Cuando la hipoteca era bonita. Sociedad y corrupción

Máximos estudios de demasiada gente...

Máximos estudios de demasiada gente...

Nunca he ganado muchos amigos diciéndolo, pero creo que la corrupción de los políticos es reflejo siempre de la sociedad de la que proceden. En estos días, que nos vemos sacudidos pro graves casos de contabilidad irregular en los partidos políticos, deberíamos reflexionar sobre esa idea que tanto nos gusta de que los políticos se bajan de los ovnis, como marcianos, y empiezan a gobernarnos porque así  lo ordena el emperador de otra galaxia.

¿Y saben una cosa? No es así. Nuestros dirigentes son gente que antes de presentarse a las elecciones andaban pro la calle, tomaban café con nosotros y trabajaban a nuestro lado. Su conducta no es fruto de una mutación genética, sino que está ampliamente enraizada en unos modos y costumbres sociales que no sólo toleramos, sino que con frecuencia fomentamos con nuestro forofismo, nuestro silencio o nuestra estupidez.

Un caso típico de lo que cuento son las ruedas de prensa y las campañas electorales. En países como Alemania y Austria, a un político hay dos cosas que ni siquiera se le pasan por la imaginación: dar una rueda de prensa sin preguntas y contestar con vaguedades a una pregunta que no le conviene. ¿Y por qué? Porque le porcentaje de gente que lo va a poner a parir por hacer una cosa así es tan alto que el coste de hacer semejante cosa es muy superior al coste de aguantar el chaparrón y contestar a lo que no quieres contestar. ¿Y por qué en España es posible semejante lacra? Porque la gente no se entera, no tiene interés en enterarse y nunca se va a levantar del sillón para comprobar qué hay de verdad en eso que el político dijo o que no llegó a decir nunca. En resumen: donde falta sociedad civil, los dirigentes pueden hacer cualquier cosa, y sin miedo. Donde no hay criterio, cualquier respuesta es buena.

Un buen ejemplo de esta falla en la sociedad civil es lo que sucedió con las hipotecas, la vivienda y la burbuja inmobiliaria: mientras el tema de la construcción daba trabajo, buenos sueldos, hipotecas para todos y posibilidad de tener una vivienda en propiedad (que es el sueño dorado de muchos españoles), todo estaba bien. Nos daba igual que los alcaldes recalificaran terrenos, que se llevaran comisiones, que las cajas de ahorros prestaran cantidades obscenas a promotores insolventes y que los pisos subieran. El caso era que no se parase la bola. El caso era que se siguieran pagando dos mil euros a un alicatador y tres mil a un fontanero. El caso era que los maridos y los hijos siguieron ganando buenos jornales y la huerta del abuelo se pudiese vender por treinta veces lo que valía.

¿Nos preocupaba entonces la corrupción? En absoluto. En aquella época la corrupción estaba como dios, y a todos los que hablaban de frenar la locura se les llamaba aguafiestas. ¿Quién hubiese votado entonces a un político que hubiera dicho que había que frenar la construcción y la promoción de viviendas? Casi nadie.

Luego se acabó la fiesta. El que dejó los estudios para ganar un sueldazo como albañil lleva dos años en el paro y el último que compró un piso llora porque lo desahucia, mientras el último que lo vendió lo sigue celebrando en silencio, sin que nadie lo sepa.

¿Y qué pasa? Que entonces es culpa de los políticos, que nos roban (como antes), que no saben lo que hacen (como antes) y que son unos irresponsables (como antes). Lo único que ha cambiado es que ahora los demás no sacamos tajada.

Esa es toda nuestra honradez: La del que pide su parte. Si quieren robar, que roben, pero que me den mi parte.

Y así vamos.

