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No va a subir la vivienda en 2014. Razones (I). Lo que se amontona…

Expectativas

Expectativas

La pregunta que más a menudo escucho en las conversaciones sobre temas inmobiliarios es si va a comenzar a subir de nuevo la vivienda en 2014, después de que los últimos datos hablen de un gran frenazo en su caída.

No es una pregunta baladí, y es lógico que se preocupe mucha gente por el tema, tanto los que quieren vender la suya, como los que están pensando en adquirir en una vivienda: la vivienda representa el mayor gasto en la vida de una gran mayoría de personas y también la mayor acumulación o reserva de riqueza de otras muchas, con lo que su precio determina el futuro financiero de las familias.

Precisamente por la relevancia del asunto, me he decidido a crear una pequeña serie sobre este tema, absolutamente central en un blog de hipotecas.

La respuesta la tenéis en el título. NO. No va a subir la vivienda.

Y la primera razón para afirmarlo es la primera que esgrimiría cualquier economista clásico. La oferta es altísima, y se trata de una oferta cada vez más desesperada por vender. En esas condiciones, la presión a la baja sobre los precios es tremenda y dificulta enormemente un repunte de precios.

Aunque la cifra no se puede conocer con exactitud,  España cuenta en la actualidad con un stock de viviendas sin vender que oscila entre las 700.000 y las casi 2 millones de unidades , aunque algunos hablan de que se supera largamente esa cifra si entra en el mercado la oferta oculta, es decir, aquellos que venderían una vivienda si el precio mejorase un poco.

Posiblemente, parte de estas viviendas tengan que ser derribadas porque no se venderán nunca, ya que se encuentran en ciudades fantasmas o directamente creadas por algún pelotazo inmobiliario, pero el resto tendrán que venderse muy, pero que muy despacio, y sólo cuando hayan salido al mercado los mejores lotes.

Estamos ante el típico caso del canario en la mina: mientras haya buenas promociones con viviendas sin vender, no se podrá hacer nada por vender las regulares y aún menos por colocar las malas. Nada, por supuesto, salvo bajar sustancialmente los precios, lo que viene a demostrar la premisa: que los precios no subirán en 2014.

Pero hay más razones. Pienso seguir…

Hoy sólo una cosa más: Feliz Nochebuena a todos.

El año que vivimos peligrosamente

¿Feliz año nuevo?

¿Feliz año nuevo?

Los años pasan, y ya van cinco, y no parece que nadie de con la tecla adecuada para conseguir salir de este pozo en el que nos encontramos sumergidos hasta lo más profundo de nuestro ser y de nuestra propia miseria, un pozo que nos está arruinando a todos los niveles, como país y como los individuos que lo conformamos.

Los políticos no hacen otra cosa más que arrojarse responsabilidades entre ellos, unos hablando de herencias recibidas y otros de que demasiado hicieron, pero la única realidad es que cada vez más familias son expulsadas de sus casas por no poder hacer frente a sus obligaciones hipotecarias, y cada vez más viviendas están totalmente vacías, a verlas venir.

La situación clama al cielo, al infierno, o a cualquier deidad que te quieras inventar, porque la sociedad se está empobreciendo a pasos agigantados, olvidando ya que un día todos quisimos ser ricos y acabamos muriendo en el intento, una muerte lenta y dolorosa de la que ahora todos somos víctimas.

Ya nadie acierta a darnos un año aproximado para la salida de esta situación, las cifras bailan sin fijar un horizonte esperanzador y no nos queda otra que seguir esperando a que a alguien, a alguien con algo de poder, se le ilumine la bombilla y de con la tecla adecuada para sacarnos de donde estamos.

Parece evidente que las políticas de nuestro gobierno están siendo equivocadas, o al menos que no están fomentando la recuperación. En pos de la cuadratura del círculo presupuestario se están cargando toda la red económica del país y mucho me temo que aunque salgamos de esta situación lo haremos mucho más debilitados de lo que nunca estuvimos.

