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El mapa de arriba es perfectamente elocuente: ilustra, en colores, la variación del desempleo en España en esta legislatura política que acaba.  En unas zonas de España, muy concretas y determinadas, el paro ha aumentado, mientras que en otra se ha conseguido que se reduzca.

Y me temo que nos e trata sólo de un asunto de empleo, sino de una valoración general de los activos, la economía, y también, como no, la vivienda y las hipotecas.

Cada vez existe una distancia mayor entre unas zonas y otras. La famosa desigualdad que tanto se comenta no alcanza sólo a las personas y sus salarios, que concentran la riqueza en unos pocos, sino también en los territorios.

Con el tema hipotecario los inversores lo tienen claro, organizando un buen cúmulo de equívocos que ya ha salido aquí y en otras foros. Mientras unos dicen que el mercado de la vivienda y la hipoteca se están recuperando a buen ritmo, otros afirman que el ladrillo sigue hundido y lo estará por muchos años. ¿Y quienes tienen razón? Pues seguramente los dos.

Tienen razón los dos porque los que hablan de recuperación se refieren a unas zonas de España muy determinadas y a un tipo de viviendas muy concretos, capaces de mantener su valor e incluso de una revalorización debida a la demanda. Y los que hablan de que el hundimiento persiste aciertan también, porque hay una España devaluada, sin demanda y sin expectativas que malamente podrá vender pisos mientras la población siga cayendo y empobreciéndose.

La vivienda no es una isla en medio de la economía, sino posiblemente el mejor reflejo de las demás actividades: si hay trabajo, hay demanda de vivienda, hay jóvenes que se emancipan, jóvenes que se casan y que buscan un lugar para su nueva familia. Si en vez de eso hay un 50% de paro juvenil y medio millón de jóvenes emigrantes, lo único que se venderá serán los palacetes en el Paseo de la Castellana o en la Diagonal. Y a inversores rusos y chinos.

Es lo que hay.

 

Cuando el Euribor sea negativo (que lo será)

Tampoco hace falta ponerse siempre pesimista...

Tampoco hace falta ponerse siempre pesimista…

Yo ya he hablado algunas veces de lo raro que me parece el sistema monetario actual y del parecido que hay entre el actual sistema bancario a la magia de la bruja Lola, sobre todo después del Tratado de Breton Woods. Pero como no quiero ser agorero, y para los hipotecados la noticia es buena, os cuento lo que hay.

Por lo que parece, en un par de sesiones más del banco Central Europeo, el tipo de interés interbancario, que es el que fija a la postre el precio de nuestras hipotecas, puede ser negativo.

De esta manera, la facilidad interbancaria de depósito pasaría a tipos entere el -0,2% y el  -0,5 % haciendo que los bancos limen de su propio diferencial las ganancias de las hipotecas. Para el hipotecado es una noticia fabulosa, por supuesto, y ahora es cuándo se ve la importancia de conseguir eliminar las cláusulas suelo, pero para la economía en su conjunto es un síntoma muy preocupante, porque ya no es que el abuelo esté entubado en la UVI, es que nos dicen que va a salir mañana y por lo pronto le están metiendo transfusión en vena para que no se quede seco.

En países muy pendientes de la deuda de las familias y con necesidad de demanda agregada, a lo mejor nos viene bien, así que celebrémoslo, y luego ya se verá. Los demás, que se lo vayan pensando, de todos modos, porque en el entorno no pinta bien.

En otros países, como Japón, la cosa no ha funcionado para relanzar la economía. Y en Europa no parece que tenga muchos visos de de ser la panacea. Pero poco le va a importar que el exceso de liquidez en la eurozona alcance ya los 500.000 millones de euros para el que no hay demanda  solvente, ni el hecho de que, de momento, el aumento de la circulación de dinero no haya llegado a quienes quieren gastarlo: la cuestión está en que esto es lo que saben hacer y es lo que van a hacer.

Dios nos coja confesados, se decía antes. Pero de momento, guay…

La hipoteca tras la morosidad. Hipoteca y ASNEF

Pozo para morosos

Pozo para morosos

Ahora que el mercado hipotecario repunta en algunos sitios, una de las preguntas más habituales es qué hacer para comprar una vivienda cuando quedan todavía secuelas de los malos tiempos, es decir, cuando por alguna deuda nos han incluido en alguna lista de morosos como  ASNEF.

De todos modos, y como hay muchas preguntas al respecto y quedó pendiente de algún artículo anterior, vamos a echar un ojo a lo que son estos registros de morosos.

