Archivo de la etiqueta: vivienda

Las viviendas sociales de la banca

Castizos que somos...

Castizos que somos…

Cuando te dicen que la banca está haciendo un verdadero esfuerzo para ayudar a sus clientes, y te lo dice nada menos el presidente de la Asociación Española de Banca, lo primero que te sale de dentro es alzar una ceja. Pero luego lo piensas mejor, haces cuentas, y llegas a la conclusión, que debería ser obvia, de que lo que más le interesa a la banca es que las hipotecas se paguen y te lees los datos con un poco más de detenimiento.

Según José María Roldán, presidente de la asociación, las entidades han refinanciado ya las hipotecas de 500.000 familias que atraviesan dificultades, lo que supone en términos globales que un 10% del crédito hipotecario ha sido refinanciado.  Incluso cuando esto no es suficiente, la banca trata de presar apoyo con otras soluciones, como rentas a precios “fuera de mercado” o  el fondo social de viviendas.

Y ahí es donde viene lo que ya no sabe uno si empieza a sonar a broma, o que ha habido un vuelco en la percepción del asunto, porque la banca destinó 6000 viviendas a alquileres sociales y por lo visto se han ocupado hasta la fecha sólo 1500, quedando vacías las otras tres cuartas partes. ¿Y qué dice la banca de eso? Que las administraciones no colaboran identificando a las familias en riesgo de inclusión y que siguen vacías porque nadie ha hecho los trámites para ocuparlas.

Cuando el debate se pasa a estos términos, es que estamos en un momento en el que la banca quiere cambiar su imagen, y esos tíos no dan puntada sin hilo. Estoy completamente convencido de que los bancos han tomado estas medidas impulsados pro las circunstancias, y también de que las administraciones están más interesadas en el rédito político de encontrar a un chivo expiatorio que en aportar verdaderas soluciones a las personas con un problema.

Pero el hecho de que se peleen por determinar quién pone más y quién se esfuerza más, es ya un síntoma de los tiempos que van a venir.

Lo que nos falta es saber qué es lo que están pensando en realidad y qué es lo que en realidad van a hacer.

Efectos de lo nuevos tiempos políticos.

Efecto de un país que tiene demasiada parte de su economía pendiente de las decisiones del BOE y otras administraciones públicas.

 

La palabra que marcará la evolución de la vivienda: localización

Por aquí hay vivienda de sobra y muy barata.

Por aquí hay vivienda de sobra y muy barata.

En un negocio, y casi me atrevería decir que en la vida toda, la variable geográfica es determinante y constituye la decisión más importante que debe tomar cualquier gestor o cualquier persona. Y en el tema de la vivienda y la hipoteca no podía ser de otra manera.

Cuando leemos datos sobre la evolución de los precios y la vivienda, e incluso cuando hablamos de la necesidad de que todo el mundo tenga derecho a un techo bajo el que cobijarse, al final nos estrellamos siempre con lo mismo: localización.

Los datos que se nos ofrecen suelen ser medias de distintos tipos de pisos, de distintos tamaños y de distintas localizaciones, pero nunca se nos habla ni de varianzas ni de desviaciones típicas, que creo que es donde están realmente los riesgos y también las oportunidades.

En los próximos años, puede que en España se recuperen los precios de la vivienda en algunos lugares mientras que en otros siguen cayendo. La distinta distribución de valores y expectativas y la muy dispar percepción frente al futuro de unas zonas y otras es lo que marca la diferencia.

En las grandes ciudades, especialmente aquellas con más demanda, es muy posible que los precios dejen de caer o incluso que se recuperen en breve, pero en las ciudades envejecidas, en aquellas en que cada anciano que fallece se convierte en una vivienda puesta a la venta por los herederos (que viven en otro lado)( la vivienda no sólo no puede  recuperarse a corto plazo sino que es muy posible que no se recupere nunca, porque el ritmo de pérdida de población es muy superior al ritmo de amortización del ladrillo.

Por eso, a la hora de meterse en una hipoteca, no sólo importan las condiciones del préstamo y la valoración de la casa, sino también la evolución de la zona en que se encuentra, la edad de su población, las oportunidades que ofrezca a los jóvebes y, en general, las expectativas a medio plazo. Treinta años es mucho tiempo.

