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No va a subir la vivienda en 2014. Razones (I). Lo que se amontona…

Expectativas

Expectativas

La pregunta que más a menudo escucho en las conversaciones sobre temas inmobiliarios es si va a comenzar a subir de nuevo la vivienda en 2014, después de que los últimos datos hablen de un gran frenazo en su caída.

No es una pregunta baladí, y es lógico que se preocupe mucha gente por el tema, tanto los que quieren vender la suya, como los que están pensando en adquirir en una vivienda: la vivienda representa el mayor gasto en la vida de una gran mayoría de personas y también la mayor acumulación o reserva de riqueza de otras muchas, con lo que su precio determina el futuro financiero de las familias.

Precisamente por la relevancia del asunto, me he decidido a crear una pequeña serie sobre este tema, absolutamente central en un blog de hipotecas.

La respuesta la tenéis en el título. NO. No va a subir la vivienda.

Y la primera razón para afirmarlo es la primera que esgrimiría cualquier economista clásico. La oferta es altísima, y se trata de una oferta cada vez más desesperada por vender. En esas condiciones, la presión a la baja sobre los precios es tremenda y dificulta enormemente un repunte de precios.

Aunque la cifra no se puede conocer con exactitud,  España cuenta en la actualidad con un stock de viviendas sin vender que oscila entre las 700.000 y las casi 2 millones de unidades , aunque algunos hablan de que se supera largamente esa cifra si entra en el mercado la oferta oculta, es decir, aquellos que venderían una vivienda si el precio mejorase un poco.

Posiblemente, parte de estas viviendas tengan que ser derribadas porque no se venderán nunca, ya que se encuentran en ciudades fantasmas o directamente creadas por algún pelotazo inmobiliario, pero el resto tendrán que venderse muy, pero que muy despacio, y sólo cuando hayan salido al mercado los mejores lotes.

Estamos ante el típico caso del canario en la mina: mientras haya buenas promociones con viviendas sin vender, no se podrá hacer nada por vender las regulares y aún menos por colocar las malas. Nada, por supuesto, salvo bajar sustancialmente los precios, lo que viene a demostrar la premisa: que los precios no subirán en 2014.

Pero hay más razones. Pienso seguir…

Hoy sólo una cosa más: Feliz Nochebuena a todos.

El año que vivimos peligrosamente

¿Feliz año nuevo?

¿Feliz año nuevo?

Los años pasan, y ya van cinco, y no parece que nadie de con la tecla adecuada para conseguir salir de este pozo en el que nos encontramos sumergidos hasta lo más profundo de nuestro ser y de nuestra propia miseria, un pozo que nos está arruinando a todos los niveles, como país y como los individuos que lo conformamos.

Los políticos no hacen otra cosa más que arrojarse responsabilidades entre ellos, unos hablando de herencias recibidas y otros de que demasiado hicieron, pero la única realidad es que cada vez más familias son expulsadas de sus casas por no poder hacer frente a sus obligaciones hipotecarias, y cada vez más viviendas están totalmente vacías, a verlas venir.

La situación clama al cielo, al infierno, o a cualquier deidad que te quieras inventar, porque la sociedad se está empobreciendo a pasos agigantados, olvidando ya que un día todos quisimos ser ricos y acabamos muriendo en el intento, una muerte lenta y dolorosa de la que ahora todos somos víctimas.

Ya nadie acierta a darnos un año aproximado para la salida de esta situación, las cifras bailan sin fijar un horizonte esperanzador y no nos queda otra que seguir esperando a que a alguien, a alguien con algo de poder, se le ilumine la bombilla y de con la tecla adecuada para sacarnos de donde estamos.

Parece evidente que las políticas de nuestro gobierno están siendo equivocadas, o al menos que no están fomentando la recuperación. En pos de la cuadratura del círculo presupuestario se están cargando toda la red económica del país y mucho me temo que aunque salgamos de esta situación lo haremos mucho más debilitados de lo que nunca estuvimos.

La virtud está en el punto medio, ya lo decían los filósofos griegos, un punto medio que debe de encontrar el equilibrio entre la austeridad y los incentivos a la economía y no aferrarse a unos conceptos de ahorro mal entendido que no están haciendo otra cosa más que llevarnos a la ruina más absoluta.

