Archivo de la categoría: Hipotecas

Hipotecas baratas vs. dación en pago

Nos han atrapado con su cepo

Nos han atrapado con su cepo

El debate sobre la dación en pago se ha venido planteando de manera errónea por los afectados por el mismo, para conseguir captar adeptos que puedan apoyar la causa y formar una unión fuerte en pos de conseguir que la dación en pago se aplique de manera generalizada al conjunto de los contratos hipotecarios.

Pero los bancos llevan un tiempo avisando de que al debatir sobre la dación en pago se está perdiendo de vista una derivada fundamental, como es el hecho de que al incluir la dación en pago en los contratos hipotecarios, se está condenando a los titulares de las mismas a tener que pagar unas condiciones mucho más restrictivas.

Así, se está planteando desde determinados sectores financieros la posibilidad de que la dación en pago acabe siendo más perniciosa que otra cosa si se tiene en cuenta que acabaremos pagando hipotecas más caras a cambio de que, en caso de impago, podamos saldar nuestra deuda con la entrega de la vivienda.

¿Compensa?

Pues no sé yo que decirte, ¿tú que opinas? Está claro que siempre es bueno tener las espaldas cubiertas, pero también es cierto que se estaría penalizando a aquellos núcleos familiares que siguen haciendo el esfuerzo por abonar sus cuotas por encima de otras vicisitudes familiares, en favor del resto que no pudieron hacer frente al pago de sus cuotas, bien por una coyuntura temporal determinada o bien por cierto grado de irresponsabilidad anterior.

¿Hasta donde llega nuestro grado de solidaridad? Esa es la gran cuestión que debemos plantearnos a la hora de afrontar con rigurosidad y honestidad el debate sobre la dación en pago. ¿Estamos dispuestos a pagar más en nuestras hipotecas? Y al pagar más me refiero a unos diferenciales más elevados, a unas comisiones más altas y a una financiación máxima también mayor.

Yo apuesto más por la responsabilidad individual, de manera que cada uno se endeude hasta un nivel que puede mantener de manera permanente con el paso de los años, y que nadie viva por encima de sus posibilidades, y si lo hace que acabe por pagar las consecuencias de sus propios actos, con ayuda pública para los casos más extremos, no hay duda.

¿Qué es eso de un banco malo? Hipoteca, política y demagogia.

Mr. Scrooge detesta los bancos malos.

Mr. Scrooge detesta los bancos malos.

Como estamos en precampaña electoral, parece ser que un banco malo es una cosa con dinero y cuernos que azota a los honrados trabajadores para repartir el dinero de los pobres entre los ricos y comprar tartas de manzana a Mister Scrooge, mientras los niños hambrientos miran los escaparates.

Sin embargo, cuando leemos un poco, resulta que la figura del banco malo la utilizan por primera vez gobiernos tan reaccionarios como las socialdemocracias de Finlandia, Suecia y Noruega en los años noventa, aunque hubo algún experimento anterior con las savings and loans norteamericanas en el periodo de Reagan. Se trata, pues, de una herramienta conocida y no adscrita a ninguna ideología en particular.

La necesidad de un banco malo surge como solución a una crisis de confianza, cuando las entidades financieras dejan de prestarse dinero entre ellas o de prestárselo a los particulares por miedo a la situación de solvencia de las otras entidades financieras. En esos casos se crea un banco que absorba los activos tóxicos de todas las entidades de modo que, al aflorar los activos peligrosos, todo el mundo tenga muy claro cual es la situación, dónde estamos, quién es es solvente y quien no, y a partir de esa transparencia vuelva a fluir el crédito y se reactive la economía. O sea, que se trata de aclarar el panorama para que la desconfianza no estrangule el crédito ni las hipotecas y el mercado pueda reactivarse.

Generalmente, es el Estado quien forma este banco malo y se queda con esos activos tóxicos, comprándolos a las entidades financieras a un precio muy inferior al de mercado y quedándose con una parte de las acciones del banco como garantía. Por tanto, la creación de un “banco malo”, es un proceso de nacionalización total o parcial de la banca, y por eso es la banca la que más duramente suele resistirse a este proceso que convierte al Estado en accionista.

En el caso de España, la idea progre de que se está dando el dinero de los contribuyentes a los banqueros es particularmente estúpida, ya que la inmensa mayoría del dinero necesario para el rescate de entidades financieras irá a parar a las Cajas de Ahorros, que son bancos públicos, gestionados por políticos. O sea: eso que tanto les gusta pedir a esos mismos progres como solución a la crisis.

