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Y seguimos cayendo, y cayendo, y volviendo a caer

Y las hipotecas siguen cayendo

Y las hipotecas siguen cayendo

El Instituto Nacional de Estadística ha vuelto a certificar la paupérrima situación en la que nos encontramos con una concesión de hipotecas que pone de manifiesto donde tenemos el verdadero problema de nuestra economía, que pasa por la falta casi absoluta de crédito.

Así, según los datos que publica periódicamente el INE nos encontramos con que durante el mes de mayo se constituyeron un total de 17.508 hipotecas, lo que supone una caída de un 18,1% en tasa interanual, es decir, comparando la cifra con el mismo mes de un año antes.

Con esta caída, el indicador ya acumula un total de 36 meses de caídas consecutivas, lo que es un auténtico récord y debería de poner la voz de alarma en todas las administraciones a la hora de exigir de las entidades financieras cierto rigor a la hora de conceder hipotecas o, al menos, de financiar a las pequeñas y medianas empresas.

Como único dato positivo, cabe mencionar que la caída interanual es algo inferior a la que se sufrió durante el mes de marzo, cuando la caída fue del 34,1%.

Por otro lado, en cuanto al importe medio de las hipotecas nos encontramos con un valor de 94.023 euros, realmente bajo si lo comparamos con los años de bonanza económica cuando la hipoteca media superaba ampliamente los 150.000 euros, lo que demuestra la situación en la que nos encontramos.

Y otro de los indicadores que deja bien a las claras la situación en la que nos encontramos es la del diferencial aplicado por las entidades financieras sobre el Euríbor, que en abril, y según los datos del INE, llegaron hasta el 4,75%.

En definitiva, nos encontramos con una situación a la deriva, en la que las entidades financieras no conceden ningún tipo de crédito y cuando lo hacen aplican unos diferenciales realmente abusivos que no hacen sino condenar a las pequeñas familias ahorradoras que quieren plantearse la compra de una vivienda.

Esta situación está acabando por condenar al sector inmobiliario que no es capaz de vender sus inmuebles vacíos, en parte porque no hay compradores, pero en gran parte porque no hay crédito para los compradores que pueda haber.

SIMA XV, la edición del apocalipsis

Entre todos la mataron y ella sola se murió

Entre todos la mataron y ella sola se murió

Atrás quedaron los años de bonanza en los que la celebración del Salón Inmobiliario de Madrid (SIMA) era todo un acontecimiento, sino interplanetario sí a nivel español y europeo. Ahora las cosas han cambiado y todo lo que antes era alegría, boato y exceso se ha convertido ahora en simpleza, sencillez y recortes habidos y por haber.

Como muestra basta comprobar la ocupación ferial que tiene SIMA este año. Si durante los años de burbuja inmobiliaria no era extraño ver hasta 10 pabellones ocupados por los stands de inmobiliarias, constructoras, empresas de asesoramiento financiero, etc., ahora la feria se despacha con tan sólo un pabellón, crónica de una muerte ya anunciada.

Por otro lado, lo que antes era una clara vocación por la compra compulsiva de vivienda ahora se convierte en alquiler, con una oferta que supera el 20% de promociones destinadas únicamente al alquiler, ante la ausencia casi absoluta de crédito entre las entidades financieras, lo que hace que la demanda se mueva por otros derroteros.

Como novedad principal cabe destacar la presencia de Sareb (el banco malo), por primera vez en esta cita. De hecho, Sareb será uno de los principales ofertantes de viviendas con hasta 5.500 inmuebles, siendo la punta de lanza de las entidades financieras, los baúles de sastre donde acaban ahora gran parte de la oferta de viviendas.

Es evidente que el estado actual de SIMA es una metáfora perfecta de la situación en la que se encuentra el sector inmobiliario en nuestro país en estos momentos. Condenado por las paupérrimas expectativas, la ausencia de crédito y la baja calidad de la oferta, parece condenando a vagar durante largos años por la senda de la depresión económica de alto rango.

