Archivo por meses: abril 2010

Banco, hipoteca y perro.

¿Quien le iba a decir a este pobre oso que lo cazaría un submarino? Pues eso nos pasa a nosotros...

¿Quien le iba a decir a este pobre oso que lo cazaría un submarino? Pues eso nos pasa a nosotros...

No es cierto que los políticos siempre mientan. Algunos, como los de la Unión Europea, con eso de que son nombrados a dedo y no dependen de los electores, pueden permitirse decir la verdad y quedarse tan anchos, porque su puesto no está en función de que nos gusten o nos caigan antipáticos.

Eso fue seguramente lo que pensó el socialista francés Michel Rocard, cuando afirmó desde su tribuna en el parlamento europeo que la culpa de la actual crisis financiera la tienen las clases medias y bajas, por su apetencia de capital. ¡Nada menos!

En principio parece una burla, pero luego, si se piensa bien, además de una injuria es un desliz, una indiscreción de quien ha dicho más de lo que debería. O sea: que en el fondo ha dicho la verdad y de una manera que seguramente no gustó a sus compañeros.

Porque el caso es que es cierto, y ahí está lo triste. Es verdad porque el sistema financiero es un mecanismo pensado para que unos pocos obtengan beneficio de los demás a través de artificios aparentemente equilibrados pero casi siempre viciados de alguna carga o tara que da sustancial ventaja a quien los maneja. Por tanto, si el mecanismo pensado para que unos pocos se enriqueciesen a costa de muchos, lo utilizan esos muchos, resulta que el artefacto entero salta en pedazos. Por tanto, el francés tenía razón: el sistema financiero se ha ido a la porra porque todos nos hemos enterado de su funcionamiento y todos hemos querido participar, cuando no estaba pensado para eso.

Y eso es lo que ha habido: que el taxista, el peluquero, el labrador, el dentista y el profesor de latín empezaron a invertir en la bolsa, y a comprar pisos para revenderlos seis meses después con una plusvalía del diez o el veinte por ciento. Ya hablamos de ello el otro día y no voy a repetirme más.

Y entonces, al generalizarse en la calle el interés pro las operaciones financieras, es cuando se ha visto, dolorosamente y en la práctica, que semejante tinglado no estaba preparado para que lo usáramos todos, sino sólo para que unos pocos lo usasen a costa de los demás.

Y vino el batacazo, sobre todo para la banca.

Pero alegrémonos, porque a lo mejor es verdad aquello que dijo en su día Strasser refiriéndose a la quiebra financiera del año veintinueve: que cuando se mueren las pulgas no tiene por que ser mala época para el perro.

Bonificaciones en las hipotecas, otra arma de las entidades financieras

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Relación de armas que las entidades financieras usan en nuestra contra

Seguro que si te has puesto delante del Director de una sucursal bancaria te has encontrado en el momento en el que debes decidir si quieres bonificar tu tipo de interés, o no, momento en el cuál debes de empezar a contratar seguros, coberturas, planes de pensiones y un largo etcétera de productos financieros.

En ese momento todo de parece bien, incluso encuentras interesante el ahorrarte unos puntos porcentuales de tu diferencial a cambio de contratar un seguro que, de todas formas, tendrías que contratar con la entidad financiera que estás hablando o con cualquier otra empresa.

Pero ahí, ahí amigo mío, cometes el error, porque lo que parece un ahorro a corto plazo, o una decisión económica eficiente es todo lo contrario, se trata de tu sentencia de pérdida financiera para toda la duración del préstamo, una sentencia que no puedes revocar y que te condenas a cumplir.

Porque según han hecho público algunas asociaciones de consumidores, el ahorro que puedes tener de contratar un seguro de hogar, por ejemplo, con la entidad financiera con la que contratas la hipoteca, en comparación con otra empresa aseguradora cualquiera, puede llegar hasta 15.000 euros, a lo largo de la vida del préstamo.

Estos mismos estudios han hecho la comparativa del ahorro de intereses que se obtiene al reducir el diferencial gracias a la bonificación y la conclusión es que el ahorro es mucho menor que el exceso de gasto que se produce al contratar con la entidad financiera.

