen tiempo. No hay que olvidar que estas regiones es donde existe una mayor bolsa de viviendas vacías como consecuencia del exceso de construcción que se produjo durante los años de burbuja inmobiliaria.

Veremos como se resuelve finalmente esta crisis, pero parece que el sector de la vivienda de nuestro país ha cogido el gafe, porque cada vez que se ven visos de ligera recuperación nos encontramos con un nuevo golpe que acaba por tirar por los suelos todas estas esperanzas, esperanzas que hace tiempo que dejaron de ser de color verde para tornarse del negro más absoluto.

Ya ni las hipotecas aguantan la morosidad

Morosea que algo queda

Morosea que algo queda

Esta crisis que todo lo puede está hundiendo todos los parámetros habituales con los que nos solíamos manejar en términos económicos y financieros. Si cada día nos encontramos con una nueva sorpresa que llevarnos a la boca, ahora nos encontramos con que la tasa de morosidad hipotecaria también se ha empezado a disparar.

Hasta hace bien poquito nos habían vendido la cantinela de que los españoles preferían quedarse sin comer a dejar de pagar la hipoteca, algo que garantizaba los pago a las entidades financieras. Sin embargo, parece que esto ha cambiado a juzgar por los nuevos datos de morosidad hipotecaria que han hecho que las grandes entidades financieras se empiecen a llevar las manos a la cabeza.

Si en 2012 el volumen de créditos hipotecarios que manejaban las principales entidades financieras de este país, concretamente las que cotizan en el Ibex 35, es decir, Banco Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia, Banco Popular, Banco Sabadell y Bankinter, manejaban un volumen de 17.204 millones de euros en créditos hipotecarios morosos, en 2013, y según los datos del Banco de España, esta cifra se ha disparado hasta los 24.539 millones de euros, o lo que es lo mismo un crecimiento del 42%.

Unos datos que no dejan de ser tramposos, como bien apuntan gran cantidad de expertos económicos, y es que las entidades financieras maquillan sus cuentas con las viviendas que se quedan en propiedad. Es decir, imaginemos que una familia no puede pagar la hipoteca, entonces estaría dentro de estos volúmenes de créditos morosos. Pero al cabo del tiempo, la entidad financiera de turno se apodera de la vivienda con lo que el crédito hipotecario desaparece y así la deuda deja de ser hipotecaria.

Con esta pequeña triquiñuela los bancos y cajas van maquillando sus cuentas para poder satisfacer los intereses de sus accionistas y poder presentar así mejores cuentas ante ellos, lo que garantiza cierto estado de tranquilidad.

En definitiva, tantos años de crisis están haciendo mella en todos los sectores, y en el sector financiero más que en ninguno, como causante original de la crisis y por tanto el que debe de sufrir en mayor grado las consecuencias, aunque hasta ahora no se hayan producido en su justa medida.

¿A qué se debe la guerra de las hipotecas?

Esta es la guerra!!!!

Esta es la guerra!!!!

¿No te has enterado? ¡Qué sí, qué sí! Que se ha iniciado una guerra en toda regla por parte de las entidades financieras por captar a los pocos osados que se atreven a lanzarse a por una hipoteca, una guerra que todavía no tiene vencedores y que promete no dejar enemigos vivos por el camino.

La clave parece estar en ofrecer diferenciales por debajo del 2%, con lo que se pueden manejar hipotecas por debajo del 3%, aunque la mayoría está marcando suelos del 3%, para evitar el desmadre que pueda hundirlas aún más, pero en cualquier caso se trata de hipotecas realmente atractivas, especialmente en los tiempos que corren.

Pero, ¿tienen trampa?

Por supuesto que sí, no te vayas a dejar engañar. Tienes que tener en cuenta que las entidades financieras salieron escaldadas de la burbuja inmobiliaria que ellas mismas generaron y ahora se cuidan muy mucho a la hora de conceder una hipoteca.

Así que no te creas que todos podremos acceder a estas hipotecas baratitas, baratitas, nada de eso, están reservadas para gente con gran poder adquisitivo, o al menos con la capacidad suficiente como para hacer frente a todas las garantías que exige la entidad financiera.

Y, ¿a qué se debe esta guerra?

El mayor negocio de las entidades financieras, no nos engañemos, son las hipotecas, ya que es la mejor forma de tener a un cliente durante largo tiempo, cobrándole unos intereses más que interesantes para ellos a la vez que se le pueden ir vendiendo diferentes productos a través de la venta cruzada.