Y lo peor de todo es que los expertos no creen ver una solución al estado actual de las cosas en el corto-medio plazo, con lo que la construcción, y derivados, otrora motor de nuestro desarrollo económico seguirá siendo nuestro lastre por mucho, demasiado, tiempo y no podremos hacer nada por evitarlo, más que llevarnos las manos a la cabeza.

Comienzan las expropiaciones temporales de vivienda en Andalucía

Heroína o Villana

Heroína o Villana

Muchos pensaban que todo quedaría en papel mojado, pero nada de eso, hoy mismo hemos asistido al inicio del primer proceso de expropiación temporal en Andalucía, con lo que una familia que iba a ser expropiada podrá quedarse en su vivienda pagando un alquiler social por la misma.

Este proceso se inicia sin que la Unión Europea se haya pronunciado todavía sobre si esta medida es compatible con la legislación europea sobre hipotecas y propiedad privada, con lo que todavía hay riesgo de que una vez llevado a cabo pueda ser revertido, ya que más de un experto coincide en el hecho de que este ley andaluza no cumpliría con los requisitos necesarios.

En cualquier caso, este caso concreto que ahora comienza a tramitarse de manera efectiva es un paso al frente de una Administración pública, por fin, para intentar poner solución a la crisis que nos sigue asolando y, sobre todo, dando una solución a las familias que se enfrentan al abismo de no poder pagar sus hipotecas.

La propietaria de este inmueble, situado en la provincia de Huelva, ha tenido que demostrar que sus ingresos son inferiores a los 542 euros, y ahora tendrá que abonar un alquiler social a la Junta de Andalucía por un total del 25% de sus ingresos, lo cuál le garantiza suficiente capacidad adquisitiva como para poder seguir viviendo de una manera digna.

Ahora bien, y más allá de lo que diga o deje de decir la Unión Europea, debemos de plantearnos el debate social y económico que esta situación genera. Una expropiación, aunque sea temporal, no deja de ser un atentado contra la propiedad privada, fundamento básico de nuestra sociedad actual.

Por otro lado, la situación de determinadas familias es agónica y con esta medida conseguirán aferrarse al clavo ardiendo del alquiler social para intentar salir adelante de la manera más digna posible.

Propiedad privada contra dignidad humana, ¿qué es más importante?, eso es un debate que todos nos debemos de hacer de manera individualizada en función de los argumentos que consideremos más oportunos, porque en base a ellos podremos construir la sociedad que nos gustaría en el futuro.

La expropiación como medida de salvación

Por fin alguien intenta hacer algo

Por fin alguien intenta hacer algo

Parece que por fin nos encontramos con una Administración con voluntad de intentar resolver el asunto de los desahucios y no limitarse a verlas venir sin aportar ninguna solución plausible. Se trata de la Junta de Andalucía que desde ya empezará a ejecutar expropiaciones sobre las viviendas que estén sujetas a desahucio.

Evidentemente, no se trata de una medida general ni universal, sino que se aplicará sólo para aquellas familias que se encuentren en claro riesgo de exclusión social, las cuáles tendrán que cumplir unos requisitos de renta y de incremento importante de la carga hipotecaria con respecto a sus ingresos mensuales, para evitar así posibles fraudes.

La expropiación, eso sí, no será permanente, sino que se tratará de una medida temporal que se aplicará durante un plazo no superior a 3 años y servirá para que las familias puedan seguir residiendo en sus viviendas a pesar de la crisis económica. A cambio de la cuota hipotecaria se les impondrá un alquiler social ajustado a las posibilidades de cada familia para asegurar así la calidad de vida de las familias implicadas.

Se trata de una medida que parece hacer justicia con aquellas familias en dificultad, aunque ha levantado cierta polémica por su más que posible inconstitucionalidad ya que la expropiación se realizaría sin una justificación clara desde el punto de vista legal.

Pero esta medida no es, ni mucho menos, tan polémica como sí es la otra que ha visto la luz a la vez. Se trata de un decreto ley que obligará a las personas jurídicas que tengan en propiedad una vivienda la cuál se encuentre vacía a ponerla en alquiler en un plazo máximo de 6 meses, de forma que si transcurrido dicho plazo la vivienda siguiera vacía la persona jurídica tendría que enfrentarse entonces a fuertes multas económicas.