El banco malo, por tanto, es una solución con la que habitualmente los bancos pierden dinero y los contribuyentes lo ganan, como sucedió en EEUU con los rescates de los bancos, donde las arcas públicas tuvieron un beneficio de alrededor de 12.000 millones de dólares sólo en la venta de su participación en Citigroup. En España quizás lo tengamos más crudo, repito, porque lo que rescatamos ya son bancos públicos, ese rescoldo colectivista de otros tiempos que algunos, con otro collar, siguen considerando mejores.

A partir de noviembre, subastas para todos

Ahora se podrá hacer con un click en vez de con un martillazo.

Ahora se podrá hacer con un click en vez de con un martillazo.

La verdad es que es para celebrarlo, y no tanto el que haya montones de viviendas para subastar, que eso sería una canallada, sino el hecho de que se rompa al fin el manto de oscurantismo y silencio de subasteros, bancos, y otros ventajistas similares que hasta ahora venían aprovechándose de la dificultad para conocer los bienes que se subastaban.

Francisco Caamaño, ministro de Justicia,  presentó hace unos días el que será portal de de subastas judiciales en la Red, y en él saldrán a la venta los inmuebles embargados por los bancos. La idea es que las subastas sean más participativas y tengan mayor demanda, lo que puede llegar a aliviar la carga de los embargados en una media de un 25 %.

Porque ya sabéis cómo va esto: no pagas, así que te embargan. Luego subastan el piso, y como sacan una birria por él, porque se lo adjudican a un mangante o se lo adjudica el propio banco por el 50% del precio de salida, te quedas sin casa pero con una deuda de tres pares de narices.

De este modo, los bancos tendrán más oportunidades de librarse de los pisos, y todo el mundo, el que quiera, podrá buscar una vivienda que le interese, y creo que con la conciencia muy tranquila, porque si no aparece comprador será el banco o el subastero el que se quede el inmueble y muy a la baja.

La única pega es que de momento sólo se implementará este sistema en las comunidades donde el Ministerio de Justicia conserva competencias. O sea, en Murcia, Castilla y León, Casilla-La Mancha, Murcia, Baleares y Extremadura.

Ya está funcionando a prueba en Murcia.

Os dejo el enlace:

https://subastas.mjusticia.es/subastas/home.do

Ofideute, un ejemplo a imitar

Una balsa salvavidas para los hipotecados

Una balsa salvavidas para los hipotecados

Ofideute se está mostrando como un ejemplo a seguir por parte del resto de administraciones públicas, y es que la oficina de intermediación hipotecaria de la Generalitat de Cataluña ha conseguido detener ya un total de 259 desahucios desde que iniciara su funcionamiento un par de años atrás.

En total ha recibido unas 700 solicitudes de ayuda, lo que arroja un ratio de éxito de casi el 40% (concretamente el 37%), suficientemente elevado como para apostar por esta opción a la hora de ayudar a las familias hipotecadas con problemas a la hora de llegar a abonar sus cuotas hipotecarias.

Y es que Ofideute tiene un funcionamiento realmente sencillo e interesante. Cuando reciben la solicitud de una familia se ponen en contacto con la entidad financiera que sostiene el préstamo hipotecario y tratan de encontrar una solución negociada en lugar de dejar que el proceso de embargo y desahucio siga su curso.

De esta manera se han conseguido soluciones basadas en la dación en pago, en algunos casos, y en la obtención de una moratoria hipotecaria, parcial o total, en otros, con lo que las familias que estaban sufriendo el acoso de las entidades financieras consiguen llegar a un acuerdo y evitar el drama social.

Así, con la dación en pago logran que las familias eliminen la deuda hipotecaria, aunque se tengan que quedar sin la vivienda habitual, con lo que tienen posibilidades de comenzar la vida de nuevo, sin el peso de una deuda hipotecaria detrás que les ahogue financieramente hablando.

Igualmente, con la moratoria hipotecaria consiguen posponer el pago de sus cuotas hipotecarias, bien de manera total, lo que sería la moratoria total, o de modo parcial, con lo que pagarán ese dinero más adelante, cuando la coyuntura económica general, y, más importante, particular, mejore  y se encuentren en disposición de hacer frente al pago de la cuota en su totalidad.