Por tanto, antes de acudir a la cita de firma de la hipoteca, es importante llevar por adelantado algún presupuesto de una aseguradora referente a todas las cuestiones que el banco te va a ofrecer: seguro de vida, seguro de vivienda, etc. De esta forma cuando el banco te hable de unas cantidades tú podrás oponer otras más bajas.

Y ahí es el propio Director de la sucursal el que tendrá la pelota en su tejado. O bien te reduce de alguna forma el precio, o se ve abocado a que te asegures en otro lado, algo que le costará explicar a sus superiores, por lo que la primera opción gana enteros.

En definitiva, debemos dejar aparte la escasa cultura financiera que nos acompaña y empezar a desconfiar de las entidades financieras, porque siempre buscan la forma de obtener el máximo beneficio, independientemente del tipo de cliente que seas.

Culpan a las constructoras de la crisis inmobiliaria

Hasta la Barbie quiso forrarse, y ahora se queja...

Hasta la Barbie quiso forrarse, y ahora se queja...

Lo que me parece raro es que no le echen la culpa al cambio climático, o a Franco, o a cualquiera de los culpables de guardia.

Según un estudio de la Universidad Jaume I y del Instituto Valenciano del Investigaciones económicas, buena parte de la crisis inmobiliaria proviene de haberse centrado en un modelo de negocio basado sobre todo en el crédito, y en una demanda futura que no podía cumplirse. Además, según este mismo estudio, la crisis inmobiliaria arrastró al resto de los sectores no sólo por su parón, sino porque los beneficios no se reinvirtieron en otras actividades, sino que simplemente se repartieron entre los promotores.

Fundamentalmente estoy de acuerdo con todo lo dicho, pero me gustaría añadir unas cuantas cosas más de mi cosecha.

Es cierto que los promotores repartieron beneficios en lugar de reinvertirlos, pero es cierto también que muchos de esos beneficios están ahora convertidos en hormigón de edificios a medio terminar, azulejos que se descascarillan bajo la lluvia y millonadas pagadas por solares que sólo crían cardos.

Los promotores, algunos de ellos, se forraron, pero más se forraron los dueños de los solares que a fuerza de maniobras políticas, sobornos y trapicheos consiguieron recalificar como suelo urbano las huertas del bisabuelo y se han jubilado para tres o cuatro generaciones. ¿Dónde han reinvertido esos la pasta?

Se forraron los ayuntamientos, o sus ediles, y se forraron las instituciones autonómicas cobrando el 7 % de Transmisiones Patrimoniales en una época en la que se firmaron hipotecas y se vendieron pisos a mansalva. ¿Y dónde está ese dinero? No se sabe, porque lo cierto es que cuanto más tenían, más se endeudaban, como el buen pozo sin fondo que todos sabemos que son.

Se forraron los bancos, concediendo hipotecas, haciendo magia contable, y presentando las mejores cuentas de resultados de toda su historia. Se forraron sus directivos, y hasta los pequeños comerciales y directores de sucursal, cobrando las mejores primas de productividad de su vida.

Por último, y aquí vino el problema, se quisieron forrar también el taxista, la peluquera, el camarero y el dueño de la zapatería. Y cuando la gente de a pie se entrampa en la especulación, el globo crece a toda velocidad y es el momento de largarse a toda prisa, como hicieron los grandes inversores en cuanto pudieron.

O sea que, visto así, ¿creéis que hay algún grupo inocente?

 

Los bancos se convierten en una jauría de perros en busca de hipotecados

Los bancos al acecho de los potenciales hipotecados

Los bancos al acecho de los potenciales hipotecados

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Vamos a aplicar un silogismo sencillo, de esos que hasta yo, un ignorante absoluto en estos mundos de la lógica filosófica, o como se llame, pueda entender, un silogismo que nos ayude a comprender el entramado urbanístico y financiero en el que estamos metidos.

Veamos, ayer la Ministra de Vivienda, que sí, que sigue habiendo una, aunque no se la vea mucho, ha anunciado que en España hay un stock de vivienda que ronda los 800.000 viviendas sin vender, lo cuál es una auténtica barbaridad, se mire por donde se mire.

Por otro lado los bancos se están viendo obligados a aceptar activos a cambio de deuda, es decir, a aceptar quedarse con viviendas construidas pero no vendidas a cambio de la deuda que los promotores y constructores tienen contraída con estas mismas entidades.