Nos encontramos, en definitiva, con dos medidas de calado que pueden gustar más o menos pero que, al menos, sirven como intento de empezar a solucionar el grave problema de vivienda que seguimos teniendo en nuestro país y que ninguna Administración ha sabido o querido solucionar, por respeto a las reglas de juego establecidas o por favores debidos, tú decides la razón.

¿Caducará alguna vez el ladrillo?

quintopino

Localización GPS de muchos inmuebles invendibles

La corriente de noticias en torno al estancamiento del ladrillo sigue fluyendo con toda tranquilidad, como si en lugar de ser un torrente novedoso se hubiera convertido en un río, con plaza reservada en los mapas económicos de nuestro país.

Ahora ya no se trata de preguntarse cuándo se reactivarán las hipotecas, y con ellas la construcción, sino de ver qué demonios hacemos con todos los pisos, apartamentos y urbanizaciones que se han construido en estos años y que prosiguen en su marcha, al paso de la oca y con banda de música, camino del deterioro.

Para ello, creo que hay que ver dos asuntos diferentes: el demográfico y el energético.

En cuanto al demográfico, está claro que las viviendas se construyeron para que las ocupase alguien, en el momento de su construcción o más adelante. Sin embargo, resulta que la población no sólo no crece, sino que decrece, tanto por la baja tasa de crecimiento vegetativo como por los fenómenos migratorios: inmigrantes que se marchan y nacionales que emigran. En muchas ciudades medianas se está empezando ya a ver el fenómeno de las viviendas en venta sin haber sido utilizadas, y todo porque el abuelo, que vivía en el pueblo, compró una casa para pasar los inviernos en la capital. Cuando falleció el abuelo, los hijos pusieron a la venta el piso, porque viven en otro sitio, normalmente en una ciudad más grande, y no saben qué hacer con ese activo.

Estamos, por tanto, ante una segunda fase de las consecuencias del despoblamiento rural, que afecta ahora a las pequeñas ciudades cabeceras de comarca y de provincia. Por ahí, como vemos, van a venir pocas soluciones.

En cuanto al tema energético, la cosa no pinta mucho mejor: el progresivo encarecimiento de los carburantes, un fenómeno que no parece que vaya a detenerse ni a cambiar de rumbo, hace que las viviendas alejadas de los centros de trabajo sean cada vez menos atractivas. ¿Y dónde están muchos, la mayoría, de los pisos invendibles que lastran con hipotecas tóxicas los balances de los bancos? En la quinta puñeta.

El intento de trasladar a España el modelo americano de grandes suburbios no sólo ha fracasado en lo económico, sino que será una rémora que costará años disolver. Una casa lejos de las compras, lejos de los colegios y lejos del trabajo supone un coste de desplazamiento cada vez más inasumible. Por eso, en mi opinión, hay muchos pisos que no se venderán nunca.

¿La solución? No sé: poco a poco se irá viendo alguna, o la falta de ella. Peor esto es lo que creo que hay.

Nadie parece acordarse de la vivienda

Bla, Bla, Bla, Bla

Bla, Bla, Bla, Bla

Visto el panorama social uno podría pararse a pensar que el tema de la vivienda es una de las cuestiones que más preocupa a los ciudadanos de este país, pero a juzgar por la poca importancia que se le ha dado durante las jornadas del debate sobre el estado de la nación que se ha celebrado estos días debe de ser un problema menor.

Todas las intervenciones se han centrado en loar la labor propia, en el Gobierno, y en criticar todo, tanto lo criticable como lo que no lo es, por parte de la oposición. Poniendo el acento en la corrupción, como no podía ser de otra manera, y en el problema del desempleo, por supuesto, pero ¿qué pasa con la vivienda?

Se han limitado al “y tú más”, para no romper con la tradición, y al final nos hemos ido sin medidas concretas que nos podamos llevar a la boca, medidas con las que las familias en problemas puedan buscar un rayo de luz a su futuro y las familias que mantienen un poder económico aceptable, a pesar de la que está cayendo, puedan plantearse la compra de nuevas viviendas.