En definitiva, se trata de una oficina que intermedia entre los consumidores y las entidades financieras, de forma que el equilibrio de poder en la negociación se iguala y los consumidores pueden tener una oportunidad real de ganancia. ¿Se extenderá esta medida a otras comunidades?

Todas las manzanas podridas al mismo cesto

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La verdad es que no se trata de una petición novedosa, ya que fue la gran estrella del comienzo de la crisis, pero sí que sorprende que se haya retomado esta idea tan descabellada y da que pensar si la proximidad de las elecciones generales no tendrá algo que ver, que yo me apuesto la vida a que sí.

La idea es relativamente sencilla. El Estado español crearía un banco, o bien utilizaría uno en dificultades, por ejemplo, la CAM, que como ya la tiene intervenida podría aprovechar que el Pisuerga pasa por Valladolid, para servir como central de residuos de los productos tóxicos del resto de entidades financieras.

De esa forma todas las otras entidades se quitarían de encima las hipotecas contaminadas y los pisos embargados y se los endosarían todos al banco creado por el Estado, de manera que ellas saldrían de rositas, con su cuenta de resultados impolutas, mientras que los ciudadanos, a través del Estado nos haríamos cargo de todos sus problemas.

Una vez más nos encontraríamos con una situación de socialización de las pérdidas, lo cuál clama al cielo porque nunca se socializaron los beneficios, o al menos a mí no me llamaron al reparto, ¿tú sabes algo? Seguro que te lo callaste, ¿o puede que a ti tampoco te llamaran?

El caso es que el principal promotor de la idea, o instigador, tú eliges el término, es Rodrigo Rato, Presidente de Bankia, y durante muchos años dirigente principal del Partido Popular, lo cuál da que pensar, ¿no crees? Todo parece una maniobra orquestada para que en cuanto el PP llegue al poder se pueda organizar esta metodología de trabajo y los ciudadanos tengamos que hacernos cargo de las pérdidas de los bancos.

Se trata de una fórmula que ya se ha utilizado en algún que otro país, y los resultados obtenidos todavía están por ver, tal vez por falta de tiempo para analizarlos, o tal vez por falta de eficiencia en la medida, para dilucidar esta dicotomía tendremos que esperar algún tiempo más.

En cualquier caso, el único hecho real es que siempre acabamos pagando los mismos los desmanes del resto, sin que parezca haber un cambio significativo al respecto.

La Hipoteca peregrina

Ahora hasta se enternecen

Ahora hasta se enternecen

Hemos llegado a un momento, amigos, en el que ir a pedir una hipoteca al banco se puede convertir en un problema no sólo para nosotros, sino también para el banco, que antes se devanaba los sesos buscando el modo de captarnos como clientes.

Con la capitalización de nuestras entidades financieras marcando mínimos, y el mercado interbancario de capitales criando telarañas, algunos bancos se ven en la tesitura de negarse a prestar dinero, pero quedando bien con el cliente, manteniendo su imagen y haciendolo posible para que no corra la voz de que no tienen dinero que prestarte, ya que eso agravaría aún más la precaria situación de algunos.

Porque a veces se da la circunstancia de que quien pide la hipoteca es totalmente solvente, tiene un contrato fijo, treinta y cinco años, altos ingresos, dos avalistas, y una tasación de la vivienda que duplica la cantidad solicitada. Y acepta un seguro de riesgo, otro de vida y ha presentado hasta la foto de la rpimera comunión. Y aún así, el banco tiene que negarse a concederla y tiene que dar una buena razón para que no cunda la alarma. ¿Y qué se dice entonces? Lo que sea. Lo que buenamente se le ocurra al director de la sucursal para salir del aprieto, porque los directores se han convertido en esta crisis en verdaderos talentos de la fantasía épica.

El hecho, a veces, es que cuenten lo que cuenten, el banco sólo puede deshacerse de las viviendas que tenga en cartera, o lo que es lo mismo, endilgarle una deuda ya existente a otro pagano, porque lo que es dinero que salga por la puerta no pueden dar en modo alguno.

Así las cosas, hace un tiempo supe de un director de sucursal que, en su desesperación, le acabó diciendo al cliente: No te puedo dar la hipoteca porque nos hace más falta el dinero a nosotros que a ti.

Dicho eso, dicho todo.