Confiemos, amig@, en que este año 2014 que está a punto de comenzar sea el del inicio del cambio de rumbo de nuestras políticas, más un deseo que una esperanza, porque si no acabaremos todos por tirarnos los zapatos a la cabeza.

¿Desaparecerá la desgravación por primera vivienda?

Deliberación presupuestaria

Deliberación presupuestaria

En la larga colección de globos sonda que padecemos todos los años, destaca en esta ocasión el comentario, reiterado y preocupante, de que el Gobierno planea eliminar la deducción por compra de vivienda habitual, y esta vez con carácter retroactivo.

No cabe duda que, de confirmarse, este sería un gran golpe para las economías familiares, muy castigadas ya por la crisis, pero analicemos el asunto más de cerca:

Retroactividad: este es uno de los mensajes favoritos de los españoles: nada puede ser retroactivo, porque supondría cambiar a media partida la reglas del juego, con lo que no se puede llevar adelante esta medida. Desde mi punto de vista, se trata de una idea absolutamente falsa, y además interesada, que generalmente se utiliza para exigir que yodo quede como estaba y no se hagan reformas. En el caso de las hipotecas, que es el que abordamos aquí, no se puede cambiar retroactivamente las condiciones de la hipoteca, pero sí su tratamiento fiscal, pues todos los años, con la Ley de Presupuestos Generales del Estado, se modifican los tributos. Decir que la desgravación no puede eliminarse por ser esto una medida retroactiva es como decir que no se pueden subir los impuestos de la gasolina, porque cuando yo compré el coche, valía el litro a 90 pesetas. La ley de Presupuestos Generales es anual y cambia los impuestos, y las desgravaciones, de un año para potro.

Impacto económico: Eliminar esta subvención, porque se trata de una subvención directa a la compra de vivienda, supondría la recaudación de unos 4.000 millones de euros para el Estado. Hablamos, por tanto, de una subida de impuestos, una más, de un Gobierno que llegó al poder prometiendo justamente todo lo contrario. Por otroa parte, es muy difícil de comprender que se sigan subiendo los impuestos al trabajo y se defienda a los propietarios de piso, cuando un trabajador que vive en alquiler lo está pagando absolutamente todo. Desde el  punto de vista político la medida es muy discutible, tanto desde la derecha como desde la izquierda.

-Efectos colaterales: La desaparición de la desgravación por compra de vivienda habitual podría representar la puntilla para el mercado inmobiliario y, peor aún hacer que los bancos se queden por los siglos de los siglos con las carteras inmobiliarias en sus balances. Esto, y no otra cosa, es lo que está haciendo dudar al Gobierno. Si desaparece la desgravación, los pisos vacíos serán más difíciles de vender, los bancos tardarán más en sanearse, y el Sareb, el banco malo, que es de todos, recuperará aún menos de lo se preveía, con lo que nos encontramos con que a lo mejor perdemos  más pro ahí de lo que ganamos con la recaudación de IRPF.

Así las cosas, veremos en qué para el asunto, pero mi apuesta es que no se atreverán a tocar nada.

¿Quién apuesta en contra?

Hipoteca a la europea

Por fin hacemos algo!!!

Por fin hacemos algo!!!

Parece que por fin somos europeos, pero de verdad, al menos en lo que se refiere a las hipotecas porque el Parlamente Europeo ha aprobado una nueva directiva referente a este producto financiero en virtud del cuál se intentan proteger los derechos e intereses de los consumidores ante los abusos habituales de las entidades financieras.

En este sentido, lo que más destaca de esta nueva directiva es el hecho de que se exige una información transparente y comparable, de manera que los consumidores puedan comparar en todo momento las ofertas de dos o más entidades financieras en lo que se refiere a la concesión de su hipoteca.

Con esto se pretende fomentar la competencia sana entre las entidades y garantizar así que los consumidores puedan disfrutar de las mejores condiciones en todo momento. Además, se añade que no se podrán vincular otros productos financieros, con lo que los hipotecados dejaremos de estar extorsionados por las entidades financieras al respecto.