El problema ya lo conocemos todos, está diagnosticado. Hubo una burbuja inmobiliaria que explotó, bien, ahora llega el momento, de una vez por todas, de buscar soluciones reales para que nos podamos empezar a plantear el futuro.

Necesitamos una ley hipotecaria transparente, que permita una relación de igual a igual entre las entidades financieras y los clientes, para que éstos puedan decidir sus prioridades. Habrá clientes que apuesten por la dación en pago y otros que prefieran un tipo de interés más bajo.

Se necesita, desde ya, una bolsa de viviendas para alquiler social, pero una bolsa que sea eficiente, que no se plantee desde el punto de vista teórico, sino desde una visión más pragmática, con el objetivo de que sirva de colchón para las familias que efectivamente están sufriendo la parte más dura de la crisis.

Y necesitamos, por supuesto, que las entidades que han sido nacionalizadas con el dinero de todos abran el grifo del crédito tanto a empresas como a familias. No se trata ya de una cuestión de voluntad sino de obligación moral. Niegan el crédito a los mismos que les sufragan las pérdidas, ¡demencial!

¿Hasta cuando seguirá cayendo el precio de la vivienda?

Sigue ahorrando, amig@

Sigue ahorrando, amig@

Los expertos inmobiliarios y económicos siguen afanándose por hacernos pensar que la vivienda tiene que seguir bajando, a pesar de que algunos propietarios ya se están tirando de los pelos por los precios ridículos que obtienen de sus pisos, pero la verdad es que los datos no hacen sino dar la razón a estos analistas.

Esta semana hemos conocido los datos que publica de manera mensual la web pisos.com, que, como un agente activo en el sector, deben de ser tenidos en cuenta a la hora de analizar en la situación real que nos encontramos en lo que se refiere al precio de la vivienda en nuestro país. Concretamente, los datos de enero reflejan una caída del 10,59% en el precio de la vivienda usada en tasa interanual, es decir en comparación con los datos de enero de 2012.

En términos absolutos, el precio medio en España por metro cuadrado se situó en los 1.877 euros, contra los 2099 de hace ahora un año. Por otro lado, en la comparación intermensual nos encontramos con que en el mes de diciembre el precio medio del metro cuadrado de vivienda usada fue de 1.887 euros, es decir, que en el transcurso de un mes la vivienda se ha abaratado en un 0,55%.

Unas caídas que deberían de agudizarse en los próximos meses ante la subida del IVA para vivienda, que ha pasado del 4 al 10%, ya que los compradores de vivienda intentarán repercutir esta subida de tipo impositivo al precio de la vivienda, para acabar pagando lo mismo, con lo que se avecinan meses de negociaciones muy duras en contra de los vendedores de viviendas.

En lo que se refiere al desglose por Comunidades Autónomas tenemos que el País Vasco se presenta como la región más cara, con un precio medio de 3.390 euros por metro cuadrado, seguida de Madrid (2.356 euros/metro cuadrado) y las Islas Baleares, con 2.196. En el otro extremo, la Comunidad con los pisos más baratos fue Castilla-La Mancha, con 1.099 euros por metro cuadrado.

En definitiva, la tendencia parece claramente marcada, con unos precios a la baja sin solución de continuidad, y que nos llevarán a unas viviendas a precio de “saldo” de aquí a finales de 2013, buenas noticias para los compradores pero no tan buenas para los vendedores, que no siempre son promotoras y bancos.

Los pisos caerán aún más

La vivienda sigue al rojo vivo

La vivienda sigue al rojo vivo

La verdad es que ya no sé que decirte, ya no sé si decirte que se trata de una buena o de una mala noticia. Vamos por partes. En principio, es una buena noticia porque al caer los pisos estos serán más asequibles para las familias dispuestas a comprar una vivienda. Ahora bien, ¿qué ocurre con aquellas familias que necesiten desprenderse de la suya?