En España, en conclusión, no faltan viviendas, ni tampoco viviendas asequibles. Lo que faltan son viviendas  en los lugares donde a  la gente le gustaría vivir y sobran muchas, muchísimas casas en los lugares que la gente considera más duros o menos deseables. Por eso se pueden seguir comprando magníficas construcciones por cuatro duros en algunos pueblos del interior y por eso sigue costando miles de euros el metro cuadrado en los centros de las capitales.

Y habría que ver lo que dicen los que piden viviendas sociales para todos si se las ofrecieran en los montes de Riaño.

Habría que verlo..

Y en 2104 también bajaron los pisos

Activo difícil de colocar

Activo difícil de colocar

Pues no. Tampoco fue 2014 el año de la recuperación en el mercado de la vivienda, tanto en precio de los pisos como en importe de las hipotecas concedidas. Quienes creen que el ladrillo saldrá nuevamente al rescate de nuestra economía, deberá esperar un poco más.

Al final, y de media, para vivienda usada, el precio de la vivienda  cerró diciembre  1.559 euros por metro cuadrado, lo que significa una disminución dell 8,54% .

Por comunidades, ninguna autonomía aumenta su precio pmedio en 2014. Lo s mayores descensos se han registrado en Aragón (-12,32%), Murcia (-12,15%), Asturias (-11,04%), Cataluña (-10,68%) y Galicia (-10,38%).

Castilla La Mancha tiene en estos momentos los precios más baratos, con una media de 1.019 euros/m2 y la vivienda más cara se encuentra, por término medio, en el País Vasco, con 2.936 euros/m2.

Por provincias, los mayores descensos interanuales se han producido en Pontevedra (-15,04%), Ávila (-14,50%), Tarragona (-14,04%), Córdoba (-13,75%) y Castellón (-13,57%).

 

En conclusión: si la población sigue envejeciendo, los pisos se mantienen en pie y las rentas de la gente no alcanzan a pagar lo que antes se pedía, la única respuesta lógica del mercado es que los precios continúen a la baja, empujados por una parte por quienes tienen necesidad de vender, mientras los posibles compradores se permiten esperar agazapados a la espera de la oportunidad que mejor les convenga.

No muy alentador, desde luego, pero terriblemente realista.

A ver si es cierto que el BCE nos inunda dinero y repuntan las hipotecas. Porque por otro camino, difícil lo veo.

 

El mercado inmobiliario y la flojera de la rentabilidad

Lo que va quedando...

Lo que va quedando…

Es un hecho: el capital anda errante por el mundo en busca de rentabilidad. La aversión al riesgo, que tantas veces hemos comentado, deja lugar poco a poco a la búsqueda de ese riesgo que convierta a cualquier inversión en un poco, un poquito más rentable que el viejo sistema del calcetín, los bajos del colchón o la teja del cobertizo.

El tipo de interés de los depósitos anda aproximadamente por el nada por ciento, y hay casos en los que hay que pagar incluso para dejar el dinero al banco, si se tienen en cuenta las comisiones, sisas, alcabalas y distintas limaduras. La bolsa parece que va subiendo, pero los dividendos no son lo que eran, la fiscalidad aprieta esas rentas y cualquier día puede venir el gran, enorme, glorioso batacazo que devuelva los valores de los mercados a una proporción razonable con los beneficios de las empresas.

¿Qué hacer, entonces, sobre todo si eres un fondo  de pensiones que tienes que pagar a tus viejos hoy y no en diez años?

La idea brillante que se les ha ocurrido a muchos es regresare al ladrillo y la hipoteca. Grandes males, viejos remedios.

Y con los particulares, sucede algo muy similar. ¿Dónde metes los cuatro duros que van quedando? Comprar un piso y tratar de rentabilizarlo vuelve a ser una opción, ahora que la bajada de precios ha metido un importante mordisco a los inmuebles de muchas ciudades.

Según las estadísticas de los notarios, el comprador típico de una vivienda es hoy un trabajador indefinido o autónomo de más de 45 años, que compra una vivienda de alrededor de cien mil euros y paga al contado, sin hipoteca, un 85% del importe de la vivienda. 