Por otro lado, también se intentará potenciar la figura de la dación en pago en los contratos hipotecarios y garantizar que los bancos y entidades financieras denieguen las hipotecas en el caso en el que la capacidad de reembolso de la familia en cuestión no sea la adecuada.

Con esto último se intenta luchar contra la formación de una nueva burbuja inmobiliaria como la que nos ha traído al lugar donde nos encontramos y que tuvo su gran fundamento en la concesión indiscriminada de hipotecas durante años y años, que provocó un incremento artificial de los precios de la vivienda y que miles de familias se encuentren ahora en una situación desesperada.

En definitiva, es un intento de las autoridades políticas por conseguir dotar de sentido común a un mercado totalmente caótico, como es el hipotecario, un caos en el que nos hemos movido durante estos años sin que nadie haya querido hacer nada al respecto, por favores debidos o por intereses sobrevenidos.

Es evidente que con esta directiva no se resuelven todos los problemas, pero también está claro que al menos es un paso en la buena dirección, y como tal lo debemos de recibir, con moderado optimismo.

Pasando revista al panorama bancario

Más o menos lo que tenemos hoy en día...

Más o menos lo que tenemos hoy en día...

Parece, dicen comentan e insisten en que la cosa va mejorando. Hoy han saldo los datos del paro del mes de noviembre y son los mejores de toda la serie temporal, desde que se apuntan estas cosas.

A mi juicio, habrá que ver todavía lo que dice la Encuesta de Población Activa, no sea que los cuarenta mil parados menos se conviertan en cien mil emigrantes más, cosa que no me extrañaría teniendo en cuenta el pelaje de los que nos gobierna, pero no adelantemos acontecimientos.

Lo cierto es que por razones económicas o coyunturales, el crédito a las familias y a las empresas se sigue contrayendo a niveles nunca vistos.Los últimos datos que tenemos son del mes de Octubre, y aunque asustan mucho no dejan de reflejar el hecho de que el dinero ni fluye, ni llega, ni parece que de momento se le espere, pro más que el BCE baje los tipos para que los bancos comerciales comiencen a prestar de una buena vez.

Según estos datos, la deuda de las familias se redujo un 5,2% en octubre, hasta los 793.940 millones. Esto, interpretado, significa que la gente devolvió muchas más cuotas de préstamos de los que otra gente ha conseguido que le concedan. O sea, que tenemos una contracción del crédito.
La deuda de las empresas cayó un 10%, hasta los 1,081 billones de euros. Sigue siendo una burrada, por supuesto, sobre todo en una época en la que muchas empresas no venden y tienen cada día más problemas para devolver esas cantidades, pero una reducción del 10% habla muy claramente de lo que está sucediendo con las líneas de crédito que caducan y sus dificultades para renovarlas.

En cuanto a las hipotecas, la cuestión está clara: las pocas que se conceden corresponden a la venta de inmuebles pro parte del Sareb (banco malo) o de las carteras de los bancos. O sea, que los bancos están dispuestos a convertir, en su balance, pisos en préstamos, pero no dinero en préstamos como se supone que es la base de su negocio.

Si estás pensando en pedir una hipoteca, quizás estas sean las líneas maestras a seguir:

-Comprar un piso de un banco, y si es posible, del banco malo.

-Vigilar muy bien los tipos de interés y los diferenciales, porque los intereses pueden subir y entonces será el llanto y el crujir de dientes si creemos que el tipo de interés siempre será el 0,25%.

-Fuera de estas dos premisas, puede ser el mejor momento para ahorrar y vivir de alquiler otro par de años. Pero de eso ya hablaremos en otro artículo, porque las condiciones han cambiado, y condiciones cambiantes conducen a soluciones diferentes.

Al menos cuando se está vivo..

El vaso medio lleno o medio vacío

Hipotecas sí o no

Hipotecas sí o no

Todo en la vida depende del color del cristal con el que se mire, y claro, el mundo económico, en general, e hipotecario, en particular, no iba a ser menos, y estadística tras estadística nos damos de bruces con esta realidad que no hace sino demostrarnos que nada es ni blanco ni negro, ni podemos apostarnos la vida a que el vaso esté lleno o vacío.