Con ello se busca la fidelización del cliente con la entidad, algo cada vez más difícil de ver, y de esa manera las entidades pueden obtener beneficios, no ya solo en el corto plazo, sino, sobre todo, en el medio-largo plazo, con todo lo que ello les puede reportar.

En definitiva, la guerra está servida, y nosotros somos la carnaza, es el momento de ser inteligentes y aprovecharse de este nuevo fenómeno sin caer en los mismos errores del pasado. Recuerda que los bancos y cajas solo quieren ganar dinero, y para ello tú lo tienes que perder, no hay otra alternativa.

¿Es posible seguir cayendo?

Esto no hay quien lo pare

Esto no hay quien lo pare

Cada vez que escuchamos, hablamos o escribimos sobre un dato económico relacionado con el sector inmobiliario acabamos diciendo que puede ser el fondo, que a partir de ese momento podemos encontrarnos con el inicio de la recuperación, con el comienzo de la luz, una luz que siempre acaba por estar demasiado lejos y a un punto absolutamente inalcanzable.

Sin embargo, luego nos bombardean con un nuevo dato que no hace sino que nos comamos nuestras propias palabras y que acabemos por tener que reescribir todo lo escrito y volver a hablar de lo mismo, que los datos marcan un mínimo histórico, que a partir de ese momento comienza la recuperación, y volvemos a la casilla de salida.

Y es que esta crisis se está demostrando como realmente demoledora, y basta con echar un vistazo a los datos que acaba de publicar el INE sobre las hipotecas constituidas durante el pasado año 2013 y nos encontramos con una caída del 27,8% en términos interanuales, para cerrar el ejercicio con un total de 197.641 nuevas hipotecas, lo que significa un mínimo histórico, sí, sí, otra vez.

Con esta caída ya son seis años en los que las hipotecas constituidas han ido cayendo sin solución de continuidad, y aunque es cierto que nos encontramos un poco mejor que en 2012, cuando cayó un 33%, todavía estamos en unos valores insostenibles a todas luces, ya que la constitución de nuevas hipotecas es fundamental para el mantenimiento del negocio financiero.

Y es que no solo ha caído el número de hipotecas, sino, como no podía ser de otra manera, también el importe de las mismas, concretamente un 3,5% hasta situarse en los 99.838 euros, un descenso que viene motivado en gran medida por la caída de precios que sigue sufriendo el mercado inmobiliario español y cuyo fin los expertos llevan años anunciando sin éxito real.

En definitiva, nos pueden vender las milongas que quieran, pero lo cierto es que todavía nos encontramos en caída libre y nada hace presagiar que la cosa pueda llegar a cambiar en breve.

El importe medio de las hipotecas constituidas sobre viviendas bajó un 3,5% en 2013, hasta los 99.838 euros, mientras que el capital prestado se redujo un 30,3% en el conjunto del año

¿Y se sorprenden de que aumente la morosidad?

¿Cómo no vamos a pagar?

¿Cómo no vamos a pagar?

Si es blanco y viene en botella debe de ser leche, se supone, así que no se entiende la razón de la sorpresa por el aumento de la morosidad de las entidades financieras, alcanzando un máximo histórico para cerrar el año 2013, concretamente el 13,6%, dato ficticio a todas luces, porque no tiene en cuenta los datos del Sareb, el banco malo.

Si contabilizáramos los datos del Sareb, estaríamos hablando de una morosidad que se estaría disparando al 16%, algo totalmente insostenible pero que no debería de pillarnos por sorpresa ante la situación económica que estamos atravesando.

El número de familias que subiste sin saber muy bien como, ya que no tienen ningún tipo de ingreso mensual sigue aumentando y con ello el número de recibos hipotecarios que quedan al final del cajón sin pagarse, por lo que no sería de extrañar que este índice siguiera aumentando en los próximos meses.

Pero la paradoja de esta historia es que muchos de estos préstamos morosos están en manos de entidades financieras que han sido rescatadas por el Gobierno, es decir, con el dinero de los impuestos recaudados entre los ciudadanos de a pie, paradójico, digo, porque los mismos ciudadanos que deben dinero a las entidades, siendo, por tanto, morosos, han contribuido a la salvación de la propia entidad.

No son pocas voces ya las que claman al cielo con esta situación y reclaman una carencia permanente para los créditos de las entidades rescatadas, porque es un sin sentido absoluto, de manera que estas entidades no se beneficien del dinero de todos los españoles para luego echarles de sus propias viviendas.