La virtud está en el punto medio, ya lo decían los filósofos griegos, un punto medio que debe de encontrar el equilibrio entre la austeridad y los incentivos a la economía y no aferrarse a unos conceptos de ahorro mal entendido que no están haciendo otra cosa más que llevarnos a la ruina más absoluta.

Confiemos, amig@, en que este año 2014 que está a punto de comenzar sea el del inicio del cambio de rumbo de nuestras políticas, más un deseo que una esperanza, porque si no acabaremos todos por tirarnos los zapatos a la cabeza.

Las peores previsiones pueden haberse quedado cortas

Escenarios y previsiones

Escenarios y previsiones

Pues sí, hemos salido del rescate bancario y lo han anunciado a bombo y platillo, con desfiles de gigantes y cabezudos. Los gigantes eran de cartón y los cabezudos prefiero no mencionarlos por su nombre, pero así ha sido.

Sin embargo, cuando la troika ha comparado la situaación de la economía española con las previsiones que se hicieron en su momento, resulta que estamos entre el escenario central (ni bueno ni malo) y el más adverso de todos, con algunas cifras aún peor de lo que se estimó para lo que se pintaba como un armagedón económico.

Le echamos un vistazo a los datos reales, o a los que tenemos, vaya, porque no sé ya si hay alguien que conozca los datos reales:

– El crédito concedido a empresas ha caído por encima de la peor de las previsiones. Según los datos del FMI, 2013 se saldará con una caída del crédito a las empresas del 9,4%, cuando en el peor de los escenarios posibles se pensaba en un descenso del crédito del 5,3%. Tenemos, por tanto, que las empresas han visto menguado su crédito en casi el doble de lo previsto en el caso más horrible. He insistido mucho en eso y se confirma: hay dinero, hay saneamiento de cuentas, pero no llega a la economía real, en gran parte porque el Estado lo absorbe todo a través de la deuda pública.

-El crédito a las familias parece un poco mejor, pero sólo un poco, y también se acerca a la peor de las previsiones. En 2013, los préstamos a los hogares bajan 4,2%, y el peor escenario posible fijaba un 6,8% de descenso. Las causas, pro supuesto, son las mismas que las citadas en el punto anterior, unidas al hecho de que los bancos encuentran cada vez menos familias que cumplan los criterios de solvencia para poder considerarlos préstamos seguros.

-El precio de la vivienda no parece encontrar suelo. Esto, que puede parecernos positivo es realmente malo, porque si los bancos y las familias tienen en viviendas sus principales activos, la devaluación de estos conduce a la quiebra técnica tanto a entidades como familias. La comparación entre la realidad, con descensos del 9,4% y el peor de los escenarios previstos, que hablaba de un 4,5% es desalentadora. Caen los precios y caen las hipotecas concedidas: un cóctel peligroso. Si a esto le añadimos que un buen pellizco del dinero de todos los españoles está sepultado en el Sareb, el banco malo, y que este banco tiene sobre todo inmuebles, las pérdidas no son sólo privadas, sino que vamos a pagarlas todos a escote, tengamos o no una hipoteca pendiente.

Y esto, sólo con la evolución actual, mientras nos cuentan que la economía está repuntando hacia mejor.

No sé si será cierto o no, pero con estos datos, lo que me parece claro es que cualquier mejora será sólo temporal, porque es imposible de con solidar una mejora en la actividad y la inversión mientras no fluya el crédito y mientras las familias no puedan ayudar a que se recupere la demanda.

Sin dinero y con devaluación de activos, no hay recuperación. Es de libro.

Vivienda y emigración

Las barbas del vecino

Las barbas del vecino

Muchos ya los sospechábamos, aunque fuera sólo a base de echar cuentas con los dedos y comprobar que quien más y quien menos conoce a alguien que se ha ido al extranjero en los últimos tiempos, pero ahora ha venido el Gobierno, con sus fastuosos Presupuestos Generales del Estado a confirmarlo: la emigración se acentúa, y se espera que la tendencia continúe durante los próximos años.