A la vez, son las entidades financieras, las mismas que están acumulando un amplio stock de viviendas para poder paliar sus descubiertos de deuda, las que conceden, o no, las hipotecas a los ciudadanos que deciden comprometerse a pagar algo durante 40 años sin interrupción.

Por tanto, el silogismo está montado: Los bancos tienen cada vez más vivienda en stock; los ciudadanos necesitan hipotecas para poder comprar esta vivienda, por tanto, los bancos comenzarán a conceder hipotecas en breve para poder deshacerse del stock (¿tiene pinta de silogismo? No sé, pero al menos se le parece algo).

En definitiva, las entidades financieras se están dando cuenta de que necesitan abrir el grifo del crédito, y no sólo eso, también se están dando cuenta de que la demanda efectiva de potenciales compradores de viviendas es cada vez menor, y en clara regresión.

Es decir, que los bancos se van a lanzar a competir por un mercado menguante, un mercado de compradores de vivienda que cada vez es más pequeño, gracias al desempleo, real o potencial, los ciudadanos que se lanzan a comprar una vivienda son cada vez menos.

Ello va a provocar que los bancos se lancen, cual jauría de perros, a la caza de los potenciales hipotecados, con productos flexibles y con mejores condiciones, tratando de eliminar a sus competidores de la lucha, tratando de ser la entidad financiera elegida, por delante del resto.

Ahora, amigos, somos nosotros, los consumidores, los que tenemos la sartén por el mango.

La deuda (¿alguien tiene un Tanagel a mano?)

Nuestras ministras nos salvarán...

Nuestras ministras nos salvarán...

En este blog he hablado mucho de la deuda pública y de lo que sucede cuando el Estado se dedica a absorber los recursos disponibles, de modo que no llegue el crédito a los empresarios privados.

Lo que no había dicho nunca, porque acabo de enterarme hace poco, es el monto total de la deuda española, pública y privada.

El 260 % del PIB. Nada menos.

¿Os dais cuenta de lo que supone eso? Debemos 2,6 veces lo que se produce en un año, y se supone que ese año también habrá que gastar, vivir, consumir, etc. ¿Os dais cuenta de lo que quiere decir? Que con nuestra estructura productiva podemos tardar décadas enteras en pagar esa deuda, porque para deber el 260% del PIB hay que vivir muchos años con el dinero del futuro, que es justamente lo que hemos estado haciendo.

Las cosas, lamentablemente, son así: nos hemos gastado el dinero de este año, el del 2011 y el del 2012, y estamos como estamos. Con el dinero del 2013, tenemos que vivir este año, y lo que se pueda del siguiente, y así sucesivamente hasta que se pueda rellenar el boquete causado por toda una diversidad de causas que comentamos aquí a diario.

Visto ahora el tema, con el dato fresco, ¿cómo puede alguien dudar de que habrá que hacer grandes recortes de gastos?

Permitidme una cuenta: con un 10 % de recorte sobre el nivel actual, tardaríamos 26 años en pagar.

Casi nada.

No sé vosotros, pero yo voy mirando en el botiquín, porque noto una flojera..

Embargo

Un instante antes del comienzo del embargo.

Un instante antes del comienzo del embargo.

Lo primero, decir de qué hablamos: el embargo es el conjunto de actividades cuya principal finalidad es afectar bienes concretos del patrimonio del deudor a una concreta ejecución procesal frente a él dirigida.

O dicho en cristiano: el embargo es quitarle a una persona sus bienes para que estos sirvan de pago de una deuda.

Para que exista embargo, es necesario que antes se haya decretado una acción judicial contra el deudor y que sea por una cantidad concreta y determinada de dinero. Por tanto, lo primero es concretar el monto de la deuda e iniciar el procedimiento judicial. Pero OJO: si la deuda es con una entidad pública, el proceso judicial no es necesario porque las entidades públicas pueden embargar por sí mismas sin participación de la justicia, lo que acelera todo el proceso.

Para que el embargo sea efectivo, el deudor debe ser fehacientemente informado de su deuda y de que se abre el proceso de embargo. A esta información se le llama apremio, y muchos tratan de retrasar la notificación todo lo que pueden, a sabiendas de que el embargo es imposible hasta que no se haya notificado convenientemente.