Quiero decir. Durante los años de burbuja inmobiliaria cualquier familia de clase media podía hacerse con una vivienda en propiedad gracias a las hipotecas regaladas que ofrecían los bancos por doquier, y son esas familias, en la mayoría de los casos, las que quieren vender ahora sus viviendas encontrándose con que el precio ha caído de manera importante y con que, lejos de recuperarse, va a caer aún más.

Y eso es, precisamente, lo que nos dice la agencia Fitch, que tras analizar el estado del sector inmobiliario en nuestro país ha llegado a la conclusión de que el precio de la vivienda sólo ha caído un 25% desde que comenzara la crisis, lo cuál parece insuficiente para las necesidades del sector que todavía sigue realmente sobrevalorado, según los cálculos realizados por esta agencia.

Por los datos que maneja la caída de las ventas inmobiliarias se han situado en un 70%, y para poder compensar dicha caída se necesitaría un descenso del precio de la vivienda cercana al 40%, lo que nos ofrece ese 15% pendiente para estos próximos años.

Sin duda, la presencia del “Banco Malo” servirá para que el precio de la vivienda caiga de manera más pronunciada ya que hasta ahora las entidades financieras mantenían el precio de los pisos artificialmente altos con el objetivo de no reflejar en sus balances las pérdidas acumuladas como consecuencia de su exposición excesiva al ladrillo.

Algunos expertos auguran que con ello podríamos empezar a ver la luz al final del túnel y encontrarnos con una situación más positiva a la hora de iniciar la senda de la recuperación definitiva de la crisis, con un sector inmobiliario más reducido, por supuesto, pero menos expuesto a los rigores de la financiación excesivo.

Permiso de residencia para los que adquieran vivienda de más de 160.000 Euros.

Algunos de los clientes que se acogerán a la nueva ley...

Algunos de los clientes que se acogerán a la nueva ley...

A estas alturas todos hemos oído hablar de la polémica reforma del reglamento de la ley de extranjería, por la cual se concedería el permiso de residencia a todos aquellos extranjeros que comprasen una vivienda por un valor superior a 160.000 euros.

Por una vez, el Presidente Rajoy habló claro y dijo que “tenemos que vender el stock de viviendas“. Y aunque no han tomado una decisión en firme, está claro por dónde va la idea.

A pesar de las críticas escuchadas por ahí, y de que reconozco que se trata de una vulgar mercantilización del permiso de residencia, tengo que decir que la idea en general me parece buena. Y  lo explico:

Mercantiliza, sí, un derecho de las personas. A mucha gente eso le parece horrible, pero yo creo que en una situación de emergencia un país tiene que poner en valor sus recursos, y uno de los nuestros es la cantidad de gente que quiere venir a vivir aquí. Yo también preferiría que nuestros recursos fuesen otros, como la posición dominante en el mercado de la electrónica de precisión. Pero como hay lo que hay y tenemos lo que tenemos, pues hay que usarlo.

-Es un acicate para traer gente con dinero y mantener alejados a los pobres. Esta es otra de las críticas que escucho. Y es verdad. Pero hay que ser sincero y hacerse la gran pregunta. Vale, ¿y qué? ¿No hacen eso desde las churrerías a los concesionarios de coches? Hay algo obvio que nadie dice: la gente viene aquí a vivir de algo. El que tiene trabajo o recursos, vive de su trabajo o sus recursos. El que no los tiene, vive del trabajo o de los recursos de los demás.  Yo, francamente, prefiero a loa que vienen a vivir de lo suyo, antes que a aquellos que no consumen más que una lata de sardinas diaria y el resto lo envían a sus países por transferencia. Es honrado y legítimo lo que hacen, desde luego, peor son preferibles los otros.

-Necesitamos vender pisos. Sí, tiene razón Rajoy. Lo necesitamos, porque cada piso que se vende disminuye un poco el agujero de la banca, ese que hay que cubrir con fondos propios o europeos. Necesitamos también encarcelar banqueros, poner en órbita a fuerza patadas en el culo a políticos y muchas cosas más. Pero es objetivamente cierto que todos esos pisos sin vender son un lastre terrible para nuestra economía. Cualquiera que sea la manera que se piense para venderlos, es buena. Objetivamente.