La cosa sería de risa si no fuese por su gravedad: el Gobierno nos cuenta que va a disminuir el paro en el año 2014, y lo anuncia a bombo y platillo en la presentación de los presupuestos, pero cuando uno se pone a bucear en los miles de folios de las cuentas públicas, descubre que el tan cacareado descenso del paro no se corresponde por ninguna parte con una previsión de incremento del número de personas que trabajan, ni tampoco con una reducción de las prestaciones por desempleo.

¿Qué está pasando aquí, entonces, para que el paro se reduzca pero no trabaje más gente?

Pues obviamente que la gente se muere, se jubila, se muere, o se marcha. Los muertos y los jubilados están perfectamente calculados y ya contábamos con ellos (a nivel general y por inferencia estadística), pero el descenso del número de desempleados procede de la emigración. No en vano, en este año 2013 es el primero desde la guerra civil en que España pierde población, nada menos que 200.000 habitantes, y se espera que la tendencia continúe.

¿Y la vivienda? Pues lo obvio: si las casas siguen ahí, sin venderse, y cada vez hay menos gente, no cabe esperar que el mercado inmobiliario se recupere, ni se recupere la construcción, ni se recupere la concesión de hipotecas ni tampoco los maltrechos balances de los bancos.

En algunas ciudades de gran demanda se podrán ir vendiendo los pisos, pero otras, donde la población ya escaseaba, verán que cada vez hay más viviendas vacías, a la venta, en alquiler, o simplemente abandonadas.

Un panorama estilo Detroit, si no lo remediamos antes.

Tras el verano, el temblor de piernas

Solución española de alta tecnología

Solución española de alta tecnología

Escribo este artículo antes de conocer los datos del paro y de la encuesta de población activa de Agosto. Como soy muy valiente, me atrevo a pronosticar que los datos, con no ser buenos, no han sido malos del todo, porque el verano ha venido ayudado por una serie de circunstancias que, sin quererlo, colaboran con nosotros.

Por una parte, hemos tenido bastante buen tiempo, lo que ayuda, y mucho, a que crezca el número de turistas y el gasto por persona de cada uno de ellos.

Por otro lado, algunos destinos turísticos que competían directamente con España, como Brasil, Turquía y Egipto se han visto afectados por protestas ciudadanas que, justas o no, alejan a quienes solamente quieren disfrutar de unas apacibles vacaciones.

Con todo eso, y con el hecho de que otras economías están empeorando, parece que tanto nuestra prima de riesgo como los datos macroeconómicos han mejorado en las últimas fechas, pero mucho me temo que la cosa no va a continuar por ese camino, una vez que el sector turístico vaya plegando velas rumbo al invierno. Las hipotecas, por supuesto, quedan al margen, porque aún no se ha absorbido el exceso de construcción de los años pasados y mucho me temo que se tardará al menos una década en absorberlo.

España entera se está convirtiendo en uno de esos pueblos de Castilla, abandonados todo el año, y que reviven un par de meses con la llegada de forasteros. Esos meses no son su realidad, sino su espejismo.

Mientras nuestra estructura económica no sea capaz de generar mayor valor añadido, mientras los puestos de trabajo que esperamos que se creen vayan destinados a gente de escasa cualificación, no saldremos verdaderamente del hoyo.

Ni podemos ni debemos competir con los países que tienen su mejor valor en vender la mano de obra más barata que la máquina que la sustituiría. Si nuestro nicho de mercado está ahí, entonces tenemos que reconocer de una buena vez que no podemos permitirnos el nivel de servicios que ofrece nuestro estado del bienestar.

O dicho aún más feo: o aprendemos a hacernos ricos o aprendemos a vivir como pobres. No hay otra.

Por qué se esperan nuevas bajadas en el precio de la vivienda

Panorama del asunto...

Panorama del asunto...

El precio de la vivienda no parece encontrar un soporte en el que detener su caída. El dato, que en sí mismo no debería tener mayor relevancia, resulta que es de máxima importancia por ser en vivienda donde se concentra un porcentaje muy alto de la riqueza de los españoles y por afectar directamente a los balances de los bancos, que tienen también una parte sustancial de sus garantías invertidas en ladrillo.