Antes de la ejecución pública de los bienes embargados, el deudor puede detener el proceso pagando la deuda, pero esto suele ser muy complicado, sobre todo porque una vez que se inicia el proceso nos meten en esas gloriosas listas de apestados que nos alejan de cualquier fuente de financiación.

Por último, ya que el tema daría para semanas enteras de artículos, decir que no todos los bienes son embargables: entre las excepciones están los muebles y utensilios del hogar, la ropa del deudor y su familia, libros, herramientas e instrumentos necesarios para la labor profesional, objetos sacros y dedicados al culto, y cualquier otro bien que se demuestre imprescindible para que el embargado pueda mantener un medio de subsistencia.

Un apunte: las administraciones públicas son inembargables. O sea que si el ayuntamiento no te paga, pues te jodes.

Por si acaso pensabais que éramos todos iguales…

 

 

La paciencia de los bancos (Pedro Navajas se calma un poco)

En esta clase de juegos, la cosa nunca está clara...

En esta clase de juegos, la cosa nunca está clara...

Mañana hablo del embargo, y me refiero a lo que nos puede pasar y ya les está pasando a muchos con el piso. Hoy, para abrir boca, pensé poner el poema de Gabriel y Galán sobre el embargo, peor no me pareció serio, así que voy a contaros un pequeño secreto que nos dará un poco de esperanza.

Resulta que cuando dejamos de pagar las cuotas de la hipoteca, el banco nos amenaza y nos empieza a enviar cartas desagradables sobre lo que nos va a pasar si no hacemos frente a nuestro compromiso. Nosotros, como es natural, nos ponemos muy nerviosos y negociamos lo que sea, pero hay que saber que ellos se ponen también muy nervioso, y no sólo porque ya tengan pisos a mansalva y estén dispuesto a lo que sea por no hacerse con uno más. Hay y una razón suplementaria:

Cuando un banco ejecuta un inmueble, tiene la obligación de provisionarlo en su contabilidad, por lo que eso perjudica terriblemente a su cuenta de resultados y a su coeficiente de solvencia.

Mientras el banco se limite a enviarnos cartas, hacer que negocia con nosotros y apretarnos las clavijas, el Banco de España no se entera de nada ni exige al banco mayores garantías. Pero cuando se inscribe la ejecución de la hipoteca, entonces nosotros nos quedamos sin piso y ellos se quedan oficialmente sin el dinero, lo que les obliga a provisionar fondos para cubrir la parte que no puedan recuperar.

La conclusión es obvia: los bancos tienen más paciencia que antes, porque su situación es tal que cada piso que ejecutan se aprietan a sí mismos un poco más la soga en torno al cuello. De hecho, no es de extrañar que en algunas entidades los directores de sucursal estén recibiendo instrucciones de tener un poco más de paciencia con los deudores que hacen lo que pueden por seguir pagando aunque no sean capaces de satisfacer todo lo que deben.

De hecho, no sería de extrañar que algunas cajas de ahorros, a partir de cierto punto, prefiriesen no cobrar (y callar) a ejecutar los pisos, sobre todo si la hipoteca es reciente y la provisión es más alta que el valor al que se va a poder vender ese inmuebles.

La vida te da sorpresas…

Sorpresas te da la vida…

 

 

 

 

A falta de pan, buenas son tortas, a falta de propiedad, bueno es el alquiler

Los que no podemos comprar pan, nos conformamos con las tortas

Los que no podemos comprar pan, nos conformamos con las tortas

A falta de pan, buenas son tortas, y a falta de poder comprar una vivienda en propiedad, bueno es el alquilarla, o al menos eso se adivina de las estadísticas que ayer hizo público el Ministerio de Vivienda, según las cuales, durante el primer trimestre de 2010 se habían cerrado 1.779 contratos de alquiler a través de la Sociedad Pública de Alquiler, más del doble de los cerrados en el primer trimestre de 2009.

Es evidente que en épocas de crisis, en las que la inseguridad es la norma, pocos se atreven a lanzarse a la compra de una vivienda, con compromisos financieros durante más de 20 años, y prefieren decantarse por el alquiler, una opción denostada en nuestro país, pero esencial en otros.