En este mismo sentido, todos los economistas coinciden en la necesidad de reactivar el sistema crediticio español, siendo la mejor forma de conseguirlo empezar con estas entidades rescatadas, de forma que el dinero que han recibido tenga cierta condicionalidad, es decir, que deba de ser destinado a fines concretos, en este caso a dinamizar el crédito en España.

Pero estamos en el país que estamos y no podemos pedirle peras al olmo, se trata de una situación insostenible y la mediocridad de los gobernantes de turno no hace sino agravarla, aunque todos deberíamos de dejar de mirarnos el ombligo y entender que nuestros políticos provienen de nuestra propia sociedad, son la imagen y semejanza de la sociedad que gobiernan.

¿Se atreverán al final?

¿Qué me estás contando?

¿Qué me estás contando?

La rumorología es una ciencia que no tiene fin, que se sabe cuando empieza pero no cuando termina, un rumor lanzado a los cuatro vientos puede causar un daño irreparable o solucionar un problema en principio irresoluble, para más honra de quien lo lanzó en primer lugar.

Hace unas semanas empezó el runrun de que le Gobierno estaba planteando la posibilidad de eliminar la deducción por vivienda de manera retroactiva, es decir, para todos los contribuyentes independientemente de cuando hubieran adquirido su vivienda.

Es cierto que este rumor ha ido perdiendo fuerza a medida que voces contrarias se han levantado contra esta posibilidad, pero también es cierto que hasta que el Gobierno no presente la reforma fiscal para este año 2014 de una manera definitiva todo es posible.

Sin embargo, se trataría de un suicidio económico a todas luces ya que iría en contra de todos los fundamentos básicos de la seguridad jurídica, del saber a que atenerse, que es fundamento esencial sobre el que se sustenta toda economía más o menos estable y seria.

Si ahora, de repente, el Gobierno decidiera eliminar una condición sobre la que se adquirió una vivienda en el pasado sería como hacerse trampas en el solitario y España dejaría de ser un país serio para los inversores internacionales que verían nuestro país con un mayor grado de riesgo.

Es decir, bueno sería que el Gobierno se dejara de estas zarandajas que no nos llevan a ningún lado y que se pusiera en serio a intentar resolver el problema económico que nos acucia. Aunque también podemos entender este rumor como un globo sonda, con el único objetivo de levantar una cortina de humo ante la posibilidad de algo peor.

Algo peor que puede venir en forma de una subida del IVA o de la eliminación de más productos del IVA reducido, encareciendo así su precio y dificultando la recuperación del consumo, palanca fundamental para poder empezar a plantearnos la recuperación económica.

En definitiva, no creo que se atrevan a implantar la retroactividad de la eliminación de la deducción por vivienda, por la cuenta que les trae, por la cuenta que nos trae.

Más madera, esto es la guerra

¡Qué empieza la guerra!

¡Qué empieza la guerra!

2014 ha llegado repleto de sorpresas, sorpresas relativas ya que es como el cuento de nunca acabar, como una historia repetida que ya hemos vivido y que acabó convirtiéndose en una pesadilla de la que todavía no nos hemos despertado y parece que hay mucha noche todavía por pasar.

El caso es que las entidades financieras se han vuelto a lanzar a una guerra de guerrillas con el tipo de interés de sus hipotecas, teniendo como único objetivo empezar a deshacerse de la ingente cantidad de viviendas que todavía acumulan en su posesión, tratando de tentar a las familias para que vuelvan a caer en el mismo error.

Y es que no hay nada como una hipoteca barata para que todos nos empecemos a plantear si no es mejor comprar que alquilar, porque por el mismo precio podemos tener algo en propiedad, pero, ¡ay, amig@!, no olvides lo que nos ha pasado, el pueblo que olvida su historia está condenado a repetirlo, y no lo digo yo, lo dice la historia misma.

Pero no solo eso, resulta que muchas de las entidades financieras que se están lanzando a la caza y captura de los incautos lo hacen desde la posición de privilegio que supone el haber sido rescatados, es decir, no juegan con su dinero, sino con el tuyo y con el mío, compitiendo con otras entidades que sí han sido siempre solventes y que ahora se encuentran con una situación que les resulta insostenible.

De todas formas, no te fíes mucho de los bajos tipos de interés que están ofreciendo, porque la mayoría llevan trampa incorporada, trampa en forma de vinculación excesiva, una vinculación que condena a las familias durante largo tiempo. Además, no están al alcance de todos los bolsillos sino que exigen una solvencia a prueba de bombas.