Así las cosas, cada nueva bajada de la vivienda facilita, en teoría, el acceso a este bien de primera necesidad por parte de los que no la tienen, pero supone un clavo más en el ya de por sí siniestro ataúd de nuestra economía. Cada vez que baja la vivienda, las familias se sienten un poco más pobres (el famoso efecto riqueza) y menos predispuestas a gastar, y los bancos se asustan un poco más por las cantidades que deben provisionar y por los agujeros que aparecerán en sus cuentas con cada nuevo impago.

Pero veamos ahora por qué baja la vivienda y por qué algunas firmas de análisis, como la británica Capital Economics, o la consultora española Acuña y asociados, pronostican que las bajadas continuarán hasta un 30% o incluso un 50%, llegando a alcanzar los niveles de 2002.

-Desempleo: mientras no baje el vergonzoso nivel de desempleo de nuestra economía, será imposible reactivar el sector a través de la demanda.

-Deuda pública: si el Estado absorbe el dinero disponible a un tipo de interés superior al que pagan los particulares, la banca no tiene incentivo alguno para abrir el crédito a las familias, y menos aún para conceder hipotecas.

-Exceso de oferta: el exceso de oferta de los años anteriores no ha podido ser compensado todavía, y de hecho se ha visto agravado por la pérdida de población debida a la crisis económica.

-Segunda vivienda: la penalización que sufren las segundas viviendas por la reforma eléctrica  obliga a algunos propietarios a poner a la venta su segunda vivienda, lo que agrava el problema anterior.

-Caída de los salarios: las viviendas se venden, al final, por lo que la gente puede pagar, y la caída de salarios en España, un hecho cierto y poco discutible, hace que la demanda sea más débil y a precios menores.

Lo gracioso del asunto, si me permitís usar semejante palabra, es que el mayor propietario de viviendas en España es el Sareb, el banco malo, y ese es de todos. Así que encima, la pérdida la pagaremos a escote…

Certificado de eficiencia energética: otro clavo a la vivienda.

Tipos de eficiencia. Lo pagas. Te lo dan. Lo ves. Y todos sigue como antes...

Tipos de eficiencia. Lo pagas. Te lo dan. Lo ves. Y todo sigue como antes...

Hace algún tiempo corrió el rumor de que se iba a obligar a realizar la ITV de las chimeneas, de modo y manera que cada vivienda o bloque de viviendas que tuviese uno de estos artefactos tecnológicos, tuviese que pasar cada dos o tres años la correspondiente revisión de su estado, limpieza y emisión de gases. En aquel entonces, según se dijo, la cosa se paralizó durante un tiempo (estas cosas nunca se aplazan para siempre) por estar el asunto entero sospechosamente relacionado con las actividades de uno de los hijos de Pujol.

El asunto era terriblemente jugoso, pues hay millones de chimeneas en España, y se trata, como en el caso de la ITV de los coches, de cobrarte por mirar, sin responsabilizarse de nada. Los arquitectos, aparejadores y demás gremlins del sector se frotaban ya las manos multiplicando la tarifa por el número de clientes obligados, cautivos y forzosos.

Así que cuando la cosa falló, montaron en cólera y se fueron al Gobierno a pedir un nuevo filón. Y así surgió el certificado de eficiencia energética, obligatorio para poder vender o alquilar la vivienda. Y obligatorio ya desde el 1 de junio, nada de futuribles o posibilidades para más adelante.

Desde esa fecha, y para los inmuebles construidos con anterioridad a 2007 (lo que equivale a decir casi todos, porque en 2008 terminó esta crisis que no va a acabar nunca, será obligatorio incluir en la publicidad de cualquier alquiler o venta la letra correspondiente del certificado de eficiencia energética, tal y como aparece en el gráfico que ilustra el artículo de hoy.

Los propietarios que no cumplan con la obtención y publicidad de este certificado incurren en una infracción contra la legislación de consumo y se exponen a sanciones de entre 300 y 30.000 € según sea la gravedad de la infracción.