1. ¿Cómo saber si nos han metido  en ASNEF?
Si una empresa con la que tienes una deuda te ha inscrito en ASNEF, tiene que informarte por correo certificado con un plazo mínimo de 30 días desde que te dio de alta en la lista. Es una obligación que a veces se salta, pero aún así conviene saber que existe, para ayudar en la posible reclamación.
Además, siempre es posible contactar con ASNEF-Equifax por correo electrónico (sac@equifax.es), correo postal (c/ Albasanz, 16, 28037 Madrid), fax (917 687 753) o teléfono (917 687 600 o 915 562 011) y preguntar qué ha sucedido.
2. ¿Cuánto cuesta saberlo?
Nada. Consultar la propia situación es gratis, aunque hay que acreditar la identidad del que consulta, aportando los datos que te vayan pidiendo. Todo bastante normal.
3. ¿Y quien puede consultar esa lista?

En general solo empresas, y sólo las que pagan una cuota para ello y cumplen algunas reglas. Los particulares no pueden consultar el estado de otras personas, al menos en teoría…
4. ¿Cual es la deuda mínima para que aparezcas?
No existe una deuda mínima. Puedes estar por diez mil euros, o pro quince euros, si el que te incluyó tuvo la voluntad de hacerlo pro ese importe.

5. ¿En qué puede perjudicarme estar en una lista de morosos?

Tendrás muchos más problemas para obtener un crédito, ya que el departamento de riesgo de las entidades prestamistas asumirá que concederte el préstamo conlleva un gran riesgo de impago. Además, ciertos bancos no permitirán, ni siquiera, el que abras una cuenta en ninguna de sus sucursales.

6. ¿Entonces ya nadie me concederá otro préstamo?
Ningún banco te concederá un préstamo hasta que tu nombre no sea borrado de ASNEF, pero todavía puedes pedir dinero a prestamistas privados. Lo primero, por supuesto, es tratar de salir del esas listas, y si no, buscar alguna de esas empresas que conceden préstamos con asnef, pero tendiendo en cuenta que va a salir más caro y va a suponer muchos límites y dificultades que de otro modo podríamos evitar. O sea, que lo más barato suele ser pagar.

7. Una vez pague, ¿cuánto tardarán en borrarme?

Deberían hacerlo el mismo día que pagues, pero con la cosa de los trámites y demás pueden tardar hasta un mes.. No obstante, recibirás una respuesta obligatoriamente en menos de 10 días.

8. ¿Y puedo seguir en la lista después de pagar?

Pues sí: a veces se mantiene una lista de antiguos morosos, y pueden tenerte en ella hasta seis años, pero no tiene los mismos efectos que la otra y no es normal.
pero tenlo claro: si estás en la lista de morosos, no hay hipoteca que valga…

 

Hipoteca y reunificación de deudas

Español típico abriendo la puerta al rescate...

Español típico abriendo la puerta a una reunificación de deuda

La reunificación de deudas consiste, fundamentalmente, en constituir una nueva hipoteca sobre la vivienda de modo que en ella se engloben las demás deudas de la familia, desde las tarjetas de crédito, a  las letras del coche o cualquier otra deuda que se pueda tener.

En principio, suena bien, porque se trata de evitar productos financieros con costes muy altos y sustituirlos por otro de un coste mucho menor, como la hipoteca, que siempre es un producto más barato ya que lleva aparejada la vivienda como garantía. Pero sustituir productos caros por otros baratos no siempre es buena idea, porque al final, el montante de lo que se va a pagar es muy superior, ya que una hipoteca es una deuda a muy largo plazo mientras las tarjetas o los coches se reintegran a un plazo menor.

El problema de este producto es que se suele usar para lo que no se debe: o sea, para ganar tiempo. Algunas familias, muy agobiadas por su situación temporal, quieren reducir la cuota mensual para ir tirando un tiempo a ver si las cosas mejoran. Desde luego, entre susto muerte, está bien elegir susto, pero hay que tener claro que el monto total aumenta y que las entidades que hoy en día se ocupan de la reunificación de deudas suelen poner unas condiciones más allá de lo draconiano, pues los bancos no están nada o casi nada interesados en perfiles de cliente de este tipo.

Además, la reunificación de deudas es muy cara ya de por sí, pues obliga a cancelar todos los créditos anteriores, con su cotes de papeleo, y sustituirlo por uno nuevo que, las más de las veces, tiene que pagar nuevas escrituras y hasta nuevos impuestos.