Muchos expertos coinciden que el alquiler es una opción más eficiente económicamente hablando, ya que es más económico que una cuota hipotecaria y permite utilizar el excedente de dinero entre ambas obligaciones en el mercado financiero libre donde se puede obtener un tipo de interés que compensaría el no estar adquiriendo la vivienda.

Sin embargo, en España no nos paramos a pensar en la eficiencia económica y vivimos más de la cultura heredada según la cuál la propiedad es la clave, y todos preferimos tener una vivienda en propiedad, aunque en realidad pertenezca al banco, que pagar cada mes nuestro alquiler de manera religiosa. Por ello, los datos del Ministerio de Vivienda son más esclarecedores.

Porque nos dan una radiografía exacta de la situación de crisis en la que estamos viviendo en estos momentos, una situación que lleva a los ciudadanos a ir contra sus propias ideas y alquilar una vivienda cuando en realidad quisieran comprarla. En ese aspecto, la Sociedad Pública de Alquiler está haciendo una gran labor, y digno es reconocerlo, al ofrecer alquileres más baratos que los del mercado, en concreto un 12%, según los datos hechos públicos por el propio Ministerio.

Además, este organismo está permitiendo que se ocupen los pisos que antes estaban vacíos, ya que los propietarios se deciden a alquilarlos ante la seguridad que se les ofrece, ya que ellos cobrarán bajo cualquier circunstancia y siempre recibirán el piso en las mismas condiciones que lo entregaron.

Por otro lado, el aumento de viviendas que se alquilan también tiene su origen en la cantidad de personas embargadas durante la crisis, las cuáles no pueden pagar la cuota de la hipoteca, pero tienen que vivir en algún lugar, por lo que se acomodan al alquiler que se les ofrece.

En definitiva, cuando la propiedad no es posible, bueno es el alquiler.

Nuestro problema social

Ortega y Gasset, el autor de la idea. Y de tantas otras...

Ortega y Gasset, el autor de la idea. Y de tantas otras...

Amigos, hoy toca hablar con palabra ajena, pero tranquilos que no será sin buena causa.

Copio en primer lugar un texto de Ortega y Gasset sobre el se orito satisfecho. Luego hablamos:

Este personaje, que ahora anda por todas partes y dondequiera impone su barbarie íntima, es, en efecto, el niño mimado de la historia humana. El niño mimado es el heredero que se comporta exclusivamente como heredero. Ahora la herencia es la civilización — las comodidades, la seguridad en suma, las ventajas de la civilización. Como hemos visto, sólo dentro de la holgura vital que ésta ha fabricado en el mundo puede surgir un hombre constituido por aquel repertorio de facciones inspirado por tal carácter. Es una de tantas deformaciones como el lujo produce en la materia humana. Tenderíamos ilusoriamente a creer que una vida nacida en un mundo sobrado sería mejor, más vida y de superior calidad a la que consiste precisamente en luchar con la escasez. Pero no hay tal. Por razones muy rigurosas y archifundamentales que no es ahora ocasión de enunciar.

Ahora, en vez de esas razones, basta con recordar el hecho siempre repetido que constituye la tragedia de toda aristocracia hereditaria. El aristócrata hereda, es decir, encuentra atribuidas a su persona unas condiciones de vida que él no ha creado, por tanto, que no se producen orgánicamente unidas a su vida personal y propia. Se halla, al nacer, instalado, de pronto y sin saber cómo, en medio de su riqueza y de sus prerrogativas. El no tiene, íntimamente, nada que ver con ellas, porque no vienen de él. Son el caparazón gigantesco de otra persona, de otro ser viviente: su antepasado. Y tiene que vivir como heredero, esto es, tiene que usar el caparazón de otra vida. ¿En qué quedamos? ¿Qué vida va a vivir el “aristócrata” de herencia: la suya, o la del prócer inicial? Ni la una ni la otra. Está condenado a representar al otro, por lo tanto, a no ser ni el otro ni él mismo. Su vida pierde, inexorablemente, autenticidad, y se convierte en pura representación o ficción de otra vida. La sobra de medios que está obligado a manejar no le deja vivir su propio y personal destino, atrofia su vida. Toda vida es lucha, el esfuerzo por ser si misma. Las dificultades con que tropiezo para realizar mi vida son precisamente lo que despierta y moviliza mis actividades, mis capacidades. Si mi cuerpo no me pesase, yo no podría andar. Si la atmósfera no me oprimiese, sentiría mi cuerpo como una cosa vaga, fofa, fantasmática. Así, en el “aristócrata” heredero toda su persona se va envagueciendo, por falta de uso y esfuerzo vital. El resultado es esa específica bobería de las viejas noblezas, que no se parece a nada y que, en rigor, nadie ha descrito todavía en su interno y trágico mecanismo; el interno y trágico mecanismo que conduce a toda aristocracia hereditaria a su irremediable degeneración.