Como siempre, los únicos que se salvan son los que alquilan su vivienda en negro, pues ni pagan impuestos por lo que ingresan ni tienen tampoco la obligación de cumplir con este certificado, bastante rechazado pro los propietarios al tratarse de un papel que no les aporta nada y que puede costar entre 300 y 500 €.

Así las cosas, estamos ante un nuevo ataque del monstruo burocrático que nos devora, lanzando una vez más sus dentelladas contra los bienes reales, es decir, contra aquellos que en teoría no se pueden escapar llevándose los fondos o las acciones a otro lado con un click.

A quien lo hayan trasladado y espere pagar la hipoteca de la antigua vivienda con el alquiler de la nueva, más le vale ir sumando también este nuevo coste…

Y seguimos cayendo, y cayendo, y volviendo a caer

Y las hipotecas siguen cayendo

Y las hipotecas siguen cayendo

El Instituto Nacional de Estadística ha vuelto a certificar la paupérrima situación en la que nos encontramos con una concesión de hipotecas que pone de manifiesto donde tenemos el verdadero problema de nuestra economía, que pasa por la falta casi absoluta de crédito.

Así, según los datos que publica periódicamente el INE nos encontramos con que durante el mes de mayo se constituyeron un total de 17.508 hipotecas, lo que supone una caída de un 18,1% en tasa interanual, es decir, comparando la cifra con el mismo mes de un año antes.

Con esta caída, el indicador ya acumula un total de 36 meses de caídas consecutivas, lo que es un auténtico récord y debería de poner la voz de alarma en todas las administraciones a la hora de exigir de las entidades financieras cierto rigor a la hora de conceder hipotecas o, al menos, de financiar a las pequeñas y medianas empresas.

Como único dato positivo, cabe mencionar que la caída interanual es algo inferior a la que se sufrió durante el mes de marzo, cuando la caída fue del 34,1%.

Por otro lado, en cuanto al importe medio de las hipotecas nos encontramos con un valor de 94.023 euros, realmente bajo si lo comparamos con los años de bonanza económica cuando la hipoteca media superaba ampliamente los 150.000 euros, lo que demuestra la situación en la que nos encontramos.

Y otro de los indicadores que deja bien a las claras la situación en la que nos encontramos es la del diferencial aplicado por las entidades financieras sobre el Euríbor, que en abril, y según los datos del INE, llegaron hasta el 4,75%.

En definitiva, nos encontramos con una situación a la deriva, en la que las entidades financieras no conceden ningún tipo de crédito y cuando lo hacen aplican unos diferenciales realmente abusivos que no hacen sino condenar a las pequeñas familias ahorradoras que quieren plantearse la compra de una vivienda.

Esta situación está acabando por condenar al sector inmobiliario que no es capaz de vender sus inmuebles vacíos, en parte porque no hay compradores, pero en gran parte porque no hay crédito para los compradores que pueda haber.

SIMA XV, la edición del apocalipsis

Entre todos la mataron y ella sola se murió

Entre todos la mataron y ella sola se murió

Atrás quedaron los años de bonanza en los que la celebración del Salón Inmobiliario de Madrid (SIMA) era todo un acontecimiento, sino interplanetario sí a nivel español y europeo. Ahora las cosas han cambiado y todo lo que antes era alegría, boato y exceso se ha convertido ahora en simpleza, sencillez y recortes habidos y por haber.

Como muestra basta comprobar la ocupación ferial que tiene SIMA este año. Si durante los años de burbuja inmobiliaria no era extraño ver hasta 10 pabellones ocupados por los stands de inmobiliarias, constructoras, empresas de asesoramiento financiero, etc., ahora la feria se despacha con tan sólo un pabellón, crónica de una muerte ya anunciada.

Por otro lado, lo que antes era una clara vocación por la compra compulsiva de vivienda ahora se convierte en alquiler, con una oferta que supera el 20% de promociones destinadas únicamente al alquiler, ante la ausencia casi absoluta de crédito entre las entidades financieras, lo que hace que la demanda se mueva por otros derroteros.