Sí, se lo que estáis pensando;: es una cosa a la que acudir cuando estás muy jorobado y después ya se verá. Pero tened en cuenta que eso también lo piensan ellos y ya procuran atornillar las cláusulas todo lo que pueden y más, y elegir muy bien a sus clientes. o sea que si pensáis marcharon a Bolivia, dejando aquí el marrón, tened en cuenta que eso también lo han pensado ellos y que de alguna manera os lo están cobrando.

En cualquier caso, tened en cuenta una cosa: que los prestamistas privados son peligrosos, porque saben más que vosotros y están ahí para cobrar lo suyo, los intereses y lo que no habíais imaginado, y que en España la ley no dice claramente lo que es la usura, así que, antes de nada, os leéis el Mercader de Venecia, de Shakespeare, y luego hablamos…

Por si acaso.

¿Qué hacemos al terminar de pagar la hipoteca?

Venga, que ya queda poco...

Venga, que ya queda poco…

Ya sé que para muchos, casi todos nosotros, esta es una pregunta de ciencia ficción, o casi, pero también conviene saber qué hay que hacer cuando al fin la hipoteca se ha pagado. Vamos a ello.

En primer lugar, hay que saber que la hipoteca no se muere sola por mucho que esté pegada. Va a seguir figurando en el registro y se va a convertir en un problema el día que que se quiera vender la casa, o pedir un préstamos sobre ella, o dejarla en herencia. O sea, que si nuestra opciones no hacer nada y pasar de todo, está muy bien y estamos en nuestro derecho, pero no nos lamentemos luego si este trámite viene en un momento de apretón y nos dicen que vamos a perder una semana con él.

Si preferimos quitárnosla de encima, entonces le podemos decir al banco que la anule, pero aquí se da la curiosa circunstancia de que el banco tiene la obligación de hacerlo, pero no es gratis, así que nos puede pasar una curiosa factura de gestora por los trámites. En todo caso, para subempleados, aburridos, parados y caballeros andantes de la ventanilla, estos son los trámites que se necesitan, por si queremos hacerlo nosotros mismos:

Lo primero que hay que hacer es ir al banco y solicitar un certificado de saldo de deuda cero. Esto nos lo tienen que dar y nos lo tienen que dar gratis, así que empezamos bien.

Lo malo viene ahora, porque con ese certificado hay que ir a un notario (donde nada es gratis) y solicitar la escritura de cancelación, que tiene que venir, además, firmada pro el apoderado del banco, lo que nos hace preguntarnos para qué puñetas sirve el certificado. pero vale.

Cuando todo eso está acabado, hay que ir a rellenar el formulario del impuesto sobre Actos Jurídicos Documentados en Hacienda. No hay que pagar nada, porque este supuesto está exento, pero el papelote hay que hacerlo igual.

Tras esto, vamos al notario, recogemos la escritura (previo paso por caja, desde luego) y nos vamos al registro con todo eso, para que nos desinscriban, anulen o fumiguen la hipoteca.

Y se supone que ya está, pero seguro que ahora comprendéis pro qué tanta gente prefiere olvidarse del asunto, y ay se verá el día que haga falta…

 

¿Y si el banco te perdona una parte de la hipoteca?

Rygel XVI, rey de las hipotecas

Rygel XVI, rey de las hipotecas

Sí, lo reconozco, además de novelista he sido también escritor de ciencia ficción, aunque nunca haya publicado nada de ese género. Todo se andará…

Sin embargo, en este caso, no se trata de una película de marcianos, sino de algo más real.

Como sabéis, Catalunya Banc se fue al carajo. Se puede decir mucho más bonito o con más palabras, pero lo cierto es que se fue a la p0rra. Después, en ese proceso de reflotado, rescate, transfusión o como os guste llamarlo, pero que nos costó una burrada de millones a todos los españoles, este banco vendió su cartera hipotecaria a Blackstone, una financiera americana.

Por tanto, en este momento, es Blackstone quien gestiona las hipotecas de Catalunya Banc.

Pues bien: Blackstone ha comenzado a enviar cartas a algunos de sus clientes ofreciéndoles una quita en la hipoteca. Sí, habéis leído bien: que si pagas todo lo que falta por pagar, y lo pagas de una sola vez, te quitan el 10% de lo que te quede. O sea, que si todavía te quedan 100.000 euros de saldo hipotecario, pgas 90.000 y te olvidas de todo.