Cambio de planes

El BCE no quiere dar la espalda a los ciudadanos

El BCE no quiere dar la espalda a los ciudadanos

En las últimos días se viene barajando la posibilidad de que el Banco Central Europeo decida realizar un cambio en la política que ha venido aplicando en los últimos y en lugar de apostar por una subida de tipos se la juegue a una bajada de los mismos, ante el temor que se ha instalado en los centros de decisión económicos de que podamos regresar a la recesión económica.

Lo que sí es seguro, salvo sorpresa mayúscula, es que el BCE no subirá los tipos en lo que queda de año por el temor de que ello pueda provocar una mayor congelación aún del crecimiento económico dentro de la zona Euro,  con lo que priorizará esta ayuda a la recuperación ante su tradicional lucha contra la inflación.

Sin duda se trata de una fantástica noticia para todas las familias hipotecadas, ya que con unos tipos de interés estables o a la baja tenemos un Euribor en la misma tendencia y ello provocará que el tipo de interés de las hipotecas crezca menos de lo que en un principio se podía haber pensado y las cuotas hipotecarias se mantengan estables.

Porque debemos de poner en tela de juicio todas las noticias que hablan de subidas de cuota hipotecaria de tal o cuál cantidad, porque esos cálculos se hacen en función de los valores estadísticos, sin valorar que gran parte de esas hipotecas están limitadas por la cláusula suelo.

Por tanto, cuando el Euribor estaba a la baja esas hipotecas no rebajaron tanto su tipo de interés, por lo que ahora el incremento será prácticamente imperceptible. Por ejemplo, si pensamos en una cláusula suelo al 3%, y ahora aplicamos el Euribor de septiembre que rondará el 2%, y le añadimos un diferencial de un punto porcentual, nos encontramos con que, en realidad el incremento no afectará en la cuota mensual.

En definitiva, que este 2011 va a ser un mejor año para los hipotecados de lo que podía haberse pensado en un principio, con lo que aquellas familias que todavía pueden permitirse pagar su cuota mensual se encuentran de enhorabuena porque pagarán lo mismo que hace un año.

Un método de resistencia contra el desahucio

Una elegante gochada...

Una elegante gochada...

Por principio estamos algunos, que ya que todos no, en que las leyes se hacen para cumplirlas, las deudas se contraen para pagarlas y al matrimonio se llega por amor. Dicho esto para alimentar a los adoradores de lo obvio, esos que dicen niños y niñas en vez de niños a secas, nos enfrentamos al hecho de que en el mundo real la gente tiene necesidades, a veces muy perentorias, y que en blogs como este nos sentimos en la obligación de ayudar antes a los propietarios hipotecados que a los bancos.

Por tanto, empecemos por los hechos.

Si no puedes pagar tu hipoteca, vas a perder tu casa. Eso es así y está bien que así sea, porque de lo contrario florecerían los jetas como setas de otoño. Ahora bien: el hecho de que pierdas tu casa no impide que sigas necesitando un sitio para vivir, y si el banco se queda con tu salario, o con una parte de él, para que sigas pagando, resulta que te echan de tu vivienda y no puede coger otra, ni siquiera en alquiler, con lo que te conviertes en un sintecho, o en un defraudador que comienza a cobrar en negro todo lo que puede. Y eso no nos interesa a nadie, socialmente.

Por tanto, hay que aguzar el ingenio. Y aunque el piso hipotecado lo peirdas, tienes que buscarte la vida lo mejor posible para no quedarte en la calle. Para ello hay un sistema:

Cuando llegue el embargo del piso, hay que resistirse hasta última hora, con el papeleo que haga falta y las triquiñuelas que a acada cual se le ocurran, como dificultar la notificación, etc. Pero cuando el desahucio sea inminente e imparable, no hay que resistirse, ni llorar, ni tratar de posponerlo tres días más. Cuando el embargo está ya encima, hay que ir al juzgado, aceptar los términos del embargo, ir al banco, firmar las  escrituras, decir que se está de acuerdo en todo, firmar ante notario que se está de acuerdo en todo y despedirse del piso.

Y ahora, y aquí está la gracia, cambiar las llaves de la puerta Y SEGUIR en la casa. Porque ya no eres un propietario que no paga. Ahora eres un okupa, y eso requiere otro proceso judicial distinto de otros tres años., como poco. Si no hubiese firmado lso papeles, seguirías siendo el duñoe, pero como ya los firmaste, el dueño es el banco y tú eres un okupa, con lo que el expediente juducial anterior, pierde vigor.