Como novedad principal cabe destacar la presencia de Sareb (el banco malo), por primera vez en esta cita. De hecho, Sareb será uno de los principales ofertantes de viviendas con hasta 5.500 inmuebles, siendo la punta de lanza de las entidades financieras, los baúles de sastre donde acaban ahora gran parte de la oferta de viviendas.

Es evidente que el estado actual de SIMA es una metáfora perfecta de la situación en la que se encuentra el sector inmobiliario en nuestro país en estos momentos. Condenado por las paupérrimas expectativas, la ausencia de crédito y la baja calidad de la oferta, parece condenando a vagar durante largos años por la senda de la depresión económica de alto rango.

Y lo peor de todo es que los expertos no creen ver una solución al estado actual de las cosas en el corto-medio plazo, con lo que la construcción, y derivados, otrora motor de nuestro desarrollo económico seguirá siendo nuestro lastre por mucho, demasiado, tiempo y no podremos hacer nada por evitarlo, más que llevarnos las manos a la cabeza.

Comienzan las expropiaciones temporales de vivienda en Andalucía

Heroína o Villana

Heroína o Villana

Muchos pensaban que todo quedaría en papel mojado, pero nada de eso, hoy mismo hemos asistido al inicio del primer proceso de expropiación temporal en Andalucía, con lo que una familia que iba a ser expropiada podrá quedarse en su vivienda pagando un alquiler social por la misma.

Este proceso se inicia sin que la Unión Europea se haya pronunciado todavía sobre si esta medida es compatible con la legislación europea sobre hipotecas y propiedad privada, con lo que todavía hay riesgo de que una vez llevado a cabo pueda ser revertido, ya que más de un experto coincide en el hecho de que este ley andaluza no cumpliría con los requisitos necesarios.

En cualquier caso, este caso concreto que ahora comienza a tramitarse de manera efectiva es un paso al frente de una Administración pública, por fin, para intentar poner solución a la crisis que nos sigue asolando y, sobre todo, dando una solución a las familias que se enfrentan al abismo de no poder pagar sus hipotecas.

La propietaria de este inmueble, situado en la provincia de Huelva, ha tenido que demostrar que sus ingresos son inferiores a los 542 euros, y ahora tendrá que abonar un alquiler social a la Junta de Andalucía por un total del 25% de sus ingresos, lo cuál le garantiza suficiente capacidad adquisitiva como para poder seguir viviendo de una manera digna.

Ahora bien, y más allá de lo que diga o deje de decir la Unión Europea, debemos de plantearnos el debate social y económico que esta situación genera. Una expropiación, aunque sea temporal, no deja de ser un atentado contra la propiedad privada, fundamento básico de nuestra sociedad actual.

Por otro lado, la situación de determinadas familias es agónica y con esta medida conseguirán aferrarse al clavo ardiendo del alquiler social para intentar salir adelante de la manera más digna posible.

Propiedad privada contra dignidad humana, ¿qué es más importante?, eso es un debate que todos nos debemos de hacer de manera individualizada en función de los argumentos que consideremos más oportunos, porque en base a ellos podremos construir la sociedad que nos gustaría en el futuro.

La expropiación como medida de salvación

Por fin alguien intenta hacer algo

Por fin alguien intenta hacer algo

Parece que por fin nos encontramos con una Administración con voluntad de intentar resolver el asunto de los desahucios y no limitarse a verlas venir sin aportar ninguna solución plausible. Se trata de la Junta de Andalucía que desde ya empezará a ejecutar expropiaciones sobre las viviendas que estén sujetas a desahucio.

Evidentemente, no se trata de una medida general ni universal, sino que se aplicará sólo para aquellas familias que se encuentren en claro riesgo de exclusión social, las cuáles tendrán que cumplir unos requisitos de renta y de incremento importante de la carga hipotecaria con respecto a sus ingresos mensuales, para evitar así posibles fraudes.