Esta oferta parece dirigida a reducir las tasas de morosidad y a poder sacar de su balance algunos clientes de dudoso cobro, con lo que parece que a ellos les sale rentable perder una parte del dinero (y todos los intereses) a cambio de perder de vista al cliente y reducir esa parte de su balance. O sea, que cualquier cosa con tal de eliminar la piedra en el camino que suponen los saldos dudosos a largo plazo…

Aunque bien pensado, cuando pasan estas cosas es como para echarse a temblar… Sobre todo si se tienen malos pensamientos y se sospecha que un banco que hace algo así no tiene mucha confianza en el futuro que digamos, ¿no?

En cualquier caso, y viendo pro dónde van los tiros, mirad a ver lo que puede ofreceros vuestro banco. Nunca está de más contar con ideas frescas…

La vivienda y la hipoteca en busca de normalidad

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Hoy toca un artículo con muchos gráficos. No es que piense que una imagen vale más que mil palabras, porque entonces me metería a fotógrafo en vez de a escritor, pero la representación gráfica de los datos es siempre un ahorro de tiempo y esfuerzo.

El primer gráfico, que antecede a estas líneas, es la evolución del precio de la vivienda según distintas fuentes: por un lado está el Instituto Nacional de Estadística, en gris, por otro el ministerio de Fomento en negro, y por otro, en azul oscuro, los datos de los notarios. Los dos azules más claros corresponden a los precios anunciados en los dos portales inmobiliarios más importantes: idealista y Fotocasa. Como veis, los datos son muy dispares, porque en este país la gente no le dice la verdad ni al médico.

El otro punto reseñable es que la vivienda se recuperó un poco el año pasado para caer de nuevo en el primer trimestre de 2015, seguramente porque la recuperación económica no es tan sólida como la pintan, o porque nuestras condiciones demográficas no invitan ocupar nuevas viviendas ni suscribir hipotecas.

El otro gráfico que voy a colocar a continuación es el del stock de viviendas, con la comparativa entre las viviendas edificadas y las viviendas terminadas.

Este año, por primera vez, se inician más viviendas que las que se terminan, lo que da a entender que el viejo ciclo de acabar lo que se había empezado y salir del atolladero como se pudiese ha terminado. No obstante, creo que es bueno fijarse en la enorme variación de volumen respecto a lo años anteriores, aun cuando los datos sólo correspondan a los primeros meses del año.

A mi entender, lo que se viene a interpretar de todo lo anterior es que la vivienda ha dejado de ser una anomalía, tanto al alza como a la baja y se encamina a una paulatina normalización del sector. Y esto, que puede ser bueno, o lo sería en un país normal, no dejar de ser algo preocupante en un país como el nuestro adicto al ladrillo y al cemento.

El empleo que muchos quieren, el de andamio y paleta, no va a volver mañana…

 

 
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Las dos líneas de desigualdad (I)

Pendientes de un hilo

Pendientes de un hilo

Desde hace casi dos siglos, y no es broma, se plantea la lucha política sobre la desigualdad entre ricos y pobres. Es un enfrentamiento más antiguo, por supuesto, pero desde que se acuñaron conceptos como que “la propiedad es un robo” o la “lucha de clases” parece que el combate pro la desigualdad se plantea en torno a la distribución de rentas. Las rentas del trabajo y las rentas del capital.

Una de las explicaciones más socorridas al hablar de esta crisis que parece no acabar nunca es precisamente la desigualdad. Si las rentas se distribuyen de forma muy desigual, cae el consumo, porque no se trata tanto de lo que la gente gana, sino de la parte de ese dinero que tiene disponible para gastos discrecionales. Antes de empezar el mes ya hay una serie de gastos fijos ineludibles, como la hipoteca, la luz, alimentación… ¿Cuánto queda para gastar después de eso? Ahí está la clave del consumo interno.

Y pongo un ejemplo para que veamos los efectos de la bajada salarial. Si en una familia trabaja uno solo de sus miembros e ingresa mil euros, de los que tiene gastados setecientos en lo básico, su disponibilidad es de trescientos euros. Si le rebajan el sueldo un 10%, su consumo no se reduce en un 10% sino en un 30% que es al diferencia entre tener 300€ para lo que quiera y tener 200€.

Lio que sucede es que el aumento de renta de los ricos no aumenta el consumo, porque ganando más no vas más de vacaciones, no te compras más trajes, ni vas a más restaurantes, ni compras más coches. Puedes hacerlo en cierta medida, pero no en la medida de tu incremento de renta. Lo que realmente aumenta el consumo interno, o lo deprime, es la evolución de las rentas de las clases medias y bajas. Y estas rentas, por múltiples razones, están tan presionadas que producen una depresión general de la demanda.