¿Lo cogísteis?

Pues espero que no os haga falta.

De nada.

P.D: Gracias a los amigos del blog de Fraude Fiscal por el truco.

Lo que significa endeudarse (o hipotecarse)

Hipotecados esperando solución...

Hipotecados esperando solución...

Insisto con mi manía de correr tras los conceptos. Cuando las palabras se usan mucho, acabamos por entender que significan lo que unos pocos quieren hacerlas significar, y por ese simple mecanismo se nos sustrae la capacidad de análisis, o lo que es lo mismo, la verdadera libertad. Porque ser libre sin tener ni idea de nada es una falacia.

Endeudarse significa obligarse uno a conseguir en el futuro más ingresos o tener menos gastos. Cuando firmamos una hipoteca, nos comprometemos, por treinta años, a tener unos ingresos y a reducir nuestros gastos. Los que impulsaron a los españoles a hipotecarse se portaban un poco como lo camellos, que lo único que quieren es el rendimiento inmediato sin preocuparse de lo que pasará mañana.

Una hipoteca, por fuerza, es una reducción de la demanda futura, porque una parte del dinero ya está gastado. Una hipoteca es una reducción del empleo futuro, pues al reducirse la demanda se reducen las necesidades de producción. Hipotecar a una parte importante del país, como aquí se hizo, supone, en resumen, que tendrá que haber mucho años de paro, muchos años de flojera económica y muchos años de anemia financiera, porque los recursos destinados a alimentar la economía durante tres décadas se los ha llevado alguien de golpe. Y no precisamente quien iba a poner una fábrica. Y no precisamente quien pensaba invertirlo en España.

Con el déficit público pasa lo mismo. Cuando el Estado tiene déficit, lo que está diciendo es que tarde o temprano subirá los impuesto o rebajará los servicios. Porque el déficit se paga con dinero prestado y el dinero prestado hay que devolverlo.

Eso, que tan simple nos parece, no lo comprendemos realmente en muchas ocasiones, y pensamos que se puede mantener por siempre el endeudamiento,. Por siempre la deuda y por siempre la hipoteca. Pero no.

No es de extrañar que sabiendo lo que sabemos de cuentas acabaran por hacer la Seguridad Social obligatoria. De lo contrario, mucho no cotizarían y de viejos acabaríamos manteniéndolos a escote…

¿A qué estamos jugando?

Como niños jugando en la calle

Como niños jugando en la calle

De la incoherencia congénita del actual Gobierno presidido por Rodríguez Zapatero ya teníamos ejemplos suficientes como para no llevarnos sorpresas en el futuro, pero da la impresión de que a cada día que pasa la incoherencia es mayor dejándonos a todos en fuera de juego y sin saber a lo que estamos jugando.

Tras vendernos la moto de que a pesar de estar realizando los recortes que están realizando, obligados por la Unión Europea y los mercados internacionales, seguían apostando por la defensa de los intereses de los ciudadanos y por una política de marcado carácter de izquierdas, ahora resulta que nos enteramos de que van a validar las cláusulas suelo en su nueva modificación de la legislación hipotecaria.

Es decir, que nos han tomado por tontos. Porque si hay una cláusula abusiva en los contratos hipotecarios españoles esa es la cláusula suelo. Quizá no tanto por el hecho de existir en sí misma, sino más por la diferencia que existe con respecto a la cláusula techo marcando una ventaja evidente en favor de las entidades financieras y en contra de los propios ciudadanos que quedan indefensos ante los abusos de éstas.

Lo más curioso, por otro lado, es que el candidato socialista, Rubalcaba, sigue apostando por intentar recuperar a ese votante de izquierdo que su Gobierno se empeña en seguir desperdiciando, con lo que los hechos nos siguen demostrando que el PSOE sigue tirando piedras contra su propio tejado, ahondando cada vez más en la crisis de identidad e ideológica que padece desde el comienzo de la crisis.

Por tanto, no nos dejemos engañar más. El tiempo nos dirá si las políticas del actual gobierno son buenas o malas, si han sabido acertar o no, pero de lo que no hay duda hoy mismo, sin necesidad a esperar el paso del tiempo, es que no son políticas de izquierdas, más bien al contrario.