-Y ahora, ojo a la hipoteca. Lo que no se puede es vender un piso de ese precio a un extranjero y darles la hipoteca desde aquí para que apliquen la dación en pago por el simple procedimiento de largarse. Si esos pisos se venden, hay que pedir al menos la mitad al contado, o que la hipoteca corra a cuenta de un banco de su país. La dación no puede ser la gatera por la que se venga aquí un par de años, se pruebe fortuna, y se vuelva uno a marchar si las cosas salen mal.

Sobre las condiciones en que se venderán esos pisos si la norma llega a aprobarse, ya hablaremos más adelante. Porque el mercado hipotecario va a cambiar mucho en los próximos años. Y para mal. Ya lo iremos viendo…

Lo que significaría una bajada radical de los pisos

Los vencedores se reúnen para decidir qué hacen con los bancos

Los vencedores se reúnen para decidir qué hacen con los bancos

Hay gente que está esperando a la apertura definitiva del banco malo para intentar comprar un piso, y en principio parece una buena idea, porque los pisos van a tener que bajar una verdadera burrada para que así, de una buena vez, se acaben por convertir en pérdidas reales lo que hasta ahora son solamente pérdidas potenciales. Además, para esos pisos es posible que haya financiación, aunque es de suponer que no será en unas condiciones muy ventajosas ya que hay una pérdida implícita en la operación, a la que no se va a añadir un riesgo de impago. O sea, que a los que están preparando esa jugada más les vale tener el dinero en efectivo o preparar buenos avales.

Sin embargo, esa bajada de los pisos va a tener otras dos consecuencias de las que aún no conocemos el alcance y que son la razón pro la que hasta ahora se ha tratado de evitar a toda costa una liquidación general de vivienda.

-En primer lugar, la valoración general de los pisos va a descender, con lo que eso llevará aparejado en el campo personal y en el campo financiero. Si el precio medio de los pisos baja, y va a bajar si hay muchos miles de viviendas que se venden con descuentos del cincuenta por ciento, el resto de pisos, que se valora a precio de mercado, verá bajada también su valoración. Así, quien tenga una hipoteca en estos momentos, y aunque la esté pagando religiosamente todos los meses, empezará a ser un cliente sospechoso, a que el valor medio del bien hipotecado se ha reducido respecto a su deuda.

La gracia de esto vendrá cuando desde Europa nos pidan que apliquemos las normas contables comunes y resulte que, a partir de ese momento, muchas hipotecas que se consideraban sanas pasen a ser hipotecas tóxicas…

-En segundo lugar, la vivienda es la principal acumulación de capital de las familias, y la garantía tradicional de conservación de la riqueza. Si el precio de los pisos baja, los españoles nos empobrecemos, y eso hará más difícil el endeudamiento para cualquier pequeña empresa e incluso empeorará la percepción general, lo que puede llevar a reducir el consumo. O dicho con palabras más corrientes: si mi piso ya no vale cuarenta millones, que es lo que tengo ahí para una emergencia, y sólo vale veinte, entonces mejor no meterse en aventuras…

Ya se sabe: todo tiene sus contrapartidas.

La vivienda sigue cayendo, pero ¡sigue sin ser suficiente!

Seguimos hundiéndonos

Seguimos hundiéndonos

Todos los expertos económicos nos advirtieron de la situación en la que nos encontrábamos en plena burbuja inmobiliaria y de las dificultades con las que nos encontraríamos en cuanto la burbuja estallara, bueno no todos, sólo algunos, pero el caso es que se veía venir, y entonces se apuntaba a que los precios de la vivienda debían de caer drásticamente antes de que nos pudiéramos empezar a plantear la recuperación.

Pues bien, según el Indice de Mercados Locales que elabora periódicamente la tasadora Tinsa, una de las más importantes del país, el precio de la vivienda en nuestro país ha caído un 46,5% de media desde que se alcanzaran los máximos históricos en el año 2007, es decir, que según estos datos nos encontramos con que los precios se han reducido en casi la mitad.