Su intención no es tanto especular con ella a la espera de que los precios vuelvan a subir como trata de sacarle un 5% anual, algo que en otros tiempos hubiese parecido poco y hoy se antoja una rentabilidad casi astronómica.

La hipoteca, por tanto, sigue en horas bajas: el comprador típico no es el que necesita la casa y se endeuda para ello, sino el que tiene el dinero y busca un lugar donde meterlo.

Por eso quizás, no acaban de bajar los alquileres tanto como se esperaba después del desplome de los precios de la vivienda en propiedad. Pero de eso ya hablaremos otro día.

¿A qué huele una hipoteca?

El perfume. Historia de un asesino.

El perfume. Historia de un asesino.

Como diría el inolvidable personaje de Apocalypse Now, me encanta el olor de las hipotecas por la mañana. Huelen… a Victoria.

El chiflado aquel, de todos modos, hablaba de napalm.

Las hipotecas, con llegar a ser un arma de destrucción masiva no van tan lejos, pero parece que el olor de la hipoteca, o el olor de la vivienda que se vende, es también muy importante a la hora de promocionar lo que estás vendiendo.

¿Por qué nos íbamos a fijar sólo en la vista? Cuando intentamos persuadir a alguien, o incluso cuando salimos de ligue, sabemos de sobra que no basta con tener un buen aspecto exterior (vista) y no decir tonterías (oído), sino que también es muy importante oler bien. Sin embargo, a la hora de vender una vivienda, se suele cometer el error de fiar todo su atractivo a su tamaño, luminosidad, y a la zona en la que se encuentra.

Una casa que se vende es una casa que hace pensar a  su futuro habitante que será un lugar donde esté a gusto, un lugar cómodo y sobre todo un lugar agradable para vivir. El olor a cerrado, a humedad o a cañerías no ayude, aunque todo el mundo sepa que eso es lo que ocurre cuando una casa está cerrada. Todo el mundo sabe también que ese chico o esa chica despampanante que acaba de conocer va al baño, tiene legañas y mal aliente por las mañanas, pero eso no impide que se trate de mitigar la idea. ¿Por qué no se hace con las casas?

Una hipoteca es una casa vendida, y una hipoteca tiene que oler a fresco, a limpio pero sin recordar un hospital, a posibilidades, en suma.

¿Hay que evitar los malos olores? Por supuesto, pero no sólo esos: también todos los que sean raros o infrecuentes y lleven al visitante a tratar de adivinar a qué huele, distrayendo su atención de lo que ha venido a ver. Una barrita de incienso exótico, por ejemplo, puede hacer que el posible comprador pase el tiempo intentando adivinar a qué huele y luego no sea capaz de saber siquiera cuántas habitaciones tenía el piso.

O sea que vis a, sí, pero también olfato. Que una casa no se vende así como así y no s epuede dejar de lado ningún detalle.

 

La vivienda y las cuentas públicas

Lo que el Estado recaudó con el mercado de la vivienda. Grafico de Idealista.com

Lo que el Estado recaudó con el mercado de la vivienda. Grafico de Idealista.com

Ya es oficial: el agujero en nuestras cuentas ha llegado a un billón de euros. Ese es el importe de nuestra deuda pública, del que el 86 % corresponde al Estado, un 10 % a las Comunidades autónomas y un 4% a los ayuntamientos. En realidad, es el Estado central es responsable de una parte un poco menor, ya que ha soportado el fondo de liquidez de las comunidades en quiebra y los fondos para pagos a proveedores de las administraciones locales.

El caso es que las cuentas del Estado no cuadran, y son muchas las razones. Una de ellas, que nuestras hipotecas le facilitaban unos maravillosos ingresos que, de pronto, han desaparecido. Y los gastos nunca desaparecen, porque para suprimir gastos hay que cabrear a alguien, y el mayor deseo de cualquier político en nuestro sistema es poder tener a todo el mundo contento, aunque sea a costa del futuro, un futuro en el que a lo mejor gobiernan otros, que serán los que tengan que lidiar con ese toro, o comerse ese marrón, si hablamos más claro aún. De eso va la democracia, se supone

Echad un ojo a la gráfica: esos eran los ingresos que el mercado de la vivienda, a través de distintos impuestos y cargas, facilitaban al Estado, y su evolución en estos años.