¿Y qué hace el Gobierno? Tratar de resolverlo con deuda.

Pero la desigualdad tiene otra cara, no tan política, y de ella hablaremos en el artículo siguiente.

Hipoteca, banca, y beneficios

A saber quién la lanzó ahí

A saber quién la lanzó ahí

Hablaban el otro día los dirigentes de la banca, con gran orgullo, de que el primer semestre del año había sido muy bueno para su cuenta de resultados. De hecho, estos han subido, de media, más de un veinte por ciento respecto al mismo periodo del año anterior. Y luego, como de pasada, añadían que lo que no había aumentado era el crédito, porque todavía era pronto para que los esfuerzos de liquidez del Banco Central Europeo llegaran a Pymes y particulares.

Lo que uno se pregunta al escuchar estas cosas, es de dónde demonios proceden los beneficios de la banca, si las hipotecas siguen a un tipo de interés mínimo, la construcción repunta, pero poco, y como ellos mismos confiesan el crédito no acaba de llegar a la calle, o no a la calle donde vivimos la mayoría.

La respuesta no puede ser única, ni tampoco se puede simplificar en un par de frases, pero pasa sin duda por el nuevo modelo de banca, ese del que ya hemos hablado por aquí alguna vez y que consiste en expulsa de la sucursal al cliente que no use tarjeta de crédito, no contrate seguros, y no le guste pagar comisiones. Los bancos lo han visto claro: el buen cliente no es el que lleva dinero a la ventanilla, porque dinero ya se lo da todo el que quieran el Banco Central Europeo, sino el que deja beneficios pagando comisiones o comprando otros productos.

¿Y la hipoteca?

La hipoteca es un producto que en sí misma interesa cada vez menos, pero que fideliza al cliente por muchos años y que, con un poco de márketing puede ayudar a vender seguros de vida, domiciliar recibos y tratar de colocar muchos productos más, pero lo que es en sí misma, en margen de beneficios, no termina de ser interesante.

Al final, la gran sospecha pasa proque los bancos obtienen sus beneficios, esos que mejoran, a fuerza inventarse comisiones raras y, obre todo, a fuerza de pedir dinero prestado a Draghi para luego comprar deuda pública a un tipo de interés muy superior al que ellos pagan. O dicho de otro modo: en coger el dinero de Draghi, que es una institución pública, para que luego los ciudadanos, todos y a escote, les paguemos a ellos en intereses de deuda pública más de lo que en un principio deberíamos pagar si eliminásemos ese inútil intermediario.

Un negocio redondo…

 

 

Dinero, dinero y dinero

A pasar por ventanilla

A pasar por ventanilla

Con el verano, además de los apretones de la hipoteca llegan a veces pequeños compromisos o impulsos, de esos que antes se llamaban caprichos, y no siempre hemos reunido la fuerza de voluntad suficiente para evitarlos.

¿Mala cabeza? Es posible. ¿Malla planificación? Seguramente. O quizás uno de esos deslices de los que en estas fechas hablan los periódicos, incluso los más serios, cuando dice que hasta un 83 % de la población aceptaría un romance de verano.

El caso es que al final todo se convierte en dinero. El dinero es el que marca la diferencia entre quedarse en casa, repasando la lista del teléfono en busca de alguien a quien llamar o poder irse de vacaciones a alguna parte. El dinero marca sobre todo la diferencia entre poder coger el teléfono a los que llaman o tener que hacer cuentas a ver si es posible salir o habrá que inventar algún pretexto para evitar ese plan que nos apetece pero nos conduciría directamente a la bancarrota.

Para este tipo de casos, sobre todo, se inventaron las empresas de créditos rápido, y aunque algunos las critiquen por los tipos de interés que aplican o las condiciones de sus préstamos, el caso es que en cierto modo son como los fontaneros o los cerrajero que atienden 24 horas: rápidos, sencillos y muy caros, con todo lo que eso implica.

Y es normal: planificar, pensar las cosas, actuar en consecuencia, dominar los propios impulsos y saber decir que sí cuando conviene y que no cuando es debido son cosas que, nos jorobe o no, escapan del alcance de todo el mundo.

