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La hipoteca sigue huyendo

Arnhem, imagen del exceso de confianza...

Arnhem, imagen del exceso de confianza...

Las buenas noticias sobre compras masivas de viviendas por parte de fondos de inversión, también conocidos como fondos buitre por su afición a comprar a precios de cadáver, no consigue desatascar el mercado hipotecario, que continúa su larga, interminable, trayectoria a la baja.

El número total de hipotecas constituidas sobre viviendas alcanzó la cifra de 12.147 durante agosto, lo que representa una disminución  del 41,7% con respecto a agosto de 2012. Este dato hace que se acumulen cuarenta meses a la baja en el número de hipotecas concedidas. Cuarenta meses, como los cuarenta años que según la Biblia pasaron los judíos en el desierto, guiados por Moisés.

Pero nosotros parece que no tenemos ningún Moisés y seguimos errantes por un mercado cada vez más dual, dividido entre las grandes gangas, en paquetes al por mayor, y un mercado minorista que agoniza sin remedio.

El importe medio de los préstamos hipotecarios para la compra de una vivienda se cifró en agosto en  95.702 euros, un 8,2% menos que en agosto del año pasado. Prestan a menos gente y prestan menos dinero.  Con la disminución de agosto, las hipotecas sobre viviendas acumulan un descenso del 27,8%  respecto al año anterior, y sólo hablamos de datos hasta agosto, con lo que esta tendencia podría profundizarse en el resto del año, que es lo que parecen indicar todos los síntomas.

¿Las causas? Yo lo tengo claro: debilidad de la demanda porque sigue habiendo poco empleo, el que hay es precario (nadie compra una vivienda con un contrato de seis meses) y los salarios continúan bajando en ese proceso al que llaman deflación interna pero que en realidad debería llamarse empobrecimiento generalizado.

Eso, y que si los bancos pueden emplear sus dineros en comprar deuda pública, no hay manera de convencerlos de que lo presten a los ciudadanos, con más riesgos y menos rentabilidad. Mientra sel Estado pague un 5% por la deuda, sin riesgos, y con la posibilidad de intercambiar esos papelitos por más financiación, las empresas, las familias y las Pymes no tendrán ninguna opción real de competir en el mercado financiero.

La salida al agujero del sector de la construcción parece aún un puente lejano…

La hipoteca y el tonto del pueblo

Siempre hay uno que se aprovecha...

Siempre hay uno que se aprovecha...

Amigos, ha llegado la hora: ahora es el momento de buscar a todos los que nos decían que vivir de alquiler era tirar el dinero. Ahora es el momento de buscar a la horda de listillos que, machaconamente y con regularidad de segundero, golpearon nuestros oídos con frases amables, o incluso son insultos encubiertos sobre la falta de compromiso o la vagancia oculta que rebelaba el hecho de negarse a comprar un piso.

Ellos tenían razón porque los pisos nunca bajan. Ellos tenían razón, porque vivir de alquiler es de pobres. Ellos tenían razón, porque el que se niega a comprometerse deja siempre un poso de desconfianza.

Y ahora, cuando se ha demostrado que algunos nunca podrán pagar sus deudas, cuando se ha demostrado que se han arruinado para treinta años pidiendo una hipoteca el ciento veinte o el ciento treinta  por ciento del valor de tasación del piso, los tenemos ahí de nuevo exigiendo humanidad, solidaridad y una ley antidesahucios, o lo que viene a ser lo mismo: que se trate igual a los que pagan que a los que no pagan.

Nos engañaron entonces para hacer que los pisos subieran y pretenden engañarnos ahora, para que paguemos a escote su error.

Yo entiendo que los que compraron por más de lo que podían pagar estén nerviosos y pidan que se les ayude entre todos. Lo comprendo de veras. ¿Pero dónde están los que vendieron esos pisos? ¿Dónde están los que en la época de bonanza vendieron en doscientos mil euros el piso que habían comprado por ciento veinte mil? ¿Alguien les va a pedir cuentas de lo que ganaron?, ¿alguien va a crear un impuesto especial para los constructores que SÍ consiguieron vender sus promociones?, ¿alguien va a pedir una contribución especial a los que consiguieron que los prados de su abuelo se recalificaran como urbanizables y los vendieron luego por doscientas veces su valor original?