La expropiación, eso sí, no será permanente, sino que se tratará de una medida temporal que se aplicará durante un plazo no superior a 3 años y servirá para que las familias puedan seguir residiendo en sus viviendas a pesar de la crisis económica. A cambio de la cuota hipotecaria se les impondrá un alquiler social ajustado a las posibilidades de cada familia para asegurar así la calidad de vida de las familias implicadas.

Se trata de una medida que parece hacer justicia con aquellas familias en dificultad, aunque ha levantado cierta polémica por su más que posible inconstitucionalidad ya que la expropiación se realizaría sin una justificación clara desde el punto de vista legal.

Pero esta medida no es, ni mucho menos, tan polémica como sí es la otra que ha visto la luz a la vez. Se trata de un decreto ley que obligará a las personas jurídicas que tengan en propiedad una vivienda la cuál se encuentre vacía a ponerla en alquiler en un plazo máximo de 6 meses, de forma que si transcurrido dicho plazo la vivienda siguiera vacía la persona jurídica tendría que enfrentarse entonces a fuertes multas económicas.

Nos encontramos, en definitiva, con dos medidas de calado que pueden gustar más o menos pero que, al menos, sirven como intento de empezar a solucionar el grave problema de vivienda que seguimos teniendo en nuestro país y que ninguna Administración ha sabido o querido solucionar, por respeto a las reglas de juego establecidas o por favores debidos, tú decides la razón.

¿Caducará alguna vez el ladrillo?

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Localización GPS de muchos inmuebles invendibles

La corriente de noticias en torno al estancamiento del ladrillo sigue fluyendo con toda tranquilidad, como si en lugar de ser un torrente novedoso se hubiera convertido en un río, con plaza reservada en los mapas económicos de nuestro país.

Ahora ya no se trata de preguntarse cuándo se reactivarán las hipotecas, y con ellas la construcción, sino de ver qué demonios hacemos con todos los pisos, apartamentos y urbanizaciones que se han construido en estos años y que prosiguen en su marcha, al paso de la oca y con banda de música, camino del deterioro.

Para ello, creo que hay que ver dos asuntos diferentes: el demográfico y el energético.

En cuanto al demográfico, está claro que las viviendas se construyeron para que las ocupase alguien, en el momento de su construcción o más adelante. Sin embargo, resulta que la población no sólo no crece, sino que decrece, tanto por la baja tasa de crecimiento vegetativo como por los fenómenos migratorios: inmigrantes que se marchan y nacionales que emigran. En muchas ciudades medianas se está empezando ya a ver el fenómeno de las viviendas en venta sin haber sido utilizadas, y todo porque el abuelo, que vivía en el pueblo, compró una casa para pasar los inviernos en la capital. Cuando falleció el abuelo, los hijos pusieron a la venta el piso, porque viven en otro sitio, normalmente en una ciudad más grande, y no saben qué hacer con ese activo.

Estamos, por tanto, ante una segunda fase de las consecuencias del despoblamiento rural, que afecta ahora a las pequeñas ciudades cabeceras de comarca y de provincia. Por ahí, como vemos, van a venir pocas soluciones.

En cuanto al tema energético, la cosa no pinta mucho mejor: el progresivo encarecimiento de los carburantes, un fenómeno que no parece que vaya a detenerse ni a cambiar de rumbo, hace que las viviendas alejadas de los centros de trabajo sean cada vez menos atractivas. ¿Y dónde están muchos, la mayoría, de los pisos invendibles que lastran con hipotecas tóxicas los balances de los bancos? En la quinta puñeta.

El intento de trasladar a España el modelo americano de grandes suburbios no sólo ha fracasado en lo económico, sino que será una rémora que costará años disolver. Una casa lejos de las compras, lejos de los colegios y lejos del trabajo supone un coste de desplazamiento cada vez más inasumible. Por eso, en mi opinión, hay muchos pisos que no se venderán nunca.

¿La solución? No sé: poco a poco se irá viendo alguna, o la falta de ella. Peor esto es lo que creo que hay.