En definitiva, parece que 2014 amanece con guerra de precios en las hipotecas, una guerra que no debe cegarnos ya que no podemos olvidar de donde venimos y hacia donde vamos, todo lo que hemos sufrido y lo que nos está costando levantarnos. Si puedes, aprovecha las ofertas pero con cautela, mucha cautela.

Cuando debes más de lo que tienes

Cavando tu propia tumba

Cavando tu propia tumba

Poco a poco van aflorando las consecuencias últimas de la crisis, por si hubieran salido pocas hasta ahora, y se acaba de publicar un estudio elaborado en base a los datos del Instituto Nacional de Estadística, o sea que no es muy sospechoso, el cuál revela un dato demoledor como es el hecho de que casi un 10% de las hipotecas activas están por encima del valor del inmueble sobre el que fueron constituidas.

Esto se debe a la tremenda caída del precio de la vivienda durante estos años de crisis lo que ha provocado que las hipotecas firmadas hace cuatro o cinco años, sobre un valor de mercado claramente inflado por la burbuja inmobiliaria, ahora se hayan quedado por encima del valor de mercado de estas viviendas.

¿Qué consecuencias tiene este hecho?

Sin duda, el empobrecimiento de estas familias, que ahora mismo tienen una deuda por encima del valor de la vivienda que poseen, es decir, aunque vendieran la vivienda por el valor de mercado que se pudiera determinar en una negociación de compraventa seguirían manteniendo una deuda con la entidad financiera.

Ello les condena a una situación de estrangulamiento financiero que les evitará salir de la crisis aún cuando ésta se aleje del panorama de las cifras macroeconómicas, porque nada parece indicar que el precio de la vivienda pueda llegar a subir a valores de antes del estallido de la burbuja y comienzo de la actual crisis.

Este hecho se está dando principalmente en las viviendas adquiridas en los últimos seis años, es decir, durante el período de estallido de la crisis y posterior evolución, ya que fue en ese justo momento cuando las viviendas alcanzaban su máximo valor, totalmente alejado de la realidad del mercado y de la economía española.

El problema es que hay poca solución plausible a esta situación más allá de que estas familias tengan que sufrir la consecuencia de sus actos y de la actuación de la burbuja inmobiliaria, con lo que cerca de 600.000 familias han quedado condenadas a vivir endeudadas durante los próximos años y con ello a empobrecerse de manera importante.

Buscador de viviendas malas

A ver si el banco malo va a ser el Banco de España

A ver si el banco malo va a ser el Banco de España

¿Cuánto hace que llevamos oyendo hablar del Banco Malo? ¿Y cuánto tiempo lleva efectivamente funcionando? ¿Y no es sorprendente que en este tiempo a nadie se la haya ocurrido todavía lanzar un buscador online para sacar al mercado los activos tóxicos o inmuebles malos, por llamarlos de alguna manera? Pues parece que no, que hasta ahora no se ha podido hacer, ¡qué país!

En cualquier caso, bien está lo que bien acaba, o casi, y lo cierto es que en las próximas semanas se lanzará al mundo online un buscador con toda la base de datos de los activos acumulados por el banco malo o SAREB, de manera que las personas que estén interesadas podrán acceder a toda la información de interés a golpe de un solo click.

Pero no te relamas todavía, porque de momento las viviendas seguirán a buen recaudo ya que la intención de los dirigentes del Banco Malo es sacar primero a la venta o al alquiler los activos no residenciales, es decir, las oficinas, los hoteles, las naves, los locales, etc., porque, evidentemente, son los que más valor tienen y los que, por tanto, más lastran las cuentas.

No hay una fecha aproximada pero no se calcula que antes de finales de este año 2014 podamos tener acceso a la oferta de inmuebles en posesión de la nueva entidad financiera creada a modo de cajón de sastre, con el único objetivo de limpiar las cuentas y balances del resto de entidades financieras y así fingir todos que en España todo va bien.

Sin embargo, los expertos no se muestran especialmente optimistas ante la eficacia de este buscador, ya que aunque pueda haber cierta demanda ante este tipo de inmuebles no parece que esta demanda pueda ser efectiva, a juzgar por la ausencia de financiación que sigue padeciendo la sociedad española a todos los niveles, por muchas motos que nos vendan.

Al menos, eso sí, es un paso adelante que debemos apreciar a la vez que apremiar para que la próxima vez no se demoren tanto decisiones de este tipo ya que con ello lo único que se consigue es dilatar todo en el tiempo.

Aquí no compra un piso ni el Tato, y sé que me repito

A la rica vivienda, oiga!!!