Y es que el INE acaba de publicar los datos referentes al nuevo número de hipotecas constituidas durante el pasado mes de septiembre y el dato es realmente desalentador. Se ha producido una caída interanual del 30,9% para sumar un total de 41 meses consecutivos de caídas, algo que evita cualquier tipo de esperanza en cuanto a la recuperación del sector inmobiliario.

Sin embargo, y ahí la pequeña luz al final del túnel, para el que quiera soñar con ella, nos encontramos con que esta caída es menor que la que se produjo en el mes de agosto, cuando la caída fue del 41,7%, por lo que algunos agoreros de la buena fortuna, si se me permite la expresión, ya se han lanzado a calificar esta estadística de rotundo éxito general.

Sí que es cierto, sin embargo, que se pueden advertir algunos síntomas de mejoras, no muchos, no te vayas a pensar. El principal es que el importe medio de las hipotecas concedidas ha crecido ligeramente, lo cuál es una gran noticia porque supone que se empiezan a vender pisos de mayor valor, dado que las entidades financieras se cuidan muy mucho de conceder hipotecas por encima de un determinado porcentaje.

En concreto, nos encontramos con que tras los 95.702 euros, de importe medio para las hipotecas durante el pasado mes de agosto, en septiembre el sector cerró con 97.298 euros, aunque todavía estamos en datos negativos si nos fijamos en la comparación interanual, con una caída del 5,5%.

En definitiva, estamos mal, pero menos, o estamos bien, pero no tanto, tú eliges. Mi opinión es que el enfermo inmobiliario español no está, ni mucho menos, curado sino que todavía se encuentra en un claro estado de coma inducido, inducido por nuestro dinero canalizado a través de nuestros gobiernos.

Las peores previsiones pueden haberse quedado cortas

Escenarios y previsiones

Escenarios y previsiones

Pues sí, hemos salido del rescate bancario y lo han anunciado a bombo y platillo, con desfiles de gigantes y cabezudos. Los gigantes eran de cartón y los cabezudos prefiero no mencionarlos por su nombre, pero así ha sido.

Sin embargo, cuando la troika ha comparado la situaación de la economía española con las previsiones que se hicieron en su momento, resulta que estamos entre el escenario central (ni bueno ni malo) y el más adverso de todos, con algunas cifras aún peor de lo que se estimó para lo que se pintaba como un armagedón económico.

Le echamos un vistazo a los datos reales, o a los que tenemos, vaya, porque no sé ya si hay alguien que conozca los datos reales:

– El crédito concedido a empresas ha caído por encima de la peor de las previsiones. Según los datos del FMI, 2013 se saldará con una caída del crédito a las empresas del 9,4%, cuando en el peor de los escenarios posibles se pensaba en un descenso del crédito del 5,3%. Tenemos, por tanto, que las empresas han visto menguado su crédito en casi el doble de lo previsto en el caso más horrible. He insistido mucho en eso y se confirma: hay dinero, hay saneamiento de cuentas, pero no llega a la economía real, en gran parte porque el Estado lo absorbe todo a través de la deuda pública.

-El crédito a las familias parece un poco mejor, pero sólo un poco, y también se acerca a la peor de las previsiones. En 2013, los préstamos a los hogares bajan 4,2%, y el peor escenario posible fijaba un 6,8% de descenso. Las causas, pro supuesto, son las mismas que las citadas en el punto anterior, unidas al hecho de que los bancos encuentran cada vez menos familias que cumplan los criterios de solvencia para poder considerarlos préstamos seguros.

-El precio de la vivienda no parece encontrar suelo. Esto, que puede parecernos positivo es realmente malo, porque si los bancos y las familias tienen en viviendas sus principales activos, la devaluación de estos conduce a la quiebra técnica tanto a entidades como familias. La comparación entre la realidad, con descensos del 9,4% y el peor de los escenarios previstos, que hablaba de un 4,5% es desalentadora. Caen los precios y caen las hipotecas concedidas: un cóctel peligroso. Si a esto le añadimos que un buen pellizco del dinero de todos los españoles está sepultado en el Sareb, el banco malo, y que este banco tiene sobre todo inmuebles, las pérdidas no son sólo privadas, sino que vamos a pagarlas todos a escote, tengamos o no una hipoteca pendiente.