El caso es que de 2007 a 2013, los ingresos tributarios procedentes de la vivienda se han quedado en menos de una tercera parte de lo que eran. ¿Veis ahora por qué nadie estaba dispuesto a detener aquella locura de los millones de pisos construidos, las hipotecas concedidas hasta al perro del apuntador y la euforia de los políticos? ¿Comprendéis ahora pro qué Rodrigo Rato, todo un ministro de Economía, dijo que “las viviendas suben porque la gente las compra y las puede compra”?

Al final las cosas siempre tienen una explicación y rara vez tiene que ver con la buena fe, al menos en estos casos en los que aparece involucrada la codicia o la especulación.

Los presupuestos municipales, los de las Comunidades Autónomas y los del Estado siguen anclados en unos tiempos en los que disponían de ese dinero. El caso es que ya no existe esos ingresos, ni tampoco existen las Cajas de Ahorros para seguir metiendo el sablazo al ciudadano por la puerta de atrás, y las cuentas acaban por cantar solas. O por desplomarse.

Acabo con una anécdota esclarecedora: en la mayoría de los ayuntamientos, los presupuestos no se diseñan viendo los ingresos y decidiendo en qué se puede gastar ese dinero. Lo que se hace, en el mundo real, es decidir primero el gasto y luego, sólo después, ir buscando de dónde va a salir ese dinero.

Y si no lo creéis, porque es increíble, preguntad a cualquiera que haya estado alguna vez en política municipal.

Es de risa.

La vivienda como bien regulado. El caso turístico

Alojamientos túrísticos

Alojamientos túrísticos

Supongo que a estas alturas ya habréis oído todos hablar de eso que llaman economía colaborativa y que para unos es el intercambio comercial del futuro, eliminando intermediarios, mientras para otros es un simple refinamiento de la evasión fiscal y una vuelta más de tuerca a la competencia desleal.

La aparición de aplicaciones como Uber, Blablacar y Airbnb han supuesto una revolución en varios sectores. La primera de ellas sirve para unir a quienes deseen un trayecto en coche con los particulares que estén dispuestos a llevarlos por un precio predeterminado. la segunda hace lo mismo para trayectos largos y la tercera alquila alojamientos entre particulares.

En el primer caso se subieron a los árboles los taxistas, diciendo que no se podía permitir que el transporte urbano lo realizasen particulares sin licencia, pues para dar ese servicio ya cumplen ellos unos requisitos, pagan unas licencias y pagan sus impuestos.

En el segundo caso se encabronaron las compañías de transporte de viajeros, por la misma razón, porque si un particular te lleva de Madrid a París por 50 € (precios reales) y te lleva tranquilamente en su coche, ¿cómo diablos puede competir un autobús o un tren?

En el tercer caso, que es el que nos ocupa , por aquello de la vivienda y la hipoteca, protestaron los hoteles y los alojamientos turísticos, alegando que un particular no puede alojar en su casa a quien quiera, y que el alquiler de alojamientos turísticos es una actividad regulada que no puede ser desempeñada por un particular.

La verdad es que la cuestión es peliaguda, porque el Estado no  puede meterse nunca entre los acuerdos entre particulares, siempre que el bien que se preste sea propio y la voluntad de las partes esté clara, pero por otro lado, las autoridades entienden muy bien que de donde se cobran impuestos es de dónde las actividades ¡se realizan con un alta fiscal, una licencia y un negocio en regla.

¿Qué hacer? Buscar medios de entorpecerlo.

Por ejemplo, la Comunidad de Madrid acaba de prohibir que se ofrezcan alquileres de pisos y viviendas vacacionales por menos de 6 noches. Para plazos inferiores a seis noches el único contrato válido será el de los estalecimientos hosteleros.

Baleares ha seguido esa estela y obliga a que loa vecinos del inmueble den su consentimiento para que se pueda alquilar como apartamento vacacional (norma de dudosa legalidad a mi juicio) y que el inmueble tenga más de cincuenta y cuatro años. Los inmuebles nuevos, quedan excluidos.