De todas formas, seguro que tendremos a un miembro del PSOE tratando de justificar la defensa de la cláusula suelo con un algún algoritmo ideológico de compleja comprensión, alargando la agonía de un gobierno que se ha visto claramente superado por la actual crisis.

Unos dicen blanco y otros negro

Nadie se pone de acuerdo sobre su validez

Nadie se pone de acuerdo sobre su validez

Uno de los fundamentos para el buen desarrollo económico es el saber a qué atenerse, la seguridad jurídica de que las reglas del juego son unívocas y las mismas para todos, pero en los últimos tiempos parece que la realidad está yendo por caminos totalmente diferentes a lo que la teoría nos marca.

Cada poco tiempo vamos conociendo una nueva sentencia sobre la cláusula suelo, y la verdad es que pasamos del blanco al negro, para volver de nuevo al blanco, sin tan siquiera acordarnos del gris, que se queda como un color ignorado, de manera que unos jueces dicen que las cláusulas suelo son legales y otros que son abusivas, y todos parecen dar argumentos loables y plausibles, pero nadie parece acabar por convencerse de una verdad única.

Ahora ha sido el Juzgado de lo Mercantil número 9 de Madrid el que ha autorizado las cláusulas suelo considerándolas como válidas y no abusivas, bajo el argumento de que en un contrato a tipo de interés variable la entidad financiera tiene derecho a fijar un tipo de interés mínimo, el cuál queda compensado por las condiciones más favorables en otros aspectos, como por ejemplo, un diferencial más competitivo (argumento avalado por el Banco de España).

Sin embargo, lo que no dice la sentencia es que para que el contrato hipotecario fuera justo de manera absoluta, la cláusula suelo debería de ajustarse más a la cláusula techo, algo que no ha sucedido, de forma que la primera era muy fácilmente alcanzable, mientras que la segunda era una utopía colocada más de cara a la galería que con intenciones reales.

Por ejemplo, el BBVA, una de las entidades demandadas y que ha salido bien parada de esta sentencia (con 22 cláusulas anuladas de las 51 que habían sido puestas a disposición del juez), ofrecía un contrato hipotecario en el que la cláusula suelo era del 3%, un valor muy real, mientras que la cláusula techo era del 15%, un valor inalcanzable.

Por tanto, las entidades financieras deberían de fijarse más en estas diferencias y dejar de lado el concepto en sí de la cláusula, que nadie, en su sano juicio, quiere discutir.

Limitar la deuda hipotecaria. Una necesidad para todos

No es muy seguro, pero es un puente...

No es muy seguro, pero es un puente...

Ya sabéis que no soy partidario de ir por ahí perdonando deudas a nadie y que creo que el que firma un contrato lo firma con todas sus consecuencias. Para quien venga aquí por primera vez, le dejo un ejemplo de artículo al respecto.

Sabéis también que creo que los hipotecados somos mucho más responsables que los bancos en el desaguisado que se ha armado, porque los que ganaron dinero vendiendo el piso a más de lo que compraron no reparten con el banco, así que los que lo pierden, que no traten de repartir pérdidas ni de repartir su hipoteca.

No obstante lo dicho, creo que es necesario limitar de algún modo la carga de la deuda hipotecaria, de modo que no se convierta en una carga social que debamos pagar entre todos. En la India, por ejemplo, las deudas se heredan de padres a hijos y pueden llegar generación tras generación, hasta el punto de que se siguen pagando deudas del siglo XIX. En potras sociedades, como la romana, o la inglesa de principios de la revolución industrial, se podía sufrir esclavitud o prisión por deudas.

Este tipo de conductas, aparentemente justicieras, acaban convirtiéndose en un daño para todos y en un lastre para la economía.

Por tanto, y como cada cual tiene lo suyo, creo yo que lo ideal sería que la deuda principal, o sea el capital prestado, se debiese para siempre, mientras que los intereses devengados por impagos los perdiese el banco y no siguieran creciendo una vez determinada la insolvencia del deudor hipotecario.

De este modo, cada cual paga lo suyo: el deudor, por pedir prestado lo que no podía pagar, y el banco, por prestar a quien no debía. Un sistema como este, que es un ejemplo, nos libraría de mucha deuda artificial, de mucho papeleo, y de la sensación de que todso el retarso siempre va en nuestra contra.

Y nos ayudaría a respirar sin vulnerar los derechos de nadie. Creo yo.