Hablamos de la banca como beneficiaria de la gran estafa porque nos gusta señalar con el dedo a un grupo que nos resulta antipático. Pero lo cierto es que todos sabemos que los beneficiarios de la gran orgía inmobiliaria fueron muchos en España. Todos conocemos a alguno de esos dueños de praderas, a alguno que vendió en el doble de lo que compró, a alguno que vendió todo lo que fue capaz de levantar. ¿Les vamos a pedir cuentas a ellos?

Yo creo que no, y además es normal. Cada cual se arriesga y hace sus negocios.

Lo que no es admisible, y si no lo entendemos lo pagaremos con creces, es que pretendan hacernos pagar la parte de los que apostaron y perdieron. Lo que no es admisible es que el que peor lo pase sea el que cumple y paga. La ayuda social debe existir, y debe ser eficaz, pero debe tener también un coste social que disuada de aventuras. Hay que defender al tonto del pueblo, pero no tanto como para que el tonto del pueblo queramos serlo todos.

Propongo.

Hipoteca y recortes

Otro día hablamos de las diferencias entre recortar y esquilar

Otro día hablamos de las diferencias entre recortar y esquilar

Al final salieron los presupuesto generales del Estado y los hipotecados tenemos que pensar en qué van a significar para nosotros, aunque sólo sea por su efecto en el resto de la economía, que será lo que determine los salarios y los tipos de interés.

A primera vista, creo que hay que decir varias cosas no muy halgüeñas:

-Lo primero es que han salido demasiado tarde y por motivos absolutamente lamentables. ¿Desde cuando pensaba razonablemente el PP que podía ganar las elecciones? Yo creo que hace al menos un par de años que contaban con una victoria como la que obtuvieron y, sin embargo, no tenían nada preparado. Ni Gobierno, ni ministros, ni nombramientos, ni unos presupuestos ya redactados que poner sobre al mesa nada más acabar la sesión de investidura que convirtiese a Rajoy en Presidente.

Un partido que hace de la urgencia y de la situación crítica su principal baza electoral no puede retrasarse cuatro meses en la presentación de los presupuestos, y menos por el cálculo electoral de unas elecciones regionales que de todos modos tenía perdidas por aquello del pesebre y el voto cautivo.

Cometer la torpeza de retrasar los presupuestos ha quemado absolutamente su crédito, y el nuestro, ante las autoridades europeas, poniéndonos en una situación aún más difícil de la que estábamos, porque nuestro problema, más que de finanzas, es de credibilidad.

-En segundo lugar, un análisis detallado del presupuesto nos lleva a la conclusión de que los recortes se hacen mal y de modo que, de nuevo, perdemos credibilidad. Se aborda un importante ahorro, sí, pero el 80% del ahorro recae sobre la inversión y sólo un 20 % sobre el gasto. ¿Qué da a entender eso de puertas afuera? Que queremos salir de la crisis invirtiendo menos pero gastando lo mismo. Parecemos el yonky que quiere mejorar su economía dejando de pintar la casa y dejando de arreglar las goteras del tejado en vez de quitándose de la heroína.

¿Quién demonios nos va a creer así? ¿Qué impresión damos a los que están esperando una señal de austeridad para abrir el grifo de la financiación? Austeridad es gastar menos, no invertir menos. Invertir menos es abandono, dejadez, cobardía, falta de miras y renuncia al futuro. Lo que se esperaba que redujésemos era el gasto, pero eso tiene un coste político muy elevado y el Gobierno no se ha atrevido a hacerlo,  dejando el problema como estaba, pero con menos infraestructuras, menos mantenimiento y menos investigación. Una maravilla, vaya.

Por este camino, los bancos no nos prestan, las hipotecas se complican y el dinero no fluye.

Normal, vaya.