Las espadas siguen en todo lo alto, y no parece fácil combatir la piratería, o falta de licencia legal, según se mire, en cada vez un mayor número de sectores.

Por cierto: también hay una para guisar en casa y que la gente se apunte a tu menú, si le gusta lo que ofreces. Ya veréis cómo se ponen los restaurantes en cuanto la cosa se extienda…

Seguiremos hablando del asunto

Hipoteca y recuperación

La historia es un poco vieja, pero vale..

La historia es un poco vieja, pero vale..

Que sí, que yo entiendo que la mitad de le economía se basa en las expectativas, y que convencer a la gente de que la cosa va mejor es el primer paso para que la economía se mueva un poco, tanto por el lado de la oferta como el de la demanda.

Mientras el sentimiento general sea que pintan bastos, los que tienen algo para invertir no lo harán, esperando un momento mejor, y los que todavía tienen algo de dinero para gastar preferirán esperar a más adelante, ya sea para conseguir mejores precios o por la precaución del vete a saber.

Lo entiendo y es la base teórica de la deflación: el aplazamiento de las decisiones de inversión y consumo. El aplazamiento conduce a la paralización, eso al desempleo, y de ahí a la espiral destructiva de la economía. Todo muy clásico y ortodoxo, vaya.

Por lo tanto, desconfiar de la recuperación puede ser una idea insolidaria, antipatriótica y antisocial, Pero, puñetas, seamos serios:

-Estamos con el tipo de interés cercano al 0% y el interbancario en cifras negativas. Si la economía se recupera, ¿cómo es que los bancos emisores están metiendo doping monetario en vena de ese modo?

-La deflación es mayor problema que la inflación. El mandato del BCE es controlar la inflación, pero ahora pelea con el problema contrario.

-Hemos metido putas y drogas en el PIB y aún así no crece. El PIB, medios por medios indirectos, es muy inferior al oficial, y eso hace desconfiar, y mucho, de todo lo que cuenten después.

-Dicen que hay crecimiento de la economía pero no del nivel de precios. 

-La población que trabaja baja en 600.000 personas. No sabemos si se han muerto, se han jubilado o han emigrado. Pero el hecho es el que es.

-El precio de la vivienda, que es el principal activo de capital y ahorro, sigue cuesta abajo. Y de momento sólo se habla de buenas noticias cuando se menciona el atenuamiento de su caída, que no es lo mismo que su recuperación.

-El endeudamiento del sector público crece a un ritmo anual cercano a los ochenta mil millones de euros.

Si estos datos los extrapolásemos a un hospital, con el enfermo en la UVI, ningún médico medio sensato diría a la familia del enfermo que lo más probable es que llegue a las rondas clasificatorias del próximo Decathlon olímpico.

Y Rajoy es lo que nos dice. Nos cuenta, sacando pecho, que de estos datos del paro era de los que quería informar hace tiempo. Lo malo es que ya estamos en un momento en que los datos del paro carecen del valor social y político que tenían en otros momentos.

La gente ha dejado de escuchar lo que escuchaba y ya ni eso sirve, realmente, para creer en la recuperación. Ahora toca pagar la hipoteca, apretar los dientes y callar.

O rezar, quien aún crea en algo.

Inteligencia y mudanza. Estudios para todo

Cortando por lo sano

Cortando por lo sano

Como empieza el verano, o eso decían antes que me cayera un chubasco de todos los demonios, creo que hay que mejorar un poco el humor y relajar el tono tremendista. Al fin y al cabo hablamos de hipotecas, y no de enfermedades mortales.

Como ya sabéis, hay estudios para todo. Estudios, casi siempre pagados con fondos públicos y que sirven para que Fulano o Mengano se saquen su título de doctor con tesis del tipo “la importancia del acento circunflejo en le francés bajomedieval de Borgoña”. ¿Que me he pasado? Ojalá: semejante tesis existe y ni siquiera me la he tenido que inventar.

Pues bueno: uno de esos estudios dice ahora que las personas con mayor inteligencia tienen una tendencia más acusadas a cambiar de vivienda, y que cuanto menor está capacidad intelectual del individuo, con mayor ahínco se apega a su lugar de residencia. Lo dice un tal Markus Jokela, y lo dice en la Universidad de Helsinki.

El trabajo ha consistido en un análisis de los movimientos migratorios interiores en los últimos cincuenta años y la conclusión es que la gente con mayor inteligencia suele mudarse de los pueblos o las ciudades pequeñas a el centro de ciudades más grandes para, una vez alcanzados sus objetivos personales y profesionales, buscar de nuevo una mudanza hacia el extrarradio de esas grandes ciudades o el regreso paulatino a sus lugares de origen.

Yo, que no he hecho ningún estudio, os aporto también una visión personal sobre la emigración en el medio rural: marcharse requiere osadía, capacidad de sacrificio, capacidad de aprendizaje para nuevos trabajos o idiomas y una buena dosis de inteligencia emocional para lidiar con situaciones desconocidas. Por tanto no es de extrañar que se marchasen quienes se viesen con más posibilidades y prefiriesen quedarse los que no veían claro todo ese montón de requerimientos.

En cuanto al estudio escandinavo, ignoro cómo estará el tema de las hipotecas en Finlandia, pero tengo que darle la razón a nivel español: aquí, el que consigue una hipoteca, consigue salir de casa de sus padres o consigue mudarse a una residencia mejor, la mayor parte de las veces es un lince. No se puede negar.

 

El estacazo que se prepara contra la vivienda. Un extraño impuesto sobre la inflación

Política fiscal

Política fiscal

La clase dirigente lo tiene claro: buena parte de nuestro problemas y de la burbuja hipotecaria proceden de eso que se dio en llamar “apetencia de capital” por parte de las clases medias y bajas.

¿Y eso qué es? Pues dicho en cristiano viene a significar que todo se jorobó el día que las clases medias y bajas dejaron de interesarse solamente por sus sueldos y su nivel de vida y empezaron a meterse en temas financieros, tales como bonos, acciones, mercados de capitales y e inversiones. Lo disfrazan de bonito porque la frase, en el fondo, significa que los pobres empezaron a meterse donde nadie les llamaba.

Ahora, y quizás por esa causa, se suceden las declaraciones y consejos sobre la necesidad de gravar la propiedad y no sólo la renta, seguramente porque las casas no son tan propensas a salir corriendo de un país como pueda serlo el dinero u otras formas de riqueza.

¿Y qué creéis que ha pensado nuestro ínclito Gobierno, ahora, en plena reforma fiscal? Pues m´ñas o menos lo mismo, pero tratando de disimular la cosa para que la gente no se cabree, ya que el año que viene es año electoral.

Al leer la letra pequeña de la reforma, nos encontramos con algunas joyas que van a afectar, y mucho, al mercado de la vivienda. Por ejemplo, y es crucial, Hacienda elimina los coeficientes de inflación y actualización que corregían a la baja las plusvalías y por lo tanto reducían de manera muy sustancial  la tributación en el Impuesto de la Renta por la venta de un inmueble.

Lo explico: antes, pagabas plusvalías pro la diferencia entre el valor al que compraste una vivienda y el valor por el que la vendías, ya que eso se consideraba plusvalía. Pro claro, como los dineros del año noventa no valen como los de hoy, había una serie de coeficientes de actualización. Esos coeficientes son los que desaparecen en muchos casos, o se reducen en otros, para que pagues el gran estacazo cuando vendas, porque se entiende que tienes unos beneficios muy superiores a los que disfrutas en realidad, ya que buena parte de la subida no es enriquecimiento, sino inflacióm

En principio parece una medida que va exclusivamente contra el vendedor, pero estas cosas siempre se trasladan al mismo: al pagano.

Si, ya sé que parece una barbaridad, pero el caso es que va en serio…

Heredar una casa en España

tabla-impuestos-herencia-mundial

Una vez más, y le he cogido gusto, empiezo con un diagrama gordo, sacado esta vez de Idealista. com.. Se trata de la tabla  comparativa  de los impuestos que se pagan a nivel mundial por las viviendas heredadas.

En el caso de la hipoteca, la cosa está mucho más clara: el valor hipotecado se resta del valor tasado de la vivienda, con lo que el palo impositivo puede minorarse, pero no acaba de desvanecerse tampoco.

El caso es que en España se pagan algunos de los mayores niveles tributarios a nivel mundial para el caso de heredar una vivienda, lo que no deja de desincentivar el uso de la propiedad inmobiliaria como acumulación de riqueza. Este fenómeno, que no juzgo a nivel político, es una traba más para el desenvolvimiento y resurrección de la construcción en nuestro país, porque fuere de lo justo o injusto del hecho, la cuestión real es que se construye una casa quien puede, y si a quienes pueden les ponemos trabas, tenemos que quedarnos con lso que no pueden. Es decir, con nada.

Según podemos ver en la tabla, en España se llegan a  imponer tasas del 13,55% a personas que hereden una propiedad de 500.000 euros,  mientras la media global se sitúa en un 3,5% por una propiedad del mismo precio. La agravante del asunto, que nos aleja de los grandes fondos de inversión y dificulta la salida del hoyo de nuestro sector inmobiliario, es que esas tasas no son homogéneas, sino que dependen del capricho delas comunidades autónomas, que legislan como buenamente les parece al respecto, compitiendo entre ellas para atraer fortunas o vot0s populistas, según el humor con que se levanten.

Una vez más, debo incidir en la distinta percepción que de este asunto se tiene dentro y fuera de nuestras fronteras: aquí, tal vez nos haga gracia que sea mejor morirse en la Rioja que en Andalucía, o mejor morirse en Madrid que en Asturias, pero cuando los inversores internacionales analizan estas cosas se limitan a marcar con una cruz la casilla de “falta de seguridad jurídica”, o la de “disparidad legislativa”, y perdemos inversión exterior a raudales.

Lo que se pretende, con el tiempo, es que el Tribunal Constitucional iguale todas estas diferencias basándose en el principio fundamental de que todos los españoles debemos ser iguales ante la ley, pero hasta la fecha, y pronostico yo que por mucho tiempo, esto va a ser de difícil aplicación, ya que muchas regiones del país basan su identidad en ser distintos, y a ser posible, mejores que sus vecinos.

Un despelote, vaya.

 

Hipotecas sí, pero ¿para quién?

Pisos, sí, pero no para todos

Ya llevamos varias semanas resaltando este hecho que no hace sino proteger a las propias entidades financieras ante otro posible fiasco económico en el futuro y, no nos engañemos, acaba por protegernos también a los ciudadanos que, en demasiadas ocasiones, nos dejamos cegar por el becerro de oro y caemos en las redes de los bancos y cajas con su crédito fácil.

Con esta selección más eficaz y pertinente de todo lo relacionado con el perfil financiero de los posibles candidatos a obtener hipotecas se conseguirá que en el futuro las crisis no sean tan duras con este sector, ya que los ciudadanos que sí están accediendo al crédito hipotecario lo hacen con las espaldas bien cubiertas.

Ello supone, no hay duda, que una gran parte de la ciudadanía se queda fuera de las reglas del juego y se tienen que decantar por el alquiler en lugar de por la compra, una opción claramente mayoritaria en el resto de Europa pero que aquí, por un cariz puramente cultural, no ha calado hondo entre nosotros que seguimos prefiriendo comprar a alquiler.

Por tanto, el futuro que nos espera es bastante claro en el corto-medio plazo. Poco a poco los ciudadanos iremos comprendiendo que solo podemos aspirar a alquilar en lugar de a comprar, las hipotecas quedarán para unos pocos que sí se lo pueden permitir y el conjunto de la economía española estará más protegida ante nuevos ciclos adversos.

¿Es bueno o malo que no todo el mundo pueda comprar?

Sin duda, es bueno, porque no es lógico mantener el elevado porcentaje de ciudadanos que compraban una vivienda años atrás, incluso en sus primeros años laborales. Es decir, antes de lograr la estabilidad laboral ya habían conseguido ser propietarios de una vivienda, algo totalmente impensable en el resto de Europa y del mundo en general.

En definitiva, algo que podría entenderse como negativo, al evitarse que todo el mundo pueda llegar a obtener préstamos hipotecarios podría convertirse en algo positivo desde el momento que pueda proteger el sistema ante futuras crisis venideras.