Y esto, sólo con la evolución actual, mientras nos cuentan que la economía está repuntando hacia mejor.

No sé si será cierto o no, pero con estos datos, lo que me parece claro es que cualquier mejora será sólo temporal, porque es imposible de con solidar una mejora en la actividad y la inversión mientras no fluya el crédito y mientras las familias no puedan ayudar a que se recupere la demanda.

Sin dinero y con devaluación de activos, no hay recuperación. Es de libro.

El Supremo insiste en negar la validez de las cláusula suelo

Luchando contra lo imposible

Luchando contra lo imposible

Está claro que las cláusulas suelo, esas grandes desconocidas años atrás, se han tornado en protagonistas principales durante los años de la crisis como consecuencia de la caída del Euríbor y la desagradable sorpresa que muchas familias se han llevado cuando han comprobado como su cuota mensual no bajaba tanto como debería.

Las entidades financieras se han venido escudando en el hecho de que estas cláusulas suelo estaban debidamente informadas en los contratos hipotecarios, además de ser contrarrestadas por las cláusulas techo, sin detallar que las primeras eran accesibles y alcanzables en un mercado normalizado, mientras que las segundas eran totalmente inalcanzables.

De esta manera, las entidades financieras se aseguraban que las cuotas mensuales de las familias hipotecadas se incrementaran sin solución de continuidad con los aumentos del Euríbor, mientras que se garantizaban que cuando se producían caídas del Euríbor la bajada de la cuota no fuera tan importante, y siempre con un límite.

Pues bien, ahora el Tribunal Supremo, tras varias sentencias de Tribunales provinciales al respecto, ha sentado claramente las bases al fallar en contra de estas cláusulas suelo siempre y cuando no fueran lo suficientemente claras y no hubieran sido explicadas en detalle a los clientes.

En definitiva, el Tribunal Supremo no va contra la cláusula en sí, faltaría más que un tribunal impidiera una cláusula contractual de cualquier tipo, sino que contra el hecho de la falta de transparencia y de información, de manera que la entidad financiera hacía uso de su posición de poder ante sus clientes.

Con ello se demuestra una vez más que durante años y años las entidades financieras han campado a sus anchas por los terrenos pantanosos de sus propias trampas legales, aprovechándose de que la liquidez imperante y los bajos tipos de interés permitían a las familias no preocuparse en exceso por unos pocos euros arriba o abajo.

Sin embargo, las tornas cambiaron y de repente nos encontramos con la situación totalmente contraria, con la crisis todos miramos hasta el último céntimo y hemos empezado a darnos cuenta de determinadas actitudes abusivas de las entidades financieras que no hacían sino dañar nuestra economía familiar.

De hecho, si los bancos no hubieran producido tal sangría la crisis no hubiera sido tan dañina como ha terminado siendo.

Se acercan los exámenes para los bancos

Algunos tendrían que gritar...

Algunos tendrían que gritar...

Mario Dreaghi prepara el examen de solvencia de 128 entidades financieras europeas, y tras la salida española del rescate parece que esta vez los bancos españoles no están en el punto de mira de los más críticos.

Por lo que parece, será dieciséis los bancos españoles que se someterán a estas nuevas pruebas. BBVA, Santander, Banco de Sabadell, Banco Financiero y de Ahorros (BFA), Banco Mare Nostrum, Ibercaja, La Caixa, Caja España, Cajas Rurales Unidas, Catalunya Banc, Kutxabank, Liberbank, Unicaja, y NCG Banco,  Banco Popular Español y Bankinter.

El optimismo con el que se abordan estas pruebas, creo que tiene dos orígenes:

-Por un lado, las entidades españolas han destapado más porquería oculta que las de muchos otros países, con lo que en el caso de España no es que la cosa está como para tirar fuegos artificiales, pero al menos se tiene una idea aproximada de lo que se va a encontrar.