Y no es sólo que nos encontremos con precios que se han desplomado, sino que además el proceso parece seguir sin solución de continuidad a juzgar por los valores que cada trimestre van apareciendo. Si nos atenemos a los valores que ofrece la propia Tinsa nos encontramos con que en el tercer trimestre de este año 2012 la caída de precios ha sido de un 11,5%, similar a la caída que se experimentó en el trimestre inmediatamente anterior.

Las Comunidades Autónomas con una mayor caída de los precios de la vivienda fueron Cataluña, Navarra, Baleares y Aragón, con un descenso respectivo del 19,1%, 16,8%, 15,4% y del 15%, es decir, claramente por encima de la media nacional, agudizando su situación de crisis importante en la que se encuentran inmersos.

Pero la situación se agrava aún más sin tenemos en cuenta que se considera que los precios de las viviendas tienen que seguir cayendo durante los próximos meses ya que la creación del banco malo debería, al menos en teoría, generar un descenso en los precios de los pisos de en posesión de las entidades financieras.

Es decir, que el próximo índice no debería de ser muy diferente, incluso peor, que el actual y ofrecernos una situación realmente desoladora en lo que al sector inmobiliario se refiere, provocando una perpetuación de la crisis sin un límite temporal claro.

La hipoteca y el amor.

Cuestión de echarle paciencia...

Cuestión de echarle paciencia...

No sólo nuestros sueldos y las prestaciones sociales están bajando. Por lo que parece, la actual crisis económica conduce a que los españoles nos queremos mucho más y desciende también y de una manera realmente acusada, el número de divorcios, volviendo de regreso, en lo que antes era una cifra imparablemente creciente, a los niveles del año dos mil o dos mil dos.

Ahí van los datos: según el estudio  de 2011 del Consejo General del Poder Judicial, los divorcios descendieron un 1,9%, de 119.554 a 117.179, mientras que las separaciones se redujeron un 7,7%, de 7.962 a 7.347, y los matrimonios declarados nulos aumentaron de 166 a 176, un 6%. Eso, en 2011. En 2012 parece ser que esta tendencia aún se hace mayor.

O sea que, tanto hablar del daño psicológico que supone una ruptura y tanto hablar del sufrimiento emocional que se causa a los hijos, cuando los hay, en el caso de una ruptura y parece ser que lo único que verdaderamente hace recapacitar a los españoles a la hora de tomar una resolución tan drástica es la hipoteca.

Está claro, por tanto, que es lo que entendemos y qué es lo que nos importa. El dato, que parece una anécdota, nos retrata más como individuos y como sociedad que tres baterías consecutivas e encuestas. Hablamos de solidaridad, de empatía, de preocuparnos por los demás y de cien mandangas edulcoradas por el estilo, pero lo cierto, lo real, es que lo que no pueden los hijos, ni la amenaza de la depresión,   ni el supuesto derecho a una segunda oportunidad que tantos exigen para los delincuentes, lo puede, de un plumazo y sin esfuerzo, la consciencia de que tras el divorcio hay que seguir pagando la hipoteca a solas.

Es una afirmación cínica, por supuesto, pero da gusto ver cómo con la crisis tenemos todos un poco más de paciencia, soportamos mejor los defectos de la pareja y, en suma, nos queremos un poco más.

¿Y sabéis una cosa? Que hay una parte de todo esto que digo que no es sólo cinismo, sino también pura y cruda realidad: que muchos de los que ahora han tenido que aguantarse porque no pueden permitirse dos viviendas morirán juntos, felizmente, a los noventa años. Porque a veces darse un respiro, aunque sea por obligación y no por ganas, lleva a estas cosas.

Para los demás, para los que no tendrán más remedio que segur aguantando a quien ya no quieren por culpa de una hipoteca, mis condolencias y si acaso, un consejo: con un poco de buena voluntad, todo el mundo tiene un lado amable.

Al fin y al cabo, hasta Hitler tenía novia.