A la rica vivienda, oiga!!!

Cualquier día de estos volveremos a ver a De Guindos en una televisión amiga vendiéndonos la moto de que la recuperación está en ciernes, de que no tenemos nada de lo que preocuparnos y de que en breve España comenzará a crear empleo, pero visto lo visto, y a juzgar por los datos que nos llevamos a la boca un día sí y otro también, me da la impresión de que toda esa palabrería de grandes cifras no son más que paparruchas.

Porque la clave para la ciudadanía no está en las grandes cuentas, en la macroeconomía que se luce en los manuales de economía, nada de eso, los ciudadanos necesitamos la economía del día a día para subsistir y es en ella en la que encontramos que, bien lejos de estar iniciando una recuperación, estamos inmersos en la mayor de las depresiones.

Y el ejemplo más claro con el que nos podemos encontrar es el de compra-venta de viviendas. Es evidente que si la economía estuviera yendo bien, si los ciudadanos tuviéramos confianza en el futuro y seguridad en nuestro puesto de trabajo, nos enfrentaríamos al futuro con seguridad, viviríamos en un mundo de certezas que nos permitiría comprar una vivienda, y más con las rebajas con las que nos estamos encontrando en este comienzo de año.

Pero nada de eso. El Instituto Nacional de Estadística (INE) acaba de publicar los datos relativos a noviembre (siempre a la última) y en ellos comprobamos que durante el undécimo mes del año pasado solo se cerraron un total de 21.847 operaciones, lo que supone una caída del 15,9% con respecto al año anterior, aunque es cierto que ese porcentaje está inflado por el fin de la desgravación por vivienda. Sí que se puede comparar claramente con los datos del mes anterior, y ahí observamos que con respecto a octubre de 2013, noviembre supuso una caída del 4,12%, y en el acumulado anual nos encontramos con un descenso del 2,1%.

¿Qué significan todos estos datos?

Pues blanco y en botella, que por mucho que nos vendan la moto aquí no compra un piso ni el Tato y que todos estamos aferrándonos a nuestro puesto de trabajo como si nos fuera la vida en ello, como para ni tan siquiera empezar a plantearnos el comprar una vivienda en un futuro próximo.

¿Giro de 180 grados en los diferenciales?

La nueva milonga de la banca

La nueva milonga de la banca

Bankinter fue la entidad que inició las hostilidades a finales del año pasado lanzando su hipoteca con un diferencial del 1,95%, y parece que la cosa ha cuajado porque otras entidades están queriendo entrar en la refriega con el objetivo de captar a los pocos aventureros que se atreven a embarcarse en nuevas hipotecas.

De hecho, algunos analistas empiezan ya a hablar de que en este 2014 los diferenciales podrían empezar a bajar y colocarse en valores mucho más competitivos, algo que choca frontalmente con la realidad que nos encontramos en la mayoría de las hipotecas que siguen ofreciendo las entidades.

Sí es cierto que pudieran aparecer determinados productos hipotecarios con un diferencial bajo, tratando de captar la atención de los clientes, pero lo cierto es que al final el poder acceder a este tipo de productos será muy complicado por los requisitos excesivamente rigurosos que se necesitarán.

Por ejemplo, y sin irnos más lejos, la hipoteca Sin Más de Bankinter, con un diferencial al 1,95%, exige un elevado grado de vinculación a la vez que unos ingresos que superen los 3.000 euros mensuales, una cantidad de la que hoy en día pocas familias pueden presumir, habida cuenta de la caída generalizada de los salarios.

En definitiva, todo apunta a que se trata más de un ejercicio de marketing que de realidad efectiva, de esa que un ciudadano se encuentra cuando acude a su entidad financiera a solicitar una hipoteca.

Porque lo único cierto hasta ahora, y los hechos no lo están contradiciendo, es que sigue siendo muy difícil, casi imposible, lograr la concesión de una hipoteca y cuando se consigue ésta es a unos diferenciales muy elevados, a no ser, claro está que se apueste por una de la viviendas de los bancos.

Así que no hay que dejarse engañar por la publicidad revestida de estructura y formato de noticia, porque no deja de ser más que publicidad con el objetivo de que los consumidores entren en una entidad determinada, y una vez allí conseguir que se apueste por un producto que interese más a la entidad. Es la misma estrategia que utilizan las grandes superficies de alimentación, tres o cuatro productos a un precio muy competitivo, para que luego el cliente acabe comprando otras cosas. ¡Está todo ya inventado!