-Por otro, los bancos españoles se han saneado más y mejor que los de otros países, pero a fuerza de guardar cada euro en la hucha para reforzar su capital, lo que ha asfixiado el crédito y llevado a las hipotecas a su mínima expresión. Por no mencionar que todo es estupendo cuando los demás, o sea nosotros, ponen el dinero. Ya pueden estar saneados los bancos cuando se han saneado de nuestro bolsillo…

Por el lado de las dudas, os planteo yo dos:

-1- ¿Qué valor se dará a los montones de deuda pública española que tienen los bancos en su balance? parece ser que este dato es clave y que de eso dependen en buena parte los resultados de los test de solvencia. Como ya he explicado en algún otro artículo, en España estamos asistiendo a uno de esos inventos que dan miedo: el Gobierno rescata a los bancos, y los bancos compran deuda pública, con lo que están rescatando al gobierno. Por supuesto, semejante situación es como la del pintor que, pintando un techo, no tiene mido a que se rompa la escalera porque siempre podrá garrarse a la brocha.

-2- ¿No asistiremos a una nueva ronda de “patada a seguir”? Muchos tenemos la sospecha de que, pase lo que pase y vean lo que ven, dirán que todo va bien, aunque sólo sea para ganar tiempo y evitar que una nueva caída de la confianza agrave el batacazo. No sé si sucederá tal cosa, y de hecho la gracia está en que nadie lo sepa, pero me temo que la tentación será muy fuerte.

Entre tanto, nuestras hipotecas, las que hay, se vuelven más asequibles, y las que no se han firmado,  se detectan más lejanas.

El año próximo será clave.

¡Zas! En toda la boca

Draghi va por libre

Draghi va por libre

Si hay algo que no podemos negarle a Draghi es, sin duda, su enorme capacidad para sorprendernos con sus decisiones, unas decisiones que no dejan a nadie indiferente porque siempre van cargadas de un fuerte peso político y que no siempre coinciden con las previsiones de los analistas.

Antes de la última reunión del BCE la inmensa mayoría de los analistas, entro los que me incluyo, considerábamos que supervisor financiero de la zona Euro no se atrevería a hacer un mayor recorte en el precio oficial del dinero, ¡pobres ilusos!

En contra de lo que había sido tradición en las decisiones del organismo, el BCE decidió de manera sorprendente realizar un nuevo recorte en el tipo de interés, haciendo caso omiso de los malos augurios sobre el posible incremento de la inflación, algo que sí está subyacente a la incipiente recuperación económica.

La cuestión es que Draghi y su equipo han decidido apostar por el crecimiento y por el riesgo controlado que permita que la recuperación se empiece a sentir de alguna manera en la población, antes que por el miedo absoluto al abismo de la inflación y a la sempiterna obsesión por las cifras macroeconómicas.

Porque no podemos olvidar que lo que verdaderamente importa a la población es lo que nos llega, la microeconomía, nuestras transacciones del día a día más que las grandes cifras que, en el fondo acaban por no servir de nada cuando se trata de sobrevivir.

En cualquier caso, la consecuencia directa de la bajada del tipo de interés en la zona Euro es, evidentemente, la caída del Euríbor, ahora que todos pensábamos que ya no bajaría más, y con ello la reducción de las cuotas hipotecarias mensuales que pagan aquellos ciudadanos con hipotecas sin cláusula suelo.

Por ello, en los próximos meses empezaremos a ver nuevas bajadas del Euríbor, llegando incluso a caer por debajo del 0,5%, algo impensable hace apenas unos meses.

En definitiva, nos encontramos con un escenario propicio a pesar de que los bancos se siguen empeñando en destrozarlo a base de diferenciales abusivos que no hacen sino condenarnos a la pobreza permanente.

Se dispara la morosidad hipotecaria

Una gráfica...

Una gráfica...

Dicen por mi tierra que a perro flaco todo son pulgas, y con el tema de los bancos va a resultar que tienen razón: con una morosidad elevada y buena parte de sus activos invertidos en esa bomba de relojería a la que llaman deuda pública, los bancos están en estos momentos pendientes del contante aumento de la morosidad hipotecaria.