 

Bueno, y ahora, decidme: ¿tiene o no tiene esto algo que ver con que el país se vaya hundiendo poco a poco?, ¿No tiene esto algo que ver con todos los problemas sociales de acomodamientos, renuncia al esfuerzo, falta de compromiso y tendencia a vivir por encima de nuestras posibilidades?

Nuestros padres y abuelos las pasaron canutas y el país mejoró en cincuenta años más de lo que había mejorado en dos siglos. Nos lo dieron todo y ahora parecemos dispuestos a exigir que siga nuestra adolescencia social.

Todo ha empeorado, es cierto, pero quizás esa clave social de la que tan a menudo hablamos en los comentarios resida en ese caparazón que menciona Ortega: el caparazón de una España que nos viene grande y tratamos de desmenuzar para sentirnos más cómodos.

Porque en vez de tortugas nos sentimos caracoles.

Los precios seguirán bajando, pero ¿dónde?

El boom inmobiliario hizo germinar cientos de barrios fantasma

El boom inmobiliario hizo germinar cientos de barrios fantasma

Por primera vez parece que los expertos en este mundillo de la economía, en general, y del mercado de la vivienda, en particular, se han puesto de acuerdo para lanzar un mensaje a la opinión pública, un mensaje que habla de un mayor descenso de los precios de la vivienda en nuestro país.

Según sostienen todos estos economistas de postín el precio medio de la vivienda en nuestro país ha bajado entorno al 16%, mientras que en otros países de la Unión Europea, por ejemplo, Gran Bretaña, ese porcentaje de descenso se ha situado por encima del 30%, de lo que concluyen que el precio de la vivienda en España no ha tocado suelo todavía.

Yo estoy de acuerdo, pero a medias. Todo depende del volumen o del tipo de pisos que tomes para hacer esta predicción y este análisis. Veamos, si tomamos todos los pisos que hay en nuestro país, soy el primero que sostengo que el precio de los pisos va a seguir disminuyendo durante, al menos un par de años más.

Ahora bien, si filtramos el espectro de pisos que analizamos y nos centramos en aquellos pisos con demanda efectiva, es decir, aquellos pisos que los ciudadanos quieren, efectivamente, comprar podemos estar seguros que ya han alcanzado el suelo de su caída.

Porque lo que no recogen las estadísticas es que durante los años de exceso inmobiliario en nuestro país se ha construído en cualquier lugar, en cualquier zona, lo que ha contribuido a encontrarnos con poblaciones prácticamente fantasma, pisos abandonados en urbanizaciones imposibles, sin los servicios mínimos exigibles para cualquier zona residencial y en lugares de desarrollo urbanístico previsto hace unos años, inexistente en la actualidad e imposible para el futuro.

Esos pisos seguirán bajando su precio porque nadie los quiere comprar. Es una situación que se ha dado especialmente cerca de las costas y en los anillos de las grandes ciudades. Son ahora zonas residenciales abandonadas donde no vive nadie, porque no se han vendido todos los pisos o porque no hay los servicios comunes mínimos y exigibles.

Por tanto, todo depende del espectro de pisos que utilices para realizar el análisis. Si quieres vender la moto de que los pisos seguirán bajando utilizas toda la población de vivienda de España, si quieres ser riguroso y ofrecer un dato significativo de la situación actual del mercado inmobiliario en nuestro país, te limitas a aquellos pisos que tienen una demanda efectiva. Es cuestión de voluntad.

El modelo productivo español

Una extraña formación aparecida espontáneamente en una playa de Levante...