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Acerca de Ladríllez

Javier Pérez Fernández (Zamora, 1970) Director durante 10 años de la revista universitaria dela Universidad de León, ha participado en casi todos los foros asociativos y juveniles de la ciudad. Escribe desde los 14 años en periódicos y revistas, especialmente Bedunia, como satírico, y en el diarioLA CRÓNICA-EL MUNDO, donde realizó un suplemento dominical sobre historia militar leonesa. Profesionalmente, se especializó en marketing y economía agraria. Trabaja como comercial de publicidad para medios de comunicación y dirige una casa de turismo rural en la montaña leonesa. En cuanto a trayectoria literaria, empezó por el verso satírico, estudió métrica y composición clásica y es autor de más de mil poemas, aunque jamás se consideró poeta. Más constante ha sido su dedicación al columnismo de prensa, medio en el que ha publicado más de ochocientos artículos en los últimos veinte años. Como autor de relatos cortos, ha tratado de conciliar la temática escabrosa con el estilo irónico, lo que le ha valido más reconocimientos que amistades. En total tiene escritos más de doscientos relatos y ha recibido casi una veintena de premios en este campo. Pero el género donde considera que mejor se desenvuelve es el de la novela. Escribió su primera obra de más de doscientas páginas a los dieciocho años, aunque afirma que sólo permitiría su difusión bajo amenaza a punta de pistola. Desde entonces, ha escrito una enorme epopeya espacial de más de dos mil folios, y cinco novelas, una de las cuales,la Crin de Damocles, le valió el premio Azorín 2006. La espina de la amapola, Ed. Planeta 2008. El Gris. Ediciones B. 2010 -La crin de Damocles, Ed. Planeta 2006. Premio Azorín de novela. -Viento Divino. Caja Murcia. Instituto Castillo Puche. -Antología poética Antonia Pérez Alegre. Fundación Espejo 2005. -Apagar el sol. Ayuntamiento de Toledo. Premio narrativa femenina 2005 -Historias para catar. Tropo Editores 2007 -Diversas antologías y colecciones de cuentos.

12 pensamientos en “Cuando la hipoteca era bonita. Sociedad y corrupción

  1. Ismael

    Totalmente de acuerdo en todo lo que expones, tan sólo una puntualización. Cuando dices que los políticos trabajaban con nosotros, no es del todo cierto, porque muchos no saben lo que es trabajar en algo distinto de la política, el asesoramiento…

      1. Dabeman

        Y los profesionales no se meten a político. Así se cierra nuestro círculo vicioso.

  2. juan

    Totalmente de acuerdo y una perfecta conclusion final:

    Esa es toda nuestra honradez: La del que pide su parte. Si quieren robar, que roben, pero que me den mi parte.

    Para solucionar nuestro problema estatal hay que cambiar primero el concepto de sociedad.

    1. alcadri

      y eso no se hace de la noche a la mañana, y también entra en juego la educación y la moral de la población española, que es como es …

  3. blops

    No se si hoy estoy totalmente de acuerdo, porque que pasa con la gente que durante esa epoca de bonanza ni se ha hipotecado, ni ha gastado mas de lo que ganaba y ha pagado todos los impuestos que en definitiva ha sido honrada? pues que esta igual de jodida que los que han chorizado, pero con menos ahorros con los que poder vivir ahora.
    El que quiera vivir de la politica que se dedique a ello por vocacion no por enriquecerse, y el honor si lo pierde por corromperse que caiga la verguenza como una losa sobre el y su familia. Como dice un escritor español muy critico con todo, los samurais que pierden la verguenza se suicidan, aqui solo se suicidan los que no tienen otra mejor forma de vivir.
    Voto por que los corruptos sean marcados de por vida y desauciados de la sociedad, que devuelvan lo robado y pagen las sanciones pertinentes como forma de poder rehabilitarse. Sino todo es una farsa.

    1. Dabeman

      Al precio que cotiza el honor en este país, al que se corrompa prefiero que le caiga la cárcel.

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  5. Purificación Garcia

    “la corrupción de los políticos es reflejo siempre de la sociedad de la que proceden”
    Si bien superficialmente esto que dices puede parecer cierto verdaderamente nada tiene que ver con la realidad:
    Todos los países son corruptos si la corrupción se permite facilitando que los corruptos y los corruptores queden totalmente impunes.
    Esto nada tiene que ver, ni con el producto interior bruto, ni con la cultura de la población, de hecho, en todos los países que ahora hacen gala de su transparencia en tiempos pretéritos hubos manadas de corruptos campando a sus anchas, hasta que la sociedad se movió y acabó con la impunidad de la corrupción.
    Te recomiendo estudiar la historia de Noruega en el siglo XX y verás cuantas sorpresas mayúsculas te llevas de lo que consideramos cultura de un pais para autojustificar la existencia de comportamientos inaceptables cuando la realidad separece muchísimo más a la ciencia pura y dura.
    Es decir, en este caso, dejaros de buscarle tres pies al gato, la única posibilidad de acabar con la corrupción sea cual sea vuestra cultura es perseguirla y condenarla judicialmente, si esto no se consigue es porque hay alguien interesado en que así sea, y hay que ir contra el.

    1. Ladríllez Autor

      Hay muchos interesados en que no se persiga: desde el que roba medio millón de euros de las arcas públicas hasta el que llama a la novia con el teléfono del trabajo.

      Todos esos interesados hay.

      🙂

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