El famoso 3% del que habló hace tiempo el Banco de España como límite racional para los impagos hipotecarios ha quedado ya ampliamente pulverizado. No sé si recordáis aquellas declaraciones, así que las copio:

“Las hipotecas nunca van a pasar del 3% de mora en España por una cuestión cultural, el ciudadano español deja de comer antes que dejar de pagar la hipoteca”

Pues vale: ahora estamos cerca del 6% de morosidad hipotecaria, o sea el doble de esa famosa línea roja, y no sabemos si los españoles han dejado de comer, que también, o se ha perdido el miedo al desahucio, o simplemente nos enfrentamos a la segunda ley de la termodinámica, aquella que afirma que la materia ni se crea ni se destruye y que, coloquialmente, enunciamos por aquí como que “de donde no hay no se puede sacar”

Curiosamente, la morosidad también va por barrios, sufriendo un mayor número de créditos morosos los bancos con más dificultades, los que nos inclina a pensar que concedieron hipotecas sin ton ni son y están como están precisamente por este motivo.

Lo peor, no obstante, de este alarmante dato, es lo que denota en otros sectores: si la morosidad hipotecaria es siempre la más baja de todo el sector de los préstamos, y tenemos el dato de que se ha disparado, podemos creernos a pies juntillas, nos digan lo que nos digan, que la morosidad se ha disparado en el campo de los negocios y los créditos personales.

Los efectos de esta nueva vuelta de tuerca están por ver, pero hay dos cosas que veo indiscutibles:

-Si los préstamos a los consumidores privados y las Pymes se vuelven más arriesgados, veremos crecer los diferenciales y veremos una nueva restricción de crédito, pues los bancos preferirán, aún más, prestar sus escasos recursos a los Gobiernos invirtiendo en deuda pública, un producto que en teoría es completamente seguro y que pueden canjear por más dinero en el Banco Central Europeo. Un mecanismo perverso, por supuesto, pero es lo que hay.

-Si la morosidad aumenta, la solvencia de los bancos disminuye, con lo que podemos estar en puertas de un nuevo rescate bancario, aunque no se me ocurra, ni por asomo, cómo le van a llamar esta vez y con qué nombre nos lo van a vender.

La hipoteca sigue huyendo

Arnhem, imagen del exceso de confianza...

Arnhem, imagen del exceso de confianza...

Las buenas noticias sobre compras masivas de viviendas por parte de fondos de inversión, también conocidos como fondos buitre por su afición a comprar a precios de cadáver, no consigue desatascar el mercado hipotecario, que continúa su larga, interminable, trayectoria a la baja.

El número total de hipotecas constituidas sobre viviendas alcanzó la cifra de 12.147 durante agosto, lo que representa una disminución  del 41,7% con respecto a agosto de 2012. Este dato hace que se acumulen cuarenta meses a la baja en el número de hipotecas concedidas. Cuarenta meses, como los cuarenta años que según la Biblia pasaron los judíos en el desierto, guiados por Moisés.

Pero nosotros parece que no tenemos ningún Moisés y seguimos errantes por un mercado cada vez más dual, dividido entre las grandes gangas, en paquetes al por mayor, y un mercado minorista que agoniza sin remedio.

El importe medio de los préstamos hipotecarios para la compra de una vivienda se cifró en agosto en  95.702 euros, un 8,2% menos que en agosto del año pasado. Prestan a menos gente y prestan menos dinero.  Con la disminución de agosto, las hipotecas sobre viviendas acumulan un descenso del 27,8%  respecto al año anterior, y sólo hablamos de datos hasta agosto, con lo que esta tendencia podría profundizarse en el resto del año, que es lo que parecen indicar todos los síntomas.

¿Las causas? Yo lo tengo claro: debilidad de la demanda porque sigue habiendo poco empleo, el que hay es precario (nadie compra una vivienda con un contrato de seis meses) y los salarios continúan bajando en ese proceso al que llaman deflación interna pero que en realidad debería llamarse empobrecimiento generalizado.

Eso, y que si los bancos pueden emplear sus dineros en comprar deuda pública, no hay manera de convencerlos de que lo presten a los ciudadanos, con más riesgos y menos rentabilidad. Mientra sel Estado pague un 5% por la deuda, sin riesgos, y con la posibilidad de intercambiar esos papelitos por más financiación, las empresas, las familias y las Pymes no tendrán ninguna opción real de competir en el mercado financiero.

La salida al agujero del sector de la construcción parece aún un puente lejano…