Así que por simple higiene social, es normal que quienes no son capaces de pagar esas virtudes, terminen pagando el pato. Y quienes  consiguen mantener una vida ordenada disfruten de las ventajas, que las hay, de ese orden. Lo malo sería lo contrario. Lo malo es lo que tan a menudo vemos: que da lo mismo ahorrar que no. Que da lo mismo estudiar que no. Que da lo mismo esforzarse que no, porque le trabajo bueno es para el hijo del de siempre y a ti te queda sólo la purrela, lo que de todos modos habrías obtenido saliendo de copas y sacando un cinco y medio.

La hipoteca, de momento, como siempre. Cuando  suban los tipos, ya veremos…

El mordisco de la cláusula suelo

Un suelo desagradable

Un suelo desagradable

Según el estudio realizado por el bufete Martínez-Echevarria Abogados, en España hay tres millones de familias afectadas por las cláusulas suelo, las cuales pagan 6.000 millones de euros de más al año por su hipoteca. No estamos hablando , por lo tanto, del chocolate del loro ni de una minucia a la que se da mucho bombo, como se piensa a veces.

Como sabéis, esta cláusula impide que los afectados por este tipo de cláusulas puedan beneficiarse de las bajadas del Euribor. Los bancos, que han visto las orejas al lobo y en sede judicial, están dispuestos a renegociar esta cláusula siempre que los afectados no pidan la devolución de las cantidades cobradas hasta el momento: es decir, que te quitan la cláusula a partir de ahora pero no están dispuestos en modo alguno a hablar de lo que han cobrado de más.

Para ello, y cubriéndose las espaldas, muchos bancos están formando un documento con los clientes quitándoles la cláusula suelo a cambio de que el hipotecado se dé por satisfecho y renuncie a cualquier acción posterior. Le podemos llamar de muchas maneras, pero es un truco para no tener que devolver lo cobrado en exceso si, como se prevé, la Justicia da la razón a los afectados. Y encima lo venden como un favor al cliente, que normalmente no se ha enterado aún de nada y acepta el trato de mil amores, pensando que se han portado como caballeros.

Por todo ello, y dado que la decisión final sobre el asunto no puede retrasarse mucho, creo que conviene esperar, siempre y cuando no se esté tan ahogado como para necesitar de inmediato que se elimine esa cantidad que se está pagando de más. O si no, lo mejor es ir reclamando, porque ahora están más suaves que nunca. O eso parece.

Las viviendas sociales de la banca

Castizos que somos...

Castizos que somos…

Cuando te dicen que la banca está haciendo un verdadero esfuerzo para ayudar a sus clientes, y te lo dice nada menos el presidente de la Asociación Española de Banca, lo primero que te sale de dentro es alzar una ceja. Pero luego lo piensas mejor, haces cuentas, y llegas a la conclusión, que debería ser obvia, de que lo que más le interesa a la banca es que las hipotecas se paguen y te lees los datos con un poco más de detenimiento.

Según José María Roldán, presidente de la asociación, las entidades han refinanciado ya las hipotecas de 500.000 familias que atraviesan dificultades, lo que supone en términos globales que un 10% del crédito hipotecario ha sido refinanciado.  Incluso cuando esto no es suficiente, la banca trata de presar apoyo con otras soluciones, como rentas a precios “fuera de mercado” o  el fondo social de viviendas.

Y ahí es donde viene lo que ya no sabe uno si empieza a sonar a broma, o que ha habido un vuelco en la percepción del asunto, porque la banca destinó 6000 viviendas a alquileres sociales y por lo visto se han ocupado hasta la fecha sólo 1500, quedando vacías las otras tres cuartas partes. ¿Y qué dice la banca de eso? Que las administraciones no colaboran identificando a las familias en riesgo de inclusión y que siguen vacías porque nadie ha hecho los trámites para ocuparlas.

Cuando el debate se pasa a estos términos, es que estamos en un momento en el que la banca quiere cambiar su imagen, y esos tíos no dan puntada sin hilo. Estoy completamente convencido de que los bancos han tomado estas medidas impulsados pro las circunstancias, y también de que las administraciones están más interesadas en el rédito político de encontrar a un chivo expiatorio que en aportar verdaderas soluciones a las personas con un problema.

Pero el hecho de que se peleen por determinar quién pone más y quién se esfuerza más, es ya un síntoma de los tiempos que van a venir.

Lo que nos falta es saber qué es lo que están pensando en realidad y qué es lo que en realidad van a hacer.

Efectos de lo nuevos tiempos políticos.

Efecto de un país que tiene demasiada parte de su economía pendiente de las decisiones del BOE y otras administraciones públicas.