Una extraña formación aparecida espontáneamente en una playa de Levante...

Describir la estructura económica de España requiere un libro de ochocientas páginas y ya lo escribió, y muy bien, Ramón Tamames, aunque supongo que las últimas ediciones serán un poco menos voluminosas después de todo lo que hemos ido cerrando, arrancando, eliminando y malvendiendo.

El resumen, sin embargo, es mucho más simple: padecemos crónicamente de falta de iniciativa y de empleo, de modo que desde tiempos inmemoriales la economía española no ha sido capaz de dar trabajo a toda la población.

Por ese motivo emigraron nuestros padres y abuelos a Francia, Suiza y Alemania. Por ese motivo emigraron nuestros bisabuelos a Argentina, Chile, Cuba y Venezuela. Y por ese motivo conquistamos y colonizamos América: porque íbamos sobrados de hambrientos dispuestos a todo para empezar una nueva vida en otra parte. Creedme: los que viven bien en su casa y en su pueblo no se embarcan hoy en pateras para cruzar el estrecho, así que mucho menos se embarcaban antes en carabelas como cáscaras de nuez para cruzar el Atlántico.

Nuestro segundo problema, y sólo citaré estos dos, es la balanza de pagos. Importamos más de lo que exportamos y eso, además de ser una sangría financiera constante, con sus consecuencias de empobrecimiento, tiene un significado más profundo que debería hacernos reflexionar:

Si nuestra balanza de pagos es negativa es porque importamos mucho o porque exportamos poco, o por las dos razones a la vez. Si exportamos poco es porque no conseguimos producir bienes y servicios que interesen fuera de nuestras fronteras. No somos relevante ni interesantes, o no hasta el punto adecuado.

Si importamos mucho es porque no somos capaces de satisfacer la demanda de nuestra propia población, que prefiere, por diversas razones, los bienes y servicios producidos fuera .Por tanto, no es que falte demanda: es que la que hay, prefiere comprar fuera antes que aquí.

Si lo que producimos no interesa lo bastante ni a los de afuera ni a los de aquí, ¿qué demonios esperamos?

Unid eso a la afición del Gobierno a gastar más de lo que ingresa y la conclusión me la contáis en los comentarios.

Si os atrevéis, vaya.

Hipoteca sin nómina

Si tu dinero es negro o de procedencia dudosa, el banco te cerrará las puertas.

Si tu dinero es negro o de procedencia dudosa, el banco te cerrará las puertas.

Si ya es difícil conseguir una hipoteca sin ser funcionario, el colmo de la dificultad estriba en conseguir una hipoteca sin nómina que domiciliar ni ingreso fijo que declarar.

Sin embargo, se puede lograr. Difícil, sí, pero no imposible.

Para conseguir una hipoteca sin nómina hay que presentar, en el caso de ser autónomo, las declaraciones fiscales de los últimos tres años en las que se pueda demostrar la existencia de ingresos o beneficios suficientes. De todos modos, los bancos no suelen creerse una palabra y a los autónomos les piden casi siempre avales, o que dejen en prenda (pignorados) algunos bienes además del piso que se hipoteca.

La hipoteca sin nómina, por tanto, depende más de factores subjetivos del propio banco que la concede que de la objetividad de los recursos del que la pide. O dicho de otra manera, y para que nos entendamos: se puede pedir una hipoteca sin nómina, pero hay que hacerlo en el mismo banco donde hayamos trabajado muchos años, un banco que conozca los movimientos de nuestra cuenta, y si es posible, con un director que haya tratado con nosotros antes y sepa que las cuentas reales, las que a él el van a interesar, son solventes.

Es aquí cuando interesa que el banco nos considere fiables, aunque sea a costa de contarle lo que facturamos en B, que nos dedicamos a la trata de blancas o a la compraventa de atunes alucinógenos.

Al banco le interesa cobrar: la clase de negocios que nos traigamos entre manos suele importale menos.

O sea que un consejo: si vais a pedir una hipoteca y no tenéis nómina, contadle la verdad de lo que hay, que ya se cuidarán ellos de valorar si es rentable o no. Si es legal, que lo valoren los jueces.

Quejas éticas en la ventanilla